BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Farid y Bastian discutĆan el asunto de mudarse de sede abandonando la finca de los Chacón cuando Pablo ingresó a la sala. Estaba vestido con pantalón azul ajustados, donde su amplio paquete sobresalĆa de su entrepierna, una camiseta igualmente ajustada que mostraba su pecho y una chaqueta deportiva. La expresión de su cara era terrible y Bastian determinó que se debĆa al severo ataque que tuvo dos dĆas atrĆ”s. Lo observó mientras se quitaba la chaqueta y se sentaba en el sofĆ”. Se frotó la cara con las manos y suspiró.
āMi esposo se enteró de esto ādijo.
āAh āmurmuró Bastian.
āEstĆ” furioso... āse echó hacia atrĆ”s y extendió las piernas, sus grandes bolas rellenaron el contorno del pantalón.
Los hermanos MoisĆ©s y Walter, entraron a la sala portando agradables sonrisas, al parecer el juego no afectó a MoisĆ©s tan devastadoramente como a Pablo. Por otro lado, MoisĆ©s no se habĆa desmayado como lo habĆa hecho Chacón.
Unos segundos despuĆ©s, los otros hombres entraron en la habitación. RomĆ”n llevaba puesta su habitual ropa de campo con su sombrero que le resaltaba la masculinidad. Mientras Horacio estaba vestido de forma mĆ”s informal. LenĆn llevaba pantalón holgado y camisa oscura de manga larga y seƱaló a Pablo con desconcierto en su rostro.
āĀæQuĆ© te ha mordido? āpreguntóā, ĀætodavĆa sufriendo porque destrozamos las bolas?
Los otros se rieron.
Pablo le lanzó una mirada enojada.
āOh, vamos āLenĆn se burló de Ć©lā. ĀæO te preocupas por tu esposo?
āLenĆn... āquiso Bastian detenerlo, pero no lo escuchó. LenĆn se acercó a Pablo en el sofĆ”.
āSi yo fuera tĆŗ le preguntarĆa a mi consciencia porquĆ© tuvo esa fuerte erección ante dos grandes hombres Ć”giles y viriles. Ā”Eso deberĆa preocuparte!
Walter y Horacio se echaron a reĆr.
Bastian miró a Pablo que se estaba enfadando seriamente quizo detener la perturbación de LenĆn, pero Ć©ste se plantó justo al lado de Pablo, ajeno a su mirada, y continuaba:
āDe yo ser tĆŗ le dirĆa a mi esposo que ya no me gus...
Fue callado por un poderoso puƱetazo a sus bolas. Pablo lo hizo con toda la fuerza posible para que sufriera. Sus nudillos se hundieron profundamente en la entrepierna de LenĆn con un ruido sordo, moliendo la cremallera metĆ”lica del jeans en sus velludas toronjas.
Los ojos de LenĆn se contrajeron, formó una "o" con la boca, y un sonido de chillido apenas audible escapó de su garganta. Sus brazos estaban extendidos a ambos lados de su cuerpo y sus labios temblaban.
Walter y Horacio se rieron aún mÔs fuerte y aplaudieron.
āAsĆ es, Pablo, Ā”muestra a ese bastardo lo que eres! āaplaudió Horacio.
LenĆn estaba congelado junto a Pablo, cuyo estado de Ć”nimo parecĆa haberse aligerado considerablemente. Le sonrió a LenĆn, cuyo ojo derecho temblaba. Soltó un gemido gutural y parpadeó. Muy lentamente, sus manos encontraron el doloroso bulto entre sus piernas, y sus dedos apretaron cautelosamente su hombrĆa traumatizada.
Los otros hombres lo miraron con expresión desconcertada. RomÔn ajustó discretamente su entrepierna.
Pablo sonrió, muy satisfecho.
LenĆn gimió de nuevo, se dobló lentamente.
Pablo asintió y sonrió dando unas palmaditas en la espalda de LenĆn, aparentemente rompiendo su efecto paralizante y haciendo que se arrodillara. Se acurrucó y gimió suavemente.
āEstoy listo. Podemos ir por las penalizaciones āanunció Pablo.
LenĆn gimió mĆ”s fuerte.
Bastian observó a LenĆn.
āNo sĆ© si estĆ” de humor para las penalizaciones en este momento. Tal vez deberĆamos tomar un descanso primero y dejar que recupere el aliento.
LenĆn asintió en silencio, todavĆa acariciando sus bolas maltratadas.
āLo siento āobjetó Pabloā. Tengo un poco de prisa. Vamos a acabar con esto.
LenĆn se impacientó y miró Bastian en busca de ayuda.
Ćste se encogió de hombros. āBueno, vamos a empezar entonces.
LenĆn gimió ruidosamente y se levantó. Abrió su bragueta y agarró sus doloridas bolas.
āTienes dos tiros de penal, Pablo āle explicó.
Farid, que habĆa visto toda la escena con diversión, se puso a hacer anotaciones.
LenĆn comenzó a objetar, pero Pablo lo interrumpió: āTĆŗ torturaste mis huevos desnudos, ahora tambiĆ©n puedo poner tus manos en tus pelotas sin ropa.
āSĆ, desnĆŗdate ārepitió RomĆ”n.
LenĆn lo miró. āPero... RomĆ”n, Ā”estamos en el mismo equipo!
RomĆ”n se echó a reĆr. āEstĆ”bamos en el mismo equipo, pero creo que estĆ”s solo, ahora yo me siento mĆ”s Chacón que nunca y apoyo a mi familia.
Pablo sonrió a LenĆn, que se quitó los zapatos, el jeans y la camiseta, revelando su cuerpo fuerte. Dudó, luego suspiró y dejó caer su boxer. RomĆ”n miró de reojo a la bonita polla de LenĆn y a sus pelotas largas y ligeramente enrojecidas.
MoisƩs y Walter estaban riƩndose.
Horacio sonrió.
Los otros se rieron, incluso LenĆn tuvo que sonreĆr. Acarició sus bolas ligeramente hinchadas y miró expectante a Pablo.
Pablo tenĆa una sonrisa sĆ”dica y parecĆa considerar sus opciones. Le dijo a LenĆn que se parara con las piernas separadas y lo rodeó unas cuantas veces, mirĆ”ndolo de la cabeza a los pies. En el momento menos esperado con un movimiento repentino lo agarró de los testĆculos y los aplastó.
LenĆn gritó. Pablo ni siquiera lo miró. Observó en otra dirección y comenzó una conversación informal con MoisĆ©s y Walter, mientras apretaba y crujĆa los testĆculos de LenĆn. āDeben saber... āapenas sonaba audible debido a los gritos salvajes del velludo bromista. āNo quiero que piensen que tengo algo personal contra LenĆn ālos gritos de LenĆn se hicieron aĆŗn mĆ”s fuertes. ā... si alguno de ustedes me hubiera cometido una falta... āretorció las manos, torciendo las bolas de LenĆn ā... Le harĆa lo mismo.
Pablo lesionó las bolas de LenĆn, aƱadiendo presión a su agarre y catapultando a LenĆn a nuevas esferas de agonĆa. āTambiĆ©n debo acotar que LenĆn no fue particularmente discreto cuando habló de mi esposo... āLenĆn lloraba de dolor y Pablo tiró con mĆ”s fuerza. āY siento la necesidad desesperada de aliviar el estrĆ©s... ādio otro fuerte apretón en combinación con un fuerte tirón, haciendo que LenĆn soltara un lamentable aullido.
Todos los demĆ”s miraron con asombro a Pablo mientras apretaba y trituraba las gónadas de LenĆn. ParecĆa como si quisiera arrancarle las bolas. Finalmente, clavó sus uƱas en el escroto y lo soltó.
LenĆn gritó y cayó al suelo, asumiendo nuevamente la posición fetal.
Los otros lo miraron con simpatĆa mientras se retorcĆa en el suelo, sus manos acunaban sus albóndigas casi licuadas.
Horacio, como siempre, fue el primero en animar: āWow, eso fue... Ā”Wow!
MoisĆ©s se echó a reĆr. Reconoció: āBuen trabajo. Dudo que se burle de ti nunca mĆ”s...
RomĆ”n ajustó el bulto visible en su pantalón. Probablemente no llevaba ropa interior. Se quitó el sombrero āGracias a Dios, no te he fastidiado, primo āy se rió.
LenĆn todavĆa estaba en el suelo, gimiendo. āĀ”Vamos, levĆ”ntate, me queda un tiro de penalización! āPablo pateó ligeramente la cadera de LenĆn, provocando otro fuerte gemido.
āOh, por favor ādeclaró LenĆnā, Ā”mis huevos! Siento que han sido rotos.
Pablo negó con la cabeza. āLevĆ”ntate.
LenĆn suspiró profundamente, se levantó y se preparó para el impacto. Pablo caminó detrĆ”s de Ć©l. Y gritó. āPapitarĆ”n, dolerĆ”n, y tus bolas seguramente... āhizo una pausa y sonrió cuando LenĆn hizo una mueca. Se tomó su tiempo y se arrodilló para limpiar su zapato derecho. Luego, con fuerza aplastante, colocó el pie desde atrĆ”s en las bolas colgantes de LenĆn. āĀ”SE ROMPERĆN! āsonrió suavemente, mientras LenĆn se hundĆa en el suelo, gimiendo en agonĆa.
Horacio y Walter se rieron a carcajadas, mientras MoisƩs soltaba una risita y RomƔn agarraba su entrepierna de nuevo y frotaba sus bolas.
Pablo sonrió e hizo una reverencia, con Horacio y Walter aplaudiendo con entusiasmo y Moisés también.
LenĆn gemĆa.
Pablo se agachó y le dio una palmada en la espalda.
āGracias. Me siento mucho mejor ahoraā¦
āSĆ āsusurró LenĆnā, que bueno.
āEstĆ” bien ādijo Bastianā. MoisĆ©s, es tu turno.
Moisés sonrió. Walter mostró ante todos lo exhibicionista que era y se desnudó en poco tiempo, mostrando con orgullo su enorme pene e indicÔndole a Moisés que pateara sus bolas.
āUn momento ādijo MoisĆ©s y salió por la puerta. Todos se miraron, sin saber lo que estaba ocurriendo. Cuando entró, tenĆa un sólido bate de bĆ©isbol entre las manos y sonrió a su hermano.
Walter se puso pĆ”lido. āHermanito, no planeas usar esa cosa en mis huevos, Āæverdad?
āOh, Walter, tus pequeƱos frijoles no le temen a un pequeƱo equipo deportivo, mĆralo āacariciaba el pesado bate en sus manosā, es simplemente un juguete...
RomÔn agarró su entrepierna y se lamió los labios. Y Horacio también reorganizó el contenido en su jeans.
Walter tragó saliva.
MoisĆ©s sonrió y se colocó delante de Ć©l. āSaca tu sucia polla del camino.
Walter obedeció y comenzó a sudar. Pablo, RomÔn y Horacio miraban fascinados.
Moisés alzó el bate, puso una expresión determinada y miró los objetivos que colgaban entre las piernas de Walter.
Con un giro preciso y contundente, envió el extremo del bate estrellÔndose contra las grandes pelotas de Walter, crujiéndolas y triturÔndolas contra su pelvis.
Walter pareció sufrir nÔuseas. Parpadeó lentamente, con los ojos ligeramente cruzados, una tos seca salió de sus labios. Sus rodillas se doblaron y cayó al suelo.
āCreo que eso fue un jonrón ācomentó Horacio dĆ”ndole una palmada en la espalda a MoisĆ©s con admiración.
El mismo MoisĆ©s parecĆa sorprendido por el resultado de su ataque. Se arrodilló junto a su hermano y le pasó la mano por el cabello.
āLo siento āsusurró.
Walter gimió.
āWalter, lo siento āMoisĆ©s se escuchaba como si estuviera a punto de llorar.
Walter gimió de nuevo y se movió en el suelo. Moisés continuó acariciando su cabello.
Walter tosió pesadamente y miró a su hermano. Con voz de hombre moribundo, gimió: āNo crees que esto sea suficiente para romper mis bolas, Āæverdad?
Horacio, RomÔn y Pablo se rieron aliviados. Moisés también sonrió, pasó la mano por el cabello de su hermano y se enderezó.
Walter aprovechó la oportunidad y golpeó las bolas de Moisés con un golpe resonante.
MoisĆ©s hizo una mueca y agarró su entrepierna. Pero sonreĆa en medio del dolor.
Bastian se rió y se acercó a LenĆn, quien todavĆa yacĆa desnudo en el suelo, cuidando sus bolas maltratadas.
āĀæTodo bien? āpreguntó.
āSĆ āsonrió LenĆn dĆ©bilmente.
āEstĆ” bien ādijo Bastian y en voz altaā. Ahora quiero que dejen reposar sus testĆculos para el siguiente encuentro dentro de dos semanas.
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