Candidatos (5/7): Traumatizada virilidad - Las Bolas de Pablo

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4 jul 2019

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Candidatos (5/7): Traumatizada virilidad

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   El siguiente al turno de la entrevista fue Jaime, entró a la sala mostrĆ”ndose muy seguro de sĆ­ mismo y con una sonrisa fresca. Estrechó la mano de los dos hombres, y se sentó en el sofĆ”.
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   VestĆ­a jeans ajustados y camisa... La estrecha entrepierna de su pantalón estaba llena de un bulto de buen tamaƱo, a Farid le brillaron los ojos al darse cuenta cuando se sentó.

   ā€”Estamos trabajando en un proyecto de resistencia testicular y sus reacciones. ĀæTienes alguna experiencia con ballbusting?

   Jaime sonrió con orgullo y dijo:

   ā€”Ā”Soy el campeón de los revienta huevos! En algunas ocasiones tuve una que otra pelea callejera y derrotĆ© a otros tontos llevĆ”ndole los huevos a la garganta —agarró su entrepierna y la apretó.

   ā€”Genial, parece que cumples todos los requisitos para nuestro proyecto —respondió Bastian sonriendo—. ĀæEntonces supongo que no tienes problemas para quitarte la ropa?
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   Jaime se levantó y se desnudó, mostrando sus mĆŗsculos muy bien definidos. Se quitó la camisa y el pantalón para volver a ponerse los calcetines y los zapatos. Agarró el interior de u prenda Ć­ntima, reajustando su polla para que apuntara hacia arriba y sacó dos testĆ­culos grandes del tamaƱo de los huevos de gallina por los lados de los muslos, de modo que se balanceaban entre sus piernas. Sacudió la cadera para que sus pelotas rebotaran, alternativamente golpeando las piernas.

   ā€”Hermoso, Āæno? —comentó Farid viendo cuando los agarró y los pesó cuidadosamente en sus manos. Luego, los abofeteó ligeramente haciendo que Jaime se doblara con una mueca.

   Bastian y Farid emitieron una graciosa risa.

   Jaime los miró irritado.

   ā€”Son hermosos —repitió Farid.

   ā€”Mi testĆ­culo izquierdo cuelga un poco mĆ”s abajo —dijo Jaime—, es un poco mĆ”s grande que el derecho, Āælo viste? Cuando los golpean es el primero en hincharse y se pone rojo, pero despuĆ©s de unos minutos, estĆ” bien otra vez —miró de nuevo a su entrepierna, sonriendo, y le dio una palmadita a la gónada izquierda. Luego su rostro se iluminó—. Mis pelotas son grandes y resistentes, pueden estirarlas si quieren.

   ā€”Veamos quĆ© nos puede ofrecer este bolas elĆ”sticas.

   ā€”Genial —dijo Jaime, extendió las piernas y colocó las manos en su cadera.
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   Esas grandes bolas del tamaƱo de un huevo se lucĆ­an en su entrepierna. Farid se acercó a Ć©l. Y subió la rodilla a su ingle sintiendo que su carnosa pelota izquierda se aplastaba bajo la presión.

   ā€”Ā”Oooooooh! —gimió Jaime doblĆ”ndose—. Aplastaste mi huevo izquierdo. Ā”Ooooooh —se enderezó de nuevo, haciendo una mueca de dolor—. Vamos, hazlo de nuevo, ahora ve por el dereho...

   Farid alzó la rodilla otra vez. Jaime continuó gimiendo y tosiendo un par de veces—. No, fue el derecho otra vez. Vamos, intĆ©ntalo de nuevo.

   Farid alzó la rodilla por tercera ocasión, golpeĆ”ndola contra la entrepierna de Jaime y apretĆ”ndola.

   ā€”Oooooh, no. Ā”Izquierdo de nuevo!

   Farid puso sus ojos en blanco y condujo un Ćŗltimo rodillazo a la ingle, y mantuvo la rótula firme y la movió apretando sus dos huevos.

   Jaime gritó de sentir que le molĆ­an las huevas pero no se fue colapsado de dolor al suelo. Sólo se dobló, agarrando sus testĆ­culos, tosió y los miró, sudando, haciendo muecas de dolor y sonriendo con orgullo al mismo tiempo.

   ā€”Mis pelotas son duras —dijo sin aliento, apretando ambas bolas con sus manos.

   IncrĆ©dulo y queriĆ©ndolo deshuevar Farid se puso de rodillas delante de Ć©l. Apretó los puƱos y comenzó a golpear sus bolas de una a otra. Usando toda su fuerza y ​​clavando los nudillos en cada hermoso orbe de la genĆ©tica Chacón.

   Jaime miró al techo y contó los golpes.

   Aplastando las huevas contra sus muslos.

   FulminĆ”ndolas a puƱos.

   En el decimonoveno golpe, Jaime se derrumbó en el suelo, respirando pesadamente.

   Farid se levantó acercĆ”ndose a Bastian Chacón, que estaba sacudiendo la cabeza y riĆ©ndose.

   ā€”Es resistente —opinó—. SerĆ­a una pieza importante para nuestra investigación.

   Jaime todavĆ­a estaba acurrucado en el suelo, retorciĆ©ndose, tosiendo con voz ronca.

   Esperaron varios minutos hasta que se sentó lentamente, todavĆ­a respirando con fatiga. Agarró sus bolas y las metió en su ropa interior.

   ā€”Es mi turno de tocar esas mĆ”quinas fabrica bebĆ©s —anunció Bastian.

   Se acercó a Ć©l y puso sus manos a ambos lados de su cuerpo. Sus enrojecidas gónadas se balancearon de un lado a otro. Jaime lanzó una mirada cómplice mientras le sacabas los cocos desde su resguardo.
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   Bastian agarró sus bolas con la mano derecha y estiró hacia abajo en un movimiento brusco. TomĆ”ndolo por sorpresa.

   Jaime gritó y respondió moviendo su cuerpo hacia arriba, los talones de sus pies se levantaron del suelo y Bastian estiró cada vez mĆ”s fuerte, apretando sus bolas.

   Cuando lo miró, detalló que su polla reaccionaba a los constantes apretones. Estaba tiesa como roca, apuntando hacia arriba e intentando escapar de su bóxer. Con cada apretón y tirón, el hermoso pene se movió y se sacudió hasta que salió a la luz.

   Jaime se quedó gruƱendo y mirando al techo, sudando, tratando de no rendirse al agarre aplastante y aniquilador como tenaza.

   Bastian apretó mĆ”s fuerte con la mano.

   ā€”Oahh —gimió Jaime. Su polla se movió y un pequeƱo flujo de lĆ­quido salió de la punta.

   Bastian sintió las gónadas de Jaime tratando de apretarse, pero no lo permitió, y comenzó a dar palmadas a sus gordos y jugosos testĆ­culos.

   Jaime gimió mĆ”s fuerte.

   Bastian golpeó sus bolas una y otra vez, apretando con la otra mano. Finalmente, con un gruƱido gutural Jaime eyaculó lanzando un caƱonazo de esperma que voló por el aire, aterrizando en sus abdominales y pecho.

   Bastian se aferró a sus grandes bolas con ambas manos, apretando con fuerza y ​​sacando hasta la Ćŗltima gota de leche. Cuando se quedó seco lo liberó de su tortuoso agarre.

   Jaime dejó escapar un grito espeluznante y se desplomó en el suelo, con gotas de sudor en todo su cuerpo. Gimió suavemente y agarró su atormentada virilidad.

   Bastian se sintió bastante cansado y ocupó su puesto.

   Sin embargo, a Jaime le tomó unos minutos recuperarse. Extendió el semen sobre su cuerpo y se limpió la frente, dejando un rastro de esperma justo por encima de la ceja.

   ā€”Ha sido el mejor orgasmo que he tenido en mucho tiempo —declaró.

   Bastian se aclaró la garganta esperando atención sobre Ć©l.

   ā€”Ahora es el momento de nosotros probar como fauleas a alguien. Farid, haz el favor.

   El hombre barbudo con un suspiro de pesar se levantó de la silla y Jaime lo imitó.

   ā€”QuĆ­tate la ropa.

   Farid negó con la cabeza.

   ā€”Oh, vamos, me dijeron que tenĆ­a que quitarme el pantalón y asĆ­ lo hice. Obedece tĆŗ tambiĆ©n.

   Bastian se rió y,  a regaƱadientes, Farid se bajó el pantalón.

   ā€”Ā”Y la camisa!

   Farid obedeció tĆ­midamente y se quitó la ropa hasta que estuvo completamente desnudo, sus bolas colgaban en su escroto y su larga y delgada polla apuntaba al techo.
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   ā€”Ā”Abre las piernas! —ordenó Jaime.

   Farid obedeció nerviosamente. Mirando a Bastian con miedo.

   Jaime se colocó tras la espalda de Farid y agarró un cilindro de madera que cumplĆ­a como decoración sobre la mesa. Esbozó una sonrisa pĆ­cara a Bastian y subió lentamente el cilindro entre las piernas de Farid hasta que la madera tocó sus bolas, justo debajo de la polla aĆŗn dura del Ć”rabe.

   Farid cerró los ojos con anticipación.
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   Y Jaime subió entre las piernas con un movimiento fuerte y decidido.

   Los ojos de Farid se abrieron de par en par, su boca se separó ligeramente y sus rodillas comenzaron a temblar. DespuĆ©s se quedó paralizado. Ni un solo sonido salió de su boca, sus ojos seguĆ­an muy abiertos pero se quedó babeando.

   Jaime casi se ahogó de risa. Agitó el cilindro que parecĆ­a estar pegado a los testĆ­culos de Farid.

   El descendiente de Ć”rabes todavĆ­a no podĆ­a moverse, sus rodillas temblaban y una lĆ”grima corrió por su mejilla.

   Jaime dejó de reĆ­rse, se levantó y retiró el objeto de las bolas de Farid. Ɖstas volvieron a su forma habitual, ahora colgando bajo el saco escrotal.

   Jaime parecĆ­a considerar algo sin decidirse.

   ā€”Hagamos que valga la pena... —y pateó las pelotas de Farid por detrĆ”s, chocó la punta de su zapato contra la traumĆ”tica virilidad de Farid aplastando sus huevillos con precisión dolorosa.

   Farid tosió, gruñó y cayó al suelo, con el hermoso rostro desfigurado por culpa del dolor y los ojos llenos de lĆ”grimas.

   Jaime volvió a ponerse la ropa y estrechó la mano de Bastian.

   Luego le dio una palmada a Farid en la espalda. Cogió su ropa y se fue riendo.

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