EN EL CINE Parte 3. (Relato corto).
CONTIENE BALLBUSTING M/M.
En el cine se proyecta la pelĆcula LA LLORONA vs ANNABELLE, El esperado enfrentamiento de criaturas demoniacas; Por ser la Ćŗltima funciĆ³n de 11 Pm la sala de cine no tiene muchos espectadores.
En la parte 1 y la parte 2, Se presentaron historias ocurridas a asistentes a la funciĆ³n; Pero una historia mĆ”s se dio posterior a los anteriores sucesos y muy relacionada con Ć©stos previos.
ZenĆ³n llegaba a una pequeƱa oficina en el Ć”rea administrativa del cine, el hombre venĆa de la zona de comidas y traĆa una bolsa de hielo en la mano, apenas cerrĆ³ la puerta se abriĆ³ en zipper de los pantalones, sentado en un cĆ³modo sillĆ³n colocĆ³ el hielo sobre su ropa interior y el alivio llegĆ³ de inmediato.
El hombre de 30 aƱos habĆa sido agredido en los genitales por una pareja de gays que descaradamente aprovecharon la oscuridad y soledad del cine para un sexo oral, ZenĆ³n les llamĆ³ la atenciĆ³n, pero cometiĆ³ el error de chantajearles, pidiendo dinero con tal de guardar el secreto…Sin mencionar que les insultĆ³ por su diferencia sexual. ..Sus testĆculos padecieron un brutal apretĆ³n por parte de uno de los enojados, y ahora trataba de calmar su agonĆa.
Tocaron a la puerta y al saber de quien se trataba, la abriĆ³…
…Era Federico, un novato asistente de 20 aƱos, ZenĆ³n lo consideraba su secuaz, y lo mantenĆa bajo su tutela en el trabajo.
Federico tambiĆ©n tuvo su incidente en la sala de cine por llamarles la atenciĆ³n a unos escandalosos jĆ³venes; PadeciĆ³ un rodillazo y mĆ”s, por parte de una bella chica, ayudada por su novio, quien mantuvo a Federico agarrado por detrĆ”s.
La forma de caminar de Federico era graciosa por el dolor gonadal, y tambiĆ©n traĆa una bolsa de hielo obtenida en el Ć”rea de bebidas y comidas.
Cada uno se sentĆ³ frente al otro y con los zippers abiertos depositaron el hielo en sus respectivas gĆ³nadas…comenzaron a narrar sus anĆ©cdotas.
Tras las narraciones cada uno comenzĆ³ a reĆr por la desgracia del otro, pero ZenĆ³n abriĆ³ la boca mĆ”s de la cuenta.
—Una mujer te dejĆ³ comiendo tierra, jajaja.
A Federico no le hizo gracias y replicĆ³:
—Por lo menos a mĆ no fue un gay quien me dejĆ³ las bolas hechas trizas…—Era un golpe directo al orgullo machista de ZenĆ³n, la osadĆa del novato y dependiente suyo era intolerable!
—Que dijiste?—ZenĆ³n se enfadĆ³ e incorporĆ”ndose propinĆ³ un golpe de puƱo en la entrepierna de Federico, el puƱo cayĆ³ como una bomba sobre la bolsa de hielo y las sensibles bolas del novato.
—OOuggh!!— Federico se retorciĆ³ en su asiento.
—Jaja, jajaja!—Le era gracioso a ZenĆ³n pues no eran sus bolas las que sufrĆan.
TratĆ³ de cachetearle como humillaciĆ³n, pero Federico respondiĆ³ con un puƱetazo descendente que hizo crujir las bolas de ZenĆ³n.
—Yyaaaa!!!, maldiciĆ³n!!—El hombre juntĆ³ los muslos y acunĆ³ sus testĆculos, torpemente retrocediĆ³ un poco…
…Por unos segundos cada quien sobĆ³ sus cojones.
ZenĆ³n y Federico se miraron a los ojos y se lanzĆ³ uno contra el otro, querĆan vengar sus bolas golpeadas. A continuaciĆ³n empezĆ³ un forcejeo, donde los hombres intentaban pegarse en la cara, parecĆan bailar uno agarrado del otro, porque no lograban conectarse ningĆŗn impacto serio.
ZenĆ³n no esperaba tanta resistencia de su protegido y secuaz, decidiĆ³ pelear sucio…
…Su rodilla derecha hizo blanco en la entrepierna de Federico, quien abriĆ³ la boca y la cerrĆ³ con violencia ahogando un nuevo grito.
ZenĆ³n se alejĆ³ y mostrĆ³ una sonrisa ante su ventaja, pero no vio el puƱo de Federico que tomaba camino a su ingle.
—Aaahhh!!!—ZenĆ³n soltĆ³ saliva con el quejido y se alejĆ³ de su rival.
Ambos quedaron de rodillas, para acabar en el piso retorciĆ©ndose. Sus respectivos escrotos estaban hinchados y enrojecidos, y tanto sus testĆculos como Ć”rea inguinal, se hallaban resentidos en toda su magnitud.
Por fin pactaron la paz y cada uno se dedicĆ³ a sobar sus pelotas, las bolsas de hielo eran muy beneficiosas una vez sentados y dedicados a sus padecimientos genitales.
Unos minutos despuĆ©s tocaron a la puerta. Ninguno de los dos querĆa abrir, insistĆan y no respondĆan a la orden de seguir, pues la puerta estaba abierta.
SerĆa un cliente que se desviĆ³ de la ruta a los baƱos?, Ć©sta Ć”rea estaba prohibida al pĆŗblico y eran claras las seƱales de no pasar hacĆa allĆ.
SeguĆan tocando y no respondĆan, ZenĆ³n se levantĆ³ por fin preparando un discurso de regaƱo ante quien fuese el que seguĆa tocando.
Cuando el hombre abre la puerta su impresiĆ³n es de miedo total, la piel se le pone blanca y los ojos se abren al mĆ”ximo!
Una apariciĆ³n espantosa estĆ” ante Ć©l…Es la llorona!
La boca de la criatura sobre natural se abre pero no emite sonido, es como si quisiera devorarlo.
—Ay dios mĆo!!—Exclama el paralizado ZenĆ³n, quien retrocede a pesar de sus piernas de gelatina.
Pero la Llorona iba tras Ć©l, la mujer se movĆa con rapidez y extendĆa una mano queriendo alcanzar al adolorido y asustado hombre.
Federico tambiĆ©n vio la amenaza, se incorporĆ³ y cerrĆ³ sus pantalones, pretendĆa huir, pero los sucesos ocurrĆan en la entrada de la habitaciĆ³n y no habĆa mĆ”s salidas.
El temor hizo que ZenĆ³n trastabillara y la criatura le alcanzĆ³, la boca de la Llorona estaba a centĆmetros del hombre, lo sostuvo de los hombros, el rostro de ZenĆ³n estaba pĆ”lido y todo su cuerpo temblaba…Ya daba su vida por terminada.
Fue cuando el muslo de la criatura se elevĆ³, encajando un duro golpe de rodilla en la huevera lastimada de ZenĆ³n.
—AAAAAHHHhhhh!!!!!—ZenĆ³n gritĆ³ a todo pulmĆ³n, ante el duro rodillazo de la criatura sobrenatural.
Las fuerzas dejan el cuerpo del hombre para regocijo de la criatura femenina, quien se aferra a los hombros y le hunde otro rodillazo. Las gĆ³nadas del varĆ³n suenan como nueces bajo un martillo.
—OOUGGHH!!—El rostro del ZenĆ³n se descompone y la demoniaca fĆ©mina le suelta, cayendo Ć©ste al piso y formando un ovillo protector.
El salvaje acto dejĆ³ a Federico sin palabras, y ahora era su rostro el que tomaba un tono entre pĆ”lido y azuloso, el miedo lo poseĆa, la Llorona le mirĆ³ y venĆa en su direcciĆ³n.
Federico hizo una sondeada a sus piernas, estaban congeladas, no se moverĆan, el hombre recurriĆ³ a lo Ćŗltimo que puede hacer un ser humano…
…Suplicar!
Las rodillas de Federico se flexionaron y el varĆ³n cayĆ³ al suelo, enseguida comenzĆ³ a pedir clemencia.
—Dios ayĆŗdame, por favor seƱora no me mate…
La criatura se detuvo ante Ć©l y comenzĆ³ a caminar de un lado a otro, parecĆa no decidirse a atacarle.
Federico rezaba por ayuda divina, por fin la Llorona le dio el frente y su boca de nuevo se abriĆ³. Era espantosa!
La mujer retrocediĆ³ el pie y descargĆ³ un zapatazo en la entrepierna del Federico.
—AAAAHHhh!!!!—Federico gritĆ³ con fuerza…QuedĆ³ con la boca abierta y la quijada casi desencajada.
El pie de la criatura retrocediĆ³ y las esferas de carne de Federico se despegaron de su pelvis, una corriente elĆ©ctrica ascendiĆ³ de sus genitales al estĆ³mago y el Ć³rgano se retorciĆ³, Federico apretĆ³ la boca para contener el vĆ³mito que ascendĆa por su esĆ³fago.
—GULP!—Se escuchĆ³ cuando el contenido estomacal regresaba a su lugar de origen.
Federico se retorciĆ³ con un gusano rastrero, agarrĆ”ndose los testĆculos, mientras la criatura le pateaba la espalda, no fuerte, pero si parecĆa querer burlarse de Ć©l.
Ambos machos estaban en el suelo soportando sus dolores y soltando lĆ”grimas por el intenso dolor de gĆ³nadas.
—Jajajajajajaja!!—Se escuchĆ³ una risa fuerte, tenĆa un tono masculino, provenĆa de la Llorona, los adoloridos observaron a la mujer y reconocieron el tono de voz.
—Les gustĆ³ eso, miserables?
La Llorona se tomĆ³ el rostro y retirĆ³ su piel!…SĆ, se trataba de una mĆ”scara!
Emerge debajo la figura de Pedro, un joven empleado de 18 aƱos y quien laboraba en el Ć”rea de comidas y bebidas, era Ć©l quien les tendiĆ³ una broma pesada…
Pedro se enterĆ³ de los malos ratos que padecieron aquellos dos y buscĆ³ hacerles una broma mĆ”s que pesada…Era una venganza esperada por dos meses.
A Pedro le fue fĆ”cil tomar un disfraz que tenĆan en la bodega como promociĆ³n de la actual pelĆcula que se exhibĆa.
—Espero que sus huevos se recuperen, pero me la debĆan y Ć©sta noche me cobrĆ© a gusto…AdiĆ³s!
Pedro se dispuso a marchar, ZenĆ³n y Federico le querĆan asesinar por los golpes y el susto de muerte, pero el dolor de bolas no les dejaba moverse siquiera.
Pedro se marchaba aun vestido de novia y con la horrible mĆ”scara en las manos, estaba satisfecho por su ansiado desquite…
…Tanto ZenĆ³n como su secuaz Federico se la debĆan por muchas bromas pesadas previas y un constante Bullying…Incluso en una ocasiĆ³n lo golpearon, amarraron y lo pintaron con maquillaje de mujer, la humillaciĆ³n de Pedro fue muy grande aquella vez, y esperaba la forma de un desquite a plenitud, esta noche fue su oportunidad!
Los dos agredidos se quedaron en el suelo por casi media hora, sus testĆculos latĆan y estallaban en sensibilidad dolorosa.
Por fin cada quien pudo incorporarse y marcharse a sus casas, el desquite de Pedro fue total y prƔcticamente terminaron curados por su matoneo contra el joven.
Para el dĆŗo, aquella noche EN EL CINE, fue para olvidar.
FIN.
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