ROBIN & SUPERBOY (3/14): MI AMIGO - Las Bolas de Pablo

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3 jul 2021

ROBIN & SUPERBOY (3/14): MI AMIGO

Escrito por: FERCHOMX

Contiene: Ballbusting Hombre/hombre. Big vs Small


     ¿Alguna vez les ha pasado? Que se sienten atraídos por su mejor amigo, y que él además, es mayor que ustedes, como por unos… tres años. Sé lo que están pensando, tres años no es mucho, pero a mi edad, sí que lo es, yo tengo quince, él dieciocho.


Mi amigo, tiene 18
     Poseo las características físicas propias de un chico de mi edad, soy extremadamente delgado, mido 1.76, pero me veo todavía como un niño que se hubiera estirado de repente, también algo de acné adorna mi rostro. Muy lejos estoy de verme como un verdadero hombre, de verme como él.

 

     Mi amigo es mucho más alto que yo, observando la genética de su padre, es probable que logre superar el 1.90. Sus hombros y brazos son anchos y sus músculos pectorales también. Lo que más me gusta, es el vello que engalana su torso, no es abundante, pero recorre su pecho y baja por su estómago hacia su pelvis, bordeando cada uno de sus hermosos abdominales. Creo que luce muy varonil, eso es lo que me fascina de él. De su rostro, mejor ni hablamos, su mentón cuadrado y la forma en que sus ojos azules brillan cuando sonríe, me derrite.

 

     Comienzo a pensar que él ya no me ve como su mejor amigo, sino como a un hermano pequeño, siempre es muy protector y gentil conmigo, vaya que él sabe que no necesito que nadie me cuide, pero a él le gusta hacerlo, y a mí, me gusta que lo haga.

 

     Por la mañana estuvimos jugando basquetbol en la cancha de mi casa, él sabe que no solo es más alto que yo, también más fuerte, por eso siempre modera su fuerza. Cuando estamos juntos, él usa una pulsera verde que yo le regalé. En ocasiones disfruta burlarse de mí, hoy por ejemplo, sostuvo el balón entre sus manos, y extendiendo sus brazos lo mantuvo fuera de mi alcance, evitando que yo se lo arrebatara. Lo hizo solo para molestar, él reía satisfecho por su superioridad, su desnudo torso vibraba al compás de su hermosa risa.

 

     Fue entonces cuando decidí darle un fuerte puñetazo en la entrepierna. Al igual que yo, él vestía shorts deportivos de tela holgada y satinada, con claridad pude apreciar sus genitales sacudirse debido al impacto, y sentí su blanda hombría chocar contra mis nudillos. Mi amigo gritó ahogadamente, soltó la pelota y sujetando las suyas, cayó al piso riendo. Tomé el balón e hice media docena de canastas, mientras él yacía derrotado.

 

     Mi amigo permaneció recostado, mantenía una pierna flexionada y miraba al cielo. Verlo tendido en aquella posición, irremediablemente me encendió, ver como su pecho se expandía entre sus poderosos brazos al respirar, pues se encontraba acunando su hombría. Él me miró sonriente, la luz del sol lo obligaba a cerrar un ojo, removió una de sus manos de la entrepierna para cubrirse de la luz y me dijo:

 

     —Parece ser que ganaste… otra vez, tú siempre ganas, Damian —dijo Jon.


¿Me recuerdan? Ahora tengo 15, crecí.


     —No importa el costo, siempre seré el mejor, ya lo sabes —dije sentándome a su lado en el suelo, flexionando las piernas y apoyando mis antebrazos en las rodillas. Aquella posición me permitía ocultar mi erección.

 

     —Te extrañé mucho, ¿sabes? Todos estos años, mientras estuve preso en el espacio —dijo él—. Y pensar que tú eras casi un año mayor que yo.

 

     —Para ti fueron cuatro años, para mí solo cuatro semanas —respondí—. Pero no importa, todo está bien ahora. Aunque no nos veamos muy seguido, ni estemos luchando en el mismo equipo, seguiremos siendo… amigos.

 

     —Sí, supongo que sí —dijo Jon relajándose y colocando las manos detrás de su nuca.

 

     Yo no lo pude evitar, tuve que darle una palmada en las bolas. Él se quejó un poco, pero no cambió de posición, mantuvo las manos descansando bajo su cabeza.

 

     —Sabía que harías eso, lo sabía, Damian. Como que eres un Wayne —dijo él.

 

     —Me la debías, en todos estos años jamás te cobré el rodillazo y el “patadón” que me diste en la guarida de mi hermano Tim, fue muy humillante —aseguré—, me aplastaste los huevos.

 

     —Ja, ja, ja, sí es cierto, además te dejé congelado, ja, ja, ja. ¡Qué buenos recuerdos! Siempre te gustó golpear en los huevos.

 

Damain Wayne
     
—Es una forma efectiva para debilitar a un oponente. Especialmente si a quien golpeo es más alto, más fuerte o de mayor edad, tú cumples todos esos requisitos, Jon.

 

     —Justo por eso, yo ya no me defiendo, porque eres más chico que yo, y a diferencia de ti, yo no soy un abusivo —dijo mi amigo—. Ya verás cuando cumplas dieciocho, con mi súper velocidad no vas ni a saber de dónde te llueven los golpes.

 

     —Mira lo súper veloz que es mi puño —dije golpeando su entrepierna con la mano cerrada.

 

     Jon gritó, elevó su torso y se colocó en posición fetal dándome la espalda. Él reía mientras gritaba de dolor. Mi amigo sabía perfectamente que mi intención no era hacerle daño, solo divertirme. En verdad les digo, que tener a mi lado, al que probablemente será en unos años el hombre más poderoso de todo del universo, recibiendo dócilmente los golpes que yo decido dar a su hombría, me da una sensación de poder que es muy estimulante, y que puede llegar a ser adictiva.

 

     No sé si algún día Jon podría sentirse atraído por mí, de la misma forma en que yo me siento atraído por él. Independientemente de que puedan o no gustarle los hombres, para él soy solo un niño, su mejor amigo, casi un hermano.


     —Como que ya estas en edad de tener una novia ¿no? —comenté—. ¿Te gusta alguna chica?

 

     —¿Eh? No, creo que no, por el momento no. Tiene solo tres meses que regresé, no he podido tratar con muchas chicas. La verdad es que todo el tiempo que estuve preso en el espacio, en quien más pensaba era en ti. Me preocupaba no crecer junto a ti, aunque no pudimos crecer juntos, sí que agradezco poder pasar tiempo contigo ahora y verte convertirte en un hombre. Te quiero mucho, Damian —dijo sentándose como yo, pasando su mano por sobre mis hombros.

 

     —¡Qué gay! —dije a modo de burla, mientras me ponía en pie.

 

     —Tal vez, sí sea gay.

 

     —Tal vez yo, sea gay —respondí.

 

     —Tal vez los dos lo seamos —bromeó Jon, sonriendo mientras me guiñaba un ojo.

 

Jonathan Kent
     Él se levantó, frente a mí se quitó el short holgado, mostrándome su apretada ropa interior roja de licra, que hacía resaltar su ya desarrollada masculinidad.  Se puso su playera blanca, por mi mente cruzó la idea de golpearlo nuevamente, aprovechando que esta cubría su cabeza, pero preferí admirar su torneado cuerpo. Enseguida, se colocó su pantalón de mezclilla, al llegar a su entrepierna, el cierre abierto empujó sus genitales, él los metió con una mano y cerró el pantalón.

 

     —¿Ves? ¡Gay! —dijo señalándome.

 

     —¡Cállate! Tú eres el gay —respondí—, exhibiendo tu sensual cuerpo como pirujo.

 

     —Ja, ja, ja —me miró riendo. En ese momento se retiró la pulsera verde con kryptonita y me la entregó—. Bueno, luego platicamos de lo gay que eres, Damian.

 

     —¿Yo? ¡Tú! —dije—. Si no me llamo Jonathan Kent.

 

     —Ja, ja, ja —rio él guiñándome un ojo—. Nos vemos—dijo mi amigo, y partió volando hacia Metropolis.




NOTA: A esta historia la precede una que salió en diciembre del año pasado, que consistía en dos partes. "Dawn of friendship". Pasaron cuatro años, Damian ahora tiene quince, y por azares del destino, Jon creció todavía cuatro años más, teniendo actualmente dieciocho. Esto está basado en un suceso ocurrido en los cómics oficiales.


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