CONTIENE
BALLBUTING HOMBRE/HOMBRE
El entrenador Vladimir se tomĆ³ la molestia en citar aquella maƱana a Israel y Adam a su oficina para la clase de noticia que tenĆa que entregarles.
—He sido muy paciente con ustedes —decĆa—, incluso en ocasiones hasta cĆ³mplice pero ya considero que cada uno cruzĆ³ la linea de lo permitido. Y he tomado la decisiĆ³n por el bien del deporte y del club de expulsarlos.
—Entrenador, usted no puede hacer eso —negĆ³ Adam. Vestia una ajustada camisa negra y un pantalĆ³n marrĆ³n—. La nataciĆ³n es todo lo que tengo, es mi pasiĆ³n.
—Debiste pensarlo antes de dejar que las cĆ”maras te filmaran haciendo que Israel te la chupara.
—No, entrenador, no me suspenda. Despide a Ć©ste.
Israel permaneciĆ³ callado iba elegantemente vestido con camisa blanca y ajustado pantalĆ³n negro. Aceptaba en silencio la culpa. Tanto Ć©l como Adam se habĆan pasado de los lĆmites y lo mejor resultaba que estuviesen fuera de la nataciĆ³n.
—Ustedes son muy adultos pero se comportan como niƱos. Cada uno no puede convivir con el otro sin que estĆ© la competencia malsana. Tengo los vĆdeos de ambos y los voy a eliminar, no quiero nada con ellos, ¿entendido, Israel?
El atractivo rubio moviĆ³ la cabeza de manera afirmativa sin emitir palabra. Se despidiĆ³ del entrenador dando un apretĆ³n de manos y sintiendo mucha nostalgia. SaliĆ³ del Ć”rea, aquel, era su deporte favorito y ya no volverĆa mĆ”s por culpa de la estupidez de Adam.
HabĆan dos vĆdeos: el primero el sexo oral que Adam forzĆ³ sobre ChacĆ³n y el segundo una repentina venganza que tomĆ³ Israel contra su rival, el entrenador Vladimir creĆa tener el original pero no era cierto, Israel le mintiĆ³ cuando se lo entregĆ³, conservaba una copia y la estaba repartiendo en ese momento a internet hasta que la voz de Adam retumbĆ³ en sus oĆdos.
—Todo esto es por tu culpa, cabrĆ³n, si te hubieras ido en mi primera victoria esto no habrĆa sucedido.
—Pero nos expulsaron por tu culpa, mal nacido.
Adam pese a su bronca esbozĆ³ una sĆ”dica sonrisa.
—Al final te gustĆ³ tener mi trozo de verga en la boca y tragarte mi leche, mariquita.
A lo que Israel se abalanzĆ³ contra Ć©l como respuesta, Adam tambiĆ©n levantĆ³ los puƱos pero Israel fue mĆ”s rĆ”pido y clavĆ³ un puƱetazo en su rostro hinchando su mejilla. Adam retrocediĆ³ por el impacto e Israel contraatacĆ³ con una fortĆsima patada en sus huevos con su zapatos negros y puntiagudos.
Adam abriĆ³ mucho los ojos y echĆ³ un grito potente mientras sus pies se despegaron del suelo y echaba su culo hacia atrĆ”s cuando sus testĆculos eran aplastados en su pelvis perdiendo la forma.
Cuando tocĆ³ el piso sus rodillas se unieron y sus manos se fueron directo a su entrepierna. Su mirada vidriosa se enfocĆ³ en Israel sin poder emitir una sola palabra.
—Ya vete al piso, cabrĆ³n —dijo Israel y con un leve toque a su frente hizo que ese monumento fuerte de hombre se cayera acurrucando sus bolas fauleadas.
Israel sonriĆ³ con malicia y usĆ³ su celular tĆ”ctil.
—En este momento el video de tu secuestro se estĆ” publicando.
¿QuĆ©? Adam no lo podĆa creer, ¿su secuestro? Quiso reaccionar pero un choque de sus bolas golpeadas lo hizo paralizar cuando el nauseabundo dolor subĆa a su estĆ³mago.
—PĆŗdrete, Adam.
Fue la Ćŗltima palabra que le dijo Israel dio media vuelta para subir a su coche, nunca mĆ”s se verĆan cara a cara, aunque se desconoce si en un futuro se cruzarĆ”n. Por ahora la grabaciĆ³n del secuestro de Adam comenzaba a circular en la web.
DĆas atrĆ”s, Adam fue abordado fuera de su casa por un dĆŗo de hombres encapuchados que lo golpearon y lo hicieron subir a un vehĆculo. AhĆ dentro fue reducido a golpes hasta despertar en un irreconocible sitio donde estaba atado y con los ojos vendados.
Junto a Ć©l, mirĆ”ndolo estaba un tipo al que no podĆa observar pero era Israel que ya lo habĆa grabado dormitando en sus restricciones, durante la grabaciĆ³n y sin dejar ver su rostro marcĆ³ el bulto que se formaba en su ropa interior, que estaban llenos de unas bolas carnosas y su enorme polla.
Se quedĆ³ callado sabiendo que ya Adam estaba en sus sentidos y comenzaba a preguntar en dĆ³nde estaba. Por lo que el rubio ChacĆ³n metiĆ³ la mano en una caja y agarrĆ³ un gran palo de madera.
Cegado por la ira de sus constantes humillaciones se cubriĆ³ el rostro con una mĆ”scara y enfocando la cĆ”mara a la entrepierna de su amigo, levantĆ³ la paleta con fuerza entre las pierna de Adam. Provocando un aullido agudo que enviĆ³ escalofrĆos por su espina dorsal.
Israel sintiĆ³ una adrenalina desconocida y volviĆ³ a azotar las papas de Adam otra vez, haciĆ©ndolo gritar y arrugar su rostro palpando el dolor.
—¡Mis huevos, mis preciosos huevos! —chillĆ³ Adam.
Israel volviĆ³ a subir la paleta entre los muslos con fuerza, pulverizando los testĆculos de Adam con toda la fuerza que pudo.
Adam gimiĆ³ en agonĆa.
Sus bolas parecĆan dos grandes tomates rojos, e Israel estaba empeƱado en convertirlas en salsa de tomate.
Una y otra vez, golpeĆ³ las gĆ³nadas de Adam con el palo, provocando todo tipo de ruidos en Ć©l: gruƱĆa, gemĆa, gritaba, chillaba, tosĆa y vomitaba.
Israel colocĆ³ la paleta nuevamente en la caja y se acercĆ³ a su cautivo dĆ”ndole palmaditas con las palmas.
Adam lanzĆ³ un gemido miserable.
—¿Que quieres de mĆ? Por favor, sueltame y dejame ir. Por favor. ¿Quien eres? ¿QuĆ© que...?
Israel lo interrumpiĆ³ con un rodillazo rĆ”pido y duro en las bolas.
Los ojos de Adam perdieron el foco y tosiĆ³ mientras sentĆa el dolor.
Israel metiĆ³ la mano en la caja extrayendo un par de zapatos que pertenecĆan a su primo Lucas.
Se los colocĆ³ y levantĆ³ el pie entre los muslos de Adam, golpeando sus grandes pelotas.
Adam reaccionĆ³ con un fuerte quejido.
Israel retrocediĆ³ un par de pasos sabiendo que esa tonta patada no era un digno gol de Lucas. Empezando a correr, le dio una patada a las gĆ³nadas de Adam tan fuerte como pudo, levantando sus pies del suelo logrĆ³ que el pobre hombre gritara a todo pulmĆ³n.
No se detuvo y comenzĆ³ a patear los testĆculos una y otra vez, fauleando las hinchadas bolas.
Adam estaba gruƱendo y gimiendo, sus piernas temblaban.Su pene se mostraba tieso como el fierro y se contraĆa cuando sus jugosas huevas eran brutalmente asaltadas por el pie de Adam.
De repente, despuĆ©s de una patada muy desagradable, el pene entrĆ³ en erupciĆ³n con un chorro espeso y cremoso de leche que salpicĆ³ al suelo mientras las huevas perdĆan su forma estampadas contra la pelvis.
Israel se detuvo y Adam se quedĆ³ jadeando y gimiendo de dolor, su pene siguiĆ³ escupiendo chorros de esperma salado. Su cuerpo temblaba envuelto en sudor. Sus bolas hinchadas y magulladas se contraĆan dentro de su saco, bombeando hasta la Ćŗltima gota de semen que acumulaban.
Cuando terminĆ³ su orgasmo, Adam se puso a llorar.
No recibiĆ³ mĆ”s maltrato en su lugar dos horas despuĆ©s de procesar su terrible dolor inguinal le colocaron un paƱo en la nariz que lo drogĆ³ induciĆ©ndolo al sueƱo, cuando despertĆ³ estaba en la puerta de su casa todavĆa con un fuerte dolor de bolas.
En la actualidad donde Adam estaba sentado en el suelo acariciando su pateada hombrĆa. Su celular comenzaba a recibir los mensajes de burla al asalto deportivo que sufriĆ³ su hombrĆa. A su vez tenĆa un mensaje de Israel que decĆa:
En esta ocasiĆ³n el jaque mate lo he cantado yo, ¡huevĆ³n! ¡Te jodĆ!
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