Chantaje (6/8): Comparación Amy - Felipe - Las Bolas de Pablo

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28 jul 2021

Chantaje (6/8): Comparación Amy - Felipe

La primera vez que Felipe le hizo sexo oral a Enzo, el hombre experimentó la sensación más deliciosa que nunca antes había sentido con alguna de sus novias, así sucedió la segunda vez que se lo hizo y la tercera, en la semana pasada. La relación entre él y Felipe Gargano se había vuelto un poco más tolerable. Había pasado mucho tiempo desde que su chantajista no lo golpeaba en los testículos, por el contrario siempre se reunían para charlar sobre cualquier cosa, compartir una cena o hacerse compañía en el más absoluto pero cómodo de los silencios. Esencialmente se resumió a eso. Enzo Chacón creyó que Felipe lo contactaba para que le hiciera compañía. En ese tiempo solo le hizo sexo oral y eso hacía sentir muy bien a Chacón, en particular la última vez que Felipe se tragó por completo sus fluidos. 

 

Pero Enzo se sentía confundido, no lograba entender por qué no alcanzaba el mismo clímax sexual cuando estaba con su novia si se sentía completamente excitado con ella. 

 

Una mañana se tocaban y besaban en la sala de estar del sobrino de Marcos Chacón. Enzo era propietario de una residencia en una selecta urbanización. En privacidad con su novia, el hombre se despojó de su ropa, se mantenía semidesnudo abrazado a Amy, su novia. Era un joven de 29 años con tatuajes en su brazo, pecho y piernas. Él vestía un calzoncillo ajustado de color blanco que no podía ocultar sus grandes dotes viriles y un trasero firme. 

 

Amy no era completamente diferente a él. Era alta con su cuerpo esculpido con hermosas curvas. Piernas bronceadas y torneada por fuertes músculos. Varios tatuajes marcaron su piel. 

 

Él la sostuvo del cuello y la miró, mientras que Amy se mordía los labios y lo mantuvo fijo contra la pared. Ella jadeó y se abrazó a su hombre

 

—Quiero que me chupes el pito —susurró Enzo. 

 

Amy sonrió y trasladó su mano para apoderarse del falo erecto como lanza dentro de la ropa interior de su novio. Aquel pedazo de carne la hacía muy feliz, en especial cuando la cabalgaba. No le importó la creciente demanda de Enzo por sexo oral en las últimas semanas, para ella era exquisito degustar su salada verga y lamer ese conjunto de bolas tan grandes como pomelos. 

 

—Tus deseos son órdenes —dijo Amy. Le dio un beso de lengua que Enzo supo aprovechar a todo momento. Seguido le dirigió una mirada pícara y se arrodillo, hizo deslizar el calzoncillo por sus bronceados muslos y comenzó a tocar la polla, la acarició, comenzando a hacerle una buena paja. Sus manos y movimientos no se parecían a los de Felipe, pero estaban muy bien. 

 

Enzo cerró los ojos para disfrutarlo mejor y Amy se metió de golpe el pene en su boca. 

 

—Aaaaah —dijo suavemente Enzo. 

 

Amy hizo movimientos lentos degustando ese manjar de carne, mientras tanto Enzo con una mirada muy cachonda observó cómo la mujer se metía toda la polla en su boca, no quedaba nada fuera, era una garganta profunda. Él exquisitamente tenía los gruesos labios separados, jadeando.

 

En poco tiempo él apretó los labios comenzando un va y ven de movimientos en su cadera, arriba y abajo, con un ritmo muy constante, poco a poco aumentaba la velocidad mientras que Amy a su vez le masajeaba los huevos con su mano y con la otra se tocaba ella misma apretándose los senos. 

 

Amy se detuvo y comenzó a darle varios besos en la punta del pene haciendo los mismos espasmos que siempre le producían. 

 

Continuó lamiendo el trozo de carne de su novio, lamiendo la polla desde el glande pasando por el tronco y terminando en los colgantes huevos. 

 

—Quiero leche —dijo ella cuando se apartó de la polla. Dio un ronroneo, y dos, culminó con tres—. La gata quiere leche… 

 

Siguió chupando. 

 

—Aaaaaah, aaaaah, ahhhhhhh —Enzo sentía que estaba en el clímax. 

 

La agarró de la nuca y logró movimientos rápidos hasta eyacular dentro de su boca, con su habitual corrida monumental, full de leche y Amy no dejó que en el suelo se derramara nada, se tragó absolutamente todo el semen. Incluso cuando ya sus grandes bolas no tenían nada que expulsar, continuó chupando y pajeando. Hasta que se separó, se levantó, se limpió la comisura de los labios con la lengua, se chupó los dedos y llevó a Enzo dentro de la habitación. Aún así el sexo oral no fue como lo hacía Felipe, concluyó Enzo. 

 

"Solo un hombre sabe como dar placer a otro hombre" el recuerdo atormentó minutos después a Enzo cuando descansaba con Amy sobre la cama luego de copular. 

 

Esa misma noche Enzo se ocupó en ayudar a su hermano Israel en su campaña por la gobernación realizaron un gira por comunidades de la isla donde el candidato presentó sus propuestas hasta terminar con un discurso sobre una tarima dirigido a la multitud asistente. En la noche hubo una cena donde estuvieron Simón, Pablo, el candidato y su equipo más cercano de trabajo, no hubo novedad alguna pese a una llamada telefónica de Felipe Gargano. 

 

—Te espero mañana a las 10 de la mañana en mi departamento, la puerta estará abierta, como siempre

 

—Espera, mañana estaré ocupado, tengo compromisos con Israel. ¿Te demorarás mucho? 

 

—Dale una excusa, quiero que estés conmigo toda la mañana

 

—Hombre, no puedo —dijo Enzo ignorando la mirada de Israel sobre él. 

 

—Tú escoges, Enzo —dijo tranquilamente Felipe—, el hecho de que ahora sea amigable contigo y te comparta mi comida y tiempo no te da derecho a pensar que no puedo ir con mis pruebas con los amigos periodistas. 

 

¡Carajo! Estaré ocupado. 

 

—Tú eliges. No me temblará el dedo para enviar esta factura con la firma de Marcos Chacón en mis manos. 

 

Enzo dio un resoplido. 

 

—Está bien. Mañana iré a la hora en punto. 

 

—¿Todo está bien? —quiso saber Israel cuando la conversación terminó—. Mañana tenemos reunión con el sector empresarial de la isla. 

 

Enzo se encogió de hombros. 

 

—Tengo un compromiso que había olvidado. 

 

Israel masticó su comida sin dejar de mirarlo. 

 

—Está bien —al fin dijo, cumple con tus compromisos

 

A la mañana siguiente a la hora convenida Enzo Chacón estuvo en el departamento de Felipe, primeramente lo tomó del cuello de su camisa con fuerza. 

 

—Estoy harto de esta situación —le reclamó Enzo—, hasta cuando me tendrás así como tu estúpido juguete. ¡Estoy harto! ¿A qué juegas? Tu padre y el mío no eran enemigos. ¿A qué demonios juegas conmigo? 

 

Felipe lo miró directamente a los ojos, primero se sorprendió de la actitud de Enzo, sabía que podía ser un animal salvaje, y por eso le gustaba, pero él con su chantaje lo tenía muy bien domesticado. Cuando recuperó su compostura, se mantuvo en silencio y simplemente se limitó a levantar la rodilla en contra de los grandes genitales de Enzo. Estrellando su bolsa de huevos en su cuerpo y sacándole un gemido ahogado que hizo aflojar su agarre. 

 

—Cálmate —dijo Felipe apartándolo de un empujón—. Esto se acaba cuando yo diga y no porque el niño de papá esta harto porque no puede salir a jugar con sus hermanos. ¿Tú crees que el patético de Israel tiene oportunidad contra mi hermana por la gobernación? ¡No me hagas reír! ¡Le deja los huevos revueltos como yo te los dejo a ti!

 

Enzo soltó un gruñido y se dobló.

 

Felipe se echó a reír. En realidad, él no quería terminar su dominio sobre Enzo. Si lo hacía ya no lo iba a tener para él, aunque se volvía loco por abrazarlo y tenerlo en su cama cada vez que compartían un rato en silencio. Si aquello terminaba no lo iba a tener nunca más. 

 

—Aparta tus manos de ahí —le dijo a Enzo. 

 

El hombre con un gruñido obedeció, dejando sus manos a ambos lados de su cadera. Felipe le abrió el cinturón y deslizó su cremallera, acto seguido le quitó el calzoncillo dejándolo junto con su pantalón en sus rodillas. Se lamió los labios de observar esa hermosa polla (flácida para el momento), junto a ese par de testículos que su genética paterna le regaló dotados de tamaño y bastante colgantes como péndulos. 

 

Felipe se hincó y metió la polla en su boca comenzando a chupar, Enzo cerró los ojos y no sintió vergüenza de gemir con bastante placer. Su pene creció y engordó hasta convertirse en un poste lleno de orgullo, dureza y músculos. De solo saber que Felipe le chuapaba su miembro automáticamente su pene se llenaba de sangre hinchándose y adquiriendo toda la fuerza y potencia de un macho.

 

Felipe se sacó la verga de la boca, estaba tan dura que golpeó contra los abdominales de su dueño, dejando un rastro de líquido preseminal que Felipe no dudó en recoger con su lengua. Luego se irguió a la altura de Chacón. 

 

Ya no quiero seguir —le dijo Enzo—, detente, por favor rogaba y en el fondo se odiaba de sentir más placer en el sexo oral con Felipe que con Amy. 

 

Felipe lo miró a los ojos y lo agarró de sus bolas con firmeza, haciéndolo retorcerse y gruñir.

 

—Esto terminará cuando yo quiera —dijo—, al menos que prefieras que vaya con los periodistas. Desplomaría de una vez por todas la campaña de tu hermano. Corrupción en la familia Chacón, de esa manera mi hermana se iría sola a la carrera por la gobernación, sería nuestro camino más fácil — con una sonrisa sádica jugaba con las pelotas de Enzo, haciéndolas rodar entre sus dedos. Con su mano libre comenzó a sacudirle el pene. 

 

Enzo estaba desesperado.

 

—Ahora,si tú quieres terminar con esto, solo dilo. Suelta las palabras, implora.

 

Enzo guardó silencio, ¿como aquel sujeto podía ser un día amable, social y amigo con él y luego convertirse en un tipo cruel? 

 

Todavía seguía ordeñándolo. 

 

Y la larga manguera de Enzo no dejó que pasara mucho tiempo para liberar su líquido.

 

Su enorme pene comenzó a escupir esperma como loco, bañando a Felipe Gargano. Él no se contuvo, siguió ordeñando hasta la última gota de leche.

 

Disparo tras disparo de nutritiva crema blanca era drenada del pene de Enzo, mientras Felipe le apretaba las bolas.

 

Enzo gruñía y gemía mientras su pene causaba olorosos estragos en la sala de Gargano.

 

Felipe se echó a reír. Fascinado de la hombría de Enzo Chacón. 

 

Poco a poco los potentes chorros de semen se volvieron un goteo. Sin embargo, Felipe lo agarró de las pelotas, ahora con ambas manos y siguió exprimiéndole los huevos con toda la fuerza que pudo reunir.

 

Enzo era tolerable al dolor testícular, alguno de sus hermanos hubiera empezado a gritar a todo pulmón, él solo se limitó a gruñir mientras le aplastaban y aplastaban sus órganos de gran tamaño, Felipe le clavaba los pulgares profundamente en la blanda zona.

 

Su cara era cautivadora, sus exquisitos rasgos salvajes se contenían mientras le machacaban la vida de sus testículos, Felipe jamás vio venir el potente cañón de semen que salió disparado del pene de Chacón y le dio directo a la barbilla. 

 

Y así no le importó, Felipe continuó exprimiéndole los huevos mientras lo escuchaba gruñir, jadear y retorcerse.

 

Después de casi tres minutos de intenso sufrimiento, Felipe le dio un último apretón de huevos a Enzo que lo hizo chillar de dolor. Lo soltó de las bolas y dejó que se sentará en el sofá agarrándose los testículos, por poco no resbala con su propio charco de semen, pudo mantener el equilibrio de retroceso al asiento.


 
Felipe se le quedó mirando, era obvia la erección que tenía en su pantalón por la curvatura tan grande que estaba marcando. Se acercó a Enzo y lo tomó de los cabellos obligándolo a mirarle.

 

—Iré a mi habitación, me encerraré ahí y no quiero verte más por hoy. Eres libre de tomar una ducha e irte. Quería compartir una mañana contigo, pero tu grosería terminó mi paciencia.

 

Acercó sus labios a los de Enzo y le entregó un corto beso, por primera ocasión Enzo no fue renuente aunque tampoco muy apasionado. Quizás se sentía débil.

 

Felipe lo dejó allí en la sala mientras se ocultaba en su habitación dedicándole una paja a Enzo Chacón

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