LA MARAVILLOSA KEI HONG, Parte 2.
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
Leer la primera parte, aquĆ el LINK.
Nota Aclaratoria: Las personas de origen chino que hablan el espaƱol, comĆŗnmente tienen problemas para expresar el fonema R, expresĆ”ndolo como L, a nosotros tambiĆ©n nos serĆa difĆcil expresar sonidos propios del idioma chino; AsĆ que cuando plasmo en el personaje de este relato esa dificultad en la expresiĆ³n, de ninguna forma es una burla hacia la comunidad china.
De todas maneras disculpen cualquier molestia que pueda causar con Ć©ste relato.
Kei Hong es una bella oriental que vive en los alrededores del aeropuerto. La mujer ha adquirido fama no sĆ³lo por trabajar en servicios sexuales, sino por sus masajes erĆ³ticos, los cuales atiende en su residencia o a domicilio, aunque con costosos honorarios…
…Pero la oriental tambiĆ©n es experta en temas de Ballbusting, a continuaciĆ³n se narra su servicio a un cliente masoquista.
Tocan a la puerta de la vivienda de Kei, la mujer abre con su tĆpico vestido de seda.
—Buenas taldes seƱol Lalson.
La oriental saludaba a Steven Larson un empleado del aeropuerto cercano, de origen britĆ”nico y quien asiste para una acordada y nueva secciĆ³n de ballbusting, ella ya lo conoce y sabe cĆ³mo serĆ” el castigo esta vez.
Larson es piloto comercial, si bien en el pasado prestĆ³ servicio en la fuerza aĆ©rea; A pesar del retiro, mantiene su gusto por lo militar y Kei sabe muy bien eso por lo que le tiene una sorpresa.
Steven no tardĆ³ en desnudarse, Kei sonreĆa al verlo, pero en su mente se sentĆa decepcionada, que patĆ©tico hombre era Larson! y justamente en sus genitales, un pene promedio y un escroto reducido, aunque soportaba bastante castigo.
SerĆa estupendo golpear allĆ abajo a un hombre que fuera dotado…RecordĆ³ a un cliente de masajes erĆ³tico (Parte 1) y que tambiĆ©n trabajaba en el aeropuerto, un latino con una buena polla colgando entre las piernas, sin mencionar un voluminoso y moreno escroto.
La oriental va al baƱo y regresa con una vestimenta que fascina a Larson.
—Eres maravillosa, Kei Hong!—ExpresĆ³ Steven al ver a la oriental quien se presentaba en topless y vistiendo un pantalĆ³n camuflado, Kei ahora era una militar, incluso saludĆ³ estilo militar.
Steven ya estaba algo excitado y casi se erecta al ver a aquella delicada “militar oriental”, le agradĆ³ mucho la sorpresa de la chica Hong.
—Comenzamos?—ExpresĆ³ Kei, mientras Steven se colocaba unas almohadillas de entrenamiento (Mitones) que Ć©l mismo habĆa traĆdo.
La sesiĆ³n de golpes bajos se darĆa simulando un entrenamiento de boxeo, claro que la oriental no usarĆa guantes de box.
Larson jadeaba de la excitaciĆ³n, le fascinaba ser castigado en los testĆculos por mujeres, y mientras mĆ”s frĆ”gil pareciese la fĆ©mina mĆ”s lo disfrutaba, y Kei Hong parecĆa una indefensa mujer con su escaso peso y baja estatura.
El varĆ³n estaba acostumbrado a mucho castigo, aunque Kei era buena demoliendo lentamente la resistencia del hombre que anhelaba dolor.
Kei iniciĆ³ los golpes con sus pequeƱos puƱos contra las almohadillas, el sonido de los choques era constante, Steven abrĆa un poco las piernas esperando en cualquier momento un golpe de puƱo en sus testĆculos.
Era mejor estar prevenido, no querĆa ser tomado por sorpresa pues serĆa mĆ”s doloroso sin aviso y eso le mermarĆa resistencia, y Ć©l querĆa soportar lo mĆ”s posible ante la exĆ³tica oriental.
Larson disfruta el movimiento del cuerpecito de la oriental y quisiera tocarle los pequeƱos senos al descubierto…Se distrae con el cuerpo de Kei, mientras recibe los golpes de puƱo.
Kei Hong lo sorprende con una patada al estĆ³mago, el piloto no es fuerte en esa zona y el abdomen se deprime ante el puntapiĆ© de la ligera oriental.
—Argh!!!—Steven se queja ante el impacto que le saca el aire.
Era lo que querĆa la mujer, ahora Larson comete el error de descuidar sus bolas, y ella tiene vĆa libre para darles una patada!
Con impulso el pie de Kei impacta el escroto del piloto, asegurƔndose de inmovilizarle las manos para que no se pueda cubrir.
—YYaaaaa!!!—Expresa Larson cuando sus testĆculos se aplastan por un instante, la oriental patea duro a pesar de su cuerpecito.
Los muslos del cliente se cierran y antepone las almohadillas en plan de pedir tiempo.
—Te duelen las bolitas?—Se burla Kei, quien retrocede dĆ”ndole unos segundos para que se recupere.
—Se te palĆ³(parĆ³) el pene? Pelveltido!—Las burlas continĆŗan.
En verdad le pene de Larson dio brincos, lo excitaba el dolor, aunque se controlaba para bajar su calentura y retomar a la sesiĆ³n de Ballbusting.
El varĆ³n se repone tras unos segundos. Ahora Kei se agacha, atenta a los movimientos del escroto del hombre. Los bamboleos del escroto son constantes y comienza a verse enrojecido.
—Deja de cublilte(cubrirte), cuando menos te lo espeles te dalĆ© un puƱo.
La tensiĆ³n pone a sudar al hombre, pero Kei solo juega con Ć©l, se incorpora, ya no le darĆ” un puƱetazo, la mujer le sonrĆe… Y como un rayo le da un puntapiĆ©!...Otra vez de improviso, Kei Hong es impredecible!
—AAAHHH!!!—De nuevo Larson es tomado por sorpresa, sus cojones rebotan con violencia.
Kei aprovecha la indefensiĆ³n del hombre para darle puƱos en los costados, Steven se cubre las bolas y le da la espalda a la oriental.
—Eles un homble dĆ©bil!, un peldedol!(Perdedor!)—La mujer se jactaba de aquel ridĆculo macho.
La humillaciĆ³n excita al masoquista de Steven, el aire retorna a sus pulmones una vez la mujercita cesa sus impactos a las costillas.
Otra vez el piloto se recupera y antes de estar listo, la chinita le vuelve a patear las bolas. El puntapiƩ le da en el huevo izquierdo, por esta vez Steven se muerde la lengua conteniendo un nuevo alarido.
Las piernas del piloto se debilitan y tras tropezar termina abrazando a la mujer para no caer. Adolorido la abraza con firmeza, pero ella lo empuja rechazƔndolo y le hunde otro puntapiƩ en el bajo escroto.
—No! esperaaa!—TratĆ³ de parlamentar el hombre necesitado de tiempo, pero Kei Hong es implacable, y su pie ya ascendĆa entre los muslos del britĆ”nico.
PLAP!, Se escuchĆ³ el choque del empeine contra el saco testicular.
—AAAAAHHH!!!!!!!!
Para soportar el dolor Larson comenzĆ³ a dar saltitos, sus bolas rebotaban…Pero al tiempo que dolĆan, aquel movimiento constante hacĆa circular la sangre dentro y fuera de su escroto, aliviĆ”ndole de alguna forma.
—Ayyy, ayyy—El hombre respiraba agitadamente, pero recuperaba el aliento y las energĆas.
—Bueno, ahola tlabajalemos tus leflejos pol debajo.
Kei se arrodillĆ³ y con Steven ya listo, comenzĆ³ a dar golpes contras las almohadillas. Steven traga saliva, esperando el inminente dolor…
…Y no tarda un puƱetazo brutal de Kei que se hunde contra su pene y escroto. El semi erecto falo de Larson es aplastado contra su pelvis, mientras sus bolas se salvan un poco, el objetivo de la oriental era maltratar la virilidad erĆ©ctil de Steven, pero…
…Pero la mujer es calculadora!. El rebote de los genitales ante el puƱo, eleva el maltratado pene y deja el escroto descubierto para un ataque perfecto.
Kei sonrĆe, prepara su puƱo y ataca!, el golpe hace crujir las expuestas bolas de Larson, la oriental es certera y el impacto a la masa gonadal trae sus consecuencias.
—GAAHhhh!!!—Steven cae de rodilla y se queja mirando al techo, lo han tumbado con ese ataque.
Kei se incorpora y con rostro severo le ordena.
—Aliba(Arriba), tu puedes sopoltar mĆ”s que eso, vamos, obedece o te ilĆ” peol!(irĆ” peor)
Es difĆcil para el macho cumplir la orden, pero saca fuerzas de donde no las tiene y se va incorporando.
Por fin se pone en pie el britĆ”nico, Kei no le da mĆ”s tregua y lo recibe con una patada en sus genitales, el pie de la oriental aplana toda la zona Ćntima de Steven.
—IIIaaaaaaaaa!!!!—Otro alarido de Larson, quien no puede soportar mĆ”s castigo y se queda doblado con los protectores manuales cerca de sus cojones; Las bolas de arden como del fuego, pero su pene no deja de dar brincos, el dolor es insoportable y a la vez delicioso.
—Asqueloso!, Basula humana, ¿Te gusta el dolol?—Las recriminaciones de la oriental son parte del espectĆ”culo.
Steven se siente humillado y Kei le da leves golpes en la espalda, incluso lo cachetea, el varĆ³n no puede moverse del dolor.
—Disflutas suflil?(sufrir)…Entonces…Te dalĆ© mĆ”s!
Kei obliga a Steven a incorporarse, le sostiene del cuello con sus delgados brazos, la oriental observa su colgante blanco favorito, Larson estĆ” sin fuerzas…
…La mujer le hunde con violencia la rodilla en los testĆculos. Las bolas de Larson crujen y se chocan contra Ć©l.
—AAAAAHHH!!!!!!!, por favooooor,—La reacciĆ³n de Larson es violenta, Kei se aleja unos instante, mientras el macho brinca sin cesar.
El hombre se queja y parece a punto de llorar, es demasiado castigo, parece que es el lĆmite del britĆ”nico.
—Por favor, mi amor, ya basta…
Kei afirma, dando a entender que se acabĆ³ la tortura, la mujer se acerca a Ć©l y le acaricia, consintiendo su maltratada humanidad.
—No me pegues mĆ”s—Suplica de nuevo Steven, mientras la mujer le acaricia los velludos pectorales…
…La oriental hace espacio entre los cuerpos y observa los rojos y colgantes huevos del piloto…Pareciese que la mujer le puede hundir otro rodillazo en cualquier segundo...
Steven vuelve a pedirle que ya pare…Kei le tranquiliza:
—Calma, no te voy a pateal mĆ”s.
Parece ser cierto, Steven toma aire, aliviado.
Es cuando Kei agarra con rapidez las huevas del britĆ”nico y con un talento innato se las aprieta, tira del escroto y al tiempo les da un giro violento hacĆa la izquierda, un giro corto pero que maltrata todas las estructura dentro de la bolsa de piel.
La reacciĆ³n del britĆ”nico es un salvaje grito que se escucha en toda la vivienda.
—AAAAAHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!, OOOGGGHHH!!!!—Larson se queja como una bestia herida, mientras se inclina y cubre sus bolas.
El dolor es incapacitante y le recorre el cuerpo, incluso teme por la salud de sus pelotas…En previas sesiones de Ballbusting la oriental nunca le maltratĆ³ las bolas de esa manera.
La peligrosa maniobra de la fĆ©mina es brutal para los genitales del piloto, pues casi le provoca una torsiĆ³n testicular, que sin duda le dejarĆa inĆŗtil los Ć³rganos para toda su vida…
…Pero la mujer es talentosa castigando las bolas, y sabe cĆ³mo calcular el giro apropiado para destrozar la resistencia de cualquier macho, sin generar la terrible torsiĆ³n. Solo ella es capaz de maniobrar en el lĆmite entre el dolor y el daƱo permanente a los preciados testĆculos, por eso es la Maravillosa Kei Hong.
Steven cae al piso, ya no podrĆ” poner en pie…Kei lo sabe, nadie resiste aquella semi-torsiĆ³n testicular, patentada por sus hĆ”biles manos de masajista erĆ³tica.
Las piernas de Larson estĆ”n sin fuerzas y sus intentos por levantarse son en vano, tambiĆ©n tiene unas fuertes nauseas. Kei observa su obra, el hombre tose recurrentemente, pero nada sale de su boca…Por fortuna para Ć©l, no comiĆ³ nada antes de venir a su encuentro con la oriental.
—AsĆ debes estal, de lodillas (rodillas) ante la mujel…La mujel que siemple te dominalĆ”.
Para Kei, pasarĆ”n muchos minutos para que Larson pueda incorporarse siquiera, la oriental va en busca de hielo y unas pĆldoras para la inflamaciĆ³n, todo hombre las necesita tras las secciones de Ballbusting con Kei Hong.
Steven se recuperarĆa e irĆa al baƱo a darse una ducha, allĆ comenzarĆa a masturbarse, todo ese castigo le tenĆa caliente y era necesario desfogarse.
Para otros clientes, intimar con la experta mujer era parte del paquete de tortura (algo que econĆ³micamente convenĆa mĆ”s a la dama) pero con Steven no era asĆ…Tener sexo con la oriental no estaba en lo planeado para Larson, y Ć©l siempre se consolaba con su mano…AsĆ habĆan sido sus encuentros previos y por ahora no habrĆa cambios.
Tras una ducha se marcharĆa, no sin antes agradecer por el placer a la mujer; VolverĆa en unas semanas…
…Todos siempre vuelven por mĆ”s!
FIN.
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