Escrita por: ZATN
Contiene Ballbusting F/M, M/M y Sexo Heterosexual.
Tiene relación con: Asalto al Club Fight Two y Salvemos a Verónica, parte 2.
Camila Cifuentes una chica de 22 aƱos, quien trabajaba en el club Fight Two como asistente, fue vĆctima del asalto al club por parte de la enmascarada que luego resulto ser Verónica Arango.
Camila salió del club a eso de las 8:30 pm, se habĆa quedado transcribiendo unas facturas, y para cuando vio el reloj ya su jornada laboral habĆa concluido. Nunca le habĆan interesado las luchas del club, y menos desde que terminó con Keilor PanamĆ”, asĆ que simplemente salió al estacionamiento, tomarĆa el autobĆŗsā¦Fue entonces que alteró su rutina y se fue a un bar cercano.
MĆ”s temprano habĆa recibido la visita de un atractivo hombre⦠el caza recompensas DarĆo fue contratado por su jefe Gustavo PiƱeres, para hallar y atrapar a la joven Verónica Arango, aquella chica que enmascarada habĆa asaltado el clubā¦
ā¦Para PiƱeres era algo personal, la joven universitaria le habĆa robado su precioso dinero, y en el proceso le dejó con los testĆculos hinchadosā¦el haberse metido con su masculinidad y con su dinero provocaron una infinita ira en el gerenteā¦y ni el paso del tiempo habĆa mermado su furia⦠esperaba que DarĆo la atrapase y asĆ tendrĆa un desquite, sin mencionar que recibirĆa la recompensa ofrecida por la policĆa, claro que en parte servirĆa como pago al caza recompensas... pero como fuera, querĆa tener primero a la enmascarada.
Personalmente, Camila no tenĆa rencor alguno hacĆa la fugitiva, durante el asalto no recibió daƱo por parte de la universitaria, quien le habĆa dormido con cloroformoā¦para cuando despertó, todo habĆa pasado, no tardó en ser dada de alta por los paramĆ©dicos y se fue a casa.
Desde la ruptura con su amante Keilor PanamĆ”, la joven no habĆa tenido una relación seria⦠se habĆa refugiado en su trabajo. Pero hoy, al ver a ese acuerpado caza recompensas, la libido de Camila hizo burbujas en su sangre; En cierto momento y a propósito, fingió tropezarse, recibiĆ©ndola el amplio, fornido y sólido pecho de DarĆo, ella apoyó un oĆdo en su tórax.
Escuchando su potente corazónā¦mientra el caza recompensas la sostenĆa preocupado por su bienestar, la sonrojada mujer, fingĆa sorpresa y agradecimiento, pero su coƱo esta hĆŗmedo en aquel momento⦠cómo hubiera deseado ser tomada por ese hombre justo ahĆ en la oficina.
Ahora en el bar, y con una sola idea en mente <NECESITO UN HOMBRE>, esperaba encontrar un buen espĆ©cimen masculino⦠aunque por supuesto no un semental como aquel DarĆo, se conformarĆa con algĆŗn chico atractivo.
El ambiente en el lugar era algo deprimente⦠apenas habĆan abierto y poca gente habĆa, el televisor con las noticias aĆŗn era la principal atracción del sitio.
Fue entonces cuando un hombre se le acercó⦠era un joven de unos 25 aƱos, de nombre Gonzalo, amablemente le invitó un trago y la chica ansiosa de compaƱĆa se lo aceptó⦠comenzaron a charlar sobre sus trabajos, y como habĆa sido su dĆa...
Era una conversación normalita, pero un suceso modificó las cosas⦠En la televisión apareció el anuncio de la recompensa por Verónicas Arango⦠la suma de 10.000 dólares, hizo a mÔs de un alcohólico envalentonarse.
āUyy mamacita, lo que te harĆa yo!, venĆ a jugĆ” conmigo⦠Jajaja, y gratis me ganarĆa ese billeteā.
āRicura, pĆ©gate aquĆā¦-SeƱalĆ”ndose la entrepierna-⦠pĆ©gate y dale a papĆ” ese billetónā. Expuso otro patĆ”n quien a pesar de no haber tomado casi nada, ya estaba ebrio previamente, su nombre era Polibio.
Los comentarios hacia la fugitiva, incomodaron a Camila, Gonzalo, quien conocĆa al sujeto Polibio gritó al aire:
āCĆ”llense patanes!, ya quiero ver la paliza que les darĆa esa chica, y tĆŗ Polibio que no se entere tu mujer lo que dices aquĆā.
āTómalo suave Gonza, es solo bromeando, ademĆ”s que va!, yo no le tengo miedo a mi mujerā¦ā
Todos en el bar rieron, incluida Camila quiĆ©n soltó una sonrisilla⦠mĆ”s aun cuando Gonzalo le informó en voz baja: āEso dice Ć©l, pero la esposa mĆ”s de una vez le ha puesto los ojos como mapacheā¦ā.
Polibio continuó en sus argumentos: āā¦Esas son exageraciones de la policĆaā.
āAunque asĆ sea, mejor compórtateā. El encargado del bar terminó la charla del ebrio.
Camila le dijo en voz baja a Gonzalo: āNo son exageraciones, yo he visto a esa chica pelear⦠es una karateka⦠y es muy peligrosa, anda armadaā.
Su exposición llenó de curiosidad a Gonzalo, y asà inició la narración de todo lo ocurrido en el asalto al club, y de cómo la enmascarada, -ahora revelada-, durmió a Camila y barrio el piso con su jefe y el guardia.
Gonzalo escuchaba impresionado aquella historia, no daba crĆ©dito a lo que decĆa esa chica⦠pero a la vez algo le decĆa que era sinceraā¦
ā¦La conversación duró horas al ritmo de alcohol y muchas risasā¦el dĆŗo parecĆa haber compenetrado bastante.
Eran las 12 de la noche y la parejita querĆa terminar bien la velada⦠abandonaron el bar con un motel como destino⦠Gonzalo le tenĆa ganas a la bella Camila, y la chica conseguĆa mĆ”s de lo que esperaba⦠sexo con un lindo chico. Y tal vez algo mĆ”sā¦Gonzalo en verdad le habĆa caĆdo bien.
Caminaron una cuadra en busca de un taxi, pero antes de llegar a la calle principal, un sujeto les salió al paso.
El tipo sacó una larga navaja y exigió la billetera y el bolso de la mujer, Camila de asustó, mientras un valiente Gonzalo, dio un paso, para ponerla tras de sĆ⦠el hombre se ganó la burla del delincuente con su acto de valentĆa⦠con el puƱal a centĆmetro de su abdomen, parecĆa que recibirĆa una puƱalada⦠pero Gonzalo reaccionó y agarro la mano del bandidoā¦
ā¦IniciĆ”ndose asĆ un forcejeo. Camila retrocedió, el corazón le daba brincos, y su piel palideció⦠el miedo la invadĆa por completo⦠Gonzalo y el ladrón se movĆan de un lado a otroā¦pero por fin logró desarmar al sujetoā¦cayendo el arma lejos de los hombres, que continuaron forcejeando⦠pero el delincuente viĆ©ndose sin la ventaja, atacó la debilidad de su enemigo.
La mano derecha del criminal se hundió en la entrepierna de Gonzalo agarrĆ”ndole los testĆculos⦠enseguida cerró la mano como una garra.
āAAAAUUUUUUUU!ā. Gonzalo aulló, cuando, como una prensa hidrĆ”ulica, la mano del ladrón le apretaba las pelotas.
Camila casi colapsó del susto ante lo que veĆa⦠el sufrimiento del hombre era brutal⦠su cuerpo quedó congelado.
Gonzalo se retorcĆa, ante la risa de satisfacción del ladrón.
āTe duele?... a ver si sigues tan valentón cuĆ”ndo te deje sin huevosā¦ā.
De repente el delincuente abrió los ojos y gritó.
āAAAAAYYYY!!!ā. InstantĆ”neamente liberó las huevas de Gonzalo, quien cayó sentado al suelo, para agarrarse los cojones⦠el criminal encorvado, agarró sus propias pelotas, y volteó la mirada
Ahà estaba Camila, con seguridad en la mirada⦠la chica le acababa de patear los huevos por detrÔs.
A pesar del miedo, la empelada tuvo una fugaz visión⦠por un instante recordó su experiencia durante el asalto al club de lucha⦠Aquella chica enmascarada⦠el recordar cómo le dio una paliza a su jefe Gustavo⦠todo ese despliegue de fuerza, habilidad y seguridad, inspiraron en Camila el deseo de tener valor, de ayudar a Gonzalo⦠y con el criminal de espaldas, le dio una patada donde mĆ”s le dolerĆa.
Los gritos de dolor de los machos, atrajeron gente⦠por esto el asaltante se puso en alerta y cojeando, fue hacia una esquina⦠AllĆ habĆa una moto con un secuaz esperando para la fuga.
Ante la llegada de los que auxiliarĆan, los criminales emprendieron rĆ”pida huida.
Camila logró ver como el asaltante⦠aun tomÔndose la entrepierna, daba un leve brinco para subirse a la parte trasera de la moto⦠El sujeto soltó un nuevo quejido ante el esfuerzo que lastimó mÔs sus pelotas.
Las personas que transitaban ayudaron a la pareja. Gonzalo no dejaba de frotarse la entrepierna, Camila estaba muy sentida por sus pesares.
āā¦Estoy bienā¦.ā. Una obvia mentira ante el fuerte dolor testicular.
āPero si estas mal⦠apóyate en miā. La mujer le ofreció el hombro para incorporarse.
āGracias⦠y gracias por ayudarme con ese tipoā. El hombre vio como un regalo del cielo la sorpresiva patada a los huevos del criminal⦠quien automĆ”ticamente dejó sus bolas libres.
Los testigos, ofrecieron su ayuda y consejosā¦
āMejor ve al hospital⦠no sea terco!ā. Expuso uno del pĆŗblico⦠Camila insistió tambiĆ©n y el indeciso varón aceptó ir.
Les pararon un taxi, y los dos ingresaron en la parte trasera, Camila se sorprendió al ver a quiĆ©n conducĆa⦠Era una joven, muy amable que se presentó como Lorena, la conductora llegó pronto al hospital, por el espejó notó en que parte estaba dolido el hombre, y curioso preguntó lo ocurrido⦠ante la corta narración de Camila, Lorena deseo pronta recuperación al adolorido Gonzalo.
Ya en el hospital, recibieron una atención demorada, la enfermera que les recibió preguntó que le aquejaba.
Gonzalo tardó en responder ante el dolor, por lo que Camila expresó: āLe apretaron los huevos!, fuimos asaltadosā.
La enfermera no se impresionó, pero se le salió la frase: āOtro?ā. Ante la no aparente extrema urgencia, debieron esperar un turno.
Cuando llegó el turno de Gonzalo, el doctor interrogó, el joven narró los asuntos del pleito, el mĆ©dico le revisó los testĆculosā¦cada vez que le tocaba, Gonzalo aullaba.
Mientras su acompaƱante era examinado, Camila dio un pequeƱo recorrido por la extensa emergencia del hospitalā¦habĆa muchos policĆas⦠pronto se enteró que visitaban a dos agentes que habĆa sido atacados anoche por la enmascarada, ahora conocida como Verónica Arango, y estaban hospitalizados⦠esa joven era un real peligro⦠luego se enterarĆa que otros dos agredidos por la fugitiva habĆan ingresado esta noche al hospitalā¦
ā¦Al regresar con Gonzalo, vio varias camas ocupadas por pacientes, era la sección de OBSERVACIĆN, donde se recuperaban los pacientes, y se les daba de alta, o de ser hospitalizados se trasladaban a su habitación definitivaā¦
ā¦Una gruesa cortina dividĆa las camas⦠Pero en particular se hacĆa notar un hombre entrado en aƱos quiĆ©n daba problemas, se retorcĆa en la cama, mientras una enfermera le regaƱaba para que se quedara quieto y poderle tomar la tensión arterialā¦el hombre no dejaba de agarrarse la entrepierna.
āMe duele!, puto coƱo!ā¦ese maldito medicamento no me hace efectoā.
El hombre llamado Edgar no dejaba de lamentarse.
āYa le dije que se calme, le comentarĆ© al doctor que aĆŗn le duele, pero es normal que conserve algo de dolor, eso se lo dijo el mĆ©dicoā.
āMaldita sea mi vida⦠condenada mocosa, venir a patearle las pelotas a su tĆoā¦Joder!ā.
Cuando la enfermera salió de la habitación, Camila se le acercó.
āDisculpe, que le pasa a ese seƱor?ā. Preguntó la curiosa Camila, la joven enfermera en realidad era practicante, y con una leve carcajada le contestaba:
āA ese?, Jajaja, le patearon los testĆculos, Jajajaā.
āDios santo!ā. A Camila no le era gracioso, y menos teniendo a su pareja de la noche en igual situación.
āHas sabido de la chica que buscan en la televisión?, esa por la que ofrecen una recompensaā¦ā. La novata era muy floja de boca.
Camila afirmó con la cabeza, y la practicante informó: āPues ella fue la que lo pateó, pasarĆ” aquĆ un buen rato el pobre diablo, con lo que les duele un golpe en ese sitio, Jajajaā.
āā¦Jajaja, TambiĆ©n le dio una paliza a una mujer, ella estĆ” peor que el viejo Ć©ste⦠verĆ”sā¦ā.
En ese instante una enfermera superiora le llamó y la novata fue de inmediato.
La divertida joven, se alejó y Camila analizó las cosas:
AsĆ que a eso se referĆa la enfermera con āOtro?ā.
Camino a reencontrarse con Gonzalo, la mente de Camila trajo algo a colación, algo que con todo el lĆo del asalto y urgencias, no habĆa pensado⦠Gonzalo estaba mal de los huevos⦠su noche de sexo con un hombre estaba mĆ”s que muerta⦠solo podĆa sentirse algo decepcionada⦠que mala suerte habĆa tenido hoy... Solo le restaba ayudar al hombre a ir a su casa, o se quedarĆa con Ć©l, si los mĆ©dicos decidĆan dejarlo internado.
āQue dijo el doctor?ā.
āMe sacaron sangre para unos exĆ”menes, y me perforaron la nalga con una aguja, cuando estĆ©n los resultados decidirĆ” si estoy bien o noā.
Camila se sentó en un costado de la cama, esperarĆa con Gonzalo los resultados⦠de repente sintió que le tocaban la cadera, volteó bruscamente y sorprendió a Gonzalo con una gran sonrisa.
āPero que haces?ā.
āPorque no continuamos con lo que tenĆamos planeado para esta nocheā.
āEstas loco?, te lastimaron⦠y ademĆ”s no podemos irnos asĆ nada mĆ”s, hay que esperar como resulta todoā.
āQuien hablo de irnos?, por aquĆ debe haber un baƱo⦠podrĆamos usarlo y nos ahorramos el motelā.
El hombre estaba demente en opinión de Camila, pero se veĆa tan enĆ©rgico⦠el dolor le habĆa bajado⦠trató de resistirse, pero el impulso anĆmico de Gonzalo la invadió⦠ademĆ”s, ella tambiĆ©n comenzó a idealizar el poder tener la noche de placer que tanto anheló.
No se pudo resistir y con Gonzalo llevÔndola del brazo, buscaban la ubicación del baño.
El ver salir e ingresar gente al baño, les hizo retroceder⦠un baño en la urgencia de un hospital no era un sitio privado⦠pero fue la propia Camila quien solucionó el asunto.
āDe seguro en el segundo piso habrĆ” baƱos pĆŗblicos⦠y dudo que a esta hora funcione esa zona del hospitalā¦ā.
āEsa es la actitud⦠me fascinan las chicas recursivasā.
El reloj daba las 3 am, y la pareja ingresaba a un baƱo del segundo piso: De inmediato Gonzalo comenzó a besar el cuello de la joven. Camila trato de resistirā¦temĆa que les descubrieran.
āPero y si viene alguien⦠Mira que hay policĆas en la urgenciaā. Volvió a dudar Camila.
āMe vale un huevo la policĆa⦠te deseo!ā. El tĆ©rmino le recordó a Camila la situación de esos genitales.
āPero tus huevos⦠Gonzalo, te vas a lastimarā.
āMe vale un huevo mis huevos⦠Jajajajaā.
Camila ceso toda resistencia, y comenzó a desnudar al hombre⦠pronto ambos estaban en pelotas⦠Gonzalo era algo atlĆ©tico y tenĆa una buena verga, ella se la masajeaba, mientras sus lenguas intercambiaban calor y saliva.
Los dedos de la mujer estaban empapados de todo el pre semen, y se chupaba los dedos para limpiÔrselos⦠Gonzalo se alejó un poco.
āVen y me das una caricia⦠Te lo ruegoā¦ā. Dijo Gonzalo sentĆ”ndose en el excusado
Camila se arrodilló entre las piernas del sentado varón. Quien abrió mĆ”s las piernas, Camila comenzó a chuparle el pene, haciĆ©ndole gemirā¦el sujeto exhalaba al tiempo que gemĆa⦠disfrutaba el sexo oral⦠los labios de Camila recorrĆan todo el tronco del pene⦠las venas palpitaban, lo que provocaba cosquillas en los labios y lengua de la chica.
Con una gran sonrisa, dejó el pene y fue por los huevos, chupó con fuerza el testĆculo derecho de Gonzalo.
āAAAAHHHHH!ā. Gritó el hombre quien aĆŗn tenĆa un fuerte dolor en los huevos. Enseguida torció los muslos y piernas, conteniendo el dolor.
Camila se asustó, no pensaba que podĆa causarle tanto dolor con un beso.
āDios!, lo siento, vamos de nuevo con el mĆ©dico, esto estĆ” malā.
Pero un envalentonado Gonzalo sacó fuerzas y le dijo:
āClaro que no⦠continuemosā. La decisión en la mira del hombre convenció a Camila que aun asĆ dijo: āPerdóname querido, no te las volverĆ© a tocarā.
āTe ruego que no, pero porque no me compensas dedicĆ”ndote a mi vergaā. Queriendo complacerle, la mujer volvió a chuparle el pene como una diosaā¦la empleada administrativa, comprimĆa duro el glande entre su paladar y lenguaā¦
Fueron minutos largos⦠entre gemidos y quejidos, Gonzalo estaba por alcanzar el cieloā¦las palpitaciones avisaron y la mujer retiró su bocaā¦los chorros de leche dieron contra la pared opuesta, impresionando a la mujer.
Gonzalo de dejó caer de espaldas apoyado en el excusado⦠estaba jadeante, la mujer se sentó encima y le comenzó a lamer el cuello⦠no tardó en volver a parĆ”rsele el miembroā¦Gonzalo una vez mĆ”s hambriento, la hizo levantar⦠colocĆ”ndola ahora contra el lavamanos⦠con picardĆa y despacio, fue colocando su gordo glande en la entrada de un coƱo que estaba mas que lubricado⦠ansioso de recibir una buena dosis de carne viril.
La penetración fue brusca, Camila por poco se viene⦠Se sentĆa tan caliente, desde hacĆa mucho no disfrutaba tanto de una relación sexualā¦Gonzalo en verdad le gustaba, y ser penetrada por Ć©l le parecĆa casi una fantasĆa.
El bombeo del varón fue potente, a lo que Camila acompañaba acariciÔndole un muslo y a la vez volteando la cara para recibir sus besos.
Gonzalo apretaba dientes, ojos⦠querĆa darle a Camila con todo la potencia posibleā¦se sentĆa complementado con ella⦠En su pelotas la situación cambió⦠el dolor inicialmente feroz dio paso a un rico cosquilleo⦠el semen en sus gónadas se batĆa como leche a punto de ser mantequilla.
Camila pronto llegó al orgasmo, pero no paró de recibir empujes en su coƱo⦠El derrame de sus jugos femeninos casi a presión, provocaban graciosos y vergonzantes sonidos⦠El hombre sintió inminente la corrida y dio un Ćŗltimo empuje⦠manteniendo la polla hasta el fondo vaginal, al tiempo que mordĆa una oreja de la mujer⦠El placer se desbordó y la pareja jadeaba como animales.
Por fin Gonzalo sacó el pene, ahora semi erecto, el cual soltaba un verdadero hilo de esperma que manchaba el piso del baño.
āEso fue divinoā¦.ā. Gonzalo estaba satisfecho... Normalmente hubiera repetido, pero tampoco debĆa forzar sus lastimados genitales.
āLa he pasado muy rico⦠Pero volvamos al cuarto, no vaya a notar tu ausencia y venga por acĆ”ā.
La pareja retornó, y una media hora despuĆ©s el medico regresaba⦠traĆa algunos resultados y daba la alta mĆ©dica a Gonzalo⦠una formula con pĆldoras analgĆ©sicas, recomendaciones y eso era todo; Durante la charla mĆ©dica, las manos de Camila y Gonzalo jamĆ”s se separaron⦠en adelante surgirĆa una relación seria entre ambosā¦
ā¦Camila estaba mĆ”s feliz que nunca.
FIN.
Gracias.
Hace mucho calor cuando una ladrona le aprieta los huevos a su novio delante de una chica.
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