GENTES QUE SE METIERON CON LA PERSONA EQUIVOCADA.
CONTIENE BALLBUSTING F/M. Y M/M.
A continuaciĆ³n 4 videos que representan a gentes que se metieron con la persona equivocada, y terminaron golpeados en las bolas.
1. LA TOALLA vs LAS BOLAS.
Danilo no dejaba de observar a su vecina Lidia en el gimnasio, la rubia joven usaba con frecuencia prendas pequeƱas y muy ceƱidas. La entrepierna de Danilo no tardaba en hacerse grande y tenĆa muchas dificultades para ocultar su erecciĆ³n.
El baƱo del gimnasio era el sitio donde el varĆ³n descargaba su lĆ”ctea expresiĆ³n de deseo.
Pero llegĆ³ el dĆa en que Danilo se hartĆ³, Aquel dĆa Lidia usaba una ceƱida lycra de color rojo y un top blanco que dejaba ver toda la circunferencia de las medianas mamas de su vecina, se mordiĆ³ los labios y se le acercĆ³.
—Querida Lidia— expresaba Danilo quien con su pantaloneta azul denotaba su erecciĆ³n sin vergĆ¼enza alguna. —Me tienes loco con estas prendas que usas.
La mujer se secaba el sudor con una toalla y se prestĆ³ a “atender” al poco sutil sujeto.
Lidia solo observaba a Danilo con una expresiĆ³n de seriedad; Descaradamente Danilo se agarrĆ³ el paquete que resaltaba en su delgada pantaloneta.
—QuĆ© te parece si te doy un masaje, soy muy bueno en masajes de espalda querida, todo ese ejercicio sin duda te deja el cuerpo adolorido.
Lidia lo veĆa con seriedad, pero eso no importĆ³ al descarado.
—Si quieres que te masajee otra partecita de tu cuerpo, podemos ir al baƱo— Danilo se agarraba el paquete y lo movĆa para que su vecina se lo mirase.
Lidia estaba cansada de la prepotencia de su vecino, moviĆ³ la toalla como un lĆ”tigo propinado un veloz y certero golpe en pleno bulto escrotal de Danilo.
—UUuuuggghhh!!! —Se quejĆ³ el macho quiĆ©n de inmediato sintiĆ³ el dolor de pelotas y la debilidad de sus piernas.
Lidia presenciĆ³ como el hombre se desvanecĆa en cĆ”mara lenta cayendo al piso y terminaba apoyado contra la pared como si fuera una piltrafa humana.
—Esa es tu forma de ligar?, eres patĆ©tico —ExpresĆ³ Lidia mientras se alejaba, contenta de bajarle los humos y la erecciĆ³n. —Mejor ves a masajeĆ”rtela tĆŗ sĆ³lo al baƱo, seƱor de los masajes.
Rato despuĆ©s Lidia salĆa de los vestidores lista a marcharse, sentado en el piso estaba Danilo, el adolorido colocaba una bolsa de hielo en sus bolas. Lidia sonriĆ³ y se le acercĆ³ un poco sĆ³lo para decirle:
—Aun te duelen?
Danilo tenĆa la boca seca de tanto quejarse y jadear por aire, sĆ³lo pudo asentir con la cabeza.
—…Me alegro —Lidia saliĆ³ del sitio con la frente en alto, una sonrisa que adornaba su rostro y un porte de imponencia.
Danilo la observĆ³ alejarse, las finas caderas de la mujer se contorneaban con elegancia, el pene del descarado comenzĆ³ a elevarse y brincar, aumentĆ”ndole el dolor testicular con el movimiento.
—Condenada, pero que linda es…
En adelante Danilo tendrĆa que repensar mejor su estrategia de conquista para con las mujeres.
***
2. NO MOLESTES A KEI HONG.
Kei Hong (LA MARAVILLOSA KEI HONG.Parte 1) estaba mortificada aquel dĆa, ese patĆ”n de Humberto Rosales no dejaba de molestarla, y ahora aparecĆa pidiĆ©ndole un masaje erĆ³tico, pero la oriental estaba cansada de aquel perdedor.
—LĆ”lgate Losales (Rosales), no quielo sabel de ti…
—Vamos cariƱo, atiĆ©ndeme.
—Que no, ya atendĆ al Ćŗltimo cliente del dĆa, ya no atendelĆ© mĆ”s.
—Te pagarĆ© mĆ”s.
—No me impolta.
Rosales ya estaba listo en un calzĆ³n color purpura y se le presentaba a la semidesnuda oriental para que le diera uno de aquellos masajes inolvidables.
—Deja de jodel!
Rosales le pone la mano de la fĆ©mina en su bulto, Kei finalmente parece acceder y con su mano derecha le toca el paquete, Rosales le mantiene la mano mientras la experta comienza a masajearle los testĆculos por encima del calzĆ³n purpura
—Te gusta? —Expresa la mujer sabiendo que hace bien su trabajo
—Claro que sĆ, mi querida china— Rosales disfruta el contacto a su masa gonadal.
Pero Kei comienza a apretarle las bolas haciendo que el hombre se desespere pidiĆ©ndole que baje la presiĆ³n, la mano de la oriental estĆ” comprimiĆ©ndole las bolas sin pausa y Rosales no sabe quĆ© hacer.
El castigo continĆŗa y Kei decide acabar el asunto de una vez. La oriental agarra todo el bulto del escroto y lo eleva haciendo que Rosales se empine un poco, la mujer entonces baja la mano con violencia liberando las bolas pero tambiĆ©n dĆ”ndoles un fuerte tirĆ³n hacia abajo, el escroto de Humberto estĆ” libre pero la tensiĆ³n escrotal le saca un quejido y su presiĆ³n arterial de inmediato baja…el hombre cae de inmediato de rodillas, totalmente vencido.
—Ahola vete de mi casa, pendejo!
Kei es experta tirando de escrotos para incapacitar varones. Y no es muy prudente el molestarla.
***
3. ABRE MĆS ESE ESCOTE, QUERIDA MARY.
Ćlvaro lleva a su amiga Mary a una reuniĆ³n de negocios cerca a la playa, su objetivo es que la bonita Mary influya en Mr Zapata, aquel con quien Ćlvaro quiere hacer negocios. El seƱor Zapata es conocido por su gusto por mujeres bonitas y con la presencia de Mary, Ćlvaro espera mantenerlo distraĆdo y que asĆ acceda a ser su socio en el prometedor negocio.
Pero Si bien Mary impresionĆ³ gratamente a Mr Zapata, Ć©ste aun no accede a lo que Ćlvaro quiere.
En una pausa Ćlvaro lleva a Mary a un prado cercano y le propone que se abra mĆ”s el escote.
—EstĆ”s loco?—La joven desconocĆa el plan de su amigo, donde la usaba como distracciĆ³n. Ahora enterada se siente usada y pretende irse, Ćlvaro le promete de todo para que ella se quede.
—Vamos amiga, Solo tienes que abrir mĆ”s ese escote, querida Mary. —El hombre comenzĆ³ a manipular los botones de la fina blusa de su amiga.
—Ok, Ok—Era todo lo que expresaba Mary mientras Ćlvaro le desabotonaba, dejando a la vista parte de sus pechos.
—Ves? Todo se ve bien y estarĆ” bien.
Pero Mary reaccionĆ³ enterrĆ”ndole un fuerte rodillazo en la entrepierna de Ćlvaro, la rodilla de la mujer aplastĆ³ por completo el saco escrotal del atrevido amigo.
—Oh mierda! OOOHh!—Ćlvaro retrocediĆ³, liberando la blusa de Mary, para doblarse a la mitad, todo en medio de un tormentoso sufrimiento.
Mary se abotonaba la blusa mientras expresaba:
—Espero por tu bien que con eso se te cure lo atrevido, porque la prĆ³xima vez te irĆ” peor, entendiste?
Mary se alejĆ³ molesta y daĆ±Ć³ por completo los planes de Ćlvaro. En adelante la joven repensarĆa con seriedad continuar su amistad con el atrevido.
***
4. NO ABUSES DE LOS MĆS PEQUEĆOS.
Erick estaba acostumbrado a molestar a su hermano menor Peter, el mayor de 19 aƱos se burlaba de la baja estatura de su adolescente hermanito.
Pero llegĆ³ el dĆa en el que Peter se cansĆ³, aquella noche en el jardĆn de la casa, el chico de 14 aƱos tomĆ³ un pedazo de tronco y le hizo frente a Erick.
—Un palo, en serio? —Se burlĆ³ Erick quien sin camisa expresaba su musculatura. Le parecĆa graciosa la estrategia de su hermanito por defenderse…Le darĆa una lecciĆ³n.
Erick se moviĆ³ con rapidez y el madero cayĆ³ de la mano de Peter sin darse cuenta siquiera.
—Y ahora que harĆ”s?
—DĆ©jame en paz, Erick.
—Ni en sueƱos, hermanita—Se burlaba.
Peter emprendiĆ³ una carrera tratando de escapar de su hermano.
—Eso es! Corre como el miedoso que eres, hermanito…
Erick comenzĆ³ la persecuciĆ³n y en pocos metros ya estaba a tiro de piedra de alcanzarlo.
Pero a pesar del temor, en la cabeza de Peter emergiĆ³ un consejo que le dieron unos amigos de la escuela.
Si tu oponente cae al suelo estarĆ” en desventaja sin importar lo grande que sea.
Peter se agachĆ³ en plena carrera y como esperaba, su perseguidor tropezĆ³ con el inesperado obstĆ”culo.
Cuando Peter vio a Erick en el suelo, notĆ³ su entrepierna expuesta, avanzĆ³ y le propinĆ³ una fortĆsima patada en los testĆculos, los cuales tronaron como nueces bajo un martillo.
—OOOUUU!!!! —Se quejĆ³ Erick ante la patada de su hermano menor, que casi lo vuelve eunuco, el mayor se agarrĆ³ las pelotas para quedar sin fuerzas tirado en el cĆ©sped.
Peter jadeaba por la adrenalina, observĆ³ a su hermano, estaba vencido, su enorme hermano mayor estaba acabado, lo habĆa acabado con una patada en las bolas. Se calmĆ³ un poco y le recriminĆ³:
—No abuses de los mĆ”s pequeƱos, bravucĆ³n!
Peter entrĆ³ a casa sin temor alguno, sin importar si su hermano se vengara de Ć©l, no podĆa esconder que al menos una vez habĆa perdido contra Ć©l. Y vaya que lo dejĆ³ mal, incluso debiĆ³ llamar a su padre para que recogiera a Erick del suelo del jardĆn.
El padre por fin puso un alto a estas agresiones entre hermanos, y Erick se debiĆ³ tragar su orgullo y renunciar a un desquite.
FIN.
***
No hay comentarios.:
Publicar un comentario