Reto Farid: tirar la cuerda

El día había llegado para un nuevo reto de Farid. Los concursantes iban a ser Beltrán y Jean. Beltrán como abanderado del equipo La Experiencia, era padre de Douglas, el señor se desempeñaba como dueño de un bar. Además era el hermano mayor de Marcos Chacon aunque no compartía su apellido. Su ajustado pantalón dejaba muy poco a la imaginación. Su polla apuntaba hacia un lado, y sus bolas carnosas estaban separadas por la costura de la entrepierna, abultada a ambos lados.

 

Su sobrino Jean se encontraba preparado para su participación. Era alto, fuerte, con cabello castaño claro.

 

Farid se presentó frotándose las manos.

 

—Bienvenidos sean todos —dijo—. Hoy tenemos nuestro reto número 5. Hasta el momento las cosas han ido en par y nuestros grupos de se han mantenido en empate. Hoy tenemos una popular batalla, se trata de una nueva versión de tiro a la cuerda. Una soga estará sujeta a los testículos de nuestros concursantes y ellos deberán tirar para hacer cruzar esta línea —señaló una franja de color rojo en el suelo—, y así ganar un punto sobre su rival.

 

Lentamente, Jean se quitó los zapatos y el pantalón. Con una amplia sonrisa, se bajó los calzoncillos, revelando lo que era el centro de su orgullo: una polla semidura, con una cabeza bulbosa y un tronco venoso.

 

Beltrán se le quedó mirando el par de huevos como le colgaban en su escroto afeitado.

 

Jean se percató de la mirada intrusa y con su mano, agarró la base de su polla y la levantó, permitiéndole a su tío bastardo tener una buena vista de sus huevos.

 

Beltrán se encogió de hombros como restándole importancia.

 

La mano derecha de Jean sopesó sus testículos mientras acariciaba su pene.

 

El viejo, pero todavía apetecible Beltrán comenzó a quitarse la ropa. Tenía un cuerpo muy bien trabajado, un par de bolas grandes y una polla majestuosa, dura y bonita de la que no tenía por qué avergonzarse a su edad.

 

Bastián se encaminó hacia ambos y comenzó a atar en sus extremos una soga. Jean y Beltrán estaban uno frente al otro, conectados por la cuerda en sus testículos y divididos por la franja roja. Cada uno hizo una muestra diferente de dolor cuando se la apretaron en sus bolas. A la par ambos penes estaban duros como rocas, apuntando hacia el techo.

 

Jean le sonrió a Beltrán.

 

Beltrán le devolvió la sonrisa.

 

—A la cuenta de tres comenzamos el reto —dijo Farid—, uno, dos… tres.

 

Los movimientos de ambos hombres pujando hacia atrás fue tenaz. Los ruidos que hacían Beltrán y Jean eran sorprendentemente similares.

 

Jean gruñó. Sus monstruosas bolas se tensaron, por la fuerza de la cuerda.

 

Beltrán dejó escapar un grito agudo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y su boca se abrió mientras sus bolas parecían salir de su escroto apretadas por la cuerda.

 

Entre gritos y lloriqueos cada uno forzaba su cuerpo hacia atrás queriendo atraer a su rival.

 

El sudor comenzaba a correr por las caras de ambos sementales mientras gemían y gritaban, apretando los dientes.

 

El rostro de Jean se contrajo mientras trataba de arrastrar con él a su tío. Sus testículos se marcaban en su piel por la brutal fuerza de la cuerda. Gruñó, con los ojos cerrados con fuerza, sus piernas se abultaban con venas por la operatividad empleada.

 

Beltrán gimió, con los ojos muy abiertos y la boca cerrada con fuerza. A veces era empujado hacia adelante por Jean, pero sorpresivamente conseguía reunir potencia y se resistía empujando a Jean adelante.

 

Jean abrió los ojos y miró a Beltrán.

 

El señor dueño de un bar le devolvió la mirada.

 

El rubio abrió la boca para dejar escapar un gemido doloroso. Su cuerpo estaba cubierto de sudor de pies a cabeza, haciendo brillar su pecho y sus abdominales, su enorme polla apuntaba al techo.

 

Beltrán gimió.

 

Jean luchó con toda su fuerza y resistencia caminando, pero comenzó a ser arrastrado hacia adelante, se sintió desesperado de perder el reto, comenzó a gritar desesperado de salvar sus grandes y carnosos huevos del peligro en el que se encontraban a punto de explotar en medio del nudo.

 

Beltrán apretó los dientes, con una gota de sudor colgando de su nariz. Hizo fuerza en sus pies.

 

De repente, Jean dejó escapar un gemido y sus ojos se abrieron de terror.

 

—¡No! ¡AAAaaaaaaaay! —gritó a escasos centímetros de la línea roja en el suelo

 

Beltrán gruñó con fuerza y en un último esfuerzo logró arrastrar hacia adelante a Jean, consiguiendo la victoria.

 

Una vez derrotado y empujado delante de la franja, una copiosa explosión de semen blanco salió disparada de la polla de Jean, tan potente como un torpedo, volando en el aire antes de volver a bajar y aterrizar como un charco pegajoso en el suelo.

 

Otro chorro de semen salió disparado, seguido de otro y otro.

 

Beltrán lo miró fijamente con un asomo de sonrisa de triunfo.

 

Jean aulló cuando el semen fue salpicando su musculoso pecho, sus fuertes brazos y su rostro contorsionado por el dolor.

 

Bastián se acercó a Beltrán y lo ayudó a quitarse la soga del escroto. El hermano mayor hizo una mueca y miró su polla erecta, un abundante cúmulo de líquido preseminal se deslizaba por su tronco.

 

Jean estaba en el suelo sollozando en silencio.

 

Farid lo contempló con una sonrisa, parecía que tenía una erección grande guardada en su jeans. Sin darle relevancia al bulto en su pantalón se acercó a la cámara.

 

—De esta manera honorable público, el equipo de La Experiencia consigue asegurarse un punto más arriba de sus rivales. El próximo reto será una gran batalla... ¡Un partidazo de nutball! Los invito a sintonizarnos.

 

Con un reto que prometía aplastar los testículos los postulantes no fueron tan receptivos. En la experiencia los nombres que se alzaron fueron Wilcar grande y fuerte y el de su hermano Gaspar, mujeriego y galán. De parte de La renovación querían conseguir la victoria Martín el de testículos más pequeño en todo el grupo y Bernardo el arrogante hijo del espía Benjamín.