7:35 "SĆ© que no hemos tenido contacto en aƱos, pero cumples 18, querĆa felicitarte"
7:35 "Felicidades, Damian š"
13:21 "Gracias"
17:10 "En un rato planeo ir por unas frĆas a un bar"
17:10 "Quiero estrenar mi credencial"
17:11 "IrƩ solo"
17:25 "Quieres venir?"
17:25 "Claro"
17:25 "IrƩ como a las diez"
17:25 "Paso por ti, serƩ tu conductor designado"
17:25 "aunque me bebiera diez barriles, no me emborracharĆa"
17:25 "No planeo empedarme, Jon"
17:26 "Tienes auto? Ya manejas?
17:26 "SĆ, me compre un bocho jajaja, estĆ” hermoso š"
17:26 "ahora mismo estoy haciƩndole unos ajustes"
17:26 "SĆ sabes que el motor estĆ” detrĆ”s?"
17:26 "adelante es la cajuela"
17:26 “Con razĆ³n!!!! Ahora entiendo”
17:26 š
17:26 "Jaja, no soy estĆŗpido, Damian"
17:27 "No es el motor lo que estoy revisando"
17:27 "Bueno, te dejo trabajar, no te distraigo"
17:27 "Nos vemos al rato"
17:27 "dalo por hecho"
17:27 "š"
Con lentes, parezco Jon |
Estoy en el primer piso de la mansiĆ³n, me he baƱado y perfumado, estuve probando algunas opciones de vestimenta. Me siento algo ansioso e inquieto. Por primera vez en aƱos verĆ© a Jon, no quiero que crea que me esforcĆ© demasiado, pero tampoco quiero parecer un vagabundo, mi intenciĆ³n es lucir "casual". Termino optando por unos jeans negros y una chamarra de piel de igual color: soy un bĆ”sico. Son exactamente las diez de la noche, si alguien tiene la habilidad de llegar puntual, ese es Jon. Mis hermanos y familia me han enviado mensajes de felicitaciĆ³n. No quise hacer ninguna celebraciĆ³n, a estas alturas no tengo muchos amigos, ni los necesito.
Ha pasado ya una hora completa. Ćl no aparece, ni me contesta los mensajes, veo que estos llegan, pero no hay respuesta. Fue muy estĆŗpido de mi parte hablarle, ¿en quĆ© estaba pensando? Decido salir solo, tomo una moto y parto hacia la ciudad. Me estaciono afuera de un bar, entro, me siento en la barra. Exhibiendo con orgullo mi identificaciĆ³n, pido un tarro. Un par de chicas me mira, intercambiamos miradas, son muy bonitas, lamentablemente, no me siento atraĆdo.
Otro chico solitario se sienta a mi lado, pide lo mismo. Viste una camisa con manga corta, odio las camisas con manga corta, sin embargo, eso me permite ver que se ejercita en el gimnasio. Es muy joven, debe tener mi edad, un par de anteojos le dan una apariencia bastante “ƱoƱa”. Me parece que es lindo. Honestamente me recuerda a Jon, cuando no es Superboy, Ć©l tambiĆ©n porta gafas. Confieso que tengo una peculiar debilidad por los chicos con gafas. El tipo resulta ser fan de cĆ³mics y videojuegos, me sigue en redes sociales, es un “fanĆ”tico de lo sensual”. Las horas pasan, conversamos amenamente, me cae muy bien. Entre mĆ”s bebemos, mayor es la confianza entre nosotros: froto sus piernas; Ć©l pasa su brazo por mis hombros; antes de darme cuenta, nuestros labios se encuentran. ¿Saben cĆ³mo se llama?: Jonathan. ¿CuĆ”les son las probabilidades?
Jonathan |
Completamente excitados, montamos mi motocicleta. Ćl se sienta detrĆ”s y pasa sus brazos por delante, abrazĆ”ndome. Recarga su cabeza sobre mi hombro, lo llevo a un motel. Al llegar, lo primero que hago es atar sus manos a la cabecera de la cama, desabotono su horrenda camisa, y confirmo que efectivamente, el chico posee un cuerpo de tentaciĆ³n. TambiĆ©n lo despojo de su pantalĆ³n de mezclilla y admiro el enorme bulto que se asoma en su bĆ³xer negro. Restriego mi rostro en su entrepierna, aspirando su olor, en seguida, esculco para sujetar sus bolas, son casi tan grandes como las mĆas. Comienzo a apretar, mientras beso sus abdominales y pecho, Ć©l se queja debido al dolor, asĆ que lo suelto.
—¿Por quĆ© te detienes? ContinĆŗa —dice—. Me gusta que me aprietes los huevos.
Al escuchar tales palabras, lo beso apasionadamente en los labios y continĆŗo estrujando su par de bolas sin contenerme. Ćl gime mientras lo beso, no sĆ© si es de placer o dolor, pero el sonido me excita, saber que lo tengo dominado es embriagante. Estando en la cama, me paro con las piernas abiertas frente a Ć©l, me desvisto hasta quedar en ropa interior y le seƱalo mi paquete. Ćl entiende lo que quiero decir, sin dudarlo, patea mis huevos, deliberadamente no he amarrado sus extremidades inferiores. Sus patadas no son certeras, no siempre atina. Me acomodo, incluso flexiono mis piernas para asegurar que su planta aplaste mi hombrĆa. No es solo el dolor, es el frotamiento de su calcetĆn con mis genitales, lo que hace que mi pene se levante. Luego de diez fuertes patadas, me derrumbo sobre Ć©l, acunando mi virilidad. Lentamente me deslizo para que mi rostro quede en su entrepierna.
Le pido que intente hacerme una llave de forma tal que mi cara quede en sus genitales. Es claro que no tiene conocimientos de lucha, pero lo consigue: formando un “cuatro” con sus piernas, me aprisiona; mi boca queda en su abultado paquete. Aunque no me priva de aire, pues no sabe presionar, me gusta fingir que me tiene sometido, incluso lucho como si quisiera liberarme. ContinĆŗo aspirando el sabroso olor de su masculinidad, mi bĆ³xer parece una carpa de circo. Finamente, me decido y a travĆ©s de la licra de su ropa interior, lo muerdo. Ćl grita y se sobresalta al sentir el filo de mis dientes en sus bolas, de inmediato me libera.
El ƱoƱo con cuerpo de tentaciĆ³n |
Me pongo de pie, retiro mi bĆ³xer y el suyo, ambos estamos completamente desnudos. Sus manos continĆŗan atadas a la cabecera, yo elevo sus piernas para levantar su cadera y preparar su trasero. Lo miro para comprobar si tiene algĆŗn problema con ello, Ć©l asiente, dĆ”ndome permiso para penetrarlo. Utilizo mi lengua y dedos para dilatarlo. No es mi parte favorita, pero, no me molesta lo que muchos llaman “comer culo”. En el estado de excitaciĆ³n, ni el ligero sabor a materia fecal o vellos que envuelven dicha cavidad me es desagradable. Cuando lo tengo listo. De mi cartera saco un condĆ³n, lo coloco y procedo con la penetraciĆ³n.
El gesto de un hombre, entre el dolor y placer al ser penetrado, me fascina. La forma en que abre la boca, arquea las cejas y deja escapar un pequeƱo gemido, me prende. Comienzo a sacudir mi pelvis, mientras excito su miembro viril. El tipo tiene las manos atadas, asĆ que no puede darse placer. Con mi mano, y ocasionalmente con la boca, lo estimulo para llevarlo al orgasmo, no me gusta ser el Ćŗnico que disfrute. Por supuesto, tambiĆ©n chupo y succiono sus testĆculos. Tras veinte minutos de embestida continua, Ć©l eyacula y ensucia su torso, yo incremento la intensidad con la que sacudo mi pelvis, e incluso aprieto yo mismo mis testĆculos para terminar. Grito virilmente mientras expulso mi leche y me dejo caer sobre de Ć©l. Me retiro el condĆ³n, le hago un nudo y lo dejo en el suelo. Descanso mi rostro sobre sus abdominales manchados con su perlado semen. La he pasado genial con Jonathan.
Lo desato, nos damos un regaderazo, cada quien por su lado y partimos. Me da su nĆŗmero de telĆ©fono, me pide dejarlo en el bar donde nos conocimos. Son las cuatro de la maƱana, hora en la que volverĆa de patrullar la ciudad con mi hermano Richard (quien es el nuevo Batman), si no me hubiera dado la noche libre por ser mi cumpleaƱos. Caigo rendido y satisfecho sobre mi cama en la mansiĆ³n Wayne para dormir como un bebĆ©.
Me despierto a las cuatro de la tarde. Al terminar de comer en el jardĆn, recibo una llamada de Grayson, me informa que tiene casi veinticuatro horas que no se sabe nada de Jon, me pregunta si sĆ© algo. Sus padres afirman que saliĆ³ de MetrĆ³polis, volando, cargando su bocho verde, estaban al tanto de que se reunirĆa conmigo. Yo digo la verdad, que Ć©l nunca llegĆ³ a la cita.
Preocupado, desciendo a la baticueva para iniciar una bĆŗsqueda, segĆŗn comenta mi hermano: Conner, Kara y Clark han tratado de localizarlo utilizando su sĆŗper oĆdo y visiĆ³n de rayos X; temen lo peor; pues al parecer, Jon no se encuentra en el planeta tierra. Conozco un lugar donde ellos no lo encontrarĆan jamĆ”s, solo que no comprendo cĆ³mo o por quĆ©, Jon estarĆa ahĆ. Justo cuando pondero las posibilidades, recibo un mensaje de un nĆŗmero desconocido.
“¿Se te perdiĆ³ algo, hijo?”
Antes de responder, recibo otros mensajes.
“Veme en esta ubicaciĆ³n"
"asegĆŗrate de venir solo”
¡Madre! Ella nuevamente secuestrĆ³ a Jon, ¿ahora quĆ© serĆ” lo que quiere? ¡Maldita sea! ¿Por quĆ© nadie la encierra para que no cause problemas? Vestido con mi traje de Robin, llego a donde me citĆ³. El lugar es un terreno baldĆo en un barrio pobre a las afueras de la ciudad.
—¿QuĆ© quieres? —pregunto a mi madre.
—Primero que nada: buenas noches, mamĆ” —responde ella—. ¿Acaso nadie te enseĆ±Ć³ modales?
—¿QuĆ© quieres? —pregunto nuevamente.
—Necesito que intercedas por mĆ ante Jason y tu abuelo, ya no puedo seguir operando. CreĆ© mi propio laboratorio utilizando mis ahorros, pero realmente no puedo hacer nada. Los recursos de ‘Eth Alth’eban eran ilimitados, ya no aguanto estar en fuga. Quiero que convenzas a Jason de que me perdone.
—Yo no hago milagros, Madre —respondo.
—Bueno, entonces, necesito que desvĆes fondos de las empresas de tu padre.
—¿Dinero? Quieres dinero. ¡QuĆ© vulgar!
—IntentĆ© hackear cuentas bancarias y hacer robos hormiga, pero OrĆ”culo y BĆ”rbara me detectaron. Jason por poco me atrapa. Quise robar algĆŗn banco o joyerĆa, pero eso llamarĆa la atenciĆ³n de tu hermano. Ese maldito Capucha Roja parece un sabueso, no me da ni un respiro.
—EstĆ” bien, como tĆŗ digas, asĆ lo harĆ©. Es mĆ”s, lo harĆ© ahora mismo: Jason, ¿podrĆas perdonar a mi madre, por favor? EstĆ” muy arrepentida y lo siente —grito con fuerza.
—¡JamĆ”s! —se escucha la voz alterada por el casco de Capucha Roja. Una red electrificada se envuelve alrededor de Talia—. Gracias, Damian— dice mi hermano poniendo un pie sobre mi madre, quien yace tendida en el suelo.
—¿CĆ³mo es posible? Se supone que Deathstroke vigilaba el perĆmetro —comenta Talia.
—Slade, ¿te refieres a mi suegro? Con quien me reĆŗno en su casa para beber cervezas un domingo cada mes —comenta burlonamente mi hermano.
—¿QuĆ© dices? —pregunta Madre, yo estoy igual de desconcertado.
—Su hija Rose y yo estamos saliendo: Ravager, estoy seguro de que la conoces.
—¿EstĆ”s loco? Sales con una villana —pregunto yo. En ese momento aparece Deathstroke a mis espaldas.
—Eres un maldito traidor —le grita Madre.
Slade Wilson |
—¿Traidor? ¿Por quĆ©? Soy un profesional, aunque Jason sea ahora parte de mi familia, si me hubieras pagado, yo lo habrĆa detenido. Tu promesa de pago dependĆa del Ć©xito que tuvieras chantajeando a tu hijo, seamos honestos, eso no tenĆa posibilidades de salir bien —responde Slade cruzĆ”ndose de brazos.
Jason abre un portal hacia ‘Eth Alth’eban, yo lo cruzo para llegar con Jon. Previamente ya habĆa descubierto que Ć©l se encontraba ahĆ. SabĆa que Abuelo, por honor, no desobedecerĆa a Jason, asĆ que mi madre no pondrĆa un pie, pero Slade sĆ. Deduje que fue Ć©l quien llevĆ³ a mi amigo a aquella antigua ciudad. AvisĆ© a mi hermano Grayson, quien alertĆ³ a Superman. Mientras yo hablaba con Madre, mi amigo era rescatado por su familia.
Al salir del portal, me encuentro con que, en un gran salĆ³n del palacio, una gran fiesta se lleva a cabo. La mĆŗsica e iluminaciĆ³n es moderna, solo el entorno es ancestral. Mi abuelo me da la bienvenida y me conduce hasta donde Jon.
—No lo entiendo, ¿quĆ© ocurre? —pregunto confundido.
—Tu madre lo organizĆ³, creo que quiere ganar puntos para ser perdonada —explica Jon—. Me trajo aquĆ, dijo que harĆa una gran fiesta para celebrar tu cumpleaƱos dieciocho y que debĆa esperarte. AllĆ” estĆ”n mis papĆ”s, llegaron hace una media hora —dice seƱalĆ”ndolos. En efecto, Luisa y Clark se encontraban bailando.
TodavĆa no podĆa creer que Madre tuvo este detalle conmigo. No secuestrĆ³ a Jon, ni querĆa dinero: ella me organizĆ³ una fiesta sorpresa para conmemorar mi mayorĆa de edad. Mi hermano Jason toca mi hombro y me dice:
—¡Listo! Ya me deshice de esa perra. La asesinĆ©.
—¿QuĆ©? —pregunto girĆ”ndome molesto y empujĆ”ndolo.
—Es broma, Damian, es broma, tranquilo —dice levantando las manos como seƱal de rendiciĆ³n—. La capturĆ© hace unos dĆas, tuvo esta idea de una fiesta sorpresa, accedĆ a perdonarla y organizamos esto para ti, ¿te gusta?
Mi guapĆsimo Jon š |
—Ven, vamos con mis padres, ellos estarĆ”n felices de verte —dice Jon sujetando mi hombro—. Nos ha costado mucho, pero finalmente hemos superado aquel incidente con tu clon, papĆ” me ama, desea que yo sea feliz junto a ti.
Yo no me creo lo que estĆ” sucediendo, me siento como si estuviera en una pelĆcula infantil o en una ridĆcula comedia romĆ”ntica para adolescentes, donde al final todos se vuelven amigos y se olvidan los conflictos. Es cierto, tiene ya casi tres aƱos de que todo ocurriĆ³, pero no puede ser, simplemente no puede ser que esto estĆ© sucediendo. La vida no funciona de esta manera.
—¿Te pasa algo, Damian? —pregunta Jon. Enseguida, frunce el ceƱo y comienza a gritar de dolor.
Lo he sujetado de las bolas y las estoy estrujando con cada gramo de fuerza que mi cuerpo es capaz de producir. Jon se derrumba hasta caer de rodillas ante mĆ. Yo no me detengo, asĆ tenga que destruir sus bolas, voy a averiguar la verdad. El chico se sacude y grita de forma desgarradora.
Lentamente, todo comienza a esfumarse y desaparecer, tal fiesta nunca ocurriĆ³. Cuando todo se desvanece, me encuentro en la habitaciĆ³n de aquel motel donde tuve sexo con el otro Jonathan. Es Ć©l quien estĆ” en el piso, suplicando que lo suelte. A unos metros de distancia, Jon, mi amigo, Superboy, se encuentra de pie en un trance similar, sus ojos estĆ”n blancos.
—¿QuĆ© ocurre? ¿QuĆ© significa todo esto? —pregunto a Jonathan. El “ƱoƱo” ni siquiera es capaz de responder, se encuentra chillando en el piso en posiciĆ³n fetal.
Bart, mi ex š |
—¿El espantapĆ”jaros? —pregunto dando la cara a mi exnovio. ¡Oh Dios!, estĆ” usando gafas, Ć©l sabe que me gusta verlo asĆ.
—Es su hijo, se llaman igual.
—Mi padre creĆ³ una toxina para crear pesadillas e infundir miedo. Yo heredĆ© su genialidad cientĆfica, solo que creĆ© un quĆmico para… —Ć©l suelta un alarido y se soba las bolas crispando el rostro—, crear sueƱos maravillosos y agradables con un final feliz. Imagina perderte, viviendo en una fantasĆa perfecta. ¿QuĆ© clase de daƱado no querrĆa un final feliz? ¿QuiĆ©n te hizo tanto daƱo? Como para que creas que los finales felices no existen —nuevamente chilla sobĆ”ndose los testĆculos—. Eres el primero en salir del trance por sĆ solo.
—ConsidĆ©ralo mi venganza por cortarme los huevos —comenta Bart—. Ven, tranquilo, levĆ”ntate, amor —dice al otro Jonathan, mientras lo ayuda a incorporarse y lo abraza.
—TĆŗ no aprendes, ¿verdad? —digo a Bart—. ¿EstĆ”s saliendo con el hijo de un criminal?
Jonathan Crane |
SegĆŗn confirmo en mi telĆ©fono celular, es el mismo dĆa de mi cumpleaƱos. Cuando chateaba con Jon hace unas horas, me encontraba saliendo de un tienda departamental exclusiva, fui a comprarme una nueva tablet, fue cuando Jonathan Crane se me acercĆ³, desde ese momento quedĆ© bajo los efectos de su gas.
Jon llegĆ³ puntual a la mansiĆ³n, Alfred le dijo que no sabĆa nada de mĆ desde las dos de la tarde, cuando abandonĆ© la mansiĆ³n para ir a la ciudad. Preocupado, me buscĆ³ con su sĆŗper oĆdo y me encontrĆ³ en aquel motel. Al intentar rescatarme, fue puesto bajo los mismos efectos de aquel quĆmico. Deduzco que lo mezclaron con kryptonita, para conseguir que afectara a alguien como Superboy. La relaciĆ³n sexual que sostuve con Jonathan Crane, jamĆ”s ocurriĆ³, fue parte de mi sueƱo, algo que Ć©l indujo.
Heme aquĆ, sin poder despertar al hĆ©roe que se supone vino a rescatarme. Lo recuesto en la cama, curiosamente, llevaba conmigo la pulsera verde, se la coloco, golpeo su rostro, le arrojo agua, nada funciona. ¿CĆ³mo carajos voy a despertar a Jon? No quiero que se le daƱe el cerebro. Es entonces que echo una mirada al delicioso bulto que se marca a travĆ©s de sus pantalones ajustados de mezclilla.
Comienzo dĆ”ndole fuertes palmadas, no funciona. Enseguida paso a los puƱos, estrello mis nudillos contra su hombrĆa en repetidas ocasiones, Ć©l gruƱe incĆ³modo y se sacude torpemente, pero no despierta. Lo girĆ³ bocabajo, levanto sus tobillos como si fuera una carretilla y pateĆ³ con fuerza su colgante paquete una y otra vez. Ese tipo de patadas, sĆ que son dolorosas. De pronto, escucho un fuerte grito de dolor, y siento como Ć©l lucha por soltar sus tobillos de mi agarre. Lo libero y Ć©l inmediatamente se encoge en posiciĆ³n fetal sobre el colchĆ³n. Se ha hecho consciente, de improviso percibiĆ³ el daƱo de todos los golpes que le di. Jon se retuerce en la cama gritando, con una mano sujeta su hombrĆa, con la otra cubre sus ojos, quiere llorar.
—Lo lamento, no encontrĆ© otra manera para despertarte —digo disculpĆ”ndome—. Si no lo hubiera hecho, hubieras terminado con el cerebro licuado.
—Lo sĆ©, no te preocupes —dice jadeando.
Me acerco para retirarle la pulsera, sin ella deberĆa curarse rĆ”pidamente, cuando toco su muƱeca, Ć©l me detiene.
—No, Damian, no me la quites —suspirando se recuesta bocabajo—. Mejor… tĆŗ podrĆas… olvĆdalo —dice encogiĆ©ndose nuevamente debido al dolor.
—¿SobĆ”rtelas? —pregunto, Ć©l asiente mirando hacia el colchĆ³n—. Jon, no creo que deberĆa, tĆŗ y yo…
¿A quiĆ©n quiero engaƱar? ardo en ganas de hacerlo, quiero acariciar la hombrĆa de mi amigo. Lo recuesto bocarriba en la cama, desabrocho su pantalĆ³n y bajo su bĆ³xer hasta las rodillas. Con mis yemas doy masaje suavemente a sus bolas, noto como su pene estĆ” a media erecciĆ³n y hĆŗmedo por la lubricaciĆ³n. Quisiera chuparlo, pero no es el momento. Haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad, me prevengo de sucumbir a mis bajas pasiones, y continuo sobando sus bolas.
En este momento me doy cuenta de lo mucho que extraƱaba tocarlo con este nivel de intimidad: sentir la dĆ©bil piel que envuelve sus Ć³rganos mĆ”s preciados; el tacto de sus firmes pero al mismo tiempo suaves testĆculos. Me encanta que no sea del tipo de hombre que se depila, recorta su vello, eso sĆ, pero no va mĆ”s allĆ”. Jon, mi amigo, es muy masculino.
Conforme pasa el tiempo y el dolor disminuye, me doy el gusto de masajear con algo mĆ”s de fuerza, entre mis dedos hago bailar sus colgantes esferas, presionando ligeramente con mis pulgares en la parte superior, donde estos se unen al resto de su cuerpo, sĆ© que ahĆ es donde mĆ”s duele, es donde yo mismo me froto en busca de alivio cuando recibo algĆŗn mal golpe.
Ćl comienza a respirar con calma, el dolor disminuye. Se sienta en el filo de la cama, me mira como si quisiera besarme, pero no lo hace. DĆ”ndome la espalda se pone en pie, sube su ropa interior y cierra el pantalĆ³n, en seguida, mira su reloj.
—Es apenas media noche, es tu cumpleaƱos. O bueno, ya no lo es... me refiero a que es el mismo dĆa... o bueno, no, ya es maƱana, es decir, ayer fue tu cumpleaƱos... ¡Maldita sea! DejĆ© mi bocho en tu mansiĆ³n. ¿AĆŗn quieres ir a beber? —pregunta Jon con nerviosismo. Me doy cuenta de que Ć©l estĆ” tan inquieto y ansioso como yo por este fortuito encuentro.
—No, creo que solo quiero caminar.
—¿Por las calles de GĆ³tica? ¿Es seguro hacerlo?
—¡Claro que no, Jon! Pero, ¿quĆ© podrĆa pasarnos a ti y a mĆ? Quiero caminar, recorrer las calles, tal vez entremos a un bar o comamos en un puesto callejero, no lo sĆ©, solo quiero andar —contigo a mi lado— y ver a dĆ³nde nos lleva la noche.
—Me late —dice mientras abandonamos el motel—. PodrĆamos ayudar a gente que veamos en peligro.
Cuando llegamos a la acera, Ć©l toma mi mano y entrelaza sus dedos con los mĆos, tengo un impulso de soltarme, pero lo controlo. Mi corazĆ³n estĆ” agitado, mi pecho y cabeza retumban como tambores, me siento acalorado, comienzo a sudar, sin embargo, no retiro mi mano y lentamente recobro el control de mi respiraciĆ³n. Lo miro, Ć©l ve al frente, probablemente estĆ” igual de nervioso que yo, Jon suspira para recobrar el aliento.
—Bueno, caminemos —dice con su hermosa sonrisa, mirĆ”ndome a los ojos.
—¿Quieres conocer mi “depa”? EstĆ” hasta el otro lado de la ciudad, cerca de los muelles.
—Me encantarĆa —dice Ć©l.
Tomados de la mano, recorremos GĆ³tica. No sĆ© que suceda despuĆ©s de esta noche, solo sĆ© que por primera vez en mucho tiempo, me siento pleno. Tan solo sujetar su mano, saber que Ć©l camina a mi lado, eso, es para mĆ un final feliz.
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