QUE ALGUIEN CALME A ERICK EL ROJO! Parte 2. (Relato corto).
Erick el rojo es un luchador de la UFC de 26 aƱos, es imponente en fuerza y tĆ©cnica, pero tiene un gran problema que le ha dificultado ascender en la disciplina o ganar tĆtulos…En ocasiones la ira lo domina y parece enloquecer.
Cuando esto pasaba, todos decĆan: Que alguien calme a Erick el rojo!
En la primera parte Erick perdiĆ³ la cabeza en el gimnasio y despuĆ©s durante una recepciĆ³n con empresarios. En esta Ćŗltima la policĆa intervino, siendo arrestado el luchador y perdiendo la posibilidad de pelear por el tĆtulo.
HabrĆ” alguna forma de que este fornido pelirrojo se tranquilice?
LA DESICIĆN DE AMANDA.
HabĆan pasado 6 meses desde el arresto de Erick, y tras un par de nuevos incidentes de ira irracional, el pelirrojo tiene una nueva oportunidad de pelear por un tĆtulo mundial.
Aquella maƱana usando sĆ³lo unos calzoncillos azules, asistĆa al escenario donde se llevarĆa a cabo la pelea nocturna. Estaba allĆ para el pesaje reglamentario; De pronto Erick enloquece!, observĆ³ a un antiguo rival, de quien querĆa un desquite…Quiere ir contra Ć©l, es la alarma para todos sus allegados, parece que va a perder el control!
La mujer de 25 aƱos es una persona valiente y desde hace unas semanas ha visto a Erick en algunos eventos de peleas, el pelirrojo le ha llamado la atenciĆ³n y mĆ”s al conocer su peculiar historia…
…Cuando todo parece irse al diablo, ella le toca el hombro por detrĆ”s y toma la decisiĆ³n de intervenir.
Erick voltea con los puƱos en alto y apretados al mƔximo, pero de inmediato baja los brazos. Ante Ʃl estƔ una bella mujer de cabello negro y largo, que lleva un baƱador rojo y es dueƱa de unas tetas simplemente enormes! en un instante los ojos del pelirrojo se centran en esas tetas operadas, eran gigantescas. La mujer luce calmada con las manos en la cintura.
—CĆ”lmate Erick. —Se dirigĆa a Ć©l como una amiga, cuando en realidad nunca antes intercambiaron palabra.
—No puedo!, voy a acabar a ese maldito…—El pelirrojo le habla como si la conociera, la habrĆ” visto en algĆŗn momento durante los eventos, pero nunca le habĆa prestado al debida atenciĆ³n a la bella mujer.
—Ven conmigo, te ayudarĆ© a calmar.
—Quien eres tĆŗ?—De pronto el pelirrojo pareciĆ³ interesarse en la mujer con traje de baƱo.
—Me llamo Amanda, te quiero ayudar, bebĆ©.
La mujer toma del brazo al pelirrojo quien sorpresivamente se deja llevar.
El entrenador Ochoa se acerca a la pareja que camina, da gracias a lo que ve, la mujer es valiente al arriesgarse ante el enloquecido luchador, pero de pronto Ć©sta le dice:
—AquĆ hay un cuarto del conserje, lo llevare allĆ— La mujer conocĆa el lugar, no era la primera vez que asistĆa a una pelea de evento, y siempre era Ćŗtil un sitio donde dejar sus cosas o descansar.
El entrenador analiza las cosas, siendo ella una mujer bella, es posible que use el sexo para tranquilizar a Erick, Ć©l mismo alguna vez pensĆ³ en ponerle una mujer a Erick (quien no tenĆa novia actualmente) durante sus enfados, para que asĆ tuviera con quien desfogar sus energĆas y se calmase, pero era un riesgo que no muchas aceptarĆan. Y tal vez en su crisis Erick no le prestase atenciĆ³n a la femenina.
Pero hoy habĆa un aspecto que sumaba y era el que Erick se agotara fĆsicamente antes de la pelea de esta noche…Y eso ocurrirĆa si tenĆa sexo.
—Oye no!, no te acuestes con Ć©l, lo vas a cansar y Ć©l tiene que pelear en la noche!—Grita el entrenador Ochoa, siendo escuchado por todos los presentes.
Amanda se colorea en el acto.
—No! no me voy a acostar con Ć©l, y yo se eso de los deportistas, yo conozco una forma efectiva de tranquilizarlo.
Erick ni prestaba atenciĆ³n a los que conversaban solo seguĆa viendo a su potencial enemigo, a quien alejaban para que Erick no tuviera motivos de pleito…Pero de alguna forma el ser sostenido del brazo por una mujer, era algo que resultaba mĆ”s fuerte que una cadena, cĆ³mo si no pudiera hacerla a un lado…el pelirrojo sĆ³lo se dejaba llevar.
—Si logras calmarlo sin acostarte con Ć©l, te darĆ© lo que quieras mujer, te premiaremos—Fue la oferta de Ochoa.
La mujer sonriĆ³, no le caerĆa nada mal algĆŗn premio por lo que hacĆa. Pero no era por dinero, simplemente querĆa ayudar a Erick, sin conocerlo le caĆa bien, Y esta noche era la oportunidad de Ć©xito para el luchador.
En el cuarto del conserje, las modelos habĆa destinado un espacio para vestirse y guardar sus cosas, Amanda se encerrĆ³ con Erick y de inmediato buscĆ³ su morral, de allĆ sacĆ³ unas bolsitas de tĆ©.
SabĆa que en el sitio habĆa una improvisada estufa y de inmediato puso a calentar agua. TenĆa una infusiĆ³n de tĆ© tranquilizante que usaba su madre para dormir y ella se las preparaba siempre, era muy efectiva...Ese era su plan para calmarle.
No tardĆ³ en volver con Erick quien no dejaba de ver la puerta pensando en salir y buscar a su enemigo.
Amanda sabe que debe hacer tiempo hasta que el tƩ estƩ listo.
—CĆ”lmate Erick, trata de relajarte cariƱo—La mujer el toca con delicadeza el hombro y el bĆceps.
El hombre la mira de arriba abajo, Amanda es una mujer muy voluptuosa. Ella tambiĆ©n detalla al varĆ³n.
—Eres un hombre enorme— La femenina apoya las manos en los pectorales del varĆ³n, quien baja la mirada al pronunciado escote del baƱador.
Amanda fƔcilmente observa que Ʃl estƔ deseoso de ella.
—Eres muy tetona…—Se notaba un leve jadeo en el pelirrojo.
Amanda se alejĆ³ un instante y pareciĆ³ posar para Ć©l.
— SĆ!, acuĆ©state conmigo, mujer.
—No puedo cariƱo, tienes pelea en la noche, el sexo te va a debilitar.
—Eso no importa, yo quiero estar contigo—Erick expresaba su deseo casi como una sĆŗplica, mientras en su calzoncillo se notaban leves brincos.
—Necesitas toda tu fuerza para la noche, pelearĆ”s por el campeonato.
—No me importa, eres muy hermosa…
—Gracias, pero no puedo cariƱo, debes tener toda tu fuerza, te prometo que maƱana lo haremos —Era cierta su promesa, ella sintiĆ³ deseos reales por aquel famoso hombrote.
—Me voy, voy a acabar a ese maldito— Sin avances con la mujer, la ira lentamente se imponĆa en Erick. Sin duda era necesario una distracciĆ³n permanente.
—Mira bien esto, cariƱo—Amanda no tuvo de otra que acercar su escote a Erick.
Una vez mĆ”s el hombre quedĆ³ atento a sus tetas, estaba boquiabierto.
—Tus…Tus tetas parecen peras de golpeo…—Erick casi soltaba la baba.
—AsĆ?
Como Erick pareciĆ³ empuƱar las manos, la mujer se apurĆ³ a decir:
—Pero no me las vayas a golpear querido, porque me harĆas daƱo.
—Yo, yo nunca le he pegado a una mujer, nunca harĆa eso…
—Me alegra escucharlo, AsĆ debe ser, un verdadero hombre no le levanta la mano a una mujer.
Casi como un premio por lo escuchado, Amanda le acariciĆ³ el paquete sobre los calzoncillos, sin duda fue imprudente, pero ella no podĆa evitar la atracciĆ³n que sentĆa por el pelirrojo.
Las caricias se centraron mĆ”s en los testĆculos del pelirrojo para evitar lo mĆ”s posible su miembro viril, el cual sin duda estaba como la trompa de un elefante dentro de aquellos azules interiores.
Incluso pensĆ³ el bajarle el calzoncillo, pero eso hubiera sido el fin de su compostura.
Por fortuna en ese momento se escuchĆ³ hervir al agua, ella le condujo a la cama y le hizo sentar, de inmediato le trajo un vaso con la infusiĆ³n.
—TĆ³mala, cariƱo.
—No quiero—Erick parecĆa un niƱo caprichoso.
—TĆ³mala, por mĆ…—La aceptĆ³ mientras ella se sentĆ³ a su lado.
ComenzĆ³ a acariciarle la espalda con una mano mientras con la otra la llevĆ³ entre sus muslos y le volvĆa a sobar los testĆculos.
Erick tomaba el tĆ© lentamente, poco a poco parecĆa tranquilizarse, incluso se le notaba algo de sueƱo…El efecto del tĆ© era muy bueno para dormir. Su madre caĆa rĆ”pidamente como una muerta, pero siendo Erick 3 veces mĆ”s grande, ayudaba a la infusiĆ³n con caricias a su cuerpo y genitales.
Erick terminĆ³ y se veĆa calmado.
—Ya estĆ”s bien?, ya no quiere pelearte con ese tipo?
Grave error de Amanda, pues Erick se exaltĆ³ e intentĆ³ incorporarse. La mujer se levantĆ³ como un resorte colocĆ”ndosele en frente; De inmediato le puso el enorme escote casi en los ojos…
…El efecto fue instantĆ”neo, Erick se detuvo y la mujer pudo sentarlo de nuevo.
Una vez mĆ”s se sentĆ³ a su lado sin soltarle y allĆ le insto a verle las tetas, Ć©l seguĆa fijo en las protuberancias mamarias, ella le inclinĆ³ acercando su cabeza mĆ”s a su busto.
—Ven, ven con mamĆ”.
—MamĆ”?—Erick parecĆa recordar a su progenitora.
La mujer aplicĆ³ lo mĆ”s parecido a la psicologĆa Freudiana.
—SĆ! toca las tetas de mamĆ”, bĆ©salas, bĆ©salas Erick, hijo mĆo, besa las tetas de mamĆ”!
—MamaaaĆ”—Sin duda el atontado macho rememoraba su infancia.
Erick hundiĆ³ su cara en aquel escote y allĆ se quedĆ³.
Amanda sentĆa como le besaba los pechos sin parar. Ella ayudaba jugando con los rojos cabellos del varĆ³n.
Al fin habĆa un efecto, sentĆa que le besaba las tetas cada vez menos, hasta que cesaron los besos. La mujer le acariciĆ³ el cabello y la nuca un poco mĆ”s, y fue cuando retirĆ³ al varĆ³n de su pecho. Erick estaba dormido.
La tarea estaba hecha. HabĆa calmado a Erick el Rojo!
La belleza y valentĆa de la mujer habĆan dominado la ira de Erick. Sin importar los sentimientos de ira y agresiĆ³n masculina, estos estaban destinados a perder contra la seducciĆ³n de una femenina.
AcostĆ³ a Erick en la cama, teniendo problemas en acomodarlo por su peso y tamaƱo, al fin quedĆ³ de pie ante la cama, observĆ”ndole dormir.
Por un momento su mirada quedĆ³ fija en los calzoncillos del pelirrojo. La tentaciĆ³n le ganĆ³ y le bajĆ³ el interior, pudo ver sus genitales desnudos, la mujer se mordiĆ³ los labios, en reposo Erick tenĆa un buen pene y unos gordos cojones, que ya conocĆa de tanto que los acariciĆ³.
DebĆa controlarse; Lo Ćŗnico cierto es que habĆa perdido su oportunidad de estar con ese tremendo semental.
La noche llegĆ³ y el combate de dio. Erick venciĆ³ a su rival en sĆ³lo 1 minuto con 36 segundos. Ahora por fin tenĆa un tĆtulo mundial.
El entrenador Ochoa estaba feliz por su pupilo…SoƱaba con un gran futuro para Erick.
Amanda hizo su trabajo en el escenario, en aquel baƱador rojo posĆ³ y modelĆ³ antes de la pelea, siendo una sensaciĆ³n entre los asistentes varones.
Erick la vio antes del combate, pero no le dirigiĆ³ ni una seƱa o palabra. En su cabeza, Amanda se sentĆa decepcionada, se repitiĆ³ su conclusiĆ³n de la maƱana: PerdiĆ³ su oportunidad con el pelirrojo.
Tras la celebraciĆ³n y entrevistas, el entrenador de Ochoa se acercĆ³ a la modelo.
—Tenemos algo pendiente, mujer.
—Lo que me prometiĆ³?
—No solo eso, despuĆ©s hablamos del premio por lo de esta maƱana, pero tengo un mensaje del CampeĆ³n.
Amanda se alegrĆ³ pues Erick querĆa verla en su camerino.
AllĆ el hombre la besĆ³ apenas entrĆ³, respondiendo de inmediato la mujer, Amanda estaba lista a entregĆ”rsele allĆ mismo, pero Erick estaba calmado, extraƱamente calmado, querĆa agradecerle por ayudarle a calmarse, la invitĆ³ a tomar algo. La pareja fue a un restaurante donde cenaron y bebieron, ya en la madrugada visitaron un hotel, donde demostrarĆan la pasiĆ³n que ambos se tenĆan.
Lo primero que hizo Erick fue devorar las mamas de Amanda y la excitada hembra sintiĆ³ todo el grosor el pene del pelirrojo, la mujer tuvo un montĆ³n de orgasmos, la noche fue perfecta para ambos.
Desde entonces han pasado 6 meses, Erick sigue siendo el campeĆ³n de su categorĆa, y no ha vuelto a tener aquellos ataque de ira, siempre estĆ” calmado…Sin duda se debe a tener a su lado a Amanda…su actual esposa.
FIN.
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