AQUELLA JOVEN DE BOTAS BLANCAS. - Las Bolas de Pablo

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5 jul 2022

AQUELLA JOVEN DE BOTAS BLANCAS.

 

AQUELLA JOVEN DE BOTAS BLANCAS.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M Y F/M.

 

 

Esteban Monteblanco caminaba de un lado a otro de aquella oficina, el joven de 22 aƱos se mostraba muy pensativo, no dejaba de rascar su cabeza. Una persona estaba con el lugar y le pedƭa que se sentase, Esteban se mantenƭa en pie.



—CuĆ©ntame que sucediĆ³, no omitas detalles, Esteban—ExpresĆ³ con amabilidad la persona junto a Ć©l, cuyo tono era de tranquilidad y total interĆ©s en lo que el joven tenĆ­a que narrar.

 

Esteban no se atrevĆ­a a hablar

 

—Vamos Esteban, hĆ”blame de aquella joven de botas blancas

 

Esteban se detuvo en su marcha incesante y afirmĆ³, se sentĆ³ y comenzĆ³ su relato.

 

 

Al principio todo era claro, salĆ­ de casa rumbo a aquel bar, no era la primera vez que asistĆ­a a un bar en esa zona, muchas ocasiones con amigos despuĆ©s de las clases, pero ese dĆ­a creo que fui solo…

 

…Pero yendo al grano, todo iba perfecto hasta que la vi, una hermosa chica casi rubia con un rostro angelical, nunca la habĆ­a visto, pero algo me decĆ­a que la conocĆ­a, no puedo explicarlo, pero esa intriga me mantuvo pendiente de ella. Me quedĆ© viĆ©ndola a la distancia pues no me atrevĆ­a aun a acercĆ”rmele.

 

EstarĆ­a acompaƱada?, era muy probable dado lo bella que era, pero notĆ© su vestimenta, camisa, falda corta que dejaba ver sus muslos y piernas, y Ć©stas eran adornadas con sus botas, y me quedĆ© fijo un rato en ellas…

…usaba unas botas altas casi al nivel de la rodilla y eran de color blanco, me gusta ese color en el calzado de las chicas.


Pero en cierto momento un hombre se le acercĆ³, me causĆ³ curiosidad pues era obvio que estaba interesado en ella, pero al mismo tiempo dudĆ© que fuera su pareja, porque junto a Ć©l habĆ­a otra chica, era bonita pero la de botas blancas tenĆ­a un rostro mĆ”s de Ć”ngel.


La joven se evidenciaba molesta con el individuo, creĆ­ conveniente intervenir, pero cuando me levantĆ© en su direcciĆ³n, el sujeto le tocĆ³ el trasero a la chica que trataba de alejarse…


…Pero la joven resultĆ³ valiente y se volteĆ³, para sin demora descargarle una sonora bofetada —No audible por la alta mĆŗsica del bar—que le volteĆ³ la cara al tipo.

 

Este dijo algo, pero por el ruido no escuchĆ©, mĆ”s por su expresiĆ³n facial era un grueso insulto. La joven reacciona ante lo dicho contra ella y lanza otra cachetada, pero esta vez el sujeto se la detiene, demuestra una sonrisa.

 

Ahora si debƭa intervenir porque Ʃl la mantenƭa del brazo, evitando que se alejara, pero en mi avance observƩ las botas blancas de la chica retroceder para lanzarle una patada al hombre frente a ella.


El zapato de la chica dio entre las piernas del hombre que la sujetaba, casi con el empeine le golpeĆ³ los testĆ­culos!

 

De inmediato escuchĆ© un “AAAHHH!!!!” a pesar de la mĆŗsica, dado el alto volumen del dolor en sus partes.

 

La joven se vio libre y hasta logrĆ³ empujar al sujeto, quien estaba doblado y con las manos acunando su hombrĆ­a y le lanzaba insultos.

 

Quise acercarme y preguntarle si todo estaba en orden, pero la chica de las botas de marchĆ³ enseguida, dejando al sujeto doblado y asistido por la mujer  a su lado. No estaba seguro si esa mujer era su pareja o solo una amiga.

 

RetrocedĆ­ y me dirigĆ­ a una mesa para beber un rato…TratĆ© de buscar a la joven de botas blancas, pero no se veĆ­a por ningĆŗn lado.

 

PasĆ³ un rato y tras bailar con alguna dama solitaria regresĆ© a mi mesa.

 

—Hola, cariƱo, me llamo LucĆ­a—EscuchĆ© la voz de una mujer y al voltear me sorprendiĆ³ toparme con la acompaƱante de ese sujeto que agrediĆ³ (y fue agredido) a la joven de botas blancas.

 

Era una mujer bella y su sonrisa me decĆ­a que querĆ­a acercarse a mĆ­.

 

—Que haces con ese patĆ”n?—PodĆ­a ver a ese sujeto a la distancia, sentado en una mesa distante.

 

—Me toca estar con Ć©l—RespondiĆ³ la mujer—Pero si tĆŗ me invitas un trago me quedarĆ© contigo.

 

AsentĆ­ a su insinuaciĆ³n y bebimos un par de tragos, sus avances eran muy obvios, dejĆ”ndome claro que era una prostituta; De seguro ese sujeto era su cliente, pero yo tenĆ­a mĆ”s que ofrecerle…

 

…DecidĆ­ estar con ella, despuĆ©s de todo estaba allĆ­ para divertirme y encontrar alguna compaƱƭa femenina, me hubiese gustado acercarme a aquella chica de botas blancas, pero ya no la pude ver mĆ”s, ademĆ”s con el incidente era muy probable que se hubiera marchado del sitio.

 

Al rato estaba afuera del bar con LucĆ­a, el amplio estacionamiento a cielo abierto estaba solitario, lo que era normal al ser cerca de la una de la maƱana, sĆ³lo despuĆ©s de 3 Am es que la gente comenzarĆ­a a abandonar el bar en busca de sus autos.

 

Estaba disfrutando, Lucƭa realizaba su labor como trabajadora sexual, estaba de rodilla ante mƭ y me realizaba una paja rusa con sus lindas tetas de buen tamaƱo, una gran sonrisa adornada su boca, al tiempo que por momentos me chupaba la punta de la polla.


AĆŗn faltaba bastante para correrme, pero algo llamĆ³ mi atenciĆ³n…

 

…ObservĆ© a la misma chica de aquellas botas blancas, el color de su calzado era muy obvio de notar aun a la distancia. En mi cabeza tenĆ­a la idea descabellada de ir tras ella y presentarme por fin, pero Lucia me la estaba chupando, no podĆ­a dejar las cosas asĆ­…Inconclusas.

 

Admito que me encontraba distraĆ­do por aquella botas, y no tardĆ³ en escucharse un escĆ”ndalo, era la voz de una mujer joven, aquella chica de botas blancas podrĆ­a estar en problemas, me retirĆ© de LucĆ­a, diciĆ©ndole que algo sucedĆ­a, ella tambiĆ©n debiĆ³ escuchar el escĆ”ndalo, me subĆ­ los pantalones y fui hacia la parte del estacionamiento de dĆ³nde provenĆ­a el escĆ”ndalo.

 

Me enojƩ al ver a aquel mismo sujeto que la habƭa molestado en el bar, la tomaba del brazo otra vez, tenƭa que ayudarla.

 

Mientras me acercaba la chica se defendiĆ³ de nuevo, intentĆ³ una nueva patada con sus lindas botas blancas a los testĆ­culos del tipo…

 

…Pero anunciĆ³ demasiado la patada, retrayendo bastante su pierna, sin duda la chica querĆ­a patearlo con la mayor fuerza posible para noquearlo…


…Pero el hombre vio venir el zapatazo, liberĆ³ a la joven para esquivar con agilidad la dolorosa patada. El acto de defensa de la joven lo enfureciĆ³!

 

Acto seguido el tipo lanzĆ³ una fuerte bofetada contra la linda cara de la chica, que la hizo tambalear, presenciar eso me sacĆ³ de quicio y corrĆ­ hacia Ć©l, pero antes de llegar el sujeto rematĆ³ a la joven de botas blancas con un puƱo en el estĆ³mago…Fue un veloz combo del patĆ”n, bofetada y puƱo.

 

La chica quedĆ³ en el suelo tirada, sin aire y por lo fuerte del golpe, sin sentido.

 

Apenas lleguƩ le propinƩ un puƱo alejƔndolo de la chica, le di una mirada rƔpida y supe que estaba desmayada, me enojƩ mƔs.

 

El sujeto me recriminĆ³ por atacarle, fingiendo que no sabĆ­a el por quĆ©...que cĆ­nico!

 

Ɖl se cuadrĆ³ y yo me cuadrĆ© y comenzamos a darnos puƱos, Ć©l era fuerte, pero yo no me dejaba vencer, y no son pocas las veces que he peleado en la calle, le conecte unos buenos golpes en la cara y en los costados…

 

…En cierto momento el maldito me tratĆ³ de dar un rodillazo en la entrepierna, querĆ­a joderme en serio, pero hĆ”bil en peleas de calle uno sabe cĆ³mo cubrirse bien las huevas, me movĆ­ bien rĆ”pido salvĆ”ndome del rodillazo y pude contraatacar enseguida con un puƱo bien encajado en sus costillas, lo sintiĆ³ bastante, pues quedĆ³ sin aire un instante…

 

…Era una oportunidad de oro y estando fuera de balance le ataquĆ© a gusto…Le enterrĆ© la rodilla en sus propias bolas.


—AAAAHHH!!!!!!—Lo hice gritar con fuerza, le di duro, se las dejĆ© bien aplastadas.

 

El maldito se agarrĆ³ las pelotas, de seguro las tenĆ­a muy dolidas ya por el golpe que la chica le habĆ­a dado en el bar, pero no le tuve piedad y le rematĆ© con una trompada en la barbilla, como boxeador noqueado se fue de culo al suelo.

 

Con Ʃl derribado, mirƩ por un instante a la chica desmayada, se veƭa tan linda.

 

SentĆ­ mĆ”s enojo contra el patĆ”n y le iba a golpear mĆ”s, pero fue cuando mi pelvis se elevĆ³ con un fuerte impacto desde atrĆ”s a mi entrepierna…

 

Era un fuerte golpe de zapato, me acababan de patear los testĆ­culos por detrĆ”s!…


—AAammm!!—Me quejĆ© por un segundo, para morderme los labios a continuaciĆ³n…

 

QuedĆ© paralizado con los ojos y la boca abierta en busca de aire, el dolor enseguida me invadiĆ³ e incapacitĆ³.

 

—Nadie le patea las bolas a mi hombre—ExpresĆ³ una voz de mujer y muy enojada.

 

Al fin reaccionĆ© para doblarme y cogerme las bolas, alcancĆ© a ver a la mujer que me atacĆ³, era LucĆ­a, la prostituta.


Traicionera!—AlcancĆ© a pensar apenas verla—…LlegĆ”ndome por detrĆ”s me cogiĆ³ sin guardia y desprevenido…Y ahora me enteraba que era leal a ese maldito sujeto…Era su amante no su cliente.

 

Estaba mal, me ardĆ­a todo el bajo vientre, el dolor era muy fuerte, apretaba los dientes tratando de soportarlo. LucĆ­a se me acercĆ³ y me dio un fuerte empujĆ³n, no pude hacer nada, mĆ”s sĆ³lo irme al piso…

 

…Enseguida me ubique en posiciĆ³n fetal como instinto de protegerme, y tenĆ­a razĆ³n, LucĆ­a comenzĆ³ a darme puntapiĆ©s, tenĆ­a unos botines y pateaba agudo gracias a su tacĆ³n y punta de calzado.

 

SentĆ­ puntapiĆ©s en la espalda y en los costados, me protegĆ­a la cara y las bolas…MĆ”s al sentir una patada en la parte baja de mis nalgas, y se repitiĆ³! LucĆ­a trataba de darme de nuevo en las pelotas.

 

Me cerrĆ© mĆ”s en mi posiciĆ³n defensiva, la prioridad era que no me alcanzara las bolas, lo pude lograr…Pero tambiĆ©n entonces sentĆ­ otra patada en plena espalda, fueron 3 golpes mĆ”s fuertes!

 

Era el sujeto quien ya estaba de pie, y se desquitaba, le escuchĆ© quejarse e insultarme, estaba seguro que no tenĆ­a toda su fuerza por el golpe bajo que ya tenĆ­a encima…—como yo mismo en ese momento— pero tenĆ­a mĆ”s fuerza de patada que la propia mujer.

 

Yo no podƭa hacer nada mƔs que ser un saco de boxear para ambos.

 

—Ya deja a ese hijo de puta, querido. —ExpresĆ³ la maldita.

 

Sentƭ que hurgaban en mi trasero, era Lucƭa, creƭ que querƭa agarrarme las bolas ante su ineficaz ataque para pateƔrmelas, yo seguƭa protegiƩndomelas, pero enseguida notƩ como me sacaba la billetera del bolsillo trasero, era una ladrona tambiƩn.

 

—VĆ”monos mi vida —Le escuchĆ© decir—Te voy a atender.

 

El sujeto lanzĆ³ un insulto final y sus voces se alejaron.

 

Estaba vapuleado, solo observĆ© como ese patĆ”n cargaba a la chica en su hombro y se la llevaba…El maldito ya tenĆ­a las fuerzas recobradas, aunque la misma Lucia le ayudaba a su lado, era un sostĆ©n, como un bastĆ³n para Ć©l.

 

Me dolĆ­a todo, pero el ver como se la llevaban me hizo tratar de levantarme, era una locura, pero querĆ­a salvarla…

 

…Fue inĆŗtil, mi cuerpo estaba sin fuerza, no pude hacer nada!

 

Ahora era levantarme, a pasar del dolor en toda mi espalda, sabĆ­a que no podĆ­a quedarme allĆ­ tirado mucho tiempo, mirĆ© todo a mi alrededor y tratĆ© de incorporarme, fue difĆ­cil, pero antes de cinco minutos ya estaba erguido…

 

…Las huevas me dolĆ­an mucho, pero cojeando y todo tomĆ© rumbo de regreso al bar, tenĆ­a que advertir sobre la chica y denunciar a la policĆ­a sobre el rapto.

 

—Entonces estĆ”s seguro de que esa joven de botas blancas estĆ” en peligro?—Con el final de la narraciĆ³n de Esteban, la persona que escuchaba, ahora hablarĆ­a mĆ”s con Ć©l.

—Por supuesto, doctor Mendoza!, y ya van dos dĆ­as desde su secuestro, la policĆ­a no ha hecho nada!

—Esteban, debemos hablar seriamente sobre esto…Lo que acabas de contar no sucediĆ³ de esa manera, no existe esa joven de botas blancas.

—A quĆ© se refiere doctor?

—Es producto de tu imaginaciĆ³n, Esteban. Al parecer sufriste un episodio psicĆ³tico, y las alucinaciones son comunes, crees que sucediĆ³ algo, cuando no pasĆ³, o en el mejor de los casos tergiversas los hechos.

El doctor Mendoza era el psiquiatra de turno en la clĆ­nica mental Reina Catalina, lugar dĆ³nde Esteban acababa de ser internado despuĆ©s de un episodio psicĆ³tico…


Y es que el dĆ­a de hoy, Esteban regresĆ³ al bar y armĆ³ un escĆ”ndalo, exigiendo que revisaran los videos de la noche previa, con el fin de encontrar a la raptada joven…Se llamĆ³ a la policĆ­a y Esteban fue arrestado…

 

…Tras una valoraciĆ³n por un psicĆ³logo de la policĆ­a, se determinĆ³ que debĆ­a ser internado en una clĆ­nica mental, su familia enterado de todo aceptĆ³ internarle.

—Pero no puede ser!—Esteban no creĆ­a lo que el doctor Mendoza le planteaba—Yo la vi siendo raptada, yo estuve allĆ­!

—La policĆ­a indagĆ³ tu declaraciĆ³n y revisĆ³ los videos del bar, e incluso del estacionamiento…Y sĆ­! hubo una mujer contigo, pero no es la que describes, ninguna tenĆ­a botas blancas.

—Ve! Si hubo una mujer!—Esteban creĆ­a que tenĆ­a razĆ³n, debĆ­a ser aquella raptada.

—Espera, la mujer que se vio en cĆ”mara no encaja con tu descripciĆ³n, pero si con la mujer que acompaƱaba al sujeto que segĆŗn tĆŗ agredĆ­a a aquella joven que querĆ­as proteger…Es la mujer que te hizo el sexo oral.

—Ve que si tengo razĆ³n! salĆ­ del bar con esa mujer malvada que despuĆ©s de chupĆ”rmela me pateĆ³ las bolas por detrĆ”s…—Esteban trataba de razonar, poniendo las cosas en orden y que encajasen con lo narrado.

El psiquiatra leĆ­a unos documentos dĆ³nde estaba la declaraciĆ³n policial de lo investigado.

—SegĆŗn las autoridades, esa mujer es una reconocida prostituta que frecuenta esa zona, y si ella te hizo sexo oral, sin duda fue por un pago acordado, pero tambiĆ©n ella pudo robarte despuĆ©s…AdemĆ”s la policĆ­a dice que hay algunos reportes de robos con ella como causante…

—Esa maldita mujer! DĆ³nde la encuentro?, como se llama?, ah sĆ­, LucĆ­a.

—Por su trabajo esas mujeres no usan su nombre verdadero…asĆ­ que no se debe llamar asĆ­.

—Es una traicionera!, todo era de un plan de esos dos secuestradores.

—No hubo un secuestro, Esteban, pero las autoridades sospechan que tal vez fuiste drogado por la mujer, pues se han hecho denuncias de que por esa zona varias trabajadoras sexuales usan drogas para incapacitar a sus clientes…

…Y si bien las drogas se pueden evidenciar en un examen de sangre, habĆ­a pasado mucho tiempo cuando te hicieron pruebas (SĆ³lo tras ser arrestado al dĆ­a siguiente le hicieron las pruebas), por lo que no se hallĆ³ nada, en otras palabras no se puede probar que fuiste drogado, pero es probable.

Las palabras del doctor dejaban a Esteban en el limbo, todo era producto de su cabeza? No era la primera vez que se confundƭa con algo, pero no de esa forma y ademƔs habƭa sucedido hace mucho tiempo.

—Pero…Y que pasĆ³ con la chica de las botas blancas?—Se negaba a aceptar la explicaciĆ³n del psiquiatra.

—Te repito, ninguna mujer con la descripciĆ³n que das estuvo a esa hora en el bar, ni saliendo de Ć©ste al estacionamiento a la hora que mencionas.

—Eso no puede ser! Como pude inventar algo asĆ­?—Al fin daba seƱales de aceptar que estaba errado.

—Calma, Esteban, por eso estĆ”s aquĆ­.

—Pero…Pero tenĆ­a los huevos hinchados del ataque, y me atendieron en el hospital…

El doctor afirmaba.

—La policĆ­a certificĆ³ eso, si te golpearon los testĆ­culos, por eso estuviste en urgencias, pero todo se debiĆ³ a una posible pelea que sĆ­ tuviste en el estacionamiento del bar con ese hombre, pero no hay constancia de eso…VerĆ”s, las cĆ”maras no captan todo el estacionamiento y fuiste a una zona sin imagen, de allĆ­ volviste a ser captado, tambaleĆ”ndote. En ese pleito pudiste recibir el golpe bajo…

—Esa zorra fue quien me pateĆ³ por detrĆ”s!

—Eso no lo puedo negar con certeza, perfectamente pudo ser ella la que te dio el golpe genital para robarte o pudo estar aliada con el otro sujeto, pero nada quedĆ³ en cĆ”mara.

—No, no, no, que pasa conmigo!?—Esteban tenĆ­a un lio en la cabeza

—No te preocupes, Esteban, estas aquĆ­ para recibir ayuda, veras que en algunas semanas recobraras la paz mental y podrĆ”s retomar tu vida cotidiana.

El doctor Mendoza se retirĆ³, dĆ”ndole orden a un enfermero de llevar a Esteban a una habitaciĆ³n, la cual ocuparĆ­a durante su estadĆ­a en la clĆ­nica.

El joven entendiĆ³ que lo mejor era acoger las recomendaciones del psiquiatra, esperaba mejorar pronto.

Una vez en el cuarto, Esteban mirĆ³ por la ventana y le pareciĆ³ ver a la joven calzando aquellas botas blancas, estaba detallando un cartel publicitario de botas femeninas…se centrĆ³ en el rostro de la modelo, era ella!


Se trataba de la modelo Katrina AlcĆ”ntara, (EL ABRACADABRA DE KATRINA) ahora recordaba! tantas veces la habĆ­a visto en revistas, era divina, era un Ć”ngel, ahora estaba seguro…Aquella joven de botas blancas no existĆ­a mĆ”s que en su imaginaciĆ³n.

 

FIN.

 

***

 

MIENTRAS TANTO…

 

En una vivienda, la prostituta LucĆ­a, quiĆ©n sĆ­ drogĆ³ a Esteban, ingresaba a un cuarto y observaba a su pareja, en realidad su novio de nombre RaĆŗl, el mismo hombre que se peleĆ³ con Esteban en el estacionamiento; Ante la entrada de la mujer, el hombre en ropa interior volteĆ³ a verla.


—Veo ahora sĆ­ que ya estĆ”s bien, RaĆŗl—La mujer observaba el calzoncillo de seda tipo tanga que le habĆ­a regalado a su novio con motivo de su cumpleaƱos, cĆ³mo adoraba esa prenda de color rojo puesta en su hombre *—Hoy si podremos divertirnos, mira que ese imbĆ©cil si me enojĆ³ por lo que te hizo.

 

—Ya sabes que estoy bien, hasta ayer me dolĆ­an todavĆ­a pero hoy amanecĆ­ sin dolor alguno.

—Ese maldito…—La mujer rememoraba lo sucedido en el estacionamiento—Mira que golpearte las pelotas, miserable!, pero le fue peor a Ć©l!

—Y porque hablas de Ć©l?

La mujer le habla sobre el incidente del bar hoy, ella habĆ­a ido al lugar, disfrazando su apariencia, para asĆ­ tantear el terreno y saber si tras el robo y pelea de ayer habĆ­a alguna bĆŗsqueda contra ella, debĆ­a saber si podĆ­a ir esta noche a trabajar a esa Ć”rea o debĆ­a mudarse, algo muy comĆŗn en personas acostumbradas al robo.

RaĆŗl escuchĆ³ sobre cĆ³mo el sujeto que le golpeĆ³ las bolas, parecĆ­a estar fuera de sĆ­, denunciando el secuestro de una mujer.

—Ese sujeto estĆ” loco, de dĆ³nde sacĆ³ eso de un secuestro?

—Lo mismo dije yo—CoincidiĆ³ la mujer— SerĆ” que la droga le alterĆ³ la cabeza?, o los golpes que le dimos?

—Te advertĆ­ de no pasarse con esa porquerĆ­a que te pones en las tetas—AcusĆ³ RaĆŗl.

La prostituta no respondiĆ³ a la afirmaciĆ³n de RaĆŗl, y en ese instante se abriĆ³ la blusa que traĆ­a, mostrĆ³ los pechos y comenzĆ³ a manipularlos con las manos.

—Y pensar que ese pendejo no me quiso besar las tetas, le insistĆ­a que las lamiera para que absorbiera la droga, pero el terco lo que querĆ­a es que primero le chupara la verga, maldito!...

La mujer ahora movƭa los pechos enseƱƔndolos a su pareja.

—…Me tocĆ³ chupĆ”rsela para que la tuviera bien mojada y asĆ­ con la paja (rusa) si se drogara…pero vaya que se drogĆ³ en serio!

—Ese fue tu error, DĆ©bora (El nombre real de la prostituta), te pones demasiado de esa cosa.

—TĆŗ me dijiste que se absorbe por la cabeza de la polla del hombre, cuando les hago la paja rusa se las restriego lo mĆ”s que puedo.—DĆ©bora ilustraba lo realizado, juntando los hombros y las tetas para demostrar el movimiento de masturbaciĆ³n con sus pechos.


A continuaciĆ³n comenzĆ³ a usar las manos, juntando mĆ”s las tetas para su explĆ­cita demostraciĆ³n.

 

—Te repito, debes tener cuidado con la dosis.

 

—Y cĆ³mo puedo medir la dosis?—ExpresĆ³ algo mortificada DĆ©bora—, sĆ³lo me coloco ese spray en las tetas y no sĆ© cuĆ”nto se traga el cliente, sea por la boca o por la polla, yo como sĆ©?

RaĆŗl le dio la razĆ³n en parte.

—Aun asĆ­ no te coloques tanta droga, te conozco, tĆŗ lo haces tan alegremente… Te he dicho que es solo una roseada del spray, y tĆŗ de seguro te lo aplicas como si fuera un ambientador del hogar…

RaĆŗl hizo una pausa y analizĆ³ lo difĆ­cil que se habĆ­an puesto los negocios Ćŗltimamente.

—…AdemĆ”s con ese quĆ­mico muerto por la mafia (QuĆ­mico de apellido FandiƱez, quien ya ha aparecido en varios relatos) ya no se consigue tan fĆ”cilmente ese narcĆ³tico, asĆ­ que debes racionarlo mĆ”s.

—Ay deja de quejarte tanto, RaĆŗl, —DĆ©bora estaba fastidiada, pero una mirada a la tanga roja de su pareja y su humor mejorĆ³—…Mejor vamos a jugar un rato, pero te dejas puesta bastante tiempo esa tanga que me vuelve loca.

La pareja comenzĆ³ a besarse, lo que llevarĆ­a a una pasional y prolongada relaciĆ³n sexual.

***

 

*La mujer es la prostituta que aparece (sin nombre) en los relatos, ANƉCDOTAS VERGONZOSAS partes 1 y parte 2 . DĆ³nde drogĆ³ al joven llamado Mildred, para asĆ­ robarle todo —incluso el interior de seda que regalĆ³ a su novio—.

 

NOTA 1: El par de delincuentes (RaĆŗl y DĆ©bora) tendrĆ”n a futuro un relato propio.

 

NOTA 2: Para los que quedaron algo perdidos con todo lo sucedido a Esteban, —Y tienen razones para estarlo, pues nunca dejĆ© en claro el orden de lo ocurrido— ColocarĆ© a continuaciĆ³n cĆ³mo pasĆ³:

 

1-Esteban asiste al bar, donde observa a RaĆŗl en compaƱƭa de DĆ©bora (ambos estĆ”n en busca de una vĆ­ctima para asaltar).

2-La prostituta le aborda y convence a Esteban de tener sexo pagado.

3-Cliente y puta van afuera y mientras ella le realiza la paja rusa, Esteban es drogado por la sustancia en las tetas de la mujer.

4-La droga hace efecto y provoca que Esteban sufra de alucinaciones… En su cabeza recrea una escena falsa, dĆ³nde su admirada modelo Katrina—Sin Ć©l reconocerla— es agredida y se defiende adentro del bar por RaĆŗl.

5-La droga mantiene su efecto y hace que Esteban alucine, presenciado una nueva agresiĆ³n de RaĆŗl a Katrina, esta vez en el Ć”rea del estacionamiento...Pues acaba de ver pasar a RaĆŗl.

6-Esteban hace a un lado a DĆ©bora, y va al estacionamiento, RaĆŗl se mantenĆ­a a distancia siempre pendiente del llamado de DĆ©bora tras consumar el robo, o por si su aliada criminal llegase a necesitar algĆŗn auxilio.

7-En el estacionamiento, Esteban tiene una pelea con RaĆŗl, dĆ³nde Ć©ste Ćŗltimo pierde tras recibir un rodillazo en las bolas.

8-DĆ©bora siguiĆ³ al cliente drogado y ante la derrota de RaĆŗl, patea por detrĆ”s a Esteban, derribĆ”ndole, golpeĆ”ndole y robĆ”ndole.

9-Tras irse ambos criminales, Esteban regresa al bar adolorido y convencido de un rapto que no sucediĆ³ (Otra alucinaciĆ³n), advierte a la policĆ­a del secuestro y decide ir a emergencias, dĆ³nde tras una corta estancia le dan de alta.

10-MƔs aliviado del golpe bajo, Esteban regresa a la policƭa esperando resultados, sin recibir avances en lo investigado.

11-Al dĆ­a siguiente Esteban vuelve al bar, queriendo ver los videos, convencido de la ineficiencia de las autoridades y preocupado por la secuestrada.

12-La policĆ­a le detiene por el alboroto y el psicĆ³logo de la instituciĆ³n le valora, sugiriendo su internaciĆ³n en una clĆ­nica mental.

13-La familia de Esteban es notificada y le internan…NarrĆ”ndole su historia al psiquiatra.

 

***

 

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