EN EL CINE, Parte 2. - Las Bolas de Pablo

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1 feb 2022

EN EL CINE, Parte 2.

 

EN EL CINE, Parte 2.

 (Relato corto).

 

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M. Y M/M

 

Mientras Emilio Núñez y su pareja Alberto tenían su aventura en esta noche de cine, (PARTE 1, LINK) en la misma sala ocurrían diferentes sucesos.


 

Annabelle vs La Llorona se presenta en el cine, hay poco público y mientras algunos estÔn concentrados en la sencilla trama, otros ni le prestan atención al film.

En la primera fila habĆ­a 5 jóvenes, David con su novia Elena, la pareja de 20 aƱos estaba muy acaramelada…

 

…Al lado de la chica estaba Rosa, hermana de Elena, junto a David estaban Carlos y Justino, primos de Ć©ste, ambos con 18 aƱos compartĆ­an edad con la hermosa  Rosa.


Carlos y Justino no tardaron en lanzar avances romĆ”nticos hacia Rosa, y la joven no tardó en hastiarse de sus respectivos intentos, le contó en secreto a su hermana, pero a Ć©sta en lugar de aconsejarla en secreto, se mostró tal cual como era…

 

…Elena contó al oĆ­do a David lo que ocurrĆ­a y la joven le planteó una forma de divertirse ambos...DespuĆ©s de todo detestaba las pelĆ­culas de terror baratas.

 

David se incorporó y contó lo que habían planeado.

 

—Justino y Carlos, ya sabemos que le andan “echando los perros” a Rosita—Los chicos lo negaron, al tiempo que Rosa se coloreaba y miraba enfadada a su hermana por contar lo privado—Elena y yo hemos llegado a un acuerdo…Una prueba de fuerza y resistencia, el que gane tendrĆ” una cita esta noche con Rosita.

 

—Pero yo no…—Trató de negarse Rosa, pero Elena le tapó la boca y le habló al oĆ­do, convenciĆ©ndola de que no habĆ­a nada malo en el asunto, los primos de David eran buenos muchachos y nada feos, ademĆ”s ella estaba ahora sin pareja. Rosa insistĆ­a en reclamar, pero nunca pudo ganarle una conversación a su dominante hermana mayor.

 

David continuó:

 

—El que supere el desafĆ­o de la gaseosa ganarĆ”.

 

Al conocer de qué se trataba el reto, Rosa se coloreó, mientras Justino y Carlos se mostraron inseguros.

 

Pero de que trataba la prueba?

 

Era simple, quien tuviera mayor resistencia testicular ganaría la cita con Rosita, según el propio David, era obligación de un buen novio tener bolas fuertes a fin de poder defender su novia de cualquier rival, así éste supuesto rival recurriera a golpes bajos.

 

Los jóvenes alentados por la pareja promotora terminaron aceptando, Rosa también aceptó, siempre bajo la influencia de Elena.

 

Ambos se sentaron en sus respectivos asientos separaron las piernas y esperaron aquello que les golpearĆ­a los testĆ­culos.

 

SerĆ­a David el encargado de golpearles, pero con objetos y serĆ­an envases de gaseosa.

 

—Primero serĆ” con Ć©sta la lata…—David mantuvo en alto una lata de bebida, a una altura determinada, por sorteo serĆ­a Carlos el que recibiese primero los castigos para que luego Justino recibiera lo que se merecĆ­a.


La lata cayó sobre la entrepierna de Carlos quien se mordió los labios para evitar exclamar una queja. La lata dio en todo su paquete genital.

 

—Mis malditas bolas…—Exclamó al fin el chico, cruzando los muslos en un intento de sobrecogerse del padecimiento.

 

David y Elena estallaron en risas, mientras Justino lamentaba el haber aceptado el desafĆ­o.

 

Era el turno de Justino, David le anunció:

 

—Listo, primo?

 

—SĆ­, creo que sĆ­…—Respondió inseguro el joven, ante lo que Elena exclamó:

 

—MĆ”s te vale, prepara las pelotas, jajaja.

 

—AAammmmm!—Se tuvo que morder los labios el joven cuando David dejó caer la lata, Ć©sta cayo ladeada, impactando un borde de lleno con el testĆ­culo derecho de Justino.

 

La pareja de perversos reía, mientras Rosa se cubría la boca llena de vergüenza.

 

Por “Reglas” ambos podĆ­an mantenerse en sus asientos por un minuto y pasado Ć©ste, debĆ­an levantarse para expresar que habĆ­an soportado el dolor y podĆ­an con la siguiente ronda.

 

La prueba fue superada por ambos.

 

No tardó una pareja vecina en acercarse e integrarse a ver el “desafĆ­o”. Eran unos jóvenes de 22 y 21 aƱos.

 

—Adelante extraƱos y amigos, entre mĆ”s pĆŗblico mejor—Les invitó Elena.

 

La chica de los invitados, cuyo nombre era Mireya, estaba muy sonriente y se abrazaba a su pareja esperando reaccionar ante el nuevo round que estaba por iniciar.

 

—Ahora una botella de vidrio de 250 CC—David anunciaba el segundo round del desafĆ­o.


Carlos y Justino se preocuparon, ahora se trataba de una botella de vidrio y a pesar de ser pequeƱa golpearƭa mƔs contundentemente.

 

Carlos separó las piernas y recibió el botellazo en el saco de bolas.

 

—AAyyy!—Se le salió al joven, una vez mĆ”s el impacto daba en el centro de su escroto.

 

Todos los testigos —menos Rosa—soltaron la carcajada al ver la cara de estreƱido de Carlos.


—Parece que quieres ir al baƱo—Expresó David al ver  a su primo “herido”.

 

La pareja invitada reía sin parar, Mireya se aferraba al brazo de su novio disfrutando al ver cómo Carlos se retorcía en el asiento pareciendo no poder quedarse quieto.

 

—Le duelen muchos los huevos, mi amor…Cuida los tuyos!—Mireya le palmoteó con suavidad el paquete a su novio, quien retrocedió prevenido pero en medio de risas.

 

Justino se preparó como pudo para el golpe, David a propósito elevó un poco mÔs la botella y la soltó para acertar el bulto genital de su primo.

 

—AAAHHH!!!—No pudo evitar gritar Justino. Las bolas le transmitieron un agudo dolor al chico y de inmediato unas leves nauseas aparecieron en la boca de su estómago.

 

Elena y David rieron cuando Justino acunaba sus bolas y se movƭa hacia atrƔs, dƔndose golpes contra el espaldar de la silla.

 

—Mira!—SeƱaló Mireya a su novio—Mira, se le paró!

 

La frase fue dicha en voz alta y todos observaron la entrepierna del dolido Justino, cerciorĆ”ndose que tenĆ­a una erección entre “manos”, porque literalmente sus manos estaban cubriendo sus bolas con el falo en medio, estorbĆ”ndole.

 

Rosa se coloreó ante lo que causaba gracia y morbo a los demÔs, no dejaba de observar las reacciones de Justino. Elena le dirigió una mirada y sonrió malévolamente.

 

Parece que te gusta el asunto, hermanita…—Analizó en su cabeza la mayor.

 

—Es hora de continuar.—Expresó David luego que ambos primos superaran el dolor y se pusieran en pie. Justino se incorporó con las manos en la entrepierna ya sabido de que era blanco de todas las miradas por su erección, observó a Rosa y pareció agradarle lo que encontró en su rostro.

 

—Y ahora la botella 350 CC, querido David—Anunció Elena entregĆ”ndole a su pareja el nuevo objeto para golpear bolas.


Los “voluntarios” estaban sudorosos, ahora el objeto de vidrio era mucho mĆ”s pesado y parecĆ­a que David lo arrojarĆ­a desde una altura mayor a sus cabezas.

 

—Alguno quiere renunciar?—Advirtió con sarcasmo, Elena.

 

—No renuncien…—Se apresuró a decir Rosa, la joven por fin se involucraba en el desafĆ­o y realmente querĆ­a ver un ganador.

 

Elena sonrió.

 

—Ya oyeron al “premio”, siguen o se retiran?

 

Ambos asintieron y David se preparó para devastarles la hombría.

 

—AAAyyy mis huevas, infeliz!!—Gritó Carlos cuando la base de la botella le pegó en las bolas y rebotó como si hubiera dado con una cama elĆ”stica, por poco vuelve a caer en sus cojones, pero David se apresuró a golpear la botella lanzĆ”ndola lejos.

 

Carlos levantó las rodillas y se acurrucó en la silla de cine, parecía un bebé sollozando, mientras los testigos reían.

 

—Tampoco puedo hacerle ese daƱo al pobre Carlos—Se justificó David ante el reclamo de Elena por no dejar que la botella en su rebote volviera a golpearle.

 

Elena observó a Carlos, su rostro estaba rojo y brillante por el sudor que reflejaba las luces de la enorme pantalla del cine.

 

—Que pasa Carlitos, no te vayas a desmayar…—Se burló Elena, quien se acercó a la oreja derecha del joven y le dijo de forma seductora:

 

—Si tus bolitas aguantan, tal vez les dĆ© una caricia…

 

—No seas mala, Elena—Le recriminó David, bien sabido que su novia sólo querĆ­a molestar al Ć”lgido primo.

 

Las risas al fin parecieron mermar. Ahora era el turno de Justino.

 

El chico tomaba aire como un inútil método de soportar lo que se le venía.

 

La botella cayó aplastando las bolas de Justino.

 

—AAAhh!—Expresó para enseguida apretar los dientes y arrugar el rostro.


Mireya fue la primera en notar una nueva erección del chico y se sonrojo, manteniéndose detrÔs de su novio para que éste no se incomodase de darse cuenta.

 

Luego todos ya notaron el crecimiento del pene de Justino.

 

Elena observó a su hermana, estaba con la mirada fija en Justino, en su cara y en su erecta entrepierna…No se podĆ­a explicar, era como si el dolor lo excitara de alguna forma.

 

—EstĆ”s contento Justino?—Expresó David como burla.

 

La hermana mayor de Rosa sonrió y se acercó al chico, diciéndole al oído y en voz baja:

 

—Que pasa polla parada?, resiste el dolor….Que no quieres metĆ©rsela a mi hermanita?, mira cómo te observa.

 

Justino abrió un ojo observando a una encarnada Rosita, el chico se armó de fuerza y apretó al mÔximo los dientes, no quería verse débil ante la linda chica.

 

Estallaron mÔs risas cómplices entre Elena y David.

 

Finalmente pasó el respectivo minuto pero Carlos no parecía poder incorporarse. Justino con mucha dificultad lo logró.

 

La pareja vecina animó a Carlos, pero éste expresó:

 

—No sigo, no puedo mĆ”s!—Fue la sentencia de Carlos, quien se daba por vencido. Se mantuvo en su puesto sobando sus joyas.

 

El ganador era Justino, quien aliviado se dejó caer en la silla; las pelotas de éste eran mÔs resistentes que las de su primo.

 

La rendición de Carlos fue lo mejor, pues Elena ya tenía entre manos una botella de 1 litro de gaseosa y de vidrio!

 

Una enorme sonrisa apareció en la faz de Rosa, había vencido aquel quien mÔs le simpatizaba y la erección entre las piernas de Justino le resultaba interesante.


Elena la observaba, ya sospechaba ese lado pervertido en su reservada hermanita.

 

Al final Rosa se sentó junto al dolorido Justino, y se pusieron a charlar, no dejaba de tocarle el hombro y éste le sonreía.

 

Tendrƭan aquella noche su cita y quiƩn sabe si resultarƭa algo mƔs.

 

Terminada la prueba aún se mantenían las risas entre los presentes. La pareja vecina se integró totalmente al grupo y la charla era jovial y en tono alto.

 

—Bajen la voz por favor—Por fin un empleado se atrevió a llamarles la atención.

 

Se trataba de un joven de no mƔs de 20 aƱos, con el rostro lleno de espinillas.


—No te metas, imbĆ©cil—Expresó Elena algo molesta.

 

—Les pedirĆ© que salgan sin no hacen silencio.

 

La chica hizo una seña a su novio David, y éste se ubicó con sigilo tras el empleado.

 

David tomó al sujeto por detrÔs, tapÔndole la boca e impidiéndole moverse, el novio devolvió la mirada a su pareja y ésta sonrió.

 

A continuación Elena se fue contra el empleado hundiendo con fuerza su rodilla derecha en su ingle.


—MMmmnnnn!!!—Exclamó el restringido sujeto cuando la rodilla de la chica le ponĆ­a las pelotas como platos y a punto de metĆ©rsele en el cuerpo.

 

El empleado se retorció de dolor pero David lo mantenía inmóvil y erguido, pues de no ser por él se habría derrumbado.

 

—Resiste campeón, si solo fue un rodillazo, no seas una nena…—La joven comenzó a reĆ­r.

 

Elena se le acercó de nuevo y le separó los muslos para darle una palmadita en las bolas…Causando otro intento de grito en el empleado.

 

Por fin David soltó al sujeto y cayó al piso en posición fetal.

 

—Pero que pendejo, Jajajaja—Como se divertĆ­a Elena, Mireya tambiĆ©n se contagió de la risa.

 

Elena sonreĆ­a al ver lo que causaba, se divertĆ­a golpeando con frecuencia los testĆ­culos de los chicos tontos en la universidad.

 

David la secundaba en esa inmadura conducta pues Ʃl era bastante agresivo con los tontos, casi al nivel del Bullying. ..TambiƩn Ʃl repartƭa golpes bajos para molestar a otros.

Tema diferente era su intimidad con Elena, dónde ella le daba golpes bajos a gusto durante el sexo, lo que él pedía pues eso lo excitaba mÔs.

 

—Esa es mi Elena…—Expresó David, con una naciente erección.


Elena le palpó el garrote parado, sabida que su novio ya estaba caliente con presenciar ese acto de dolor. La chica no dejaba de sobarle el palo.

 

Un quejido del derribado empleado y Elena le recriminó:

 

—Y eso es por no limpiar bien este antro de sala de cine, me he embarrado mis zapatos con dos chicles esta noche, miserables!

 

David la miró con sorpresa:

 

—Ese reclamo te lo tenĆ­as guardado, mi amor.

 

La pareja se marcharĆ­a sin terminarse aun la pelĆ­cula, les esperaba una jornada de sexo en un motel. Justino y Rosa les secundarĆ­an para cumplir su ansiada cita.

 

El Ćŗnico que se quedó a ver el final de la pelĆ­cula fue el dolorido Carlos, le esperaba una noche solitaria…No siempre habĆ­a buena suerte.

 

 

FIN.

 

 

 

***

 

AĆŗn hay una historia que se desarrollarĆ” esa noche en el cine.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 comentario:

  1. Hace calor cuando las chicas provocan a los chicos para que les rompan las bolas.

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