SebastiĆ”n corrĆa por el campo de un lado al otro, vestĆa el uniforme blanco de su club de fĆŗtbol, su cuerpo delgado estaba sudoroso. Aquella noche del partido, la suerte no se sentĆ³ en la banca del Madrid Real, el equipo estaba perdiendo 3-0. Lo Ćŗnico que sabĆa el jugador es que fuera cual fuese el resultado, su noche iba a ser de sexo. Por supuesto habĆan condiciones, si el Madrid Real ganaba, el acto sexual iba a ser especial, en la derrota; un sexo sin ganas, no mĆ”s para que la noche no pasara desapercibida. Por esa razĆ³n el jugador corrĆa a todo lo que sus piernas permitĆan para igualar el contador en ese segundo tiempo.
El enorme bulto genital del jugador hacĆa presiĆ³n sobre la tela. Sus dos huevos pesados, gordos y repletos de leche acompaƱados de un tubo de carne increĆblemente largo y delgado se volvĆan claramente visibles mientras corrĆa en defensa de la meta.
En eso el balĆ³n saliĆ³ impactado y Ć©l se interpuso para rechazarlo. De verdad que se puso como escudo humano, sacrificando la tranquilidad de sus propias pelotas colgantes. El balĆ³n de fut chocĆ³ contra el medio de sus piernas abiertas haciendo trizas sus testĆculos nuevamente.
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