ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING F/M.
Lorena MartĆnez de 20 aƱos es una joven universitaria de estrato social bajo, con esfuerzos ha logrado sus estudios, y siempre ha sido trabajadora y decidida, a mitad de aƱo se encontraba de vacaciones y fue a pasar unos dĆas a casa de sus abuelos, MartĆn y Susana.
El abuelo Martin era conductor de taxi, y ella en mĆ”s de una ocasión, le habĆa acompaƱado en su jornada diurna, desde niƱa siempre se divertĆa junto a su abuelo.
Hoy al verlo se asustó al encontrarlo enfermo.
āEs la ciĆ”tica que molesta a veces a tu abueloā, RespondĆa la abuela Susana.
āEstoy bien, mujer!, sólo dame unos minutos y se me pasaā. El viejo MartĆn siempre fue muy terco.
āYa no es joven, pero sigue queriendo hacer maromas a toda hora, parece actor de circoā.
āEn la habitación no te quejas de las maromas verdad?ā.
āNo hables cochinadas frente a Lorencitaā.
Lorena se coloreo al escuchar a su imprudente abuelo, mencionar temas Ćntimos con la abuela.
Ante los inútiles esfuerzo del abuelo por parecer fuerte, debió resignarse a no salir a trabajar. Lorena queriendo ayudar se decide a actuar.
āNo te preocupes abuelo, yo sacarĆ© el taxi, sĆ© que necesitan el dinero diarioā.
La abuela reclama, pues no quiere que su nieta se exponga a peligros, el abuelo tiene toda una vida de experiencia en su trabajo de taxista, pero Lorena es novata en eso. Los argumentos de la abuela no surten frutos, y la nieta toma las llaves del taxi.
āYa verĆ”n abuelo y abuela, que regresarĆ© por la noche con buenas ganancias, espĆ©renme para cenarā.
Y asĆ la joven tomó el auto, con su gorra y blusa sin mangas, la chica posó junto al taxi⦠le esperaba segĆŗn ella un dĆa entretenido y generoso en clientes.
Lorena era hĆ”bil conduciendo, pero los recorridos eran algo complicados, el trĆ”fico, el desconocer los atajos, al principio la rutina le dio duro⦠sin mencionar que el trasero se le comenzó a dormir de tanto estar en una sola posiciónā¦
ā¦Por Ćŗltimo estaba el problema de las necesidades fisiológicas, logró hallar un baƱo pĆŗblico en una reconocida cadena de hamburguesas, cuyo nombre inicia con Mac D. El Ćŗnico inconveniente fue que en el baƱo, un cliente (de seguro de no bajo peso) habĆa dejado un ārecuerditoā intestinal, no muy grato.
El dĆa avanzaba y la sonrisa en Lorena volvió, algunos clientes con destinos a lugares cercanos, y ya tenĆa un principio de ganancia⦠Lorena disfrutaba el aire por la ventanilla abierta.
Repentinamente observó a un policĆa de trĆ”nsito, haciĆ©ndole seƱas... el hombre estaba en un puesto de control improvisado, y ante la orden, la joven debió parquear el vehĆculo al voltear, justo en un estrecho callejón.
El oficial de trĆ”nsito de aspecto serio, pidió sus documentos, la joven se puso nerviosa, Lorena tenĆa en regla su permiso de conducir, pero los papeles del taxi estaban a nombre de su abuelo, y si bien habĆa cierta libertad en poder conducir otro auto, por pertenecer a una empresa de taxis, se requerĆa un permiso especial de cambio de chofer, no tardó el oficial en encontrar la falta y procedió a sacar su libreta de multas.
"Por favor dƩjeme pasar esta, mi abuelo estƔ enfermo y necesitamos el dinero".
El oficial levantó una ceja y Lorena entendió todo, no era casualidad el hacerla parquear en un callejón cercano, al parecer era la conducta deshonesta del policĆa, que claramente buscaba algĆŗn incentivo económico.
Pero Lorena no estaba para dar sobornos y recurrió a lo que alguna vez le funcionó; La joven abrió un botón de su blusa, atrayendo de inmediato los ojos del oficial.
"Perdóneme esta...". Lorena tocó el paquete del PolicĆa que de inmediato reaccionó.
āUyyy muchacha!ā.
āMe deja pasar esta?ā. Lorena palpó el glande a travĆ©s del pantalón, parecĆa cabezón.
"Si te portas bien conmigo te dejarƩ ir sin multa".
"Pero se equivoca conmigo, no soy una cualquiera". El masaje al bulto peneano hacĆa sonreĆr al oficial de trĆ”nsito.
āSi quieres irte, tendrĆ”s que hacer mĆ”s que eso dulzuraā¦ā.
"Pero solo una jalada y ya, mire que tengo que trabajar".
"Una jalada no me basta, me la tienes que chupar".
ChupĆ”rsela era algo inaceptable para Lorena, no se rebajarĆa por una multa.
"Lo siento querido, eso es asqueroso⦠acepta la jalada".
Lorena le comenzó a bajar la corredera, pero cuando la mano femenina incursionaba en sus calzoncillos, el agente fue por mĆ”s⦠La chica sintió la mano del PolicĆa en su nalga derecha, por instinto quiso retirĆ”rsela, pero el hombre reafirmó su tacto.
"Calmadita mi amor, que te gustarƔ... ademƔs te conviene, no querrƔs que me lleve tu auto a los patios del trƔnsito".
"Perdón, pero esto no va mĆ”s..." Lorena ya se retractaba de todo, era obvio que el agente querĆa mucho mĆ”s de lo que ella estaba dispuesta ceder.
āQuita la manoā¦.ā. Lorena trató de alejarse, pero el PolicĆa uso la otra mano, para sostenerla y mantenerla pegada a Ć©l.
"Que me sueltes..." La fuerza de la joven era inĆŗtil ante el agarre a su nalga, que ya le causaba dolor, el sujeto parecĆa querer arrancarle parte del glĆŗteo.
El oficial usó mĆ”s fuerza, demostrando que no la soltarĆa. Ya asustada, Lorena se dispuso a defender, levantó la rodilla entre los muslos del oficial, y la enterró con solidez contra la abultada entrepierna del policĆa de trĆ”nsito.
"JUUUMPPP!". Expresó el sujeto al sentir sus bolas aplanadas.
Lorena sintió en la rótula que aquellas esferas eran de buen tamaño, alcanzando a golpear con efectividad la hueva izquierda.
Debilitado por el golpe bajo, el policĆa retrocedió, Lorena le empujó haciĆ©ndole caer al suelo.
"UUUFF, UUFFF!!". El agente parecĆa querer apagar un fuego soplando, pero era su forma de sobrellevar el dolor.
"Maldito huevón!". No solo lo dijo por su actitud, sino literalmente por los grandes de sus testĆculos.
"Zoorraaa, me las vas a pagar!".
āNo te tengo miedo, aprovechado, te ofrecĆ la mano y te gusta tomarte el brazo!ā.
El oficial logró incorporarse, e iracundo amenazó: āTĆŗ empezaste ofreciĆ©ndotemeā.
āSolo era una jalada, usted quiso mĆ”s y no atendió que No es No, pues sufra ahoraā.
El dolor de huevos casi ahogó al policĆa, pero la ira le embargó: āOlvĆdate de una multa, tu taxi irĆ” a los parqueaderos, y no saldrĆ” en un mes!!, eso te lo juro puta!ā.
Pero Lorena no temĆa, pues tenĆa un As bajo la manga.
āQuieres que grite?, cuando vengan a ver, les dirĆ© que intentaste sobrepasarte conmigo⦠y en parte es cierto miserable!... te ira peor a tiā.
La razón se impuso a la rabia, resignado el policĆa dijo:
āLĆ”rgate maldita... lĆ”rgate y no vuelvas!ā.
Lorena dio la espalda y sonriente fue a su taxi, no habrĆa multa y le dio una lección a ese aprovechado oficial.
Luego de la mala experiencia Lorena continuó con su jornada de trabajo, recogió 3 pasajeros con buenas propinas, su amplia sonrisa atraĆa los detalles en los hombres, incluso una dama le dio dinero de mĆ”s, mujeres conduciendo un taxi, no era muy comĆŗn, y la seƱora llegó a sentirse con mĆ”s confianza.
Vino un nuevo problema, el taxi comenzó a dar señales de ahogarse, la joven inexperta en la mecÔnica, no supo que hacer, desesperada pateó uno de los neumÔticos, y fue hasta que un colega taxista pasó y le gritó: "Cariño, sin gasolina no camina!". La joven se coloreó, porque nada mÔs revisar el indicador de combustible y la aguja marcaba EMPTY.
Ya en marcha, el dĆa comenzó a ser malo, lluvia y poca clientela, arruinaron sus estimaciones económicas...Pero no se darĆa por vencida.
A eso de las 5 pm, Lorena se parqueó frente a un restaurante, esperaba que algún cliente saliera y requiriera su servicio.
Una pareja sale del lugar y suben a un auto de alta gama que se parqueó unos segundos antes, la joven deduce (al ver que usa una camiseta con un nombre) que es un servicio de transporte privadoā¦especĆficamente de la aplicación UBER.
Lorena maldice su suerte, no le parece justo, los conductores de esa aplicación se llevan los mejores clientes y no pagan los mismos impuestos que los taxistas.
Un rato despuƩs un nuevo servicio de Uber recoge a otros clientes, la dentadura de la joven chispea del enojo, de pronto un hombre en un auto particular se parquea.
āMami, fuera del sitio, los amarillos nada que ver por estos laresā.
Es otro chofer de Uber, que si bien no vino a recoger a nadie, se parqueaba en la zona, por ser abundante en sitios de comida y oficinas, era casi seguro que en pocos minutos recibirĆ” la llamada de un servicio.
Ante el insulto del sujeto, Lorena le respondió.
āAquĆ cualquiera puede venir a esperar clientes, no seas tramposo, todos los de los Uber, son unos aprovechadosā.
āNO es mi culpa que andes en esa chatarra, ningĆŗn cliente de por aquĆ se subirĆa en esa groserĆa de autoā.
āBasura maloliente!, mi auto se respeta!ā. Tal ofensa al taxi era un agravio personal para Lorena, desde hace aƱos adoraba subirse al vehĆculo con su abuelo.
El ser llamado basura generó una respuesta en el sujeto: āQue voy a respetar esa porquerĆa⦠Una golfa como tĆŗ, si cuadra con ese vejestorio de autoā.
āVen y dime golfa en mi cara, maldito!ā. Lorena estaba iracunda, si la enojaban realmente era una persona a temer.
āPerra, quita ese troncomóvil de la cuadra y ya!ā.
āTroncomovil el que usa tu abuela, condenadoā.
āMejor porque no te calmas, si es que no quieres que te dĆ© por detrĆ”sā.
āMaldito puerco, ven a ver⦠dame por detrĆ”s si tienes las huevas!, o me vas a salir conque tenĆ©s el pito de un crĆoā.
Las cosas se calentaron y el sujeto salió del auto.
āAquĆ me tienes condenada, y agradece que estamos en vĆa pĆŗblica o te irĆa bien mal, perra!ā.
Lorena cegada por la rabia puso seguro al taxi y dio pasos hacia un callejón cercano, la joven no pensaba lo que hacĆa, solo se dejó llevar⦠ni siquiera se le ocurrió tomar la vieja llave de tuercas que su abuelo siempre llevaba bajo el asiento, y usaba en momento de problemas.
āVamos al callejón a darte tu paliza, estĆŗpido⦠o te volviste gallina?, se te va a salir un huevo por detrĆ”s?, eh gallinitaā¦ā.
āNo me arrugo en darme con las prostitutas, si quieres camorra te la darĆ©, puta!ā.
āHijueputa!!ā. Lorena no se dejaba insultar asĆ, el ser llamada puta la sacaba de quicio.
Como buenos camorreros, los enojados ingresaron al callejón, Lorena se cuadró para pelear, y enseguida se lanzó contra el sujeto, en una andanada de golpes y araños.
El sujeto se defendĆa bien, rechazando los fĆ”ciles golpes de la mujer.
āMalditoo!!!ā Cada golpe de Lorena iba acompaƱado de su respectivo insulto.
El varón se cansó del ataque inĆŗtil de la fĆ©mina, y le dio una dura cachetada que lanzó a Lorena al suelo, la joven al fin se dio cuenta en el lio en el que se habĆa metido.
āYa encontraste el suelo, Eh perra?ā. El conductor del Uber, sonreĆa jactancioso.
Lorena se tomó la mejilla, le ardĆa⦠decidió quedarse ahĆ, que podĆa hacer, el sujeto era mucho mĆ”s fuerte que ella.
āPuta, admĆtelo, tu taxi es una chatarra⦠los Uber son el futuro cariƱoā. El hombre se agarró el cinturón y sacó pecho, riĆ©ndose.
La frase dicha por el conductor, le hizo hervir la sangre de nuevo, pero esta vez la chica razonó un poco mÔs.
āSon el futuro?ā. Expresó Lorena levantĆ”ndose; Con la mirada al suelo, fue acercĆ”ndose al sujeto.
āClaro, si quieres te puedo contactar con alguien, para que cambies ese cacharro por un mejor auto y seas tambiĆ©n una Uberā.
āQue son el futuro?⦠pues ten tu futuro!!ā. De improvisó, Lorena agarró un hombro del descuidado sujeto, y apoyĆ”ndose en este, tomó impulso y le enterró un rodillazo en los testĆculos.
āAAAGHHHH!!!ā Exhaló el sujeto, inclinĆ”ndose del dolor.
Lorena vio su momento de victoria y le dio un puƱo en plena nariz, haciendo que el sujeto cayese al piso.
El macho sobaba sus pelotas con desesperación⦠al tiempo sentĆa rabia, le habĆan dado en sus partes viriles, sus partes importantes, hablando de reproducción.
āTe gustó eso?, fanfarrón!, que creĆas?, que siendo mujer ya me ganaste?, se te olvidó quĆ© tienes huevos?, y que a cualquiera le duele⦠Me da lĆ”stima, Jajajaā. La joven gozaba de su ventaja.
El hombre saco fuerzas de algún lado y se intentó levantar, Lorena prevenida le dio una patada en la cabeza, haciéndole rodar otra vez por el suelo. Con rapidez se ubicó entre sus piernas, temporalmente abiertas y le pateo las pelotas.
"OOOOUUUUGHHHHH!!!!!!!!!!". Gruñó el tipo retorciéndose del dolor, agarrando lo que le quedaba de masculinidad.
El hombre ya no era un peligro para ella, y la pelea era suya⦠Lorena no dijo mĆ”s nada y salió del callejón, dejĆ”ndole en un punto casi al borde de las lĆ”grimas⦠los huevos lo atormentaban, y se lo merecĆa por gaƱan.
Al irse, la joven escupió el auto de alta gama del sujeto, pensó en rayarlo, pero no quiso rebajarse a eso.
Al final de la jornada, todo el gasto de gasolina, mĆ”s los lĆos con el agente de trĆ”nsito y el canalla del Uber, le habĆan daƱado el dĆa⦠Lorena hizo una llamada a las 7 pm a sus abuelos, seguirĆa con el taxi durante la noche⦠La alarma de la abuela ante tales peligros nocturnos, no tuvieron efecto en la decidida Lorena⦠ContinuarĆa con la jornada en el taxi.
CONTINUARĆ...
Gracias.
PROXIMA ENTREGA: CONDUCIENDO UN TAXI DE NOCHE.
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