LA REINA DEL CHISME, Parte 2 de 3. - Las Bolas de Pablo

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12 jul 2022

LA REINA DEL CHISME, Parte 2 de 3.

 

LA REINA DEL CHISME, Parte 2 de 3.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M Y M/M.

 

 

Chisme.

1. m.coloq. Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna.

 

Chismear. 

1. intr. coloq. Hablar con indiscreciĆ³n o malicia de alguien o de sus asuntos.

2. tr. coloq. Contar algo con indiscreciĆ³n o malicia

 

En el relato anterior, Carlota, la esposa del sindicalista camionero, HĆ©ctor, y quien tenĆ­a la mala fama de chismosa, —aunque siempre trataba de disimular su apetito por los chismes—, asiste por la noche a una reuniĆ³n secreta con otras 20 mujeres…


…Todas estaban reunidas para escoger por votaciĆ³n a LA REINA DEL CHISME. Las 3 “finalistas” ademĆ”s de Carlota, eran Reinalda y Esther. Reinalda expuso su chisme especial…En donde cuenta cĆ³mo expuso la infidelidad de un vecino suyo con una rubia universitaria. A continuaciĆ³n Esther plantearĆ­a su chisme mĆ”s selecto, en busca de conseguir el tĆ­tulo.


 

Ahora era el turno de Esther, una mujer de 39 aƱos y esposa de un poderoso empresario de estacionamiento de vehƭculos pesados...de ahƭ la cercanƭa con el gremio de camioneros.



Roberto Hinojoza era el rector de la universidad Gran patria, el sitio donde estudiaba el hijo mayor de Esther. Con 50 aƱos el hombre estaba rodeado de un aura de corrupciĆ³n, al ser de familia polĆ­tica siempre era blanco de dudas sobre su manejo de las finanzas de la universidad.


Durante una reuniĆ³n de alumnos y padres, Esther, que siempre estaba en busca de chismes, se enterĆ³ de esta mala reptaciĆ³n del rector y un dĆ­a sin nada que hacer, tomĆ³ su bolso “mĆ”gico” (Lleno de toda clase de instrumentos para meterse en sitios, asĆ­ como grabar y fotografiar a las personas, pues uno de sus hijos estudia electrĆ³nica y ha surtido con equipos a su entrometida madre) y se dispuso a encontrar evidencias de las prĆ”cticas corruptas del rector.

 

Primero profundizĆ³ en los comentarios de enemigos del rector dentro de la universidad, entonces, bien sustentada en rumores, daba por hecho que el rector llevaba una nĆ³mina paralela fantasma, desviando recursos a esos empleados inexistentes y ademĆ”s cobraba coimas para que estudiantes deficientes en promedios fuesen admitidos.

 

La mujer continuĆ³ su narraciĆ³n a su auditorio de potenciales electoras:

 

SeguĆ­ al rector durante todo un dĆ­a, pronto supe su horario y rutinas, vaya sorpresa cuando se citĆ³ en un motel con una mujer a quiĆ©n reconocĆ­ de inmediato…

Se trataba de Eliana Morales, de 28 aƱos y la secretaria de Roberto en la rectorĆ­a, la pareja entrĆ³ al motel y pude ingresar tras ellos…


Reinalda escuchaba la narraciĆ³n y sonriĆ³, si el exponer la infidelidad del rector era el chisme de Esther, ella le vencerĆ­a como Reina del chisme, pues era la misma historia que ella habĆ­a expuesto en el primer turno (Parte 1)…fue desafortunado para Esther que no fuera la primera en hablar, pues su chisme ahora se oirĆ­a repetitivo ante la audiencia de mujeres.

 

Les grabĆ©—ContinuĆ³ exponiendo Esther—y captĆ© los gemidos de la secretaria y hasta los del rector, ella era buena en la cama al parecer por cĆ³mo le hacĆ­a gritar, pero eso no era lo que buscaba, ademĆ”s Roberto era divorciado, asĆ­ que no habĆ­a una esposa con quien denunciar una infidelidad...

…AdemĆ”s ustedes ya oyeron eso de mi colega Reinalda; No! Mi chisme es algo mĆ”s elaborado y complejo, lo que agradarĆ” a todas ustedes…Lo siento Reinalda querida—DesviĆ³ la vista hacia Reinalda y le regalĆ³ una sonrisa de burla.

 

Reinalda desviĆ³ la mirada, se mordiĆ³ la lengua y escondiĆ³ su enojo interno.

 

Esther siguiĆ³ narrando…

 

TambiĆ©n se veĆ­an en el edificio dĆ³nde ella residĆ­a, allĆ­ pude entrar tambiĆ©n, pero a los pocos dĆ­as tenĆ­a ya bien detallada la vida amorosa e ilĆ­cita del rector, pues deben saber que las relaciones entre personal de la universidad, no dejan de ser inconvenientes por estatutos y mĆ”s si se trata del jefe con una subalterna…de saberse Roberto tendrĆ­a que dar explicaciones incomodas, por eso mantenĆ­a la relaciĆ³n con Eliana de forma oculta.

 

La siguiente parte de mi estrategia era hallar las pruebas de sus ilĆ­citos en su propia oficina, de seguro allĆ­ escondĆ­a los documentos, pero para llegar allĆ­, primero debĆ­ conocer bien a su asistente Vicente, el hombre de 30 aƱos, era muy callado y tenĆ­a fama de leal a Roberto, en mis indagaciones llegue a entrar al baƱo de hombres exclusivo de la rectorĆ­a, y encontrĆ© lo que necesitaba allĆ­…


…VerĆ”n, me escondĆ­ y preparĆ© la grabadora y cĆ”mara, el baƱo de hombres es un lugar rico para encontrar secretos, mientras orinan en solitario, muchos hablan cosas que no dirĆ­an jamĆ”s en pĆŗblico, y puede enterarme cuando Vicente exponĆ­a que perdonaba a Roberto por un regaƱo que Ć©ste le acababa de dar…Era obvio…Vicente estaba enamorado del rector. Si era gay y “aun no salĆ­a del closet” podĆ­a chantajearle con eso.

 

Pero sucediĆ³ algo que no esperaba, Roberto entrĆ³ al baƱo, en medio de insultos para con Vicente.

 

—Eres un inĆŗtil!, hasta cuando saldrĆ”s del baƱo, eh?, te la estabas jalando otra vez no?

 

Vicente negĆ³ el estarse masturbando, pero todo lo que grababa era oro puro.

 

—No seƱor Hinojoza, no hacĆ­a eso.

 

—Es tu culpa que perdiĆ©ramos ese negocio, eres demasiado blando para hacer tratos, jamĆ”s debĆ­ enviarte a esa reuniĆ³n.—Hinojoza estaba fuera de sĆ­.

 

—CĆ”lmate Roberto—Esa frase sacĆ³ al rector de quicio.

 

—A mĆ­ no me tutees…Soy el rector Hinojoza!—El iracundo hombre lanzĆ³ de improviso una patada contra las bolas de su asistente, nunca esperĆ© tamaƱa reacciĆ³n!

 


El zapatazo en las huevas de Vicente no pudo generar otra reacciĆ³n…

 

—AAAAAHHH!!!—GritĆ³ el hombre cuando de seguro le dejaron las huevas adentro del cuerpo, Roberto lo pateĆ³ muy duro, yo sĆ³lo pude cubrirme la boca de la sorpresa, no querĆ­a que se me saliera algĆŗn ruido que delatara mi presencia.

 

Acto seguido Roberto comenzĆ³ a burlarse de Ć©l.

 

—Eso te enseƱarĆ” a trabajar como se debe y a respetar a tu patrĆ³n, madura y deja de ser un perdedor, jajajaja.

 

El rector saliĆ³ en medio de su regocijo y Vicente se quedĆ³ en el suelo sobĆ”ndose las bolas

 

—Te perdono Roberto, mi vida, Oh dios, pero que daƱo me has causado…—Vicente se sobaba las bolas, permaneciendo acurrucado sobre el piso; ParecĆ­a llorar, no solo del dolor sino de la agresiĆ³n de aquel a quien amaba en secreto.

 

PermanecĆ­ en mi escondite esperando que Vicente se incorporara, porque ya sabĆ­a cĆ³mo obtendrĆ­a lo que querĆ­a para comprobar los delitos del rector.

 

Cuando por fin se levantĆ³, le embosquĆ©!, le cerrĆ© el paso y Ć©l se mostrĆ³ sorprendido, tardĆ³ unos segundos en darse cuenta de que habĆ­a estado en el baƱo todo el tiempo, su mirada denotaba un miedo extremo, sabĆ­a que estaba enterada de su secreto como gay y de la agresiĆ³n del rector…no daba para decir algo.

 

—SerĆ© directa y franca—Le dije sin mĆ”s largas—Tengo grabado que eres gay, personalmente no veo lĆ­o en decir al mundo que se es homosexual, pero al parecer a ti si te da temor, por eso estĆ”s en mis manos querido—La verdad no querĆ­a aprovecharme de Ć©l pero en busca de exponer al rector y tener mi chisme, soy implacable!

 

Las mujeres que la escuchaban estaban de acuerdo en su gran mayorĆ­a.

 

Le mostrĆ© la grabadora dĆ³nde estaba la vital informaciĆ³n personal.

 

—Deme eso!—Vino hacĆ­a mi para quitarme la grabadora, pero debilitado tras la patada en las huevas, no era rival para mĆ­…Le hice a un lado las manos y le agarrĆ© los testĆ­culos con fuerza, enseguida soltĆ³ un quejido de dolor y bajĆ³ los brazos rendido totalmente.

 

—EscĆŗchame pobre diablo, vas a decirme como exponer al rector en sus delitos, y sĆ© que son muchos!

 

—De que habla…—TratĆ³ de protegerlo instintivamente, estaba segura que Ć©l sabĆ­a de los negocios sucios de su jefe.

 

—EscĆŗchame bien, infeliz!—Mantuve el agarre y apretĆ© ligeramente, el cerrĆ³ los ojos tragando saliva, estaba a mi completa merced…No debĆ­a apretar mucho pues con el fuerte dolor de huevas que ya traĆ­a, sabĆ­a que con cualquier presiĆ³n lo iba a torturar y obtener lo que querĆ­a.—…Vas a hacer lo que yo te pido o no solo se enterarĆ”n en la universidad de esta grabaciĆ³n, sino que ahora mismo te dejarĆ© sin bolas!—Le apretĆ© un poco mĆ”s y cediĆ³ como esperaba.

 

—De acuerdo, le darĆ© las llaves de la rectorĆ­a, pero no sĆ© quĆ© buscar, entre y revise los papeles a ver si encuentra algo, no sĆ© si Ć©l esconde esas pruebas allĆ­, se lo juro...

 

Le creĆ­ y liberĆ© sus bolas, no tardĆ³ en irse al suelo y cubrir sus pelotillas.

 

—Vaya que fuiste bien lejos Esther—InterrumpiĆ³ una mujer del auditorio, pero las otras la hicieron callar, para que la expositora continuase con la narraciĆ³n.

 

Le amenacĆ© para que no se le ocurriera advertir a Roberto, el amor le impedĆ­a odiarlo aĆŗn con las agresiones que le provocĆ³, pero el riesgo de que expusiera la grabaciĆ³n le hizo mantenerse al margen de todo, no tenĆ­a de otra.

 

Al dĆ­a siguiente y a una hora en la que el rector no debĆ­a estar en su oficina, ingresĆ© a la rectorĆ­a, busque expedientes y toda clase de documentos, pero no encontrĆ© nada comprometedor…Mi Ćŗnico plan era ubicar una cĆ”mara espĆ­a para saber la clave de la caja fuerte, era el Ćŗnico lugar por explorar…cuando Roberto usara la clave, me enterarĆ­a y otro dĆ­a volverĆ­a para revisar la caja.

 

Me puse alerta ante la llegada imprevista de Roberto y su secretaria Eliana, por fortuna la rectorƭa era amplia y adjunto habƭa una pequeƱa sala de reuniones, me encerrƩ allƭ, no sin antes bendecir mi suerte, con la cƔmara ubicada podrƭa saber de quƩ hablaban esos dos, sumado a verles en tiempo real desde mi telƩfono conectado a la cƔmara

 

CuĆ”l fue mi sorpresa al no ver a Eliana, mĆ”s si escucharla…oh madre santa!

 

Eliana estaba debajo del escritorio de Roberto, Ʃl se habƭa abierto el zipper para intimara con ella y la cƔmara alcanzaba a ver bastante de aquello.

 

La secretaria le estaba mamando la verga a su jefe, se notaba como lo hacĆ­a con gusto, y Roberto no tardĆ³ en jadear de placer.


El Ć”ngulo no era el mejor, pero se notaba la acciĆ³n pervertida de la mujer, aquellos perversos si tenĆ­an intimidad en la rectorĆ­a, ahora si los tenĆ­a en una acciĆ³n ilĆ­cita, cĆ³mo mĆ­nimo les echarĆ­an de la universidad…Pero aĆŗn faltaba pues querĆ­a exponer todo lo ilegal que hicieran…Pero la situaciĆ³n no tardĆ³ mucho en hacerse aĆŗn mĆ”s comprometedora…

 

…Si lo grabado en el baƱo con Vicente era oro puro, esto era platino! Pues Eliana hablaba al tiempo que hacĆ­a pausas durante la mamada...Y vaya que la dama era hĆ”bil en lo que hacĆ­a, pues Roberto al poco tiempo estaba casi en la eyaculaciĆ³n.

 

—Y cĆ³mo estuvo el negocio, Robertico?—AsĆ­ le decĆ­a la golosa secretaria, aun con el glande en los labios.

 

—Ese inĆŗtil de Vicente lo echĆ³ a perder!

 

—Entonces no tendrĆ© mi viaje a Europa?—Se mostrĆ³ preocupada la mujer que se detuvo un instante en su chupada.

 

—No te preocupes por eso mi vida, tengo otro negocio en mente…Esta vez lo harĆ© yo mismo, verĆ”s que saldrĆ” muy bien…La universidad ni se enterarĆ” del desfalco.

 

ReĆ­an mientras Eliana renovaba la mamada hasta que le sacĆ³ la leche de las huevas; Roberto gozaba con el placer y de seguro por su futura fechorĆ­a.

 

DespuĆ©s de tragarse la leche de Roberto ambos continuaron charlando, alcancĆ© a grabar que Eliana guardaba en una cuenta a su nombre 200.000 dĆ³lares que al parecer Roberto habĆ­a substraĆ­do de la universidad con maniobras ilĆ­citas, ese era la reserva que ambos tenĆ­an por si algo salĆ­a mal, y en los prĆ³ximos dĆ­as esperaban una negocio que les diera el doble de esa cantidad.

 

Para mi fortuna, tras vaciarle las pelotas a Roberto, ambos salieron de la rectorĆ­a y pude salir con mi preciada videograbaciĆ³n. Al dĆ­a siguiente hice llegar el video a las autoridades y se abriĆ³ de inmediato una investigaciĆ³n.

 

Un dĆ­a despuĆ©s habĆ­a todo un escĆ”ndalo en la universidad, los empleados y alumnos hicieron una protesta afuera del edificio de rectorĆ­a y por supuesto yo estaba allĆ­ presenciando todo…SegĆŗn rumores, era inminente la apariciĆ³n de la fiscalĆ­a.

 

Roberto no sabĆ­a quĆ© hacer, y al parecer Eliana no asistiĆ³ al trabajo el dĆ­a de hoy. El Rector negĆ³ todo, pero las evidencias eran abrumadoras.

 

Cuando Roberto no dio la cara sabĆ­a quĆ© pensarĆ­a en escaparse…Como tenĆ­a aun la llave de la rectorĆ­a, ingresĆ©, querĆ­a cerciorarme que aĆŗn seguĆ­a en el edificio.

 

No estaba!, en lugar de eso me topƩ con Vicente quien estaba sentado en el suelo llorando, se notaba adolorido, me le acerque y preguntƩ quƩ habƭa sucedido.



—Se fue, me pateĆ³ las bolas y escapĆ³…—Su rostro era un caos, dolor fĆ­sico, decepciĆ³n y sufrimiento amoroso, pobre de Vicente.

 

*LO SUCEDIDO A VICENTE SE EXPONE AL FINAL DEL RELATO.

 

—CariƱo, olvĆ­dalo! Roberto ira a la cĆ”rcel, renuncia al amor imposible de ese criminal, es lo mejor para ti, —Me daba lastima en verdad, pero sĆ³lo dependĆ­a de Ć©l salir adelante.

 

No seguĆ­ mĆ”s allĆ­ y me fui a casa de Eliana para aguardar afuera…DarĆ­a mi mano derecha apostando que Roberto irĆ­a con ella.

 

El taxi que abordƩ fue a toda velocidad, le pague de mƔs para tratar de llegar antes, despuƩs de todo Roberto no me debƭa llevar mucha ventaja.

 

Y como anticipĆ©, Roberto llegĆ³ al edificio de Eliana unos minutos despuĆ©s de mĆ­, los pillos se iban a fugar!

 

EntrƩ al edificio siguiendo a Roberto, lista a llamar al investigador de la policƭa para evitar la fuga del sospechoso, pero me topƩ con una grata sorpresa!

 

En pleno pasillo y en la entrada del apartamento de su amante, Roberto se encontrĆ³ con Eliana quien sacaba un par de maletas y ya habĆ­a puesto llave a la puerta, me pude ocultar en una esquina, lejos de la vista de los protagonistas, pero lo suficientemente cerca para escucharles, al principio creĆ­ que todo era parte del plan, con las maletas hechas de Eliana se fugarĆ­an, pero resulta que Eliana era quien pretendĆ­a irse por su cuenta propia, y la llegada de Roberto la tomĆ³ por sorpresa.

 

Comenzaron una discusiĆ³n en pleno pasillo, por fortuna para ellos y para mĆ­ (Para no ser vista en mi escondite), a esa hora no circulaba nadie por el sitio…

…Roberto de inmediato le reclamĆ³ por querer escaparse dejĆ”ndole atrĆ”s, ante lo que Eliana le recriminĆ³ que por el desfalco a la universidad la imagen de ella habĆ­a sido afectada…Ahora la investigarĆ­an y quedarĆ­a como una cĆ³mplice de robo.

 

Pero tĆŗ fuiste la de la ideaExpresĆ³  Roberto ofendido y decepcionado.

 

—Lo sabĆ­a!—Me dije a mi misma— Ella es una engaƱa bobos, lo llevĆ³ a cometer el delito para ella aprovecharse y sacar su tajada...

 

Eliana recalcĆ³ que no irĆ­a a la cĆ”rcel por el negocio que saliĆ³ mal—La muy criminal querrĆ” decir el delito en el que les pillaron—…Se dispuso a ir por sus maletas.

 

—No te vayas!—TratĆ³ de retenerla, estaba segura de que no sĆ³lo por querer irse con el dinero robado, sino por abandonarle, Roberto estaba encaprichado con su compaƱera de crimen.

 

—DĆ©jame…huevĆ³n!—Eliana volteĆ³ la cara y le lanzĆ³ un patadĆ³n en las huevas…con los zapatos le aplastĆ³ toda la hombrĆ­a!


—AAAAHHHH!!!!!—Se quejĆ³ Roberto quien enseguida le soltĆ³ el brazo y se agarrĆ³ sus “asuntos privados”…

 

—Jajaja—Rieron las mujeres que escuchaban a Esther—Le pateĆ³ las bolas y lo dejĆ³ baldado, jajajaja. La narradora no detuvo su chisme.

 

…Roberto retrocediĆ³ con los muslos cerrados y terminĆ³ cayendo de rodillas, estaba acabado! La patada fue una verdadera coz equina, la yegua de Eliana lo habĆ­a dejado vencido con solo un golpe.

 

—Maldita puta…Traidora…—Pudo decir aunque no muy fuerte.

 

Eliana le miraba con una sonrisa insana.

 

—Me decomisarĆ”n todo mi dinero, no te lleves los doscientos mil—Roberto parecĆ­a desesperado.

 

Ella comenzĆ³ a reĆ­r.

 

Vi en su cara una alegrĆ­a tras patearle la hombrĆ­a, esto reconfirmaba lo que daba por hecho, ella era perversa y el dinero era lo Ćŗnico que le movĆ­a, como el rector tenĆ­a capital, ella estaba a su lado aceptando su verga…Pero ahora sin dinero, no tenĆ­a interĆ©s en sus genitales, y ahora hasta los golpeaba sin importarle nada.

 

Eliana comenzĆ³ a reĆ­r con sarcasmo, se regodeaba de la condiciĆ³n de inferioridad en la que se encontraba el arrodillado hombre frente a ella.

 

—Pero que esperas?—Le escuchĆ© decir —Ese dinero es mi escape al extranjero, y es sĆ³lo mĆ­o! —Roberto tratĆ³ de levantarse e ir de nuevo por ella, Eliana ni se moviĆ³.

 

No lo intentes, Roberto, te las patee bien duro. —Se jactĆ³ la mujer cuando el hombre fallĆ³ en su intento de levantarse

 

El rector tanteaba sus piernas, era claro que no le respondĆ­an, el golpe de Eliana le habĆ­a dejado muy dĆ©bil de sus extremidades…Me pareciĆ³ que si bien esos golpes duelen muchos a los hombres, el quedar tan incapacitado de solo una patada habla de la poca resistencia que tenĆ­a Roberto en sus huevas...aunque lo mismo sucediĆ³ con Vicente…

 

—Pero a mi marido una vez yo tambiĆ©n lo tumbĆ© de una patada en sus toronjas, Jajajaja…Y no se pudo parar en un buen rato, Jejejeje—InterrumpiĆ³ otra mujer del auditorio, aunque no le prestaron mucha atenciĆ³n.

 

…En fin, Roberto estaba acabado y Eliana tomĆ³ las maletas para dejar el edificio.

 

Cuando un par de minutos despuĆ©s—Porque me quedĆ© viĆ©ndole— Roberto se incorporĆ³, caminaba gracioso, con las rodillas juntas, y muy lento, pero avanzĆ³ en direcciĆ³n opuesta a la tomada por Eliana, es mĆ”s, venĆ­a en mi direcciĆ³n…

 

…Estaba lista a alejarme para no ser vista, cuando el rector ingresĆ³ a una puerta antes de mi ubicaciĆ³n… EntendĆ­ que era un baƱo pĆŗblico en ese nivel del edificio; Cuando me acerquĆ© a la puerta sentĆ­ un fĆ©tido aroma que me hizo retroceder…parece que la patada en las huevas le aflojĆ³ el intestino...Pobre de Roberto…Y pobre de la empleada que deba limpiar el lugar!

 

El auditorio carcajeĆ³ y Esther pidiĆ³ silencio pues ya casi terminaba su exposiciĆ³n:

 

Ante el destino temporal de Roberto, salĆ­ para seguir a Eliana, no la alcancĆ© a ver pues me llevaba mucha ventaja. Aunque advertĆ­ a las autoridades, Ć©stos fueron lentos y Eliana escapĆ³ de la ciudad con los 200 mil dĆ³lares.

 

Actualmente el asunto estĆ” en investigaciĆ³n, la secretaria se fue y es buscada, pero no esperarĆ­a a que la encontrasen, para la policĆ­a el pez gordo es el rector Hinojoza, y con Ć©l arrestado, Eliana—El cerebro real del robo—no es de alto valor.

 

Con respecto a Roberto, aĆŗn no se sabe si lo condenen pues es de una familia adinerada, tal vez haga un trato devolviendo el dinero gracias a su familia, y cuando mucho le den casa por cĆ”rcel.

 

 

Un nuevo aplauso se escuchĆ³ tras finalizar la narraciĆ³n.

 

—Excelente Esther—PlanteĆ³ una mujer del auditorio— No sĆ³lo tu chisme expuso una relaciĆ³n inadecuada dentro de la instituciĆ³n, sino que denunciaste la corrupciĆ³n en mi universidad y la actual de mis hijos.

 

El ambiente de felicitaciones era unĆ”nime en todo el pĆŗblico.

 

—Un servicio comunitario sin duda…—AƱadiĆ³ otra mujer—Te perfilas rumbo al tĆ­tulo, Esther.

 

Reinalda se mordĆ­a la lengua, sus opciones de ser la Reina del chisme eran pocas ahora.

 

DespuĆ©s de escuchar las historias de sus competidoras, Carlota pensĆ³:

 

 —SĆ­!, el chisme de Esther es muy bueno, y por un instante abordaste parte de la trama de mi chisme…pero con todo y eso, el mĆ­o lo supera!... El tĆ­tulo de REINA DEL CHISME  ya estĆ” en mi bolsa…

 

Carlota se dispuso a exponer su chisme…

 

 

CONTINUARƁ...

 

 

***

 

 

*LO SUCEDIDO ENTRE ROBERTO Y VICENTE (Hechos no vistos por Esther).

 

Vicente observaba a la gente afuera del edificio de la rectorĆ­a, sabĆ­a que aquella mujer que lo agrediĆ³ en el baƱo y sabĆ­a de sus secretos Ć­ntimos habĆ­a delatado a su amado Roberto, en su corazĆ³n se debatĆ­a entre el amor secreto y hacer lo correcto, pues el rector y la corrupta secretaria Eliana eran delincuentes.

 

ObservĆ³ salir a Roberto con su portafolio, le siguiĆ³ por curiosidad, cuando en su camino Ć©ste tomĆ³ cierta direcciĆ³n, supo que querĆ­a escaparse, irĆ­a por una ruta que le harĆ­a salir al estacionamiento sin ser visto.

 

—No te evadirĆ”s!—Fue su expresiĆ³n al tiempo que le tomaba del brazo, el portafolios de Roberto cayĆ³ y este se sorprendiĆ³ por la intromisiĆ³n de sus asistente.

 

—Que carajos haces?, suĆ©ltame!

 

—No te irĆ”s, debes responder por los delitos de que se te acusan.

 

—DĆ©jame ir, maricĆ³n, ya viene la fiscalĆ­a, no me encontrarĆ”n aquĆ­.—Vicente creyĆ³ que el tĆ©rmino “MaricĆ³n” era un insulto, no que Roberto conociera su condiciĆ³n sexual secreta.

 

Se iniciĆ³ un forcejeo entre los dos, Vicente seguĆ­a su instinto, anhelaba que Roberto entrara en razĆ³n y si daba la cara el castigo podrĆ­a ser leve, pero si escapaba de las autoridades le irĆ­a muy mal…Le retendrĆ­a aĆŗn contra su voluntad!

 

Roberto intentĆ³ patearlo en las bolas pero Vicente estaba prevenido por el ataque anterior en el baƱo, escondiĆ³ bien su debilidad y logrĆ³ ubicarse detrĆ”s de Roberto, aplicĆ”ndole una llave de sometimiento, alguna vez la habĆ­a visto en TV y practicado en la intimidad con una expareja gay.


Roberto se vio atrapado, no daba para quitarse la llave, jamĆ”s esperĆ³ tal actitud de su asistente, a quien creĆ­a sumiso.

 

Vicente querĆ­a incapacitarlo y le devolverĆ­a a la rectorĆ­a, si era necesario atarlo, lo harĆ­a!, Roberto debĆ­a dar la cara.

 

El agarre de Vicente era firme, y Roberto no daba para soltarse, pero usĆ³ un truco sucio!

 

—SĆ© que estĆ”s enamorado de mĆ­—La frase confirmaba que el rector estaba enterado de los sentimientos de su subalterno.

 

Y era cierto, Roberto no sĆ³lo sabĆ­a que Vicente era gay, sino que conocĆ­a que estaba loco por Ć©l, nunca le pareciĆ³ relevante mencionar eso, o burlarse por ello…Para el engreĆ­do rector, le daba lo mismo, en su opiniĆ³n Vicente era un perdedor y un inĆŗtil, aunque el ser un inĆŗtil era algo sin fundamento, pues le mantenĆ­a en el puesto de asistente por su eficiencia.

 

La frase tambiĆ©n causĆ³ lo que el rector esperaba, Vicente se distrajo ante lo dicho y aflojĆ³ el agarre, Roberto vio su oportunidad, se liberĆ³ de la llave y de inmediato atacĆ³!

 

Un golpe de puƱo al rostro alejĆ³ y dejĆ³ a Vicente fuera de balance…Roberto le rematarĆ­a con una rĆ”pida patada a los testĆ­culos.

                                                                     


—AAauuu!!!!—AullĆ³ Vicente sintiendo las pelotas aplastadas por la pierna del rector.

 

Ante otro golpe al rostro dado por Roberto, el asistente terminĆ³ en el suelo con las manos protegiendo sus gĆ³nadas.

 

—Eso te ganas por meterte en mis asuntos, gay…Y ni creas que te harĆ© caso algĆŗn dĆ­a, yo no me meto con homosexuales!—Las palabras denigrantes y discriminatorias fueron directo al corazĆ³n de Vicente causĆ”ndole un dolor mĆ”s grande que el que sus bolas le transmitĆ­an en ese instante.

 

Roberto no perdiĆ³ mĆ”s tiempo y retomĆ³ su evasiĆ³n.

 

Vicente se sentĆ³ y comenzĆ³ a llorar, unos pocos minutos despuĆ©s aparecĆ­a Esther.

 

Al final y con Roberto ante la justicia, Vicente debiĆ³ superar aquel enamoramiento imposible y hostil, su recuperaciĆ³n emocional fue lenta, pero la vida es difĆ­cil y debĆ­a seguir adelante.

 


***

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