LA COCINA DEL INFIERNO, Parte 1 de 3. - Las Bolas de Pablo

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19 jul 2022

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LA COCINA DEL INFIERNO, Parte 1 de 3.

 

LA COCINA DEL INFIERNO, Parte 1 de 3.

Relato corto.

 


CONTIENE BALLBUSTING M/M.

 

 

Seguramente han visto o escuchado del famoso reality Hell's Kitchen (La cocina del infierno) pues bien los siguientes sucesos dejan en paƱales a ese afamado programa televisivo.


 

Se grababa el reality show de cocina MASTERCHEF AMƉRICA ANDINA, son 15 los concursantes que por dos horas han preparado sus mejores recetas… 

 

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…Todo bajo la atenta mirada de los 5 jueces: AndrĆ©s Pinedo, Enrique FernĆ”ndez, RaĆŗl Jara, Natalia SanĆ­n y Lorenzo López.

 

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                                                                   AndrĆ©s Pinedo. 

 

22a
     

      Enrique FernĆ”ndez.

44

RaĆŗl Jara.

55

                                                            Natalia SanĆ­n.     
33

      Lorenzo López.

 

Durante las mĆŗltiples jornadas de grabaciones se notaron ciertas rencillas entre los jueces, sin duda cada uno tenĆ­a problemas personales y previos con sus colegas, la Ćŗnica que no entraba en aquellas discusiones y hostilidades era Natalia. El director del programa debĆ­a pasar minutos calmando a los jueces, pero por fortuna los rencores no llevaban a mĆ”s que indirectas y comentarios insultantes en el ā€œconfesionarioā€, aquel sitio donde cada uno —ante una cĆ”mara personal—desahogaba sus ideas, sin la presencia de los demĆ”s.

 

Aquel día todo iba perfecto hasta que llegó el momento de escoger a quien sería eliminado esta semana.

 

Natalia y Lorenzo, votaron por la eliminación del concursante Enrico Méndez, mientras Raúl, Enrique y Andrés, votaron para que Armando Lula fuera el descalificado, por mayoría se iría Armando, pero Lorenzo le reclamó a Andrés por su voto, comenzaron a discutir y el pleito parecía inevitable, por su parte Raúl aprovechó para reclamar a Enrique por un asunto personal, ambos eran gays y Enrique estaba ahora con la ex pareja de Raúl, un asunto no tratado y pendiente.

 

—Me quitaste a mi novio estĆŗpido!—Reclamó en voz alta RaĆŗl, ante el poco caso que le hacĆ­a Enrique, le propinó un puƱo en la cara, la pelea se darĆ­a.

 

El ambiente de hostilidad contagió a Lorenzo y soltó también un golpe contra Andrés, éste se retiró la bata de cocina y estaba listo a responder.

 

—Si quieres pelea te la darĆ©, no es mi culpa que Fabiola me escogiera a mĆ­.

 

Y es que AndrƩs tambiƩn le habƭa quitado la pareja a Lorenzo, por lo que el abandonado hombre querƭa desquite.

 

También había asuntos pendientes entre Raúl y Andrés.

 

—TĆŗ me la debes AndrĆ©s, y hoy me cobrarĆ© todas!

 

—Lo que quieras, loca!

 

Natalia trató de poner orden, asĆ­ como los camarógrafos y el director de escena, pero ninguno de sus cuatro chef  les hicieron caso, cuando la mujer vio lo inĆŗtil de su esfuerzo se decidió a facilitarles las cosas.

 

La dama apuró a todos los concursantes y personal detrÔs de cÔmara a salir y dejarlos arreglar sus asuntos.

 

—Dense con lo que quieran hasta quedar satisfechos pero nada de objetos peligrosos.

 

La mujer ordenó que se recogiera todos los cuchillos y los sacaran de la cocina, los 4 chef estÔn de acuerdo en una pelea final, donde todos sus asuntos fueran solucionados, y a los golpes.

 

Pronto la puerta del amplio escenario/cocina estaba cerrada por fuera y cada juez se dispuso a probar puƱos contra sus ā€œenemigosā€.

 

 

Ya a solas las peleas comenzarƭan, eran simultƔneas pero se narrarƔn por separado.

 

La primera fue el pleito entre Raúl y Enrique, cada uno se dispuso a atrapar con sus brazos a su rival, pero sus fuerzas eran similares y nadie pudo imponerse, Raúl retrocedió en cierto instante de mayor fortaleza para Enrique, quien avanzó contra su rival; Mientras escapaba de su perseguidor Raúl encontró en la mesa un objeto con que atacar y lo usó!

 

Un violento movimiento causó que el pastel que ahora tenía en sus manos volara por el aire e impactara en el rostro de Enrique

 

—Cómete esto, traidor quita novios! sĆ© que eres experto en decorar pasteles, ahora que uno te decore la cara!

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Enrique retrocedió y se retiró crema de los ojos, estaba enfadado y con el rostro ardiéndole por el pastelazo, apenas volvió la mirada a Raúl otro objeto venía a su rostro.

 

—AhĆ­ tienes, para la hinchazón de los ojos! —Un pedazo de bistec le daba a Enrique en la cara.

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El lastimado gay no lo dudó dos veces y sí se colocó la fría carne en el rostro, era cierto que aquello aliviaba las lesiones faciales, pero ya estaba harto de Raúl.

 

—Pelea de verdad, no como una niƱa de preescolar.

 

Enrique se acercó a Raúl y le propinó un puño al rostro, Raúl se tambaleó, y su rival se aprovechó, le tomó por detrÔs de la bata de cocina y la usó para estrangularle, esperaba dejarlo sin aire lo suficiente para que colapsara.

 

Raúl no esperaba eso y faltÔndole el aire lanzó un golpe de puño hacia atrÔs dÔndole parcialmente en los genitales de Enrique, éste se dobló un poco y liberó la bata.

 

Ante el inesperado uso de la bata, Raúl se retiró las ropas quedando en interiores.

 

—Ahora aquĆ­ me tienes, peleemos como dios manda, no es lo que querĆ­as?

 

Enrique se sobó los huevos y estuvo de acuerdo, sólo que él si se sacó todas las prendas

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Con los genitales de su rival a la vista, Raúl alcanzó a verlos como un blanco legítimo para atacar con mÔs fuerza, su victoria podría depender de deshuevar a Enrique.

 

Pero se distrajo en pensamientos y el desnudo Enrique le conectó un puño en plena cara, Raúl quedó atontado y no pudo evitar que su enemigo hurgara en sus calzoncillos en busca de su debilidad.

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—AAAAAUUuuu!!!! —Se quejó RaĆŗl cuando Enrique le apretó las bolas con fuerza, la mano derecha de Enrique era fuerte y comprimĆ­a el aparato genital de su oponente, ahora vengaba el golpe que acababa de recibir.

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Raúl apretaba la dentadura, tratado de soportar el dolor, estaba sin poder hacer nada, su rival lo tenía de las bolas, era su fin!...Pero la suerte le sonrió y encontró a la mano algo con que defenderse.

 

Raúl tomaba un pelador manual de frutas y la pasó de arriba hacia abajo contra la quijada de Enrique.

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—AAyy!!!...Bestia!—Se quejó Enrique a sentir como con el paso del pelador una parte de su vello facial era desprendido con violencia…liberó las bolas de RaĆŗl y cubrĆ­a su quijada raspada.

 

—Porque no te afeitas esa barba de chivo que tanto me disgusta, canalla!—Repitió RaĆŗl el ataque al ya estar libre…A pesar de su vulnerabilidad, solo cruzó los muslos para protegerse, mientras con las dos manos ā€œAfeitabaā€ a Enrique, a pesar del dolor testicular no se vio muy mermado en sus fuerzas… Parece que del odio a su rival sacaba energĆ­as.

 

Un ā€œZarpazoā€ con la peladora fue a la zona genital de Enrique, quien se alejó un paso y recibirĆ­a la afeita en su bajo vientre, con el movimiento salvó su polla y bolas de aquel instrumento de cocina…Le ardió la rapada, pero no tanto como de haber sido en los propios genitales…

 

…Pero la impresión por aquel fallido ataque genital le terminó causando dolor, pues RaĆŗl si le dio con el mango del pela-frutas en la frente, y con la guardia baja de su rival, le castigó con un rodillazo en las bolas…

 

—AAaiiimm —Enrique se mordió los labios para no quejarse mĆ”s…Para su fortuna no fue un impacto de lleno por estar en plena retirada, pero si le hizo arrugar el rostro y sentir nauseas, RaĆŗl se alegró con esa expresión.

 

Enrique se quedó unos instantes contra la pared sobĆ”ndose y recobrando fuerzas, pero su rival no le darĆ­a oportunidad para recobrarse…

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…Enrique esquivaba los ataques armados de RaĆŗl, pero contraatacó, de una patada le quitó el pela-frutas de la mano y pudo dar un veloz puntapiĆ© en el saco genital de RaĆŗl.

 

—OOOuiiii!! —Se quejó RaĆŗl, cerrando las piernas y alejĆ”ndose de Enrique, y pidiendo tiempo con una mano…ExtraƱamente Enrique se lo dio.

 

Otra vez era fauleado, el chef comenzó a dar brincos y se quitó los calzoncillos revisando sus bolas…Alcanzó a verlas rojas, maldijo a su enemigo.

 

Raúl se sintió mejor y se quedó viendo a Enrique, éste le había dado tiempo para recuperarse, usÔndolo él también para sobar sus cojones; Cada uno se miró a los ojos y pareció leer en ellos que sucedería, se acercaron y estando desnudos, sus respectivas manos fueron a los genitales de su oponente, los dedos se cerraron y apretaron sus dolidos testículos.

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—AAAAAAHHHHH!!!!!!!!!!!—Fueron los gritos al unĆ­sono cuando comprimĆ­an sus virilidades.

 

Raúl estaba decidido a vencer y retorció el escroto de Enrique, quien no pudo mÔs y liberó las bolas de Raúl.

 

Enrique estaba desesperado, trataba de liberar la mano captora, pero RaĆŗl se lo impedĆ­a anteponiendo la otra mano…

 

…Casi al bode de la locura, Enrique decidió usar una ayuda y alcanzó un utensilio de cocina…Un rodillo parecĆ­a ser su salvación!

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—OOUGGHH!!—Exclamó RaĆŗl cuando una esquina del objeto de madera entraba con fuerza, impactando sus testĆ­culos como si un taco de billar chocara con las respectivas bolas de ese juego.

 

Raúl liberó a Enrique y retrocedió cubriendo sus huevos, el adolorido chef retrocedía ante un Enrique que tras una pausa para tomar aire, venía con el rodillo en la mano dispuesto a noquearle...Solo bastaba un impacto en la cabeza y de seguro le dejaría sin sentido.

 

Raúl contuvo el aliento y atacó en un desesperado intento de evitar la derrota.

 

—AAAAAHHHHHHHHHH!!!!!—Fue el alarido de Enrique quien recibĆ­a un puntapiĆ© en los testĆ­culos, con el rodillo en alto habĆ­a descuidado su punto dĆ©bil.

 

Enrique soltó el rodillo y retrocedió, mÔs por el propio Raúl quien le empujó contra la pared, para de inmediato descargarle una violenta y bien dada patada en las bolas.

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El impacto fue bien calculado y contundente, Enrique se cubrió los huevos, parecía acabado, Raúl se apoderó del contundente objeto de madera.

 

Un veloz impacto en la frente con el rodillo y Enrique volvió a tener las manos en alto, ahora para proteger su frente, pero descuidado sus bolas. Raúl no lo pensó dos veces y proyectó el rodillo entre las piernas de su enemigo, el objeto ascendió entre los muslos abiertos del rival y aplastó por completo el escroto de Enrique.

 

—Aagghh!!!—Fue un ruido seco y de bajo volumen que emitió Enrique ante el castigo contundente a sus genitales.

 

Los ojos de Enrique se torcieron y RaĆŗl sabĆ­a que la victoria era suya.

 

El chef —Barbilla afeitada—, se desplomó sin sentido y quedó extendido en el piso sin moverse mĆ”s.

 

 

Por su parte el duelo entre AndrĆ©s y Lorenzo se daba en simultĆ”nea…

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

***

 

 

 

 

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