EL ANTES DE ALEXANDRA, Secuela. - Las Bolas de Pablo

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24 jul 2021

EL ANTES DE ALEXANDRA, Secuela.

 

EL ANTES DE ALEXANDRA, Secuela.

(Relato corto)

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M y M/M.

 

 

Terminado de leer el relato EL ANTES DE ALEXANDRA, ahora se enterarƔn de sucesos que ocurrieron en la academia de policƭa sin que la adolescente tuviese conocimiento.

 

Tras la huida de Alexandra en su pelea contra la mujer oriental, ésta ordenó a sus 3 lacayos que la atrapasen. Los dos criminales que fueron golpeados por la chica intentaban derribar la puerta de la bodega donde se escondía, mientras el tercero regresó junto a la jefa para informarle que la adolescente estaba encerrada.


En ese instante se escuchó:

 

—QuiĆ©nes son ustedes y que hacen aquĆ­?

 

Era Pablo Toledo. No era extraƱo que visitara el gimnasio en horas diferentes a las de prĆ”cticas…VestĆ­a ropa de karate con su cinturón marrón.


El joven no esperó una respuesta y añadió:

 

—No me digan que son del grupo 47, los esperĆ”bamos esta maƱana.

 

—SĆ­! somos nosotros—Se apresuró a responder el criminal, queriendo aparentar normalidad.

 

—EstĆŗpido!—Regañó la oriental—respondiste lo que Ć©l querĆ­a.

 

Y era cierto, la pregunta sólo fue un engaño para confirmar lo que sospechaba, aquellos eran intrusos!

 

—Ustedes no son policĆ­as, jamĆ”s les he visto aquĆ­.

 

Pablo se puso en guardia, era demasiado obvio que el asunto terminarĆ­a en una pelea fĆ­sica.

 

La oriental mostró una sonrisa, se quedó con las ganas de mÔs acción después de la huida de la jovencita, éste entrometido parecía digno de darle combate.


—TĆŗ inĆŗtil, pelea con Ć©l!—Ordenó la mujer a su secuaz, quiĆ©n querĆ­a ver las habilidades del nuevo.

 

El sujeto ataca a Toledo quien le evita 3 golpes de puƱo. Toledo le patea la pierna, el dolor en la tibia le saca un quejido al criminal, quiƩn retrocede.

 

Una patada al estómago y el falso policía retrocede aún mÔs. Toledo queda expectante.

 

—QuĆ© esperas?, gĆ”nale!—Exige la mujer.

 

El secuaz, desesperado por cumplir la orden va con todo contra Pablo quiƩn le recibe con un puntapiƩ en los testƭculos.

 

—AArrgg!—El criminal se cubre las pelotas y retrocede hasta quedar contra la pared…finalmente queda sentado en el piso.


La oriental se le acerca.

 

—Que decepcionante, vamos arriba!—Le ofrece las manos y asĆ­ ayuda a incorporarlo…

 

…Cuando el varón estĆ” en pie, abre la boca con fuerza:

 

—AAAahhh!!!!—Se queja cuando la mujer le da una fuerte palmada en las pelotas.

 

—Ahora quĆ©date ahĆ­ y observa como se hace…

 

Pablo detalló a la mujer, no podía confiarse por ser ella de sexo femenino, su forma de caminar y actitud, reflejaban una confianza absoluta.

 

Comenzó el enfrentamiento donde cada uno lanzaba veloces patadas y puños, la velocidad de Pablo no estaba nada mal, en opinión de la oriental.

 

En cierto momento por fin Toledo pudo impactar la cara de la mujer, ésta retrocedió pero pudo dar un giro y responder con un golpe de dorso a la cara del cinturón marrón en karate.

 

Sin duda el enfrentamiento estaba equilibrado.

 

Fue entonces cuando se escuchó un BUM!, seguido de otro BUM! unos segundos despuĆ©s, los enfrentados no tenĆ­an idea de que era, parecĆ­a como su algo se hubiera derrumbado…el sonido venia de aquel pasillo hacia donde Alexandra y los dos criminales que la siguieron se encontraban.

 

Pasado el incidente retoman el combate. La oriental lanza ataques con sus uƱas, unas verdaderas garras que son muy potentes, Toledo con solo ver esas uƱas sabe que son de cuidado, retrocede esquivƔndolas muy bien.


Pero ya estƔ bien de retroceder, el karateka decide contraatacar. Patadas sucesivas lanzadas contra el rostro de la dama (sin acertarle) la ponen en retirada, dejƔndola totalmente fuera de balance. Es entonces cuando Pablo lanza una contundente patada alta. Las piernas del artista marcial se abren como un compƔs.


Pero la mujer responde, agachƔndose y aprovechando la expuesta entrepierna de Pablo. Un veloz puntapiƩ se hunde en la holgada prenda de karate, encontrando las pelotas del joven.

 

—AAhhh!!!—Expresa Pablo, quiĆ©n de inmediato recoge su extremidad y da un paso atrĆ”s.

 

—Te di en las pelotas, cariƱo?—Se burla la mujer—Nunca lances una patada alta sin tener certeza de que tu oponente no te puede contraatacar... Porque como ves, dejas sin defensa tus partes mĆ”s delicadas.

 

La mujer disfrutaba del momento, se sentĆ­a algo excitada, sobre todo al ver al joven adolorido. Se saboreaba al detallar como Pablo se inclinaba, juntaba los muslos y apretaba las nalgas.


La oriental comenzó a jadear del placer…continuó con su ofensiva.

 

Un veloz puño dejó la boca de Pablo con sabor a sangre, después vinieron 3 puños mÔs. Toledo quedó en el suelo.

 

—Arriba cariƱo, aĆŗn es muy pronto para irse a dormir. —Cada impacto calentaba mĆ”s a la mujer—Tengo mucho mĆ”s para castigar ese cuerpo juvenil.

 

Pablo por fin se levantó y lanzó un par de golpes, parecían buenos y con fuerza pero terminaron sin destino.

 

La nueva ofensiva de la oriental se manifestó en una sucesión de golpes, Toledo los recibió lo mejor que pudo, el dolor en las pelotas le incomodaba demasiado, esperaba reponerse lo mÔs pronto posible, pero la dama no le daba respiro.

 

Finalizando su ataque, la mujer lanzó su terrible garra.

 

El impacto de la garra a la zona del pecho le destrozó la ropa de karate, a la vez que gotas de sangre saltaban por el aire, una marca de 4 rasguños ahora se veían en el pecho desnudo de Pablo.

 

—Lindos pectorales, papi—Como gozaba la oriental.

 

La pelea estaba perdida desde hace mucho para Pablo, y ahora el dolor en su pecho le tenía fuera de concentración.

 

Para rematarlo, la mujer le da golpes al rostro que lo dejan mareado y sin guardia. Incluso su entrepierna esta desprotegida, pero no es deseo de la excitada oriental el dejarle capado de una patada...

 

…En vez de eso se eleva mĆ”s de un metro en el aire y propina una patada frontal a la cara del pobre joven. La quijada del varón reproduce un crujido.

 

Pablo cae contra un montón de objetos, impactÔndose la cabeza de forma brutal contra unas pesas. El joven pierde el sentido.

 

El cese de la acción no baja en calor en la dama, quien va en busca del joven.

 

Toledo estaba desmayado, totalmente expuesto…Es cuando la excitada oriental le agarra las bolas, una amplia sonrisa en la dama precede a un apretón.

 

—Vaya, no estĆ”n nada mal de tamaƱo tus bolas…las quiero apretar MƁS!!

 

Las terribles uƱas empiezan a enterrarse en el paquete del muchacho.

 

—Jefa, NO!—Exclama el secuaz, quiĆ©n sobĆ”ndose las pelotas todo el tiempo, no ha dejado de ver el combate.

 

La mujer afloja el agarre de sus uñas y tranquiliza un poco su respiración.

 

—Es cierto, no debo dejarme llevar por el disfrute, nadie debe morir o esto se harĆ” demasiado pĆŗblico.

 

Se acerca al cuello de Pablo y palpa la vena yugular interna…Amplia, suave, cĆ”lida, los dedos de la mujer perciben el paso de la sangre.

 

La oriental abre la boca como si fuera a morder algĆŗn pedazo de carne y… hunde sus dientes en el cuello de Toledo!, una mancha de sangre crece y escurre hacia la zona del tórax.


—Es solo una caricia, Jajajajaja, agradece que debo ser sutil, de lo contrario te podrĆ­a matar— La oriental deliberadamente evitó la yugular, mordiendo algĆŗn vaso de menor importancia y mĆ”s superficial de aquel cuello.

 

Con Toledo vencido, la mujer se movilizó junto a su dolido subalterno.

 

Pueden ver a los dos secuaces justo en la entrada de aquella bodega dónde se encerró Alexandra…Aunque ya habĆ­an abierto la puerta, permanecĆ­an afuera, estaban cabizbajos.

 

—QuĆ© diablos les sucede, inĆŗtiles?

 

La mujer les hizo a un lado.

 

—Pero quĆ© rayos pasó?!—Expresó anonadada la dama oriental al ingresar y encontrar en la pared opuesta un enorme agujero de unos 2x2 metros. El hoyo daba a la calle, era reciente pues algunos ladrillos estaban flojos y otros estaban por caer.


—Donde estĆ” ella?, Dónde estĆ” la maldita mocosa?

 

La chica habĆ­a escapado sin duda por el agujero. ¿Pero cómo se hizo aquel agujero? La chica jamĆ”s pudo haber hecho ese hoyo, ¿con quĆ© tiempo?, y sobre todo porque en la bodega no habĆ­a nada que pudiera usarse para ello.

 

Por un momento la mujer asoció aquel extraƱo y fuerte ruido (BUM!) a la creación del agujero…Un derrumbe que favoreció el escape de la adolescente? Que conveniente serĆ­a eso. No podĆ­a entender que habĆ­a sucedido.

 

La conmoción entre los delincuentes no duró mucho, debían salir de la academia antes que notaran lo sucedido.

 

Ya en el estacionamiento y justo por entrar a su vehículo, uno de los criminales expresó:

 

—QuĆ© mala suerte…Y quĆ© le vamos a decir ahora al CHO-FER?

 

Repentinamente la oriental le da un manotazo en las pelotas que le hace encorvar y morderse los labios:

 

—No menciones su nombre, estĆŗpido! Y menos asĆ­ tan trivial.

 

—Maldita sea mi suerte!—Se alcanzó a quejar el hombre, mientras brincaba de un lado a otro, era el mismo que se enfrentó a Toledo y nuevamente le daban en los testĆ­culos aquel domingo.

 

Precisamente en ese instante el telƩfono de la mujer sonaba.

 

—Que ha pasado?, la tienen ya?

 

—SeƱor CHO-FER hubo un problema…ella, ella escapó.

 

—PodrĆ­as repetir eso?

 

—Lo siento seƱor, la hija del general escapó de la academia, no sabemos en dónde estĆ”.

 

—Ya veo, Vampira…Yo…Estoy un poco decepcionado.

 

—Perdón seƱor.

 

La persona terminó la llamada y la oriental se mostró preocupada.

 

La instructora y subdirectora temporal Angélica Soler visitó el gimnasio horas después de que todo se hizo público, las rÔpidas investigaciones no dieron respuesta a la desaparición de la cadete, al agujero en el muro, ni al herido encontrado.


Pablo Toledo fue hallado inconsciente, le llevaron al hospital dónde se recuperarĆ­a de sus heridas. TenĆ­a mĆŗltiples golpes, pero lo que llamaba la atención fue la herida en su cuello…sin duda provocada por dientes humanos.

 

Del joven Toledo finalmente obtuvieron la información de los intrusos, sobre todo aquella mujer de rasgos orientales, e investigando descubrieron el saboteo de las cÔmaras de seguridad. No había mÔs pistas.

 

La desaparición de la cadete fue la consecuencia con mÔs repercusiones. Su padre el general no aceptó públicamente la teoría del secuestro, para él lo único valedero era que su hija había escapado por su cuenta...Decidió que se encargaría en voz baja de buscar a los responsables. Pero si recriminó con firmeza a las directivas de la academia.

 

 

FIN.

 

 

 

NOTA INFORMATIVAS:

 

1-    Les confirmo que el misterioso criminal conocido como CHO-FER siempre hablarĆ” con una letra diferente. Esta letra en particular.

 

2-    La mujer de rasgos orientales tambiĆ©n se le conocerĆ” por su apodo de LA VAMPIRA, y en el próximo mes la verĆ”n con mucha frecuencia en mis relatos… De hecho al entrante mes de Agosto le he llamado. EL MES DE LA VAMPIRA!

 

Espero les agraden estos personajes.

Gracias.

 

 

***


 

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