DISPUTA ENTRE CAMIONEROS. - Las Bolas de Pablo

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17 may 2022

DISPUTA ENTRE CAMIONEROS.

 

DISPUTA ENTRE CAMIONEROS.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M.

 


El gremio de camioneros es un grupo muy unido, sus protestas sindicales y huelgas son muy temidas por el gobierno pues entre ellos la unidad es casi absoluta, son casi una cofradĆ­a…

Pero no deja de haber disputas entre miembros.


 

Michael Rodrƭguez es un camionero de 29 aƱos, relativamente nuevo en el negocio, aunque ha conducido toda su vida.



Michael entrĆ³ a la fraternidad de conductores al hacerse amigo de Ramiro Vidal, un conductor de 38 aƱos y con influencia en el sindicato de transportadores…De hecho era de los mejores y admirado en la rama sindical.


La gente se reĆ­a de Ramiro por su cabeza calva, un sinfĆ­n de bromas se hacĆ­an, pero a Ramiro no le molestaban, todo era confianza.

 

La reciente amistad entre Michael y Ramiro avanzĆ³ rĆ”pidamente, sobre todo en las muchas fiestas los fines de semana, era comĆŗn entre los camioneros el compartir tragos con sus colegas.

 

Pero Michael pronto desarrollĆ³ un sumado interĆ©s a la amistad con Ramiro…Y ese interĆ©s era SofĆ­a, la esposa de su calvo colega.


SofĆ­a de 28 aƱos estaba casada con Ramiro desde hace un aƱo, sin hijos aĆŗn. Eran una de las parejas que mĆ”s llamaban la atenciĆ³n en las reuniones del sindicato.

 

Michael quedaba impactado con la mujer, muy abierta en sus charlas y extremadamente coqueta, si bien guardaba las apariencias frente a su esposo, cuando el sindicalista la dejaba sola unos momentos en las reuniones, la dama no tardaba en buscar conversaciĆ³n con otros hombres; Ramiro ya habĆ­a pasado buenos momentos conversando con ella, su instinto le decĆ­a que no era mujer para un hombre tan calmado y recto como Ramiro, era una mujer fogosa y esperaba alguna vez tener una oportunidad con ella.

 

Ramiro tenĆ­a problemas con SofĆ­a, la mujer se enojaba con Ć©l constantemente por problemas Ć­ntimos y le sacaba de la habitaciĆ³n, El camionero no era el fogoso y apasionado dirigente sindical en su casa, ni en su cama, allĆ­ mandaba SofĆ­a y con sus ultimĆ”tum le obligaba a salir del cuarto y dormir en otra habitaciĆ³n…Le negaba frecuentemente el sexo y Ramiro no podĆ­a hacer nada.

 

La falta de sexo con su esposa ya le tenĆ­a desesperado, con frecuentes erecciones que debĆ­a bajar con duchas frĆ­as, aun en las instalaciones del sindicato.

 

Un dĆ­a Ramiro le cuenta a Michael sobre el distanciamiento con su esposa SofĆ­a, ocultĆ”ndole por vergĆ¼enza que ella redujo sus contactos Ć­ntimos con Ć©l al mĆ­nimo.

 

El colega se muestra inicialmente sorprendido, Ramiro tenĆ­a fama de mujeriego, y aun asĆ­ tenĆ­a lĆ­os en casa?

 

El amigo le aconseja ser mĆ”s dominante, a muchas mujeres y en opiniĆ³n de Michael (aunque no se lo dijo asĆ­ a Ramiro) a una del tipo de SofĆ­a le gustan los machos fuertes y que se imponen con un carĆ”cter impulsivo.

 

Ramiro entiende el consejo, pero es incapaz de ponerlo en prƔctica, su actitud cohibida con su altiva y seductora esposa le impide avanzar en lo expresado por su amigo.

 

Una maƱana en la cabina de su parqueado camiĆ³n, Ramiro recuerda lo sucedido la noche previa:

 

 

—Ya estoy harta de esta situaciĆ³n!, ya te dije que no lo haremos esta noche, ahora sal de aquĆ­!—SofĆ­a exigĆ­a la salida de su esposo del cuarto.

 

—Pero SofĆ­a no seas asĆ­…

 

Por primera vez Ramiro decidiĆ³ mostrarse mĆ”s fuerte de carĆ”cter y se negĆ³ tajantemente a salir, retando a su esposa…Pero ella no se amilanĆ³.

 

—O te vas a dormir afuera o en el sindicato se enterarĆ”n que el gran sindicalista no puede dominar ni a su propia esposa!

 

—No harĆ”s eso, por favor—Ramiro sintiĆ³ pĆ”nico, su reputaciĆ³n de sindicalista bravo e implacable era su imagen.

 

SofĆ­a vio su expresiĆ³n, ya la esperaba!...SabĆ­a bien que el temor a verse dĆ©bil ante el pĆŗblico era la debilidad de su marido, ella lo tenĆ­a en sus manos y se aprovechaba.

 

—Quieres que se enteren que el gran Ramiro, no tiene los cojones para imponerse a su esposa?, vaya que se reirĆ­an de ti.

 

Ramiro pareciĆ³ querer reclamar algo, pero se retractĆ³, cederĆ­a como siempre  a su mujer. SofĆ­a sonriĆ³ al verlo retroceder y reforzĆ³ su punto.

 

—Me vas a decir algo?, AtrĆ©vete y les contarĆ© como eres en la cama, se enterarĆ”n de todo!

 

El esposo se veĆ­a sin salida.

 

—Salte ya, salte!—SofĆ­a estirĆ³ el brazo indicĆ”ndole la puerta para que se fuera.

 

—Te he cumplido en la cama, SofĆ­a—Fue un tenue reclamo de Ramiro.

 

—Ja!, no tienes entre las piernas lo que se necesita ni para llenar tus calzoncillos, mucho menos para llenar la vagina de tu esposa!

 

Esas frases golpearon en verdad el orgullo del marido. Derrotado, Ramiro debiĆ³ ceder y salir de la habitaciĆ³n.

 

SofĆ­a se jactaba y reĆ­a. El amenazar a su esposo era como tenerlo cogido de las huevas, sĆ³lo debĆ­a apretar un poco y Ramiro siempre se darĆ­a por vencido.

 

Un portazo tras Ć©l finalizĆ³ la discusiĆ³n.

 

 

Volviendo de su recuerdo, Ramiro veĆ­a el paisaje desde su camiĆ³n.

PorquĆ© SofĆ­a no podĆ­a ser como MarĆ­a, su primera esposa. Ella era tan reservada, incluso muy religiosa y se entendĆ­a bien con Ć©l, pero MarĆ­a se fue al pillarlo en una infidelidad y nunca volviĆ³…Si sĆ³lo SofĆ­a fuera mĆ”s calmada.

 

La erecciĆ³n regresĆ³ y Ramiro se sacĆ³ los pantalones, se comenzĆ³ a masturbar en la cabina, el macho estaba desesperado porque hacĆ­a dĆ­as no eyaculaba.


La actividad manual fue rĆ”pida y brutal, el pene escupiĆ³ con violencia todo el semen acumulado en sus bolas.

 

Por fin sintiĆ³ alivio y retomĆ³ sus pensamientos ante los lĆ­os maritales.

 

 

DĆ­as despuĆ©s…

 

Esa maƱana en un parqueadero de camiones, Michael observa a SofĆ­a despedirse de Ramiro, quien estĆ” por arrancar su vehĆ­culo…Denota los movimientos de cadera de la seductora mujer. El joven camionero se quita los pantalones quedando en calzoncillos, el bulto en su prenda Ć­ntima es grande y crece, el hombre se palpa los genitales…

…Idealiza en poder intimar con ella, pero es la esposa de su compaƱero Ramiro, la mano de Michael soba toda su polla y bulto de bolas, tendrĆ” que buscarse una prostituta para satisfacer este deseo desbocado...


…Pero las cosas parecĆ­an cambiar…

 

…A lo lejos SofĆ­a se aleja del camiĆ³n de Ramiro, —El cual se marcha a trabajar— y al divisar al contento Michael, le envĆ­a un saludo. El camionero nota que la mujer le sonrĆ­e…Le sonrĆ­e de una forma picaresca!

 

SofĆ­a toma rumbo al camiĆ³n de Michael, quien aceleradamente toma sus pantalones y los ubica encima de sus piernas y pelvis.

 

La dama planta una corta charla. El hombre se mantiene adentro esperando que la conversaciĆ³n sĆ³lo se limite a saludos y la mujer se marche, serĆ­a penoso ser encontrado con los pantalones fuera de lugar…

 

…Pero la mujer no pasa desapercibido el nerviosismo del Michael y su posiciĆ³n algo incĆ³moda, se asoma a la cabina y nota los pantalones sueltos. El rostro de Michael le confiesa que acaba de ser pillado.

 

—Conduces sin pantalones?—SofĆ­a se divierte incomodando al apenado varĆ³n.

 

—Es el calor que hace.

 

—Lo que tĆŗ digas…Pero sabes algo, me han hablado de ti, Michael.

 

—Y que te han dicho?—Ahora era el hombre quien sonreĆ­a ante las claras insinuaciones de la mujer.

 

—Me han dicho muchas cosas buenas de ti.

 

El asunto era demasiado obvio y el contento Michael abriĆ³ la puerta.

 

—Le gustarĆ­a subir a mi camiĆ³n, seƱora SofĆ­a?—Era clara la intenciĆ³n de la mujer por subir, y Michael se la puso fĆ”cil.

 

—Me das permiso?, sĆ© que la cabina de un camionero es como su casa y sĆ³lo dejan subir a quien ellos quieren.

 

—Por eso te invito, pero no sĆ© si aguantarĆ”s el calor que habrĆ” con los dos aquĆ­—El camionero reĆ­a y la mujer se contagiĆ³.

 

SofĆ­a entrĆ³ al vehĆ­culo y se entretuvo jugando con los pantalones sueltos del Michael, mientras este arrancaba para ubicarse en un sitio mĆ”s solitario.

 

Minutos despuƩs, Sofƭa estaba dedicaba en cuerpo y alma al pene erecto de Michael.

 

Recostado en la parte trasera de la cabina del camiĆ³n, un sudoroso Michael jadeaba sin cesar ante los chupones de la mujer a sus 23 centĆ­metros de verga gruesa.

 

La mujer frota sin parar la sensible piel del tronco con sus labios, mordisqueaba el glande y ensalivando toda la polla del macho.


—Que gorda la tienes… Y tiene muchas venas, que linda es—La desnuda SofĆ­a era feliz chupando un pene asĆ­.

 

—Basta, no quiero todavĆ­a!—Michael la detuvo, la tomĆ³ con violencia (lo que fascinĆ³ a SofĆ­a) para depositarla sobre la amplia silla del camiĆ³n. El macho procederĆ­a a penetrar la deliciosa vagina de la esposa de su compaƱero camionero.

 

SofĆ­a gemĆ­a con fuerza ante los embates de la cadera y verga del camionero, que no era su esposo.

 

—Hace tiempo no me cogĆ­an asĆ­!!!!—La mujer en cuatro se movĆ­a al ritmo del macho, sus pequeƱas tetas se meneaban con violencia.


Michael acelerĆ³ el empuje y SofĆ­a se corrriĆ³, no tardĆ³ en salir a presiĆ³n el abundante esperma del camionero, se la dejĆ³ adentro hasta que ella recibiera la Ćŗltima gota.

 

Al terminar los amantes reposaban, SofĆ­a mantenĆ­a el contacto con el falo del Michael, el cual en reposo era de 14 centĆ­metros.

 

—TĆŗ si eres un hombre—SofĆ­a no dejaba de sonreĆ­r.—TenĆ­an razĆ³n…

 

—Quien?

 

—Algunas me habĆ­an dicho que tenĆ­as tremenda verga…y era verdad.

 

No eran pocas las mujeres del Ć”mbito camionero, empleadas del sindicato o relacionado, con quien Michael se habĆ­a acostado…Y vaya que eran malas para guardar secretos.

 

Pero las frases de la mujer le dejaron un interrogante al camionero.

 

—Que no te va bien con Ramiro en la cama? Incluso le decimos actor porno.

 

SofĆ­a se mostrĆ³ aburrida al oir de su esposo.

 

—Actor porno? Bah!, Ramiro la tiene pequeƱa—La mujer decĆ­a la intimidad de su marido sin rubiruzarse.

 

—En verdad?,—Se sorprendiĆ³ Michael— No creĆ­ eso de Ć©l, tiene muchos apodos…Le dicen El calvo de brazzer, El tres patas, El macho man.

 

—El tres patas?, ja!,no me hagas reir, la de Ramiro es pequeƱa…—SofĆ­a mirĆ³ al techo del camiĆ³n y aclarĆ³—En verdad tiene la polla normalita, no le pasa de 14 cm…Eso no es suficiente para mi!, yo quiero un hombre de verdad, y he escuchado que tu lo eras, y ahora lo compruebo bien—SofĆ­a le lamĆ­a todo el tronco del falo en reposo, aĆŗn con rastros de esperma, hasta llegar al glande y darle un beso en la punta.

 

—Ramiro no tiene las bolas para satisfacer a una mujer como yo…Pero tu sĆ­, querido—SofĆ­a sostuvo los cojones de Michael, eran grandes y calientes al tacto—Tu sĆ­ que tienes los cojoneees!—La contenta mujer los sopesaba, aun se sentĆ­an pesados, tenĆ­a leche acumulada y ella querĆ­a mĆ”s.

 

Con la actividad oral de la fĆ©mina no tardĆ³ el pene de Michael en volver a pararsele y retomaron la acciĆ³n. Esa maƱana el camionero le llenĆ³ la vagina a la promiscua dama.

 

Michael estaba muy feliz al saber que SofĆ­a estaba decepcionada con su hombre y venĆ­a con todo por un nuevo macho , uno con un buen pene, y el suyo en reposo tenĆ­a el tamaƱo del de su marido en erecciĆ³n, Ramiro no tenĆ­a oportunidad ante Ć©l, su nuevo rival.

 

SofĆ­a estarĆ­a con un hombre que si la satisfaciera, en adelante lo buscarĆ­a siempre a Ć©l.

 

Pero en esta sociedad y mĆ”s fĆ”cilmente en gremios y grupos cerrados, —incluido el de camioneros—los chismes corren a una velocidad que ni FLASH les puede alcanzar.

 

Una noche en el parqueadero de camioneros, Ramiro estaba bajando de su camiĆ³n, tuvo un viaje largo llevando una carga y ahora esperaba descansar. Una mujer se le acercĆ³, la reconociĆ³ al saludarla, era la chismosa esposa de un compaƱero del sindicato, tras el saludo la mujer se prestĆ³ a alejarse, sin duda su marido tambiĆ©n andaba en el lugar.

 

—Cuidado Ramiro, abre los ojos! se estĆ”n cogiendo a tu mujer—Dijo al alejarse.

 

Ramiro la volteĆ³ a ver y la seƱora le observĆ³ con rostro de afirmaciĆ³n y advertencia, en ningĆŗn momento detuvo su marcha.

 

—Un colega camionero tuyo… —La mujer desapareciĆ³ del sitio y fue en busca de su esposo, pronto una sonrisa adornaba su cara, su trabajo como portadora de chismes estaba hecho una vez mĆ”s.

 

Esa noche el camionero se la pasĆ³ pensando en el claro chisme transmitido, una vez mĆ”s SofĆ­a le dejĆ³ fuera de la habitaciĆ³n, y mientras dormĆ­a en un cuarto aledaƱo planeĆ³ que hacer.

 

A la noche siguiente habĆ­a una reuniĆ³n del sindicato, todos los miembros debĆ­an asistir, a Ramiro le tocaba dar un corto discurso e instĆ³ a SofĆ­a a ir, la mujer aceptĆ³ de inmediato, deseaba ver a Michael y buscarĆ­a de alguna manera intimar con Ć©l allĆ­ mismo.

 

Ramiro ya estaba mĆ”s convencido de la infidelidad, de cuando acĆ” SofĆ­a no se quejaba por esas reuniones nocturnas del sindicato?, el marido siguiĆ³ el plan trazado.

 

La reuniĆ³n sindical fue aburrida y Ramiro dio su discurso al pleno de miembros, las esposas de muchos asistieron y para des estresarse se reunĆ­an a charlar entre ellas, SofĆ­a no tardĆ³ en lanzar miradas a Michael quien ya planeaba fornicar con ella, sĆ³lo hacĆ­a falta la excusa para que SofĆ­a se deshiciese de su marido…

 

...y fue Ramiro quien tendiĆ³ su trampa, adujo una fuerte jaqueca para marcharse temprano de la reuniĆ³n, SofĆ­a no cabĆ­a de la dicha ante la indisposiciĆ³n de su esposo, ella de inmediato planteĆ³ su planeada excusa.

 

—Me quiero quedar con Claudia y MĆ³nica, hace tiempo no hablo con ellas.

 

—Claro, como tĆŗ quieras, ademĆ”s no recuerdo la Ćŗltima vez que te integraras tanto en una de estas reuniones—Ramiro dejaba listo el asunto, se ausentarĆ­a pero no perderĆ­a de vista a su mujer y asĆ­ descubrir al camionero traidor.

 

Y asĆ­ tras la reuniĆ³n, SofĆ­a y Michael fueron a un Ć”rea solitaria de las instalaciones, habĆ­a algunas habitaciones en el sitio; Afuera Ramiro esperaba la salida de SofĆ­a para seguirla, pero apareciĆ³ nuevamente la mujer que anteriormente le habĆ­a advertido de la infidelidad. La muy chismosa estaba al tanto de lo que sucedĆ­a esa noche.

 

—Si esperas a que SofĆ­a salga para descubrir con quien se acuesta, estĆ”s perdiendo el tiempo, ella estĆ” allĆ” adentro, y le estĆ”n dando duro, jajaja.

 

Ramiro enrojeciĆ³ de la ira, para alegrĆ­a de la chismosa.

 

—Quieres saber con quiĆ©n se acuesta? Te lo puedo decir.

 

Pero la calma volviĆ³ al marido y respondiĆ³.

 

—No!, yo mismo descubrirĆ© quien es cuando salgan. —No le darĆ­a el gusto a esa chismosa mujer, ademĆ”s era su problema personal y no la querĆ­a cerca.

 

La mujer le mirĆ³ indiferente, querĆ­a aparentar ahora que no interesaba, cuando en verdad era una chismosa consumada.

 

—Te agradezco la informaciĆ³n, mujer, pero te ruego que te marches.

 

La mujer se fue, en verdad querĆ­a quedarse pero tampoco le convenĆ­a que cuando todo se hiciera pĆŗblico ella fuera expuesta como la madre de las chismosas; Era una dama cizaƱera, le gustaba crear conflicto, pero no que fuera identificada como una chismosa de temer, porque asĆ­ no confiarĆ­an en ella.

 

La mujer se alejĆ³ con su permanente sonrisa…Los chismes estaban lejos de acabar, porque ella ademĆ”s conocĆ­a un secreto del propio Ramiro.

 

El sindicalista se mantuvo afuera del lugar, pensĆ³ bien las cosas, si armaba un lĆ­o adentro del edificio todo serĆ­a pĆŗblico por los guardias o por las cĆ”maras de seguridad, y no tardarĆ­an todos en saber sobre sus problemas Ć­ntimos con SofĆ­a, lo mejor era esperar a que salieran y en la calle serĆ­a la confrontaciĆ³n de los traidores.

 

SofĆ­a saliĆ³ sola del edificio, la vio rozagante y muy feliz, se aferraba a su bolso meneando las caderas de forma sensual. El verla salir sola alterĆ³ el plan de Ramiro, creyĆ³ que lo mejor era no reclamarle allĆ­, los confrontarĆ­a por separado, primero le darĆ­a su merecido al traidor que seguĆ­a adentro y al regresar a casa, echarĆ­a a SofĆ­a a la calle.

 

La esposa no tardĆ³ en llegar a la avenida y detener un taxi, la infiel se marchĆ³ del sitio.

 

Marchada la esposa, Ramiro ingresĆ³ a la edificaciĆ³n, le romperĆ­a al cara al traidor, ya no importaba tanto si lo pillaban las cĆ”maras porque serĆ­a para todos un problemas de camioneros que se resolviĆ³ al interior del edificio.

 

Y vio a Michael abotonĆ”ndose la camisa y camino a la salida, pero ahora el sindicalista le obstruĆ­a el paso. El joven camionero quedĆ³ impactado al encontrarse con Ramiro, su expresiĆ³n confirmĆ³ que Ć©l era el amante de SofĆ­a.

 

El enfado en Ramiro era total, Michael era un traidor, lo creĆ­a su amigo y saliĆ³ quitĆ”ndole a su mujer; Esa SofĆ­a tambiĆ©n era culpable, ella sin duda aceptĆ³ sin duda los avances de Michael, tantas noches que le negĆ³ el sexo para terminar acostĆ”ndose a gusto con otro hombre, traidora!

 

Ante el intento de explicaciĆ³n por parte de Michael, Ramiro respondiĆ³ con un golpe al rostro que le silenciĆ³ la excusa que planteaba.

 

—Maldito traidor!, te enseƱarĆ© a no meterte con la mujer de otro.

 

Otro golpe hizo mella en Michael, aunque el joven camionero antepuso el brazo recibiendo allĆ­ el impacto.

 

Ramiro avanzaba contra su rival con Ć­mpetus y con fuego en los puƱos, mientras el oponente sĆ³lo retrocedĆ­a.

 

Ramiro le golpeĆ³ una vez mĆ”s con un fuerte puƱetazo de derecha al rostro, Michael retrocediĆ³, seguĆ­a tratando de calmar a su amigo, pero el sindicalista enviaba mĆ”s y mĆ”s puƱetazos, el joven respondiĆ³ al fin con un golpe, bien resistido por Ramiro.

 

—Por favor Ramiro cĆ”lmate, yo lo lamento.

 

—Vete al diablo, maldito!

 

Otro golpe dio en Michael y Ć©ste se cansĆ³ de recibir impactos, pasĆ³ al ataque…

…Ante un puƱetazo del sindicalista, Michael interpuso un brazo, bloqueando el golpe de Ramiro y contraatacĆ³ con un puƱo a la quijada, el joven camionero era mĆ”s Ć”gil y aventajaba a Ramiro en forma de pelear y contundencia.

 

El impacto dio en plena barbilla del sindicalista, quien lo sintiĆ³ en todo el cuerpo, sus piernas temblaron.

 

El hombre tratĆ³ de soportar la inestabilidad pero terminĆ³ de rodillas; Michael supo que tenĆ­a la ventaja, pero se sentĆ­a culpable por traicionar a su compaƱero de profesiĆ³n y volviĆ³ a intentar razonar con Ć©l.

 

El esposo sabĆ­a que estaba en desventaja, pero se negaba a ceder ante las peticiones de paz, tenĆ­a que darle una lecciĆ³n a ese canalla, simultĆ”neamente alzĆ³ un instante la mirada y se encontrĆ³ con el bulto genital de Michael a poco menos de un metro.

 

Eso le enfureciĆ³, recordando que acababa de fornicar con su esposa, y usĆ³ su pene y bolas para darle placer a la traidora de SofĆ­a…Sus bolas, se centrĆ³ en ellas…Le harĆ­a pagar!

 

Ramiro se levantĆ³ con rapidez y lanzĆ³ un manotazo para alejar a Michael, enseguida atacĆ³! El sindicalista lanzĆ³ a toda prisa una fuerte patada contra los genitales de su ex amigo.


El zapato de Ramiro aplastĆ³ brutalmente las pelotas del joven camionero.

 

—AAAhhh!!!!—GritĆ³ Michael, para alegrĆ­a del sindicalista.

El rival se doblĆ³ a la mitad, mientras se agarraba desesperdamente las bolas.


Michael sintiĆ³ mucho dolor, no sĆ³lo por lo sensible del Ć”rea, sino que tras el sexo prohibido con SofĆ­a, las huevas del joven camionero estaban medio vacĆ­as.

 

Ramiro se le vino encima a rematarlo, le dio dos puƱos en la cara, Michael aun doblado le daba la espalda y buscaba alejarse.

 

Sus huevas transmitĆ­an mucho dolor, las sentĆ­a encendidas como luces de neĆ³n.


En medio del dolor, el joven camionero tuvo pensamientos diversos, desde una intensa ira ante el golpe bajo y traicionero de Ramiro, hasta lamentarse por hacerle el amor a la esposa del hombre…No por que no la deseara, sino por que aquel acto le dejĆ³ mĆ”s sensibles las huevas…sin duda su semen y resistencia gonadal se habĆ­an ido con la mujer.

 

Michael cayĆ³ por fin de rodillas, Ramiro cesĆ³ su ataque para insultarle por su traiciĆ³n.

 

Ahora le mente de Michael se centrĆ³ en un punto, el desquite! A pesar del sufrimiento gonadal, el joven descuidĆ³ sus huevas para usar sus manos e ir con todo contra Ramiro.

 

Con velocidad Michael lanzĆ³ un golpe de puƱo a la ingle de Ramiro, los nudillos del joven camionero acertaron en el saco escrotal del sindicalista, para que de inmediato el puƱo opuesto se hundiera tambien en la masa genital de su atacante…Ɖste Ćŗltimo como un gancho ascenderte que aplastĆ³ las gonadas .

 

Fueron dos impactos seguidos muy devastadores para los huevos de su ex amigo.

 

—AARRgghh!!!—RugiĆ³ Ramiro ante los dos golpes a sus partes nobles. Su rostro se descompsuso con el dolor que subĆ­a a su cerebro.

 

Las bolas de Ramiro parecieron atrofiarsele por un instante, transmitiendo aun mas dolor.


—Malditooooo!...AAAiiiiii!!!—El dolor abrumaba al sindicalista, quien se tambaleaban con las manos entre las piernas, acunando sus bolas, que ahora estaban mĆ”s pequeƱas que nunca.

                                                                        


Ramiro no pudo mantenerse en pie y cayĆ³ al suelo para ubicarse en posiciĆ³n fetal, estaba vencido.

 

Con su rival incapacitado, Michael tuvo tiempo de sobarse las bolas y ponerse en pie. AvanzĆ³ hacĆ­a el acurrucado macho pero ya no tenĆ­a odio en su rostro, la victoria era suya!... Esos dos golpes bajos se los habĆ­a dado de forma efectiva.

 

Ramiro sĆ³lo balbuceaba quejas de dolor, no podĆ­a hacer nada mĆ”s.

 

—Lo siento amigo, pero tĆŗ te lo buscaste, adiĆ³s!—Michael se alejĆ³ cojeando con una mano en las bolas.

 

Ramiro tardarĆ­a un buen rato en poder levantarse.

 

Tras el enfrentamiento, Michael tomĆ³ rumbo a la casa de Ramiro, le contĆ³ a Sofia sobre la pelea y que ya su esposo sabĆ­a todo…La mujer no lo pensĆ³ dos veces para primero sobarle los testĆ­culos a su amante y para minutos despuĆ©s alistar las maletas…

 

…Michael tambien planeĆ³ que hacer, sabido de que el sindicalista harĆ­a que lo despidieran por tamaƱa traiciĆ³n a un colega camionero, debĆ­a irse a otro lugar, y lo harĆ­a con su amante.

 

Ambos se marcharon de la ciudad para iniciar una nueva vida juntos. En poco tiempo los amantes formalizaron su relaciĆ³n.

 

Y que pasĆ³ con Ramiro?

 

El sindicalista se sintiĆ³ devastado por las traiciones de su esposa y su amigo, estuvo deprimido por algunos dĆ­as, pero su apetito sexual volvĆ­a a ser intenso y necesitaba como desahogarse de todo.

 

Decepcionado de las mujeres, Ramiro se rindiĆ³ a un oculto deseo que siempre tuvo…El gusto por los hombres.

 

Algunos rumores de que Ramiro era bisexual fueron desestimados hace tiempo, incluso se decĆ­a que algunos gays practicantes a camionero, terminaron chupĆ”ndosela al sindicalista…Ɖste muy agradecido les ayudĆ³ a obtener sus camiones e ingreso al sindicato, todo era un secreto entre ellos.

 

Pero a pesar de ser sutiles rumores, su anterior esposa MarĆ­a lo confirmĆ³, pues  le sorprendiĆ³ con un hombre en la cama, ante esto la puritana mujer se marchĆ³ del hogar.

 

Ahora Ramiro decide aceptar sin mĆ”s cohibiciones su gusto por los hombres…Ahora estĆ” disfrutando con un joven de rodillas ante Ć©l, degustĆ”ndole la erecta polla de 14 centĆ­metros.


Pero lo que no sabĆ­a era que alguien les espiaba!

 

Se trataba de la siempre chismosa mujer que le informĆ³ de la traiciĆ³n de SofĆ­a. La mujer de nombre Carlota, se fascinaba ante el nuevo chisme, aunque ella ya tenĆ­a indicios desde hace tiempo sobre ese gusto secreto de Ramiro.

 

 

Carlota tendrĆ” su propio relato a futuro, llamado: La Reina del Chisme. Que se publicarĆ” en 3 partes.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

 

 

 

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