La noche de Camila Cifuentes - Las Bolas de Pablo

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14 ene 2020

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La noche de Camila Cifuentes

Escrita por: ZATN
Contiene Ballbusting F/M, M/M y Sexo Heterosexual.

Tiene relación con: Asalto al Club Fight Two y Salvemos a Verónica, parte 2.
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   Camila Cifuentes una chica de 22 aƱos, quien trabajaba en el club Fight Two como asistente, fue vĆ­ctima del asalto al club por parte de la enmascarada que luego resulto ser Verónica Arango.

   Camila salió del club a eso de las 8:30 pm, se habĆ­a quedado transcribiendo unas facturas, y para cuando vio el reloj ya su jornada laboral habĆ­a concluido. Nunca le habĆ­an interesado las luchas del club, y menos desde que terminó con Keilor PanamĆ”, asĆ­ que simplemente salió al estacionamiento, tomarĆ­a el autobĆŗs…Fue entonces que alteró su rutina y se fue a un bar cercano.

   MĆ”s temprano habĆ­a recibido la visita de un atractivo hombre… el caza recompensas DarĆ­o fue contratado por su jefe Gustavo PiƱeres, para hallar y atrapar a la joven Verónica Arango, aquella chica que enmascarada habĆ­a asaltado el club…
…Para PiƱeres era algo personal, la joven universitaria le habĆ­a robado su precioso dinero, y en el proceso le dejó con los testĆ­culos hinchados…el haberse metido con su masculinidad y con su dinero provocaron una infinita ira en el gerente…y ni el paso del tiempo habĆ­a mermado su furia… esperaba que DarĆ­o la atrapase y asĆ­ tendrĆ­a un desquite, sin mencionar que recibirĆ­a la recompensa ofrecida por la policĆ­a, claro que en parte servirĆ­a como pago al caza recompensas... pero como fuera, querĆ­a tener primero a la enmascarada.

   Personalmente, Camila no tenĆ­a rencor alguno hacĆ­a la fugitiva, durante el asalto no recibió daƱo por parte de la universitaria, quien le habĆ­a dormido con cloroformo…para cuando despertó, todo habĆ­a pasado, no tardó en ser dada de alta por los paramĆ©dicos y se fue a casa.
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   Desde la ruptura con su amante Keilor PanamĆ”, la joven no habĆ­a tenido una relación seria… se habĆ­a refugiado en su trabajo. Pero hoy, al ver a ese acuerpado caza recompensas, la libido de Camila hizo burbujas en su sangre; En cierto momento y a propósito, fingió tropezarse, recibiĆ©ndola el amplio, fornido y sólido pecho de DarĆ­o, ella apoyó un oĆ­do en su tórax. 

   Escuchando su potente corazón…mientra el caza recompensas la sostenĆ­a preocupado por su bienestar, la sonrojada mujer, fingĆ­a sorpresa y agradecimiento, pero su coƱo esta hĆŗmedo en aquel momento… cómo hubiera deseado ser tomada por ese hombre justo ahĆ­ en la oficina.
Ahora en el bar, y con una sola idea en mente <NECESITO UN HOMBRE>, esperaba encontrar un buen espĆ©cimen masculino… aunque por supuesto no un semental como aquel DarĆ­o, se conformarĆ­a con algĆŗn chico atractivo.

   El ambiente en el lugar era algo deprimente… apenas habĆ­an abierto y poca gente habĆ­a, el televisor con las noticias aĆŗn era la principal atracción del sitio.
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   Fue entonces cuando un hombre se le acercó… era un joven de unos 25 aƱos, de nombre Gonzalo, amablemente le invitó un trago y la chica ansiosa de compaƱƭa se lo aceptó… comenzaron a charlar sobre sus trabajos, y como habĆ­a sido su dĆ­a...
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   Era una conversación normalita, pero un suceso modificó las cosas… En la televisión apareció el anuncio de la recompensa por Verónicas Arango… la suma de 10.000 dólares, hizo a mĆ”s de un alcohólico envalentonarse. 

   ā€œUyy mamacita, lo que te harĆ­a yo!, venĆ­ a jugĆ” conmigo… Jajaja, y gratis me ganarĆ­a ese billeteā€.

   ā€œRicura, pĆ©gate aquí…-SeƱalĆ”ndose la entrepierna-… pĆ©gate y dale a papĆ” ese billetónā€. Expuso otro patĆ”n quien a pesar de no haber tomado casi nada, ya estaba ebrio previamente, su nombre era Polibio.

   Los comentarios hacia la fugitiva, incomodaron a Camila, Gonzalo, quien conocĆ­a al sujeto Polibio gritó al aire:

   ā€œCĆ”llense patanes!, ya quiero ver la paliza que les darĆ­a esa chica, y tĆŗ Polibio que no se entere tu mujer lo que dices aquĆ­ā€.

   ā€œTómalo suave Gonza, es solo bromeando, ademĆ”s que va!, yo no le tengo miedo a mi mujerā€¦ā€

   Todos en el bar rieron, incluida Camila quiĆ©n soltó una sonrisilla… mĆ”s aun cuando Gonzalo le informó en voz baja: ā€œEso dice Ć©l, pero la esposa mĆ”s de una vez le ha puesto los ojos como mapacheā€¦ā€.

   Polibio continuó en sus argumentos: ā€œā€¦Esas son exageraciones de la policĆ­aā€.

   ā€œAunque asĆ­ sea, mejor compórtateā€. El encargado del bar terminó la charla del ebrio.

   Camila le dijo en voz baja a Gonzalo: ā€œNo son exageraciones, yo he visto a esa chica pelear… es una karateka… y es muy peligrosa, anda armadaā€.

   Su exposición llenó de curiosidad a Gonzalo, y asĆ­ inició la narración de todo lo ocurrido en el asalto al club, y de cómo la enmascarada, -ahora revelada-, durmió a Camila y barrio el piso con su jefe y el guardia.

   Gonzalo escuchaba impresionado aquella historia, no daba crĆ©dito a lo que decĆ­a esa chica… pero a la vez algo le decĆ­a que era sincera…
…La conversación duró horas al ritmo de alcohol y muchas risas…el dĆŗo parecĆ­a haber compenetrado bastante.

   Eran las 12 de la noche y la parejita querĆ­a terminar bien la velada… abandonaron el bar con un motel como destino… Gonzalo le tenĆ­a ganas a la bella Camila, y la chica conseguĆ­a mĆ”s de lo que esperaba… sexo con un lindo chico. Y tal vez algo mĆ”s…Gonzalo en verdad le habĆ­a caĆ­do bien.

   Caminaron una cuadra en busca de un taxi, pero antes de llegar a la calle principal, un sujeto les salió al paso.

   El tipo sacó una larga navaja y exigió la billetera y el bolso de la mujer, Camila de asustó, mientras un valiente Gonzalo, dio un paso, para ponerla tras de sí… el hombre se ganó la burla del delincuente con su acto de valentĆ­a… con el puƱal a centĆ­metro de su abdomen, parecĆ­a que recibirĆ­a una puƱalada… pero Gonzalo reaccionó y agarro la mano del bandido…

…IniciĆ”ndose asĆ­ un forcejeo. Camila retrocedió, el corazón le daba brincos, y su piel palideció… el miedo la invadĆ­a por completo… Gonzalo y el ladrón se movĆ­an de un lado a otro…pero por fin logró desarmar al sujeto…cayendo el arma lejos de los hombres, que continuaron  forcejeando… pero el delincuente viĆ©ndose sin la ventaja, atacó la debilidad de su enemigo.
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   La mano derecha del criminal se hundió en la entrepierna de Gonzalo agarrĆ”ndole los testĆ­culos… enseguida cerró la mano como una garra. 

   ā€œAAAAUUUUUUUU!ā€. Gonzalo aulló, cuando, como una prensa hidrĆ”ulica, la mano del ladrón le apretaba las pelotas. 
Camila casi colapsó del susto ante lo que veĆ­a… el sufrimiento del hombre era brutal… su cuerpo quedó congelado.

   Gonzalo se retorcĆ­a, ante la risa de satisfacción del ladrón.

   ā€œTe duele?... a ver si sigues tan valentón cuĆ”ndo te deje sin huevosā€¦ā€.

   De repente el delincuente abrió los ojos y gritó.
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   ā€œAAAAAYYYY!!!ā€. InstantĆ”neamente liberó las huevas de Gonzalo, quien cayó sentado al suelo, para agarrarse los cojones… el criminal encorvado, agarró sus propias pelotas, y volteó la mirada

   AhĆ­ estaba Camila, con seguridad en la mirada… la chica le acababa de patear los huevos por detrĆ”s.

   A pesar del miedo, la empelada tuvo una fugaz visión… por un instante recordó su experiencia durante el asalto al club de lucha… Aquella chica enmascarada… el recordar cómo le dio una paliza a su jefe Gustavo… todo ese despliegue de fuerza, habilidad y seguridad, inspiraron en Camila el deseo de tener valor, de ayudar a Gonzalo… y con el criminal de espaldas, le dio una patada donde mĆ”s le dolerĆ­a.

   Los gritos de dolor de los machos, atrajeron gente… por esto el asaltante se puso en alerta y  cojeando, fue hacia una esquina… AllĆ­ habĆ­a una moto con un secuaz esperando para la fuga.

   Ante la llegada de los que auxiliarĆ­an, los criminales emprendieron rĆ”pida huida.

   Camila logró ver como el asaltante… aun tomĆ”ndose la entrepierna, daba un leve brinco para subirse a la parte trasera de la moto… El sujeto soltó un nuevo quejido ante el esfuerzo que lastimó mĆ”s sus pelotas.

   Las personas que transitaban ayudaron a la pareja. Gonzalo no dejaba de frotarse la entrepierna, Camila estaba muy sentida por sus pesares.

   ā€œā€¦Estoy bien….ā€. Una obvia mentira ante el fuerte dolor testicular.

   ā€œPero si estas mal… apóyate en miā€. La mujer le ofreció el hombro para incorporarse. 

   ā€œGracias… y gracias por ayudarme con ese tipoā€. El hombre vio como un regalo del cielo la sorpresiva patada a los huevos del criminal… quien automĆ”ticamente dejó sus bolas libres.

   Los testigos, ofrecieron su ayuda y consejos…

   ā€œMejor ve al hospital… no sea terco!ā€. Expuso uno del pĆŗblico… Camila insistió tambiĆ©n y el indeciso varón aceptó ir.
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   Les pararon un taxi, y los dos ingresaron en la parte trasera, Camila se sorprendió al ver a quiĆ©n conducĆ­a… Era una joven, muy amable que se presentó como Lorena, la conductora llegó pronto al hospital, por el espejó notó en que parte estaba dolido el hombre, y curioso preguntó lo ocurrido… ante la corta narración de Camila, Lorena deseo pronta recuperación al adolorido Gonzalo.

   Ya en el hospital, recibieron una atención demorada, la enfermera que les recibió preguntó que le aquejaba.

   Gonzalo tardó en responder ante el dolor, por lo que Camila expresó: ā€œLe apretaron los huevos!, fuimos asaltadosā€.

   La enfermera no se impresionó, pero se le salió la frase: ā€œOtro?ā€. Ante la no aparente extrema urgencia, debieron esperar un turno.

   Cuando llegó el turno de Gonzalo, el doctor interrogó, el joven narró los asuntos del pleito, el mĆ©dico le revisó los testĆ­culos…cada vez que le tocaba, Gonzalo aullaba.

   Mientras su acompaƱante era examinado, Camila dio un pequeƱo recorrido por la extensa emergencia del hospital…habĆ­a muchos policĆ­as… pronto se enteró que visitaban a dos agentes que habĆ­a sido atacados anoche por la enmascarada, ahora conocida como Verónica Arango, y estaban hospitalizados… esa joven era un real peligro… luego se enterarĆ­a que otros dos agredidos por la fugitiva habĆ­an ingresado esta noche al hospital…
…Al regresar con Gonzalo, vio varias camas ocupadas por pacientes, era la sección de OBSERVACIƓN, donde se recuperaban los pacientes, y se les daba de alta, o de ser hospitalizados se trasladaban a su habitación definitiva…
…Una gruesa cortina dividĆ­a las camas… Pero en particular se hacĆ­a notar un hombre entrado en aƱos quiĆ©n daba problemas, se retorcĆ­a en la cama, mientras una enfermera le regaƱaba para que se quedara quieto y poderle tomar la tensión arterial…el hombre no dejaba de agarrarse la entrepierna.

   ā€œMe duele!, puto coƱo!…ese maldito medicamento no me hace efectoā€.
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   El hombre llamado Edgar no dejaba de lamentarse.

   ā€œYa le dije que se calme, le comentarĆ© al doctor que aĆŗn le duele, pero es normal que conserve algo de dolor, eso se lo dijo el mĆ©dicoā€.

   ā€œMaldita sea mi vida… condenada mocosa, venir a patearle las pelotas a su tĆ­o…Joder!ā€.

   Cuando la enfermera salió de la habitación, Camila se le acercó.

   ā€œDisculpe, que le pasa a ese seƱor?ā€. Preguntó la curiosa Camila, la joven enfermera en realidad era practicante, y con una leve carcajada le contestaba: 

   ā€œA ese?, Jajaja, le patearon los testĆ­culos, Jajajaā€.

   ā€œDios santo!ā€. A Camila no le era gracioso, y menos teniendo a su pareja de la noche en igual situación.

   ā€œHas sabido de la chica que buscan en la televisión?, esa por la que ofrecen una recompensaā€¦ā€. La novata era muy floja de boca.

   Camila afirmó con la cabeza, y la practicante informó: ā€œPues ella fue la que lo pateó, pasarĆ” aquĆ­ un buen rato el pobre diablo, con lo que les duele un golpe en ese sitio, Jajajaā€.

   ā€œā€¦Jajaja, TambiĆ©n le dio una paliza a una mujer, ella estĆ” peor que el viejo Ć©ste… verĆ”sā€¦ā€.

   En ese instante una enfermera superiora le llamó y la novata fue de inmediato.

   La divertida joven, se alejó y Camila analizó las cosas:

   AsĆ­ que a eso se referĆ­a la enfermera con ā€œOtro?ā€.

   Camino a reencontrarse con Gonzalo, la mente de Camila trajo algo a colación, algo que con todo el lĆ­o del asalto y urgencias, no habĆ­a pensado… Gonzalo estaba mal de los huevos… su noche de sexo con un hombre estaba mĆ”s que muerta… solo podĆ­a sentirse algo decepcionada… que mala suerte habĆ­a tenido hoy... Solo le restaba ayudar al hombre a ir a su casa, o se quedarĆ­a con Ć©l, si los mĆ©dicos decidĆ­an dejarlo internado.

   ā€œQue dijo el doctor?ā€.

   ā€œMe sacaron sangre para unos exĆ”menes, y me perforaron la nalga con una aguja, cuando estĆ©n los resultados decidirĆ” si estoy bien o noā€.

   Camila se sentó en un costado de la cama, esperarĆ­a con Gonzalo los resultados… de repente sintió que le tocaban la cadera, volteó bruscamente y sorprendió a Gonzalo con una gran sonrisa.

   ā€œPero que haces?ā€.

   ā€œPorque no continuamos con lo que tenĆ­amos planeado para esta nocheā€.

   ā€œEstas loco?, te lastimaron… y ademĆ”s no podemos irnos asĆ­ nada mĆ”s, hay que esperar como resulta todoā€.

   ā€œQuien hablo de irnos?, por aquĆ­ debe haber un baƱo… podrĆ­amos usarlo y nos ahorramos el motelā€.

   El hombre estaba demente en opinión de Camila, pero se veĆ­a tan enĆ©rgico… el dolor le habĆ­a bajado… trató de resistirse, pero el impulso anĆ­mico de Gonzalo la invadió… ademĆ”s, ella tambiĆ©n comenzó a idealizar el poder tener la noche de placer que tanto anheló.

   No se pudo resistir y con Gonzalo llevĆ”ndola del brazo, buscaban la ubicación del baƱo.

   El ver salir e ingresar gente al baƱo, les hizo retroceder… un baƱo en la urgencia de un hospital no era un sitio privado… pero fue la propia Camila quien solucionó el asunto.

   ā€œDe seguro en el segundo piso habrĆ” baƱos pĆŗblicos… y dudo que a esta hora funcione esa zona del hospitalā€¦ā€.

   ā€œEsa es la actitud… me fascinan las chicas recursivasā€.

   El reloj daba las 3 am, y la pareja ingresaba a un baƱo del segundo piso: De inmediato Gonzalo comenzó a besar el cuello de la joven. Camila trato de resistir…temĆ­a que les descubrieran.

   ā€œPero y si viene alguien… Mira que hay policĆ­as en la urgenciaā€. Volvió a dudar Camila.

   ā€œMe vale un huevo la policĆ­a… te deseo!ā€. El tĆ©rmino le recordó a Camila la situación de esos genitales.

   ā€œPero tus huevos… Gonzalo, te vas a lastimarā€.

   ā€œMe vale un huevo mis huevos… Jajajajaā€.

   Camila ceso toda resistencia, y comenzó a desnudar al hombre… pronto ambos estaban en pelotas… Gonzalo era algo atlĆ©tico y tenĆ­a una buena verga, ella se la masajeaba, mientras sus lenguas intercambiaban calor y saliva.

   Los dedos de la mujer estaban empapados de todo el pre semen, y se chupaba los dedos para limpiĆ”rselos… Gonzalo se alejó un poco.  

   ā€œVen y me das una caricia… Te lo ruegoā€¦ā€. Dijo Gonzalo sentĆ”ndose en el excusado
Camila se arrodilló entre las piernas del sentado varón. Quien abrió mĆ”s las piernas, Camila comenzó a chuparle el pene, haciĆ©ndole gemir…el sujeto exhalaba al tiempo que gemĆ­a… disfrutaba el sexo oral… los labios de Camila recorrĆ­an todo el tronco del pene… las venas palpitaban, lo que provocaba cosquillas en los labios y lengua de la chica.
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   Con una gran sonrisa, dejó el pene y fue por los huevos, chupó con fuerza el testĆ­culo derecho de Gonzalo.

   ā€œAAAAHHHHH!ā€. Gritó el hombre quien aĆŗn tenĆ­a un fuerte dolor en los huevos. Enseguida torció los muslos y piernas, conteniendo el dolor.  

   Camila se asustó, no pensaba que podĆ­a causarle tanto dolor con un beso.

   ā€œDios!, lo siento, vamos de nuevo con el mĆ©dico, esto estĆ” malā€.

   Pero un envalentonado Gonzalo sacó fuerzas y le dijo:

   ā€œClaro que no… continuemosā€. La decisión en la mira del hombre convenció a Camila que aun asĆ­ dijo: ā€œPerdóname querido, no te las volverĆ© a tocarā€.

   ā€œTe ruego que no, pero porque no me compensas dedicĆ”ndote a mi vergaā€. Queriendo complacerle, la mujer volvió a chuparle el pene como una diosa…la empleada administrativa, comprimĆ­a duro el glande entre su paladar y lengua…

   Fueron minutos largos… entre gemidos y quejidos, Gonzalo estaba por alcanzar el cielo…las palpitaciones avisaron y la mujer retiró su boca…los chorros de leche dieron contra la pared opuesta, impresionando a la mujer.
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   Gonzalo de dejó caer de espaldas apoyado en el excusado… estaba jadeante, la mujer se sentó encima y le comenzó a lamer el cuello… no tardó en volver a parĆ”rsele el miembro…Gonzalo una vez mĆ”s hambriento, la hizo levantar… colocĆ”ndola ahora contra el lavamanos… con picardĆ­a y despacio, fue colocando su gordo glande en la entrada de un coƱo que estaba mas que lubricado… ansioso de recibir una buena dosis de carne viril.

   La penetración fue brusca, Camila por poco se viene… Se sentĆ­a tan caliente, desde hacĆ­a mucho no disfrutaba tanto de una relación sexual…Gonzalo en verdad le gustaba, y ser penetrada por Ć©l le parecĆ­a casi una fantasĆ­a.

   El bombeo del varón fue potente, a lo que Camila acompaƱaba acariciĆ”ndole un muslo y a la vez volteando la cara para recibir sus besos.

   Gonzalo apretaba dientes, ojos… querĆ­a darle a Camila con todo la potencia posible…se sentĆ­a complementado con ella… En su pelotas la situación cambió… el dolor inicialmente feroz dio paso a un rico cosquilleo… el semen en sus gónadas se batĆ­a como leche a punto de ser mantequilla.

   Camila pronto llegó al orgasmo, pero no paró de recibir empujes en su coƱo… El derrame de sus jugos femeninos casi a presión, provocaban graciosos y vergonzantes sonidos… El hombre sintió inminente la corrida y dio un Ćŗltimo empuje… manteniendo la polla hasta el fondo vaginal, al tiempo que mordĆ­a una oreja de la mujer… El placer se desbordó y la pareja jadeaba como animales. 

   Por fin Gonzalo sacó el pene, ahora semi erecto, el cual soltaba un verdadero hilo de esperma que manchaba el piso del baƱo.

   ā€œEso fue divino….ā€. Gonzalo estaba satisfecho... Normalmente hubiera repetido, pero tampoco debĆ­a forzar sus lastimados genitales.

   ā€œLa he pasado muy rico… Pero volvamos al cuarto, no vaya a notar tu ausencia y venga por acĆ”ā€.

   La pareja retornó, y una media hora despuĆ©s el medico regresaba… traĆ­a algunos resultados y daba la alta mĆ©dica a Gonzalo… una formula con pĆ­ldoras analgĆ©sicas, recomendaciones y eso era todo; Durante la charla mĆ©dica, las manos de Camila y Gonzalo jamĆ”s se separaron… en adelante surgirĆ­a una relación seria entre ambos…
…Camila estaba mĆ”s feliz que nunca.

FIN.
Gracias.

1 comentario:

  1. blogger_logo_round_35

    Hace mucho calor cuando una ladrona le aprieta los huevos a su novio delante de una chica.

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