DISPUTA ENTRE CAMIONEROS. - Las Bolas de Pablo

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17 may 2022

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DISPUTA ENTRE CAMIONEROS.

 

DISPUTA ENTRE CAMIONEROS.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M.

 

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El gremio de camioneros es un grupo muy unido, sus protestas sindicales y huelgas son muy temidas por el gobierno pues entre ellos la unidad es casi absoluta, son casi una cofradĆ­a…

…Pero no deja de haber disputas entre miembros.


 

Michael Rodrƭguez es un camionero de 29 aƱos, relativamente nuevo en el negocio, aunque ha conducido toda su vida.

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Michael entró a la fraternidad de conductores al hacerse amigo de Ramiro Vidal, un conductor de 38 aƱos y con influencia en el sindicato de transportadores…De hecho era de los mejores y admirado en la rama sindical.

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La gente se reĆ­a de Ramiro por su cabeza calva, un sinfĆ­n de bromas se hacĆ­an, pero a Ramiro no le molestaban, todo era confianza.

 

La reciente amistad entre Michael y Ramiro avanzó rÔpidamente, sobre todo en las muchas fiestas los fines de semana, era común entre los camioneros el compartir tragos con sus colegas.

 

Pero Michael pronto desarrolló un sumado interĆ©s a la amistad con Ramiro…Y ese interĆ©s era SofĆ­a, la esposa de su calvo colega.

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Sofía de 28 años estaba casada con Ramiro desde hace un año, sin hijos aún. Eran una de las parejas que mÔs llamaban la atención en las reuniones del sindicato.

 

Michael quedaba impactado con la mujer, muy abierta en sus charlas y extremadamente coqueta, si bien guardaba las apariencias frente a su esposo, cuando el sindicalista la dejaba sola unos momentos en las reuniones, la dama no tardaba en buscar conversación con otros hombres; Ramiro ya había pasado buenos momentos conversando con ella, su instinto le decía que no era mujer para un hombre tan calmado y recto como Ramiro, era una mujer fogosa y esperaba alguna vez tener una oportunidad con ella.

 

Ramiro tenĆ­a problemas con SofĆ­a, la mujer se enojaba con Ć©l constantemente por problemas Ć­ntimos y le sacaba de la habitación, El camionero no era el fogoso y apasionado dirigente sindical en su casa, ni en su cama, allĆ­ mandaba SofĆ­a y con sus ultimĆ”tum le obligaba a salir del cuarto y dormir en otra habitación…Le negaba frecuentemente el sexo y Ramiro no podĆ­a hacer nada.

 

La falta de sexo con su esposa ya le tenĆ­a desesperado, con frecuentes erecciones que debĆ­a bajar con duchas frĆ­as, aun en las instalaciones del sindicato.

 

Un día Ramiro le cuenta a Michael sobre el distanciamiento con su esposa Sofía, ocultÔndole por vergüenza que ella redujo sus contactos íntimos con él al mínimo.

 

El colega se muestra inicialmente sorprendido, Ramiro tenĆ­a fama de mujeriego, y aun asĆ­ tenĆ­a lĆ­os en casa?

 

El amigo le aconseja ser mÔs dominante, a muchas mujeres y en opinión de Michael (aunque no se lo dijo así a Ramiro) a una del tipo de Sofía le gustan los machos fuertes y que se imponen con un carÔcter impulsivo.

 

Ramiro entiende el consejo, pero es incapaz de ponerlo en prƔctica, su actitud cohibida con su altiva y seductora esposa le impide avanzar en lo expresado por su amigo.

 

Una mañana en la cabina de su parqueado camión, Ramiro recuerda lo sucedido la noche previa:

 

 

—Ya estoy harta de esta situación!, ya te dije que no lo haremos esta noche, ahora sal de aquĆ­!—SofĆ­a exigĆ­a la salida de su esposo del cuarto.

 

—Pero SofĆ­a no seas así…

 

Por primera vez Ramiro decidió mostrarse mĆ”s fuerte de carĆ”cter y se negó tajantemente a salir, retando a su esposa…Pero ella no se amilanó.

 

—O te vas a dormir afuera o en el sindicato se enterarĆ”n que el gran sindicalista no puede dominar ni a su propia esposa!

 

—No harĆ”s eso, por favor—Ramiro sintió pĆ”nico, su reputación de sindicalista bravo e implacable era su imagen.

 

Sofía vio su expresión, ya la esperaba!...Sabía bien que el temor a verse débil ante el público era la debilidad de su marido, ella lo tenía en sus manos y se aprovechaba.

 

—Quieres que se enteren que el gran Ramiro, no tiene los cojones para imponerse a su esposa?, vaya que se reirĆ­an de ti.

 

Ramiro pareció querer reclamar algo, pero se retractó, cederĆ­a como siempre  a su mujer. SofĆ­a sonrió al verlo retroceder y reforzó su punto.

 

—Me vas a decir algo?, AtrĆ©vete y les contarĆ© como eres en la cama, se enterarĆ”n de todo!

 

El esposo se veĆ­a sin salida.

 

—Salte ya, salte!—SofĆ­a estiró el brazo indicĆ”ndole la puerta para que se fuera.

 

—Te he cumplido en la cama, SofĆ­a—Fue un tenue reclamo de Ramiro.

 

—Ja!, no tienes entre las piernas lo que se necesita ni para llenar tus calzoncillos, mucho menos para llenar la vagina de tu esposa!

 

Esas frases golpearon en verdad el orgullo del marido. Derrotado, Ramiro debió ceder y salir de la habitación.

 

Sofía se jactaba y reía. El amenazar a su esposo era como tenerlo cogido de las huevas, sólo debía apretar un poco y Ramiro siempre se daría por vencido.

 

Un portazo tras él finalizó la discusión.

 

 

Volviendo de su recuerdo, Ramiro veía el paisaje desde su camión.

PorquĆ© SofĆ­a no podĆ­a ser como MarĆ­a, su primera esposa. Ella era tan reservada, incluso muy religiosa y se entendĆ­a bien con Ć©l, pero MarĆ­a se fue al pillarlo en una infidelidad y nunca volvió…Si sólo SofĆ­a fuera mĆ”s calmada.

 

La erección regresó y Ramiro se sacó los pantalones, se comenzó a masturbar en la cabina, el macho estaba desesperado porque hacía días no eyaculaba.

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La actividad manual fue rÔpida y brutal, el pene escupió con violencia todo el semen acumulado en sus bolas.

 

Por fin sintió alivio y retomó sus pensamientos ante los líos maritales.

 

 

DĆ­as despuĆ©s…

 

Esa maƱana en un parqueadero de camiones, Michael observa a SofĆ­a despedirse de Ramiro, quien estĆ” por arrancar su vehĆ­culo…Denota los movimientos de cadera de la seductora mujer. El joven camionero se quita los pantalones quedando en calzoncillos, el bulto en su prenda Ć­ntima es grande y crece, el hombre se palpa los genitales…

…Idealiza en poder intimar con ella, pero es la esposa de su compaƱero Ramiro, la mano de Michael soba toda su polla y bulto de bolas, tendrĆ” que buscarse una prostituta para satisfacer este deseo desbocado...

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…Pero las cosas parecĆ­an cambiar…

 

…A lo lejos SofĆ­a se aleja del camión de Ramiro, —El cual se marcha a trabajar— y al divisar al contento Michael, le envĆ­a un saludo. El camionero nota que la mujer le sonrĆ­e…Le sonrĆ­e de una forma picaresca!

 

Sofía toma rumbo al camión de Michael, quien aceleradamente toma sus pantalones y los ubica encima de sus piernas y pelvis.

 

La dama planta una corta charla. El hombre se mantiene adentro esperando que la conversación sólo se limite a saludos y la mujer se marche, serĆ­a penoso ser encontrado con los pantalones fuera de lugar…

 

…Pero la mujer no pasa desapercibido el nerviosismo del Michael y su posición algo incómoda, se asoma a la cabina y nota los pantalones sueltos. El rostro de Michael le confiesa que acaba de ser pillado.

 

—Conduces sin pantalones?—SofĆ­a se divierte incomodando al apenado varón.

 

—Es el calor que hace.

 

—Lo que tĆŗ digas…Pero sabes algo, me han hablado de ti, Michael.

 

—Y que te han dicho?—Ahora era el hombre quien sonreĆ­a ante las claras insinuaciones de la mujer.

 

—Me han dicho muchas cosas buenas de ti.

 

El asunto era demasiado obvio y el contento Michael abrió la puerta.

 

—Le gustarĆ­a subir a mi camión, seƱora SofĆ­a?—Era clara la intención de la mujer por subir, y Michael se la puso fĆ”cil.

 

—Me das permiso?, sĆ© que la cabina de un camionero es como su casa y sólo dejan subir a quien ellos quieren.

 

—Por eso te invito, pero no sĆ© si aguantarĆ”s el calor que habrĆ” con los dos aquí—El camionero reĆ­a y la mujer se contagió.

 

Sofía entró al vehículo y se entretuvo jugando con los pantalones sueltos del Michael, mientras este arrancaba para ubicarse en un sitio mÔs solitario.

 

Minutos despuƩs, Sofƭa estaba dedicaba en cuerpo y alma al pene erecto de Michael.

 

Recostado en la parte trasera de la cabina del camión, un sudoroso Michael jadeaba sin cesar ante los chupones de la mujer a sus 23 centímetros de verga gruesa.

 

La mujer frota sin parar la sensible piel del tronco con sus labios, mordisqueaba el glande y ensalivando toda la polla del macho.

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—Que gorda la tienes… Y tiene muchas venas, que linda es—La desnuda SofĆ­a era feliz chupando un pene asĆ­.

 

—Basta, no quiero todavĆ­a!—Michael la detuvo, la tomó con violencia (lo que fascinó a SofĆ­a) para depositarla sobre la amplia silla del camión. El macho procederĆ­a a penetrar la deliciosa vagina de la esposa de su compaƱero camionero.

 

SofĆ­a gemĆ­a con fuerza ante los embates de la cadera y verga del camionero, que no era su esposo.

 

—Hace tiempo no me cogĆ­an asĆ­!!!!—La mujer en cuatro se movĆ­a al ritmo del macho, sus pequeƱas tetas se meneaban con violencia.

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Michael aceleró el empuje y Sofía se corrrió, no tardó en salir a presión el abundante esperma del camionero, se la dejó adentro hasta que ella recibiera la última gota.

 

Al terminar los amantes reposaban, SofĆ­a mantenĆ­a el contacto con el falo del Michael, el cual en reposo era de 14 centĆ­metros.

 

—TĆŗ si eres un hombre—SofĆ­a no dejaba de sonreĆ­r.—TenĆ­an razón…

 

—Quien?

 

—Algunas me habĆ­an dicho que tenĆ­as tremenda verga…y era verdad.

 

No eran pocas las mujeres del Ć”mbito camionero, empleadas del sindicato o relacionado, con quien Michael se habĆ­a acostado…Y vaya que eran malas para guardar secretos.

 

Pero las frases de la mujer le dejaron un interrogante al camionero.

 

—Que no te va bien con Ramiro en la cama? Incluso le decimos actor porno.

 

Sofía se mostró aburrida al oir de su esposo.

 

—Actor porno? Bah!, Ramiro la tiene pequeƱa—La mujer decĆ­a la intimidad de su marido sin rubiruzarse.

 

—En verdad?,—Se sorprendió Michael— No creĆ­ eso de Ć©l, tiene muchos apodos…Le dicen El calvo de brazzer, El tres patas, El macho man.

 

—El tres patas?, ja!,no me hagas reir, la de Ramiro es pequeƱa…—SofĆ­a miró al techo del camión y aclaró—En verdad tiene la polla normalita, no le pasa de 14 cm…Eso no es suficiente para mi!, yo quiero un hombre de verdad, y he escuchado que tu lo eras, y ahora lo compruebo bien—SofĆ­a le lamĆ­a todo el tronco del falo en reposo, aĆŗn con rastros de esperma, hasta llegar al glande y darle un beso en la punta.

 

—Ramiro no tiene las bolas para satisfacer a una mujer como yo…Pero tu sĆ­, querido—SofĆ­a sostuvo los cojones de Michael, eran grandes y calientes al tacto—Tu sĆ­ que tienes los cojoneees!—La contenta mujer los sopesaba, aun se sentĆ­an pesados, tenĆ­a leche acumulada y ella querĆ­a mĆ”s.

 

Con la actividad oral de la fémina no tardó el pene de Michael en volver a pararsele y retomaron la acción. Esa mañana el camionero le llenó la vagina a la promiscua dama.

 

Michael estaba muy feliz al saber que Sofía estaba decepcionada con su hombre y venía con todo por un nuevo macho , uno con un buen pene, y el suyo en reposo tenía el tamaño del de su marido en erección, Ramiro no tenía oportunidad ante él, su nuevo rival.

 

Sofƭa estarƭa con un hombre que si la satisfaciera, en adelante lo buscarƭa siempre a Ʃl.

 

Pero en esta sociedad y mĆ”s fĆ”cilmente en gremios y grupos cerrados, —incluido el de camioneros—los chismes corren a una velocidad que ni FLASH les puede alcanzar.

 

Una noche en el parqueadero de camioneros, Ramiro estaba bajando de su camión, tuvo un viaje largo llevando una carga y ahora esperaba descansar. Una mujer se le acercó, la reconoció al saludarla, era la chismosa esposa de un compañero del sindicato, tras el saludo la mujer se prestó a alejarse, sin duda su marido también andaba en el lugar.

 

—Cuidado Ramiro, abre los ojos! se estĆ”n cogiendo a tu mujer—Dijo al alejarse.

 

Ramiro la volteó a ver y la señora le observó con rostro de afirmación y advertencia, en ningún momento detuvo su marcha.

 

—Un colega camionero tuyo… —La mujer desapareció del sitio y fue en busca de su esposo, pronto una sonrisa adornaba su cara, su trabajo como portadora de chismes estaba hecho una vez mĆ”s.

 

Esa noche el camionero se la pasó pensando en el claro chisme transmitido, una vez mÔs Sofía le dejó fuera de la habitación, y mientras dormía en un cuarto aledaño planeó que hacer.

 

A la noche siguiente había una reunión del sindicato, todos los miembros debían asistir, a Ramiro le tocaba dar un corto discurso e instó a Sofía a ir, la mujer aceptó de inmediato, deseaba ver a Michael y buscaría de alguna manera intimar con él allí mismo.

 

Ramiro ya estaba mÔs convencido de la infidelidad, de cuando acÔ Sofía no se quejaba por esas reuniones nocturnas del sindicato?, el marido siguió el plan trazado.

 

La reunión sindical fue aburrida y Ramiro dio su discurso al pleno de miembros, las esposas de muchos asistieron y para des estresarse se reunĆ­an a charlar entre ellas, SofĆ­a no tardó en lanzar miradas a Michael quien ya planeaba fornicar con ella, sólo hacĆ­a falta la excusa para que SofĆ­a se deshiciese de su marido…

 

...y fue Ramiro quien tendió su trampa, adujo una fuerte jaqueca para marcharse temprano de la reunión, Sofía no cabía de la dicha ante la indisposición de su esposo, ella de inmediato planteó su planeada excusa.

 

—Me quiero quedar con Claudia y Mónica, hace tiempo no hablo con ellas.

 

—Claro, como tĆŗ quieras, ademĆ”s no recuerdo la Ćŗltima vez que te integraras tanto en una de estas reuniones—Ramiro dejaba listo el asunto, se ausentarĆ­a pero no perderĆ­a de vista a su mujer y asĆ­ descubrir al camionero traidor.

 

Y así tras la reunión, Sofía y Michael fueron a un Ôrea solitaria de las instalaciones, había algunas habitaciones en el sitio; Afuera Ramiro esperaba la salida de Sofía para seguirla, pero apareció nuevamente la mujer que anteriormente le había advertido de la infidelidad. La muy chismosa estaba al tanto de lo que sucedía esa noche.

 

—Si esperas a que SofĆ­a salga para descubrir con quien se acuesta, estĆ”s perdiendo el tiempo, ella estĆ” allĆ” adentro, y le estĆ”n dando duro, jajaja.

 

Ramiro enrojeció de la ira, para alegría de la chismosa.

 

—Quieres saber con quiĆ©n se acuesta? Te lo puedo decir.

 

Pero la calma volvió al marido y respondió.

 

—No!, yo mismo descubrirĆ© quien es cuando salgan. —No le darĆ­a el gusto a esa chismosa mujer, ademĆ”s era su problema personal y no la querĆ­a cerca.

 

La mujer le miró indiferente, quería aparentar ahora que no interesaba, cuando en verdad era una chismosa consumada.

 

—Te agradezco la información, mujer, pero te ruego que te marches.

 

La mujer se fue, en verdad quería quedarse pero tampoco le convenía que cuando todo se hiciera público ella fuera expuesta como la madre de las chismosas; Era una dama cizañera, le gustaba crear conflicto, pero no que fuera identificada como una chismosa de temer, porque así no confiarían en ella.

 

La mujer se alejó con su permanente sonrisa…Los chismes estaban lejos de acabar, porque ella ademĆ”s conocĆ­a un secreto del propio Ramiro.

 

El sindicalista se mantuvo afuera del lugar, pensó bien las cosas, si armaba un lío adentro del edificio todo sería público por los guardias o por las cÔmaras de seguridad, y no tardarían todos en saber sobre sus problemas íntimos con Sofía, lo mejor era esperar a que salieran y en la calle sería la confrontación de los traidores.

 

Sofía salió sola del edificio, la vio rozagante y muy feliz, se aferraba a su bolso meneando las caderas de forma sensual. El verla salir sola alteró el plan de Ramiro, creyó que lo mejor era no reclamarle allí, los confrontaría por separado, primero le daría su merecido al traidor que seguía adentro y al regresar a casa, echaría a Sofía a la calle.

 

La esposa no tardó en llegar a la avenida y detener un taxi, la infiel se marchó del sitio.

 

Marchada la esposa, Ramiro ingresó a la edificación, le rompería al cara al traidor, ya no importaba tanto si lo pillaban las cÔmaras porque sería para todos un problemas de camioneros que se resolvió al interior del edificio.

 

Y vio a Michael abotonÔndose la camisa y camino a la salida, pero ahora el sindicalista le obstruía el paso. El joven camionero quedó impactado al encontrarse con Ramiro, su expresión confirmó que él era el amante de Sofía.

 

El enfado en Ramiro era total, Michael era un traidor, lo creía su amigo y salió quitÔndole a su mujer; Esa Sofía también era culpable, ella sin duda aceptó sin duda los avances de Michael, tantas noches que le negó el sexo para terminar acostÔndose a gusto con otro hombre, traidora!

 

Ante el intento de explicación por parte de Michael, Ramiro respondió con un golpe al rostro que le silenció la excusa que planteaba.

 

—Maldito traidor!, te enseƱarĆ© a no meterte con la mujer de otro.

 

Otro golpe hizo mella en Michael, aunque el joven camionero antepuso el brazo recibiendo allĆ­ el impacto.

 

Ramiro avanzaba contra su rival con ímpetus y con fuego en los puños, mientras el oponente sólo retrocedía.

 

Ramiro le golpeó una vez mÔs con un fuerte puñetazo de derecha al rostro, Michael retrocedió, seguía tratando de calmar a su amigo, pero el sindicalista enviaba mÔs y mÔs puñetazos, el joven respondió al fin con un golpe, bien resistido por Ramiro.

 

—Por favor Ramiro cĆ”lmate, yo lo lamento.

 

—Vete al diablo, maldito!

 

Otro golpe dio en Michael y Ć©ste se cansó de recibir impactos, pasó al ataque…

…Ante un puƱetazo del sindicalista, Michael interpuso un brazo, bloqueando el golpe de Ramiro y contraatacó con un puƱo a la quijada, el joven camionero era mĆ”s Ć”gil y aventajaba a Ramiro en forma de pelear y contundencia.

 

El impacto dio en plena barbilla del sindicalista, quien lo sintió en todo el cuerpo, sus piernas temblaron.

 

El hombre trató de soportar la inestabilidad pero terminó de rodillas; Michael supo que tenía la ventaja, pero se sentía culpable por traicionar a su compañero de profesión y volvió a intentar razonar con él.

 

El esposo sabía que estaba en desventaja, pero se negaba a ceder ante las peticiones de paz, tenía que darle una lección a ese canalla, simultÔneamente alzó un instante la mirada y se encontró con el bulto genital de Michael a poco menos de un metro.

 

Eso le enfureció, recordando que acababa de fornicar con su esposa, y usó su pene y bolas para darle placer a la traidora de SofĆ­a…Sus bolas, se centró en ellas…Le harĆ­a pagar!

 

Ramiro se levantó con rapidez y lanzó un manotazo para alejar a Michael, enseguida atacó! El sindicalista lanzó a toda prisa una fuerte patada contra los genitales de su ex amigo.

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El zapato de Ramiro aplastó brutalmente las pelotas del joven camionero.

 

—AAAhhh!!!!—Gritó Michael, para alegrĆ­a del sindicalista.

El rival se dobló a la mitad, mientras se agarraba desesperdamente las bolas.

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Michael sintió mucho dolor, no sólo por lo sensible del Ôrea, sino que tras el sexo prohibido con Sofía, las huevas del joven camionero estaban medio vacías.

 

Ramiro se le vino encima a rematarlo, le dio dos puƱos en la cara, Michael aun doblado le daba la espalda y buscaba alejarse.

 

Sus huevas transmitían mucho dolor, las sentía encendidas como luces de neón.

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En medio del dolor, el joven camionero tuvo pensamientos diversos, desde una intensa ira ante el golpe bajo y traicionero de Ramiro, hasta lamentarse por hacerle el amor a la esposa del hombre…No por que no la deseara, sino por que aquel acto le dejó mĆ”s sensibles las huevas…sin duda su semen y resistencia gonadal se habĆ­an ido con la mujer.

 

Michael cayó por fin de rodillas, Ramiro cesó su ataque para insultarle por su traición.

 

Ahora le mente de Michael se centró en un punto, el desquite! A pesar del sufrimiento gonadal, el joven descuidó sus huevas para usar sus manos e ir con todo contra Ramiro.

 

Con velocidad Michael lanzó un golpe de puƱo a la ingle de Ramiro, los nudillos del joven camionero acertaron en el saco escrotal del sindicalista, para que de inmediato el puƱo opuesto se hundiera tambien en la masa genital de su atacante…Éste Ćŗltimo como un gancho ascenderte que aplastó las gonadas .

 

Fueron dos impactos seguidos muy devastadores para los huevos de su ex amigo.

 

—AARRgghh!!!—Rugió Ramiro ante los dos golpes a sus partes nobles. Su rostro se descompsuso con el dolor que subĆ­a a su cerebro.

 

Las bolas de Ramiro parecieron atrofiarsele por un instante, transmitiendo aun mas dolor.

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—Malditooooo!...AAAiiiiii!!!—El dolor abrumaba al sindicalista, quien se tambaleaban con las manos entre las piernas, acunando sus bolas, que ahora estaban mĆ”s pequeƱas que nunca.

                                                                        

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Ramiro no pudo mantenerse en pie y cayó al suelo para ubicarse en posición fetal, estaba vencido.

 

Con su rival incapacitado, Michael tuvo tiempo de sobarse las bolas y ponerse en pie. Avanzó hacía el acurrucado macho pero ya no tenía odio en su rostro, la victoria era suya!... Esos dos golpes bajos se los había dado de forma efectiva.

 

Ramiro sólo balbuceaba quejas de dolor, no podía hacer nada mÔs.

 

—Lo siento amigo, pero tĆŗ te lo buscaste, adiós!—Michael se alejó cojeando con una mano en las bolas.

 

Ramiro tardarĆ­a un buen rato en poder levantarse.

 

Tras el enfrentamiento, Michael tomó rumbo a la casa de Ramiro, le contó a Sofia sobre la pelea y que ya su esposo sabĆ­a todo…La mujer no lo pensó dos veces para primero sobarle los testĆ­culos a su amante y para minutos despuĆ©s alistar las maletas…

 

…Michael tambien planeó que hacer, sabido de que el sindicalista harĆ­a que lo despidieran por tamaƱa traición a un colega camionero, debĆ­a irse a otro lugar, y lo harĆ­a con su amante.

 

Ambos se marcharon de la ciudad para iniciar una nueva vida juntos. En poco tiempo los amantes formalizaron su relación.

 

Y que pasó con Ramiro?

 

El sindicalista se sintió devastado por las traiciones de su esposa y su amigo, estuvo deprimido por algunos días, pero su apetito sexual volvía a ser intenso y necesitaba como desahogarse de todo.

 

Decepcionado de las mujeres, Ramiro se rindió a un oculto deseo que siempre tuvo…El gusto por los hombres.

 

Algunos rumores de que Ramiro era bisexual fueron desestimados hace tiempo, incluso se decĆ­a que algunos gays practicantes a camionero, terminaron chupĆ”ndosela al sindicalista…Éste muy agradecido les ayudó a obtener sus camiones e ingreso al sindicato, todo era un secreto entre ellos.

 

Pero a pesar de ser sutiles rumores, su anterior esposa MarĆ­a lo confirmó, pues  le sorprendió con un hombre en la cama, ante esto la puritana mujer se marchó del hogar.

 

Ahora Ramiro decide aceptar sin mĆ”s cohibiciones su gusto por los hombres…Ahora estĆ” disfrutando con un joven de rodillas ante Ć©l, degustĆ”ndole la erecta polla de 14 centĆ­metros.

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Pero lo que no sabĆ­a era que alguien les espiaba!

 

Se trataba de la siempre chismosa mujer que le informó de la traición de Sofía. La mujer de nombre Carlota, se fascinaba ante el nuevo chisme, aunque ella ya tenía indicios desde hace tiempo sobre ese gusto secreto de Ramiro.

 

 

Carlota tendrĆ” su propio relato a futuro, llamado: La Reina del Chisme. Que se publicarĆ” en 3 partes.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

 

 

 

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