EN BUSCA DE VIVIANA. Parte 3
CONFLICTO EN EL FUERTE DE SEVILLA. Parte 1/2. Continuación
CONTIENE BALLBUSTING M/M Y F/M.
Tiene MUCHA relación con los relatos A LA CAZA DE LA VAMPIRA, Parte 3 y Parte 4
Los sucesos ocurren entre las 5:20 Am y las 7:30 Am, en El Fuerte de Sevilla.
6:30 Am (A esta hora en el subnivel 2, iniciarĆ” la pelea entre La Vampira y las 3 policĆas: Ferrer, Taylor y Soler).
Por fin Manuel Fierro se movilizó hacia la zona sur del subnivel, con cuidado el policĆa revisó el Ć”rea circundante, no tardó en hallar un escollo y preparó una trampaā¦
ā¦Como se trataba de una sola persona se ubicó de rodillas en una esquina del pasillo, apenas un guardia apareció, lanzó su antebrazo entre los muslos del sujeto que nunca lo vio venir!
El antebrazo del policĆa arrasó con todo lo que encontró, testĆculos, pene, ladillas, todo quedó aplastado contra el cuerpo del hombre, el cual incluso se elevó unos centĆmetrosā¦
El agredido quien se inclinó, torció los ojos y soltó un rugido de animal.
āAArrgg!!āCerró los ojos y acunó sus pelotas cayendo por fin al piso.
El dolor infinito no le dejaba siquiera moverse; SentĆa el infierno ahora, cuando antes vio el cieloā¦
ā¦Y es que hace unas horas en plena medianoche, habĆa salido de permiso a fornicar con una prostituta, la experta mujer le sacó todo el dinero, consintiendo y vaciĆ”ndole los testĆculos con un par de mamadas, el hombre debió pagarle por mĆ”s de su tiempo para que se le pudiera parar el pene de nuevo y por fin penetrarla, con las bolas como uvas pasas el hombre quedó exhausto en la cama y la puta salió feliz contando el dinero...
ā¦Pero ahora sus bolas ardĆan con el golpe, el sujeto se retorcĆa sin parar.
El agredido no tuvo mÔs tiempo para quejarse pues Fierro le dio un golpe de pistola en la nuca, dejando al sujeto sin sentido, su arma con silenciador actuó y fue su fin.
El camino parecĆa mĆ”s despejado ahora, fue por Viviana (Ahora con sus prendas de vestir cotidianas) y comenzaron su peligrosa marcha hacĆa la salida sur.
A la misma hora, pero en otra zona de la parte surā¦
NicolÔs y Alexandra continuaban su avance cuando de repente dos objetos cayeron a sus pies, se trataba de bombas de gas lacrimógeno, todo era parte de una emboscada preparada por 3 mercenarios para atrapar con vida a los armados adolescentes.
El plan era simple; aturdirlos con el gas, desarmarlos, someterlos a golpes y llevarlos esposados, ya tenĆan información sobre que la hija del general tenĆa algĆŗn conocimiento en combate fĆsico asĆ que dos la someterĆan, el tercero irĆa contra el desconocido y de seguro inexperto joven del fusil.
El gas rÔpidamente cubrió el Ôrea.
ā Schei!āLa chica se cubrió la nariz.
āMierda! es gas lacrimógenoāNicolĆ”s se cubrĆa la cara.āRetrocede Alexandra!
Pronto el gas dividió a los jóvenes quienes enfrentarĆan sus propias batallas.
NicolĆ”s no estaba preparado para esto, sabĆa cómo reaccionar ante el gas con paƱos humedecidos con vinagre o leche, asĆ los usaban cuando participó en protestas estudiantiles contra el gobierno de la ciudad, pero no contaba con esos elementos y aquĆ no se enfrentaba a la policĆa antidisturbios, aquĆ eran atacados por asesinos.
De un golpe un mercenario le arrebató el fusil a NicolÔs y el arma se perdió en el espeso gas.
(Nota del Autor: Es muy frecuente en mis relatos quitar las armas de fuego de las manos de los buenos o de los malos, y que salgan de la escena, las considero un estorbo, siempre serƔ mƔs entretenida una pelea cuerpo a cuerpo).
El adolescente vio al agresor y lanzó con rapidez dos puƱos a su cara, la cual estaba cubierta con una mĆ”scara antigĆ”s, el sujeto retrocedió y NicolĆ”s fue contra Ć©l, necesitaba vencerlo lo mĆ”s rĆ”pido posible, quitarle la mĆ”scara y asĆ podrĆa ver mejor que sucedĆa, ĀæestarĆa bien Alexandra?
NicolÔs le tomó de un hombro para apoyarse y descargarle otro puñetazo a gusto, pero el mercenario contraatacó con un fuerte rodillazo a la entrepierna del adolescente, por mera suerte el golpe dio en el miembro viril del chico, aplastÔndoselo pero sin tocar sus bolas, aun asà le dolió bastante el golpe al falo y al Ôrea de la vejiga.
El repentino ataque dejó a NicolĆ”s temeroso y sin reacción, sus ojos estaban mĆ”s borrosos por el gas y se cubrĆa la entrepierna, debĆa proteger sus huevos a toda costa, si le lograban pegar en los colgantes estarĆa acabadoā¦
ā¦Se preguntaba que hacĆa allĆ peleando contra un criminalā¦Ćl, sólo un adolescente! Pero no tenĆa alternativa mĆ”s que resistir, por lo pronto debĆa retroceder.
De la mancha borrosa en su vista divisó a Ćŗltimo instante un puƱo que no pudo evitar, dĆ”ndole en la cara y derribĆ”ndole con violencia. Al tiempo que caĆa al piso se escuchó un distorsionado grito masculino de dolor que provenĆa de unos metros a su izquierda.
El golpe le dejó atontado y sin fuerzas, no importaba que sucedĆa a su lado, ahora estaba en el piso y solo le restaba cubrirse de los golpes que vendrĆan y vinieron! Se ubicó en posición fetal.
A continuación el atacante se dio gusto pisoteando al adolescente. Incluso intentó pisarle los testĆculos, NicolĆ”s se cubrió bien las bolas, recibiendo pisotones en las manos, el pene le dolĆa todavĆa.
Se sentĆa tan vulnerable, casi no podĆa respirar y no veĆa casi nada, le dolĆa cada golpe y no podĆa hacer nada, barrerĆan el piso con Ć©l.
Pero apareció Alexandra, quién golpeaba al mercenario por detrÔs con la pistola, se escuchó el sonido del metal contra el hueso y el sorprendido sujeto cayó al piso de rodillas, un nuevo golpe en la cabeza y perdió el sentido.
Lo ocurrido a Alexandra en medio del gas:
La joven fue tomada por detrĆ”s por un corpulento hombre, que la comprimió con tal fuerza que la joven sintió que la exprimirĆa como a una fruta cĆtrica. Las pistolas en su poder cayeron al piso lejos de su alcance.
PUM! Fue un golpe de cabeza hacĆa atrĆ”s por parte de la adolescente que logró que el sujeto la liberase, de inmediato la joven lanzó un golpe de antebrazo hacĆa atrĆ”s, chocando Ć©ste contra los testĆculos del criminal.
āAAAaahh!!!!! āGritó el macho cuando se aplastaron sus esferas viriles, el sonido emergió con un tono distorsionado por la mĆ”scara antigĆ”s.
Arrugó la boca y los ojos dentro de su mÔscara, cuando era ahora el puño de Alexandra el que le devastaba las gónadas.
El sujeto cayó al piso de rodillas tomando sus bolas, la adolescente recogió una pistola del suelo y con un violento movimiento la estrelló contra la cara del sujeto dejÔndole sin sentido.
El gas parecĆa estorbar su visión, pero pudo ver al tercer sujeto quien al contemplar como su colega era anulado venĆa con todo contra ella, Alexandra le recibió adecuadamente!
Hundió una patada contra el vientre el mercenario, haciĆ©ndole retrocederā¦
ā¦El sujeto no entendĆa como pudo verlo llegar con todo ese gas, le habĆa cogido por sorpresa y al no ver ahora a la chica frente a Ć©l, saco un arma de fuego, era su instinto de protegerse!
Alexandra apareció a su lado y con la cacha del arma le destrozó la oreja, el mercenario cayó por el suelo y la adolescente le pateó con furia la quijada. Un sonido sordo y los ojos del sujeto se fueron para atrÔs.
Unos segundos despuƩs auxiliaba a NicolƔs usando nuevamente su arma como efectivo objeto contundente.
Para NicolÔs los golpes cesaron y sintió que le tocaban en el hombro.
āEstĆ” bien, soy AlexandraāNicolĆ”s se alegró de escuchar su voz, porque no podĆa verla de tanta irritación en su vista.
Lo primero que hizo Alexandra fue tomar a NicolĆ”s de una pierna y arrastrarle lejos del gas; Mientras el chico se reponĆa, ella se encargó de los agresores.
Estos fueron esposados, amordazados y encerrados en una de las mĆŗltiples habitaciones vacĆas que habĆa por el subnivel.
Tras el incidente descansaron unos instantes. NicolĆ”s se dolĆa de los golpes pero no estaba herido de consideración.
Con los minutos, el dolor cedĆa y ya pudo moverse mĆ”s, observó a Alexandra, tenĆa algo de lĆ”grimas en las mejillas, nada comparado al llanto que le causó el gas a Ć©l, y ademĆ”s los ojos de la chica apenas si se veĆan rojos, el gas no parecĆa haberle afectado mucho.
NicolĆ”s no dijo nada, pero se preguntaba si en la academia de policĆa le enseƱaron alguna forma de no padecer tan fuerte los efectos del gas. En fin, parecĆa otro de los secretos de Alexandra.
āViste eso, NicolĆ”sā¦āExpresó Alexandra analizando lo ocurridoāā¦No querĆan usar sus armas con nosotros.
āEs cierto, pero no sĆ© por quĆ© no las usaronāNicolĆ”s aĆŗn se restregaba los ojos.
Alexandra notó una cÔmara en el techo, una sospecha nació en ella.
āGracias Alexandra, me salvasteāAgradeció NicolĆ”s.
āEstas bien?
āCasi me da en las bolas, eso me distrajo y no pude reaccionar, realmente me vi en problemas, la verdad no sabĆa quĆ© hacer.
āNo te sientas mal NicolĆ”s, no tienes un entrenamiento en combate, ese sujeto te supera en habilidad de pelea y en fuerza, lo hiciste bien para estar casi ciego por el gas.
NicolÔs notó de nuevo los ojos de Alexandra, apenas si se notaban algo enrojecidos.
āTĆŗ eres increĆble, eres capaz de vencer peleando a mercenarios.
āNo soy tan buena, me entrenaron desde antes, aun asĆ es difĆcil.
NicolÔs recordó el enfrentamiento que tuvieron a la salida del estadio de beisbol.
āSi tuvieras una espada te irĆa mejor, si eres buena con un palo en las manos, imagĆnate con una espada.
āSĆ, pero ni una espada ni un palo sirven contra un arma de fuego.
NicolÔs se aprestó a retomar la marcha, se sobaba la entrepierna y la joven lo observó.
āNo que no te habĆa dado allĆ abajo?
āNo me dio en las bolas, me dio en el monstruoā¦Ese maldito!āNicolĆ”s no notó la expresión folclórica referente al pene que acababa de decirāā¦Duele de todas formas.
āEl monstruo?ā Dijo en voz baja Alexandra, pero mantuvo el silencio al entender a quĆ© se referĆa.
Enseguida enrojeció al imaginar por un instante como serĆa el pene ādolidoā de NicolĆ”s.
Recordó cuando se conocieron el miĆ©rcoles en la noche, cuando NicolĆ”s aun creĆa que ella era un varón y pensó que el golpe dado por Bornacelli habĆa sido en sus pelotas, al negarlo ella, entonces el adolescente dedujo que el impactado habĆa sido su pene. El recuerdo de ese momento coloreó aĆŗn mĆ”s a la joven.
āEstas bien?āExpresó NicolĆ”s al verla enrojecida.
āSĆ, no es nada, continuemos.
6:40 Am.
Superados los obstÔculos Alexandra y NicolÔs avanzaban con cuidado por los pasillos, cuando se escuchó una explosión.
KA-BOOM!
El dĆŗo se asustó ante la detonación (Final de la pelea entre las 3 policĆas y la Vampira) proveniente del segundo subnivel, todo el techo se movió y temieron colapsara, por fortuna no sucedió. DebĆan encontrar a Viviana y salir de allĆ, quien sabe que sucedĆa en los niveles superiores.
Mientras tantoā¦
La explosión atemorizó tanto a Viviana como a Fierro quien desconocĆa que pasaba sobre sus cabezas, tras una pausa retomaron su marchaā¦
ā¦En cierto lugar halló un nuevo guardia de obstĆ”culo, una patada en los testĆculos por detrĆ”s, que casi le saca las gónadas por la boca al criminal, y Ć©ste estaba de rodillas muerto del dolor, un nuevo disparo con silenciador y el cerebro del tipo salió de su crĆ”neo.
Viviana se cubrió los ojos ante tal acto de violencia.
āNo te vayas a desmayar de la impresión, por favorāLe recalcó Fierro quien no estaba de humor para cargar a Viviana si se desmayaba de nuevo.
La joven afirmó y tragó saliva, casi vomitó del asco al ver sesos por todos lados.
Continuaron su avance pero no tardaron en ser detectados, se topaban con un callejón sin salida al obstruirle el paso 3 criminales.
Una literal lluvia de balas se da entre los dos bandos. Bang! Bang! las balas recorren todo el amplio pasillo dónde se da el enfrentamiento.
Fierro es audaz, no tiene de otra y logra matar a uno, es un avance pero es pronto para cantar victoria, por un flanco aparece un nuevo criminal y antes de que Fierro pueda cubrir esa dirección, recibe una bala que penetra su abdomen.
āOOgghh!!, maldición!āFierro se retuerce, pero dispara dos veces contra sus atacantes, dejando claro que aĆŗn puede pelear.
āDIOS!!! āExpresó alarmada Viviana, tratando de auxiliar al policĆa.
La chica se quitó la chaqueta y trató de aplicar presión sobre la herida de Fierro.
āDeja de hacer esoāEl policĆa la rechazóāDĆ©jame aquĆ, corre, trata de salvarte!
Viviana lo veĆa con una expresión de miedo absoluto, que harĆa ella sola?, Fierro manoteó exigiĆ©ndole que se marchara de vuelta al escondite previo.
El policĆa recargó su arma, se acomodó lo mejor posible y volvió a disparar.
āVETE!!
Casi llorando, Viviana comenzó a alejarse del sitio. Los disparos continuaban a lo lejos.
Fierro sabĆa que a la chica sólo le restaba ocultarse y esperar un milagro proveniente de la ābatallaā en el subnivel dos. Pero y esa explosión? OjalĆ” aquellos desconocidos policĆas lograran sobrevivir, vencer y de alguna forma hallar a la chica.
En otro lugarā¦
Un mercenario caminaba en solitario, llevaba su fusil de asalto y en la espalda una mochila con abundante munición, traĆa una mirada de ira y los ojos literalmente rojos, sin duda bajo el efecto de alguna droga estimulanteā¦Su intención era clara, asesinar a los intrusos especialmente a esa chica, la hija del generalā¦
ā¦La odiaba pues ya la conocĆa, durante el intento de rapto en la academia de policĆa, la adolescente le pateó los testĆculosā¦QuerĆa venganza! (Relato EL ANTES DE ALEXANDRA )
El mercenario dispara por la espalda contra dos colegas suyos que planeaban una nueva emboscada contra los 2 adolescentes. Los sujetos quedan tirados en un mar de sangre.
El asesino continúa avanzando cuando le llaman por radio, se escucha cuando le dicen que retroceda, han visto su acción por las cÔmaras y es obvio su deseo de matar a los objetivos. CHO-FER quiere viva a la hija del general.
Pero el radio es silenciada por el hombre.
āNadie me quitarĆ” mi venganzaāEl hombre se mete una mano al bolsillo y saca un polvo blanco que pasa por su nariz.
El macho se golpea el pecho como un gorila cuando la dosis de cocaĆna casi se le queda en el fondo de la nariz y sobre estimula su cerebro.
En un pasillo amplio se dio el encuentro. NicolÔs vio el avanzado fusil M16A4 en manos de un hombre, quien los divisó y una sonrisa apareció en su rostro.
āCuidado!āEl adolescente apenas pudo retroceder y tratar de jalar a Alexandra con Ć©l tras un medio muro de piedra.
āTe matarĆ©, perra!āGritó el mercenario al ver y reconocer a la chica, Ć©sta tambiĆ©n pudo verlo antes de que NicolĆ”s tirara de ella.
El contento mercenario se atrincheró tras otro medio muro y colocó una bolsa mediana de cocaĆna a su lado, con acceso a mĆ”s āpolvoā que el trasero de un bebĆ©, el hombre comenzó los disparos contra los jóvenes.
Los gritos de furia del drogado mercenario llamaron la atención de NicolÔs.
āEste te odia en verdad, lo conoces?
āSĆ, reconozco su rostro, fue uno de los que me intentó raptar en la academia de policĆa, pero no entiendo esa ira, le golpeĆ© los testĆculos pero nada del otro mundo.
āEso a veces enoja bastante a los hombres.
āPues ese no es mi problema!āLa adolescente se asomó y respondió con tiros de pistola.
NicolÔs también usó el fusil AK-47, el intercambio de disparos fue intenso, pero pronto el arma de NicolÔs quedó sin balas.
Alexandra tambiĆ©n disparó la Ćŗltima bala que le quedaba, ahora las pistolas tambiĆ©n yacĆan vacĆas.
āJajajaja, pronto te matarĆ© puta!āExpresó el mercenario al no escuchar mĆ”s balas de sus enfrentados.
Alexandra y NicolÔs estaban atrapados tras ese pequeño muro, las balas silbaban sobre sus cabezas, el arma en las manos de NicolÔs ahora era sólo un juguete pero la conservó al poder usarla como objeto contundente.
āNo hay salida, es el fin AlexandraāNicolĆ”s estaba cabizbajo, pero la adolescente distaba mucho de eso.
āNo seas pesimista, me encargarĆ© de ese sujeto.
āDe que hablas?, Ese loco nos dejarĆ” como queso Gruyere.
āEso no pasarĆ”ā¦āAlexandra se aprestaba a salir del muro.
āEspera, que vas a hacer?!āSe alarmó NicolĆ”s.
āEstarĆ© bien, sólo no salgasā¦Entiendes? NO salgas.
Alexandra emergió del muro protector y comenzó a correr agachada en dirección a las balasā¦Era una locura, sucedió lo que ocurre cuando gente sin protección se enfrenta a un arma de fuego.
āUUghh! Oh Schei!āāExpresó Alexandra cuando sintió un impacto en la zona del vientre, la joven cayó y rodó por el suelo.
āNOOOOO!!!āExpresó NicolĆ”s como si le hubieran desgarrado el pecho.
āTe di maldita puta, jajajajaāSe regodeó el tirador, pasando otros gramos de polvo blanco por su nariz.
Desesperado, NicolÔs avanzó unos pasos, tomó a Alexandra entre sus brazos.
āALEXANDRA!āLa joven tenĆa los ojos entre cerrados y mantenĆa las manos cubriendo su abdomenā Oh por Dios!, NO!
NicolĆ”s tuvo una reacción de ira, miró con furia hacia la distancia, por allĆ” de donde habĆan salido las balas, dejó a la joven y se dispuso a ir contra aquel asesino. No le importó estar desarmadoā¦
ā¦Pero fue cuando le retuvieron de la mano.
āTe dije que no salieras!
NicolĆ”s veĆa como Alexandra se incorporaba y se inmediato se ubicaba delante de Ć©l, el joven no sabĆa que ocurrĆa; La adolescente comenzó a retroceder, llevĆ”ndose a NicolĆ”s con ella de nuevo rumbo al muro.
Al llegar, un boquiabierto NicolĆ”s no podĆa articular palabra.
āPeroā¦como es quĆ©?, como es quĆ©?āFue todo lo que pudo expresar.
āSchei! āAlexandra se tomaba el vientre, ante la mirada de NicolĆ”s, respondióāFalló, no me dio.
NicolĆ”s notó que por un instante la joven se levantó el suĆ©ter del uniforme deportivo, tomĆ”ndose el vientre, en una fugaz imagen le pareció ver enrojecida la zona que una mano de la adolescente parecĆa cubrir.
Alexandra bajó el suéter y se centró en la distancia, allÔ donde estaba el tirador.
āPero, yo te vi caer, te dieronā¦Te dio, Alexandra!āNicolĆ”s observó el suĆ©ter, debió equivocarse pues no se veĆa sangre en la tela.
āDeja de discutir y atiende lo que te digo, quĆ©date esta vez!
Alexandra emergió otra vez del muro y avanzó con rapidez, esta vez corrĆan en zigzag.
āPero quĆ© diantres?!āExpresó el drogado tirador al ver que la chica estaba bien. Se propuso acertarle esta vez, pero sin lograrlo.
Pronto Alexandra llegó al sitio de dónde venĆan los disparos y dio un salto al murito, perdiĆ©ndose de la vista de NicolĆ”s.
La adolescente tomó por sorpresa al gatillero quien trataba de recargar, el hombre se encontraba de rodillas y de una patada le hicieron volar el arma de las manos; El sujeto se incorporó listo a pelear y lanzó un violento golpe contra la joven, pero Ć©sta lo esquivó, colocĆ”ndose a centĆmetros de su cuerpo.
El hombre podĆa ver el cabello de la chica casi a nivel de su pecho... Fue cuando lo sintió!
Las manos de Alexandra se apoderaron de su paquete genital para torcerlo con violencia.
āAAAAAHHHH!!!!!!āEl hombre soltó saliva con tal fuerza que llegó al techo.
Alexandra tiró del paquete hacia abajo y obligó al hombre a caer de rodillas. La adolescente liberó su escroto y antes que se cubriera le enterró un puntapié en las pelotas.
āOOOuugghh!!!āExclamó el hombre cuando sus colgantes huevas casi se le meten en el cuerpo. El escroto rebotó regresando a su posición normal en aquellos calzoncillos, no sin tomar de inmediato un fuerte tono rojizo que de estar desnudo hubiera avergonzado a su atacante femenina.
El hombre estaba tan atontado que casi se iba de cara al piso, pero Alexandra le sostenĆa de la frente, por fin pareció sentir piedad por el miserable y le proyectó un rodillazo en la nariz que le hizo cae de espaldas y totalmente sin sentido.
NicolĆ”s escuchó los alaridos masculinos justo un instante despuĆ©s de que las balas cesaron. Ahora puede ver la mano de Alexandra quiĆ©n le hacĆa seƱas para ir en su dirección.
Al llegar, NicolƔs vio al gatillero tirado en el suelo y sin sentido.
āLe ganasteā¦
āSĆ, le apretĆ© los testĆculosā¦
El joven arrugó el rostro como si le doliera a él.
Alexandra tomó el arma de respaldo del sujeto y la entregó a NicolĆ”s, ella usarĆa esta vez el fusil de asalto, aquĆ©l moderno fusil estadounidense.
Como un par de roedores, el dúo se perdió de nuevo por los oscuros pasillos del tercer subnivel, continuando su búsqueda de Viviana.
āMalditos inĆŗtiles, no pueden atrapar a una niƱa y a un mocoso?!āPor radio el mafioso CHO-FER expresaba su enojo antes sus lacayos por no poder atrapar a la chica.
El dĆŗo retomó la marcha, a medida de pasaban por una zona muy oscura, se encontraron con una tenue llovizna que los sorprendió. Ambos dedujeron en sus mentes (correctamente) que la explosión debió crear filtraciones de agua en las tuberĆas que encontraban grietas y de ahĆ el intenso goteo por ciertas zonas.
NicolÔs observó como el agua mojaba el cabello corto de Alexandra, quien no dejaba de ver al techo y volvió a verse algo agitada. Creyó conveniente entablar una charla.
āNo te preocupes, no es agua de marāNicolĆ”s seguĆa con la teorĆa de que Alexandra no sabĆa nadar y temĆa que por la explosión una de las paredes cediera y el mar entrara, despuĆ©s de todo se hallaban bajo el nivel del ocĆ©ano.
āSĆ© que son las tuberĆas del agua que debieron daƱarse con la explosión, solo es queā¦āLa joven no pudo terminar la frase.
āNo me digasā¦Otro secreto, no?, entiendo y no debes explicar nada, despuĆ©s de todo creo que ya me estoy acostumbrando.
Alexandra sonrió y solo dijo:
āPerdonaā¦
Un par de minutos despuĆ©s llegaron a una zona mĆ”s iluminada, estaba llena de casquillos en el suelo, sin duda la batalla a tiros en esa zona debió ser impresionante, Āæpero quienes habĆan sido los protagonistas de la balacera?
Unos 10 metros mĆ”s allĆ”, vieron una sombra tras unos cajones, parecĆa ser alguien. Se pusieron alertas, NicolĆ”s detalló que sangre corrĆa desde allĆ.
āQuienes son ustedes? āExpresaba un hombre herido y recostado contra un pesado cajón.
Se trataba de Manuel Fierro, el policĆa no tenĆa balas y esperaba que cualquier enemigo que pasase por allĆ le rematase; Al parecer sus enfrentados vieron su situación y le dejaron a morir lentamente.
Ante los cuestionamientos de los adolescentes, el policĆa se identificó, no sabĆa que hacĆan ellos allĆ, como habĆan llegado?, eso poco importaba.
Los jóvenes le prestaron asistencia.
NicolĆ”s le ayudó a incorporar y Alexandra le reviso la espalda; La sangre emergĆa de allĆ, especĆficamente del Ć”rea de su riñón derecho.
Al saber que los jóvenes buscaban a Viviana, Fierro les contó que intentó sacarla del Fuerte, pero cuando lo hirieron le dijo que corriera en una dirección.
āTemo que la habrĆ”n capturado, no les serĆa difĆcil a esos rufianesā¦ā Fierro apenas si podĆa hablar.
āTe llevaremos con nosotros, saldremos de aquĆ. āNicolĆ”s quiso ayudarlo a levantar, dirigió una mirada a Alexandra, pero Ć©sta bajó la vista al piso, Fierro la observó.
āTu amiga sabe lo que sucedeā¦Estoy muriendo.
NicolÔs miró a Alexandra buscando una respuesta esperanzadora, pero la mirada de ella le confirmó lo dicho por el hombre.
āSalven a esa chica, no pierdan mĆ”s tiempo conmigo, ya vĆ”yanseā¦
Los jóvenes se marcharon no sin llevar una expresión de tristeza y alguna lÔgrima en sus ojos.
Fierro morirĆa con algo de esperanza, aquellos chicos estaban arriesgando sus vidas para encontrar a la joven Viviana, y vio en sus ojos una real determinación, quiso creer que lograrĆan rescatarla.
CONTINUARĆā¦
***
ESPEREN EL EPISODIO FINAL DE ESTA HISTORIA EL PRĆXIMO MIĆRCOLES 01 DE DICIEMBREā¦
ā¦. DONDE SE SABRĆ SI LOGRAN RESCATAR A VIVIANA, Y POR FIN SE EXPLICARĆ LA FORMA EN QUE ALEXANDRA ESCAPĆ DE LA ACADEMIA DE POLICĆA (Tema pendiente por aclarar).
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