EL ABRACADABRA DE KATRINA. - Las Bolas de Pablo

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31 may 2022

EL ABRACADABRA DE KATRINA.

 

EL ABRACADABRA DE KATRINA.

 (Relato corto).

 


CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

NOTA DEL AUTOR: Un sueño que tuve hace unos meses me inspiró para escribir este relato.


 

 

Eran las 10:15 pm de aquel viernes 16 de febrero, y en el negocio llamado SILVER CAFƉ una pareja conversaba en la Ćŗnica mesa ocupada, la hora del cierre se acercaba. La pareja era muy llamativa pues si bien tanto el joven como la chica debĆ­an tener 18 aƱos, ella resaltaba pues era demasiado hermosa, con un cabello castaƱo claro y ojos azules…


…Mientras el chico si bien no era feo, si era de fisionomĆ­a algo mĆ”s comĆŗn.


TambiĆ©n sus vestimentas eran muy dispares…Ɖl con un suĆ©ter y blue jean, parecĆ­a concordar con el ambiente del lugar, asĆ­ como del barrio dónde estaban, pero la joven no!

 

La chica de nombre Katrina AlcƔntara, llevaba un vestido muy elegante, con un escote en forma de V, que dejaba gran parte de sus pequeƱos pechos al descubierto, la falda del vestido tenƭa una abertura considerable por la que las bellas piernas de la joven asomaban constantemente.


—EstĆ”s loca, Katrina?, cómo pudiste hacer eso!—Expresaba el joven de nombre Carlos AndrĆ©s Pereira.

 

—QuerĆ­a ver Ć©ste lugar, recordar la Ć©poca de la escuela—Katrina tenĆ­a una expresión de real felicidad, su rostro no se veĆ­a asĆ­ desde hacĆ­a tiempo.

 

—Pero como vas a dejar todo eso tirado?, no estĆ” bien, amiga!

 

—Lo sĆ©, pero ya estaba cansada de eso, querĆ­a compartir un rato contigo, aquĆ­, este sitio me trae muchos recuerdos…—La chica se sonrojó un poco.

 

Katrina era una afamada modelo, le confesarĆ­a a Carlos que anhelaba recordar la vida comĆŗn de antes…Toda la fama actual la abrumaba.

 

Carlos sonreĆ­a al verla, se notaba que la chica disfrutaba del momento…Y es que su llamaba apenas sólo una hora, lo tomó por sorpresa…

 

…Su dĆ­a de trabajo habĆ­a sido extenuante —Carlos era auxiliar administrativo y se dedicaba a operar una bodega de alimentos y medicinas—Desde que llegó a casa, habĆ­a pensado en dormirse temprano, su plan para salir de rumba los viernes por la noche con amigos, no verĆ­a la luz hoy.

 

Por su parte, Katrina era modelo desde los 16 aƱos…Cuando apenas terminó la escuela ya estaba contratada por una firma del modelaje reconocida. La chica era admirada en la ciudad y casi una celebridad local, pero al parecer esa intensa vida de eventos, pasarela y contratos la tenĆ­a al lĆ­mite, Katrina anhelaba la sencilla vida de cuando estudiaba en aquel barrio, y conversaba en ese mismo establecimiento comercial con sus amigas y amigos, principalmente con Carlos… QuerĆ­a pasar un rato en su antiguo vecindario, aunque fuese sólo por una noche.

 

MĆ”s temprano tenĆ­a un evento para una firma de relojes de la marca Wulgary, pero justo antes de iniciarse la modelo desapareció!, tomó el telĆ©fono y llamó a su amigo de la escuela y le pidió verse…desde hace un aƱo ni siquiera le veĆ­a en persona, asĆ­ que le citó en el conocido CafĆ©.

 

Carlos Andrés se sorprendió al verla llegar con aquel traje elegante y mÔs linda que nunca, nunca dejó de seguirla en las portadas de revistas de modelaje y publicaciones en redes sociales sobre su antigua amiga.

 

Katrina veía el teléfono, los mensajes eran incesantes de su representante, quién sólo recibió una corta respuesta de su parte diciéndole que estaba bien.

 

La charla giraba en torno a una caza de cafƩ caliente, muy necesario por la temporada frƭa y el ligero vestido de Katrina que la protegƭa poco del frio.

 

Carlos seguĆ­a preocupado por las consecuencias para su amiga por no ir al evento…La joven no le daba la importancia requerida…

 

—Supongo que haciendo un mal cĆ”lculo perderĆ© unos 50.000 dólares, en demandas y por la pĆ©rdida de ese contrato.

 

—Cincuenta mil dólares!—Carlos ahora sĆ­ que estaba alarmado.

 

A Katrina poco le importaba el coste de su acción.

 

—Dejemos de hablar de dinero y mejor hablemos de esos viejos y buenos tiempos…Te acuerdas cuando fuimos a aquel paseo escolar y…

 

IniciarĆ­an una charla amena en medio de risas, Katrina era feliz rememorando su ansiada y pasada vida escolar, las amistades ya lejanas, las bromas, los chismes, los apodos a los maestros, todo era felicidad para ella.

 

De pronto un sujeto de unos 40 años entró al establecimiento, se notaba con un aspecto alcohólico a pesar de venir en saco y corbata, enseguida pidió un trago; El encargado que parecía conocerle, de inmediato se lo negó y le dijo que ya estaba cansado de que viniese a molestar, ademÔs ya estaban cerca de cerrar.


El sujeto insultó al encargado y parecĆ­a retirarse, pero vio que habĆ­a dos personas en la Ćŗnica mesa ocupada y se acercó, le llamó la atención la chica con aquel traje elegante…

 

…Apenas le vio la cara, expresó.

 

—QuĆ© bonita eres…

 

—Gracias—Respondió Katrina, y de inmediato retomó la charla con Carlos, queriendo cortar de inmediato el contacto con el sujeto.

 

El ebrio abiertamente se mostraba interesado en la bella joven y mantuvo  la conversación, pero Katrina le ignoraba.

 

—Y dime lindura, estas libre para hablar o tĆŗ novio no te deja conversar con otros.

 

Al escuchar la palabra novio, Katrina se encarnó ligeramente.

 

—No soy su novio pero puede dejarnos a solas, seƱor—Carlos trató de expulsar al indeseable sujeto.

 

—No seas celoso, me das envidia, muchacho, es muy bonita tu noviecita.

 

El sujeto tocó el hombro de Katrina y Carlos mostró un rostro de enfado, de inmediato le retiró de un manotazo la extremidad de encima de su amiga…

 

…El ebrio se alejó de la chica y apretó los puƱos…Katrina se quitó de en medio ante un movimiento de Carlos instĆ”ndola a retirarse.

 

El ebrio trató de dar el primer puñetazo, pero Carlos se le adelantó!

 

PUM! Sonó el impacto en la quijada del ebrio quien se fue para atrÔs y cayó sentado, el hombre se sobó la barbilla, pero se incorporó, le daría pelea al joven.

 

Carlos se cuadró para el pleito y Katrina estaba alarmada, casi quería decir que no se enfrentara a ese bruto, porque no había otra forma de catalogarlo.

 

—AAahh!!—El “bruto” se quejó cuando le descargaban un palo en la cabeza por detrĆ”s.

 

El dueƱo del negocio intervenƭa y con una escoba atacaba al molesto sujeto.

 

Empezaría los escobazos, buscando sacarlo del sitio, Carlos y Katrina mantuvieron su distancia, la joven quedó abrumada ante el incesante golpeteo de escoba en la cabeza y en las costillas, el encargado era hÔbil con el improvisado instrumento de golpeo.

 

—AAAHHgg!—Gritó el hombre cuando el palo de escoba en un movimiento ascendente le aplastaba los testĆ­culos.


El ebrio quedó con los muslos juntos y las manos protectoras, el armado de escoba no tuvo piedad y continuó dÔndole escobazos hasta hacerle salir. Cerró la puerta y la historia terminó allí.

 

—Disculpen la molestia, ya vamos a cerrar.

 

Carlos entendĆ­a y Katrina seguĆ­a asombrada, mĆ”s despuĆ©s de ver el golpe bajo que el sujeto recibió…La chica balbuceaba sin cesar una palabra: ABRA.

 

—Que dices?—El chico no entendĆ­a que decĆ­a.

 

—No es nada, Carlos.

 

Tras el incidente y con la partida cercana, la chica le escribió a su representante, informÔndole que viniera por ella. Katrina había llegado al lugar en taxi y dada la alta hora era mejor regresar a casa con alguien conocido.

 

La modelo propuso que caminaran alrededor del sitio, para seguir charlando mientras esperaban a que llegase el auto para recogerla.

 

En la caminata Katrina se mantuvo extraƱamente en silencio, aunque una tenue sonrisa asomaba en su linda boca.

 

—De que te rĆ­es?—Carlos notó la sonrisa y querĆ­a saber el motivo.

 

—Ese borracho…Ɖl creyó que Ć©ramos novios…

 

—No es extraƱo que lo pensara, estĆ”bamos los dos solos.

 

Katrina se quedó viendo al cielo, y por fin pudo expresar aquello que guardaba en su interior desde hace tiempo.

 

—Te gustaba en la escuela, verdad Carlos?

 

Carlos Andrés desvió la mirada ante la sorpresiva e incómoda pregunta, tomó una pausa y respondió.

 

—Claro que me gustabas, a quien no, eras la chica mĆ”s linda, todos estĆ”bamos locos por ti.

 

—Y porque nunca te me declaraste?

 

El tema era muy incómodo para Carlos.

 

—Bueno, la verdad no creĆ­ tener oportunidad contigo…Era tu amigo y no querĆ­a daƱar nuestra amistad confesando algo que podrĆ­a arruinarla, ademĆ”s tu tenĆ­as novio…—Ahora era Carlos quien miraba al cielo—Supongo que apreciaba mĆ”s tu amistad.

 

Katrina sonreĆ­a a verle, su novio de la escuela hacĆ­a mucho que no hacĆ­a parte de su vida.

 

—Que bonitas palabras, Carlos.

 

El joven sonrió, pero su expresión cambió a dolor, cuando algo estallaba tras su cabeza.

 

Katrina vio con asombro como su amigo caĆ­a al suelo en medio de cristales y tras Ć©l aparecĆ­a la imagen del sujeto que les habĆ­a molestado en el SILVER CAFƉ.

 

El traicionero sujeto quería venganza y atacó a Carlos rompiéndole una botella en la cabeza.

 

Una sonrisa maquiavƩlica adornaba la cara del ebrio, su oponente estaba en el suelo y se tomaba la cabeza herida.

 

Katrina se interpuso ante el hombre que pensaba rematar a Carlos, el individuo se quedó mirando a la bella modelo, aunque ya pensaba en retirarla de un empujón, por su delgadez no sería ningún esfuerzo quitarla de en medio.

 

—Cobarde!—Le recriminó Katrina, enfadada como nunca por agredir a su amigo.

 

—QuĆ­tate lindura o si no…

 

Pero la enfurecida chica no se quitó, en vez de eso movió la rodilla contra la entrepierna del sujeto, la delgada y delicada extremidad se abrió paso por la gran abertura de su costoso vestido…


…Al tiempo que la modelo pronunciaba en voz alta:

 

—ABRA!...—La rodilla de la mujer acertaba en los testĆ­culos del ebrio.

 

El impacto aplastó los cojones del sujeto, cuya entrepierna estaba expuesta al tener los muslos separados…El ebrio arrugó el rostro y se encorvó un poco ante la joven.


SimultƔneamente el ebrio abrƭa la boca para gritar:

 

—AAAahhhh!!!!—Era intenso el dolor gonadal, porque se sumaba al golpe previo con la escoba.

 

—…CADABRA!—Expresó ahora la chica al tiempo que propinaba un gancho ascendente de izquierda a la quijada del hombre encorvado.

 

El puñetazo le sacó la saliva al sujeto y le tumbó de espaldas, caído, se acurrucó enseguida protegiendo sus bolas.

 

—Maldita…perra!—Alcanzó a decir el incapacitado ebrio.

 

Carlos se incorporó entre los vidrios de la botella, tomÔndose la cabeza, se revisó la mano, tenía algo de sangre pero era muy poca.

 

Los ojos del joven se inyectaron de sangre y avanzó contra el derribado sujeto, haciendo a un lado a Katrina quien se vio aliviada de que su amigo ya estuviese en pie.

 

Carlos tomó al ebrio de cuello y le descargó un puƱetazo que le sacó sangre de la boca, un segundo puƱo le lesionaba la nariz…El ebrio no tenĆ­a oportunidad, Carlos lo sabĆ­a y le hizo levantar manteniĆ©ndole del cuello, el ebrio parecĆ­a un muƱeco de trapo, Carlos lo volteó con facilidad y le dio una patada en el trasero…

 

—LĆ”rgate, pobre diablo!—El puntapiĆ© le elevó el culo al ebrio, resintiĆ©ndole las dolidas bolas por el brusco movimiento.

 

El ebrio casi vuelve al suelo, pero las piernas abiertas le pudieron sostener… Se alejó tambaleĆ”ndose, escupiendo sangre de la boca y cubriĆ©ndose las bolas, ahora su prepotencia y actitud agresiva eran reemplazadas por el miedo y la debilidad, obedecerĆ­a sin chistar.

 

Katrina se acercó a su enojado amigo y le revisó la cabeza, como si buscase algún parasito capilar.

 

—Ay, ay, ay, ya dĆ©jame…Estoy bien, estoy bien—La tranquilizó Carlos, sobando su cabeza maltratada.

 

—Gracias a Dios!

 

Carlos la miró a los ojos y dijo:

 

—Gracias, Katrina…Gracias por ayudarme.

 

—De nada, ese tipo es un cobarde atacĆ”ndote de esa forma.

 

Carlos recordó las palabras que la chica expresó en voz alta, a pesar del impacto si las escuchó, alcanzó a mirar y presenció el contundente doble ataque de su amiga.

 

—Abra?…Cadabra?...Y eso que significa?

 

Katrina se mostró enérgica al responder.

 

—Abracadabra!...Eso me lo enseñó mi padre, es la palabra mĆ”gica para defenderte de cualquier facineroso!…Un golpe en los bajos, ABRA! y otro a la quijada, CADABRA!— Katrina repitió los ataques contra el aire, moviendo la rodilla y el puƱo.

 

Carlos no pudo dejar de sonreír ante la demostración de la entusiasmada modelo.

 

—Se supone que siempre funciona contra los chicos, porque son las partes donde mĆ”s les duelen, no?

 

Carlos sonrió a pesar del dolor de cabeza ante la actitud de Katrina… Se veĆ­a ingenua pero a la vez decidida a actuar, le agradeció nuevamente por ayudarle.

 

Pero ahora el rostro de Katrina era de dolor.

 

—AAyayayayay!...duele!—Se soplaba los nudillos enrojecidos, al parecer la adrenalina ya le comenzaba a bajar y sentĆ­a dolor en su puƱo.

 

—DĆ©jame ver—Carlos tomó la delicada mano de la chica y esta se coloreó.

 

—EstarĆ”s bien, sólo es el maltrato por el puƱetazo, no tienes raspaduras.

 

Katrina agitaba la mano, doliƩndose.

 

—Como pueden los hombres dar golpes con los puƱos sin lastimarse?

 

—Supongo que sólo soportamos el dolor de los nudillos.

 

Llegó en ese momento un auto de lujo que Katrina reconoció como el de su  representante.

 

—Te llevo a tu casa, Carlos? Sigues viviendo en la misma casa, verdad?

 

—Ok, acepto el aventón.

 

El trayecto fue corto, pues la casa de Carlos no estaba lejos; El representante hacĆ­a de chofer, pero se notaba enojado por el escape de la modelo, cuando dejasen al amigo, le plantearĆ­a las consecuencias de su huida…Era un buen hombre que lamentaba que su representada perdiera contratos.

 

Al llegar a su casa, Katrina le dio un beso en la mejilla a Carlos, el chico no pudo evitar colorearse, y mƔs al ver en las rosadas mejillas de su amiga un rubor mayor.

 

El auto se alejó y Carlos entró a la vivienda.

 

El representante comenzó la exposición de un tenue reclamo por lo sucedido—Sumado a su consejo para evitar  que se perdiera el contrato con la marca de relojes—Pero Katrina no prestaba atención…En su cabeza sólo estaba Carlos, aun no podĆ­a confesarle lo que sentĆ­a por Ć©l, pero esperaba pronto tener el valor de hacerlo, tanto tiempo desperdiciado desde la escuela sin aceptar lo que guardaba en su corazón.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

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