MAGGIE WESTWOOD. 2 de 2 - Las Bolas de Pablo

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29 mar 2022

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MAGGIE WESTWOOD. 2 de 2

 

MAGGIE WESTWOOD. 2 de 2. Escape de Prisión.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M, M/M Y SEXO HETEROSEXUAL.

 

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En la primera parte  Se narran los inicios de Maggie Westwood, una joven estadounidense quien se dedicó al crimen a corta edad. Entrenada por un expolicĆ­a americano, se convirtió en una asesina por contrato. Queriendo escalar a la fama como asesina aceptó el trabajo de matar a El Navajas, el atentado de la rubia no resulta y viĆ©ndose en desventaja ante el exjefe de sicarios, intenta patearle los testĆ­culos para aturdirle; Su plan falla y es vencida por el hombre, quien termina abusando de ella mientras yace desmayada. Posteriormente en la enfermerĆ­a, un guardia intenta violarla tambiĆ©n, pero Maggie le golpea en las bolas a Ć©l y a su compaƱero. Finalmente la rubia es noqueada por una enfermera, evitĆ”ndose asĆ­ su escape.



MĆ”s o menos 4 semanas despuĆ©s, Maggie se encontraba en la parte posterior de un vehĆ­culo blindado con 4 policĆ­as de escolta, dos de ellos atrĆ”s y dos adelante, la criminal iba rumbo a una prisión de mĆ”xima seguridad…

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…La rubia estaba sentada con las manos esposadas adelante, frente a ella estaba Fulgencio Moro, el fiscal de su caso y encargado de condenarla por sus delitos, el funcionario de 34 aƱos, habĆ­a pedido acompaƱar a la prisionera hasta que fuera dejada en su futuro sitio de presidio.

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Y es que desde que Maggie fue capturada en la prisión dónde El Navajas residía, la gringa fue llevada a las instalaciones de la fiscalía en la capital, allí en el sótano había celdas para prisioneros especiales, las que serían su hogar por las siguientes semanas mientras se definía su caso.

 

Durante su permanencia allí se enteró que dos días después de su fallido atentado contra el huevudo prisionero El Navajas, éste fue asesinado; según le contó su abogado fue La Vampira la ejecutante, y por orden del jefe mafioso CHO-FER.

 

Maggie tenía sentimientos encontrados, se alegró por la muerte de su vencedor y violador, pero mÔs se sentía enojada por no ser ella quien reclamase la muerte del ex jefe de sicarios, su oportunidad de oro para adquirir fama en el trabajo de asesinato se había esfumado.

 

En las celdas de la fiscalĆ­a recibirĆ­a la constante visita de su abogado defensor, un pillo con tĆ­tulo en leyes que defendĆ­a a mafiosos y maleantes, y le fue recomendado a la rubia por un buen amigo criminal. TambiĆ©n era visitada por  el fiscal Moro, el encargado de condenarla.

 

Los interrogatorios del fiscal (en presencia de su abogado) fueron extensos, pero algo inesperado surgió…

 

Mientras Maggie mentĆ­a sin cesar en sus interrogatorios, dirigĆ­a miradas coquetas al fiscal, quien inicialmente las ignoraba pero con las continuas conductas seductoras de la prisionera, Fulgencio se comenzó a mostrar ā€œgratamenteā€ incómodo.

 

Le fascinaba ver a Maggie en esa ropa de prisionera, en su opinión el color naranja contrastaba bien con el cabello rubio de la estadounidense, la joven sólo pudo sonreír al saber la opinión del fiscal.

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Nuevamente en el transporte rumbo a la prisión, Maggie sonreía disimuladamente al fiscal Moro, éste desviaba la mirada y en su entrepierna se alzaba una erección.

 

Fulgencio recordaba las secciones de sexo con la detenida Westwood. Porque cayó en su deseo por la rubia, y aprovechando su cargo de autoridad lograba sacarla de su celda en diversos horarios para tener sexo en una cómoda habitación dentro de la misma fiscalía.

 

Ā·        Primer encuentro:

 

…Le sujetĆ© el mentón levantando su mirada y la mirĆ© a los ojos, lo Ćŗnico que pude decir fue:

 

—Eres muy hermosa.

 

Ella me tomó por sorpresa!, se me abalanzó y me besó, pero de una manera pasional, como si fuera mi mujer de toda la vida y no me hubiera visto en un aƱo, su lengua entró hasta mi garganta…AsĆ­ estuvimos un par de minutos ella jugaba con mis labios y los mordĆ­a. Por fin nos separamos y ella me empujó a la cama, cuando caĆ­, se colocó entre mis piernas, me sacó el pantalón y ahora besaba mi polla, la que para este momento estaba muy dura…

 

…Empezó a mamarla, comenzó chupando mi glande, mientras con una mano lo sujetaba, por instantes me la pajeaba, no podĆ­a dejar de verla mamar, ese cabello rubio no dejaba de moverse, me encantan las rubias.

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Por fin lleguĆ© al clĆ­max, ella dejó claro que se la echara en la boca y cumplĆ­ sus deseos…

 

Ā·        Segundo encuentro:

 

…Le retirĆ© el panty y le di un beso en su clĆ­toris, rĆ”pidamente pasĆ© mi lengua y lo succionĆ©, no tardó en llegar a su primer orgasmo, la verdad me sorprendió que fuera tan rĆ”pido, pero ella me dijo que continuara, asĆ­ que obedecí…

 

…ContinuĆ© dando cĆ­rculos con mi lengua alrededor de su clĆ­toris, ella temblaba, aĆŗn no se recuperaba del orgasmo, pero yo no parĆ© de hacer cĆ­rculos, y entonces atrapĆ© su clĆ­toris con mi labio superior haciĆ©ndole fuerza con mis dientes y por debajo con mi lengua y comencĆ© a restregĆ”rsela. Entonces llegó a su segundo orgasmo.

 

Tras una pausa, bajé un poquito y metí mi lengua en su vagina, la metía y sacaba rÔpidamente mientras con mi dedo pulgar jugaba con su clítoris, ella no paraba de temblar. Me pidió que se la metiera, lo dijo en inglés y lo entendí perfectamente.

 

Se colocó en posición de perrito sobre la cama, ofreciéndome su coño, tragué saliva y me ubiqué tras ella, mi verga estaba dura como una piedra y lista para irrumpir en ella.

 

La embestĆ­ de una vez, metiĆ©ndosela poco a poco, fue espectacular, yo solo la dejĆ© a medio entrar, para disfrutar de su cueva…

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… PodĆ­a sentir como las paredes de su coƱo me apretaban la verga, era fuerte y no podĆ­a metĆ©rsela mĆ”s, parecĆ­a jugar conmigo porque por instantes relajaba la vagina permitiĆ©ndome entrar hasta el fondo, aprovechaba la oportunidad que me daba para cepillarle el coƱo por dentro…

 

…ComencĆ© un vaivĆ©n endemoniado, mientras la sostenĆ­a con mis manos de la caderas para jamĆ”s salirme de ella, hasta que no aguantĆ© mĆ”s! se la echĆ© toda adentro, mi esperma acumulado se derramó por su coƱo y manchĆ© la cama cuando se la saquĆ©.

 

—La milk (leche) no se poder desaprovechar.—Expresó para mi sorpresa, y me la comenzó a lamer, hasta dejarme la verga aseada por completo.

 

Ā·        Tercer encuentro:

 

…Al principio ella no podĆ­a controlarse al verme, cogió mi verga y comenzó a mamarla como una gata hambrienta de leche.

 

Cuando me dio una pausa, yo aproveché el momento y la puse en cuatro sobre la cama, cómo me encanta esa posición; Ella sonrió y colocó su retaguardia en alto, invitÔndome a entrar, por un instante pensé en darle por el ano, pero finalmente me decidí por su raja empapada.

 

Mi verga estaba al mĆ”ximo en la entrada de su coƱo, ella pasó una mano por debajo de sĆ­ y me acarició el escroto, vi el cielo con su pequeƱa y fina mano masajeĆ”ndome los huevos…

 

…Ella misma dirigió mi verga para que entrara mĆ”s en su coƱo, y una vez ahĆ­ me fui dejando caer sobre ella lentamente, penetrĆ”ndola sin pausa, casi la aplastaba… Ella es tan blanca, tan delgada, tan frĆ”gil, eso me daba morbo… Yo sobre ella, ella debajo de mĆ­, bajo mi poder!, la tenĆ­a sometida!

 

MovĆ­a la cadera de adelante hacia atrĆ”s, entrando con toda el alma, mis manos estaban apoyadas en su espalda aplastĆ”ndola mĆ”s, la oĆ­a gemir, sabĆ­a que le hacĆ­a daƱo con mi peso, pero ella lo disfrutaba, es una rubia perversa que disfruta del dolor y el placer…y le darĆ­a todo lo que ella quisiera!

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Mi pene no podía mÔs y le avisé que estaba por explotar, a propósito movió su cadera y apretó el coño, lo que me hizo perder el control, estallé dentro de ella, llenÔndole la vagina con mi esperma, ella siguió apretÔndome la polla ordeñÔndome hasta que solté la última gota de semen.

 

Esa dƭa quedƩ exhausto, amo a esa rubia, amo a esa criminal!

 

 

Ya desde la jornada de sexo oral, el hombre estaba loco por Maggie, la estadounidense le propuso que la ayudara a escapar y el fiscal no tardó el aceptar. MĆ”s sexo le mantuvo inspirado en lograr la evasión de la prisionera, aunque aquello significase que Ć©l tambiĆ©n serĆ­a un prófugo…Pero estaba decidido a tener una nueva vida en el extranjero con la hermosĆ­sima rubia.

 

En cierto momento durante el traslado de la prisionera, Maggie le giñó el ojo a Fulgencio, la señal que esperaba, el fiscal apretó los puños y se alistó a que la acción iniciara!

 

—Aargg!—Expresó un guardia cuando sintió una patada en la espalda baja, la prisionera le habĆ­a pateado cuando pasó delante suyo, el impulso hizo estrellar al guardia contra la pared metĆ”lica del vehĆ­culo…El impacto dejó al custodio sin sentido.

 

El otro guardia se incorporó bastón en mano rumbo a castigar a la prisionera, pero Fulgencio se levantó tras él y le tocaba la espalda con un arma eléctrica.

 

El agente se quejó apretando los dientes y cayó al suelo.

 

—RĆ”pido, haber que escapar ya!—Expresó en mal espaƱol la estadounidense.

 

Fulgencio liberó de las esposas a Maggie, y Ć©sta pensaba en tomar las armas de los guardias, pero sorpresivamente el vehĆ­culo se detuvo y se abrió una mini ventana que permitĆ­a a los conductores observar la parte trasera del vehĆ­culo…

…Los guardias sospecharon que algo sucedĆ­a y ahora lo comprobaban, uno apuntó su escopeta contra la ventanita, sin importarle que una malla servĆ­a de separación, accionó el arma y tanto el fiscal como Maggie debieron salir del vehĆ­culo por detrĆ”s, a toda prisa y sin armas.

 

Los guardias trataron de bajar del vehículo pero las puertas permanecieron cerradas; Era parte del plan de Fulgencio, quien activó un dispositivo que trabaría las puertas; Para cuando pudieron salir, los escapados estaban muy lejos.

 

Por su parte los fugados comenzaron una carrera para perderse en un cercano barrio, pero surgió un imprevisto! pues un par de cuadras adelante algunos civiles intervinieron…

 

…El uniforme de prisionera de Maggie era muy llamativo y las gentes del sector estaban hartas de los actos criminales en la zona, sabidos que sin duda era una fugada, decidieron actuar por su cuenta.

 

Ante los perseguidores la rubia le dijo a Fulgencio que buscara un auto para escapar mientras ella lidiaba con los sujetos, Moro no querĆ­a dejarla sola.

 

—Go away! (Vete!)— La rubia lo empujó para que se marchara.

 

Fulgencio tomó otro camino y los civiles no le persiguieron, el uniforme naranja de la rubia era un imÔn para ellos.

 

En un callejón Maggie se vio cercada por 3 sujetos, uno de los cuales portaba un tubo metÔlico, la joven americana no se asustó ante los agresores, sabía defenderse y les daría una lección para que no se metieran en dónde no les habían llamado.

 

Con la rubia mostrando los puƱos en alto, los sujetos no se cohibieron porque fuera mujer y la atacaron!

 

Maggie esquivó el peligroso ataque con el tubo metÔlico y golpeó al sujeto con un impacto ascendente de codo, una patada a la cara de otro sujeto le dejó frente a frente contra el tercer sujeto, quien viendo el destino de sus compañeros y la habilidad de la mujer se mostró algo cohibido.

 

La rubia sonrió y atacó, una patada con fuerza hizo mella en las partes viriles del hombre, todo el empeine de la jovencita le aplastó las bolas y el falo.

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—AAaaaahhh!!!!—El grito de dolor del sujeto llamó la atención de sus atontados aliados…Quienes por desquite se incorporaron y avanzaron contra la chica de traje naranja.

 

Mientras el pateado caía al suelo y se acurrucaba, los otros dos enviaban puños contra el rostro de Maggie, la rubia retrocedió buscando espacio para moverse mejor, ante el avance de uno, ella le dio una patada alta en pleno pecho, pero cuando retrocedió por el esfuerzo se vio agarrada por detrÔs por el otro hombre.

 

El sujeto de inmediato aplicó fuerza elevando a la jovencita, quien no tardó en contraatacar…

 

…Maggie lanzó su mano derecha con velocidad y fuerza hacia atrĆ”s, palmoteando con violencia el saco testicular de quien la sostenĆ­a.

 

—GGaahh!!!—Exclamó el sujeto soltando saliva, soltando a la rubia y retrocediendo para agarrarse las bolas…El hombre trató de soportar el dolor pero sus piernas se aflojaron y terminaba de rodillas.

 

Maggie dio un brinco conectando un rodillazo en la quijada de quien tenĆ­a en frente y aun se dolĆ­a de la patada al pecho, eso lo dejó fuera de la pelea…

 

…Enseguida volteó y se fue con quien la sostuvo y ahora sostenĆ­a sus cojones, un golpe de karate en el cuello lo dejó en el suelo rogando por  aire.

 

La estadounidense se alejó con una sonrisa, la pelea fue para ella como un desquite por todos esos días en prisión, y ahora le esperaba la libertad.

 

Mientras todo sucedía, Fulgencio hacía detener un vehículo, el conductor le reclamó por pararse en medio de la vía, el fiscal se le acercó al conductor y le electrocutó.

 

El compañero del auto bajó dispuesto a vengar a su amigo.

 

—Maldito bastardo!—El hombre de mayor tamaƱo que Moro, se le abalanzó pero el fiscal actuó!

 

Apenas le tuvo al alcance le lanzo una patada a la entrepierna, prÔcticamente con la tibia fue que Fulgencio devastó los testículos del atacante.

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—AAAuuuu!!!!—Expreso el varón quien se fue al pavimento de rodillas cubriendo su entrepierna…Sus bolas le quedaron pegadas a la pelvis, pero lograba tocĆ”rselas, aun las tenĆ­a afuera del cuerpo.

 

—Maldito!—Escuchó Fulgencio por parte de un testigo al ver el cobarde golpe bajo. El fiscal se subió de inmediato al vehĆ­culo, sacó con violencia al aturdido conductor y se puso en marcha antes de que mĆ”s testigos apareciesen.

 

En el espejo retrovisor observó a algún vecino perseguidor por el robo vehicular.

 

Cuando ya tomó distancia con el automotor, Fulgencio reflexionó:

 

Que estaba haciendo?, no sólo ayudaba en la fuga de una criminal, sino que ahora era culpable de robo de auto, sin mencionar el ataque a ciudadanos. Estaba metido en un autentico lĆ­o…Pero no dejaba de pensar en la deliciosa intimidad con Maggie Westwood, la adoraba y harĆ­a lo que fuese por seguir con ella!

 

Maggie salía victoriosa del callejón cuando escuchó la bocina de un auto.

 

—Vamos!—Expresó Moro quien aparecĆ­a en la entrada del callejón con el coche hurtado. La fuga ahora si fue exitosa.

 

No tardaron en llegar a un refugio preparado por Fulgencio…AllĆ­ les esperaban ropa, pasaportes y dinero para la huida. DebĆ­an esperar a las 7 pm, pues Moro contrató un vuelo privado en un pequeƱo aeropuerto controlado por la mafia, asĆ­ saldrĆ­an del paĆ­s.

 

Fulgencio vio a Maggie salir del baño ya con ropas de civil, la rubia usaba falda corta y tacones, disfrutó verle las piernas.

 

—Ahora disfrutemos mientras llega la noche, mi amor, maƱana nos espera una nueva vida.—Fulgencio tomó a Maggie de los hombros y acercó su rostro para besarla.

 

—Claro, nuestras NEW vidas.

 

—AArrggghh!!!—Se quejó Fulgencio cuando Maggie le enterró un sorpresivo rodillazo entre las piernas.

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El varón retrocedió un poco, doblado y con las manos en los genitales. Maggie se fue contra él y le remató con un rodillazo en plena barbilla. Fulgencio cayó boca arriba en un mar de dudas y dolor.

 

—Idiot! CreĆ­ste que me irĆ­a a vivir contigo?…Asshole!(Gilipollas/Cabrón)

 

La rubia se paró a su lado y despectivamente le dio con el empeine y calzado en la expuesta entrepierna del fiscal. El cuero moldeado del zapato femenino aplastó el delgado escroto de Fulgencio, el dolor de inmediato saturó al hombre.





—AAAHHH!!!!—El hombre dejó su quijada, incorporĆ”ndose para agarrarse las bolas.

 

—CreĆ­ste que me enamorĆ© de ti, pendejou! (pendejo en mal castellano).

 

Un puntazo de zapato en la frente dejó al fiscal tendido en el suelo sin movimiento, Maggie sonrió al verlo sin conocimiento.

 

Mientras tomaba el pasaporte y el dinero para la fuga, la rubia analizaba lo ocurrido, claramente jamÔs se enamoró del fiscal, sólo lo usó para lograr su escape.

 

—Que tonto hombre, confiar en una mujer y dejarse llevar por el pene y las bolas, los hombres son fĆ”ciles de engatusar.

 

El abogado enviado por su amigo criminal habĆ­a investigado al fiscal Moro y concluyeron que era soltero y muy dado a enamorarse en sus mĆŗltiples aventuras amorosas, y que siempre terminaba siendo abandonado por las mujeres con quien tenĆ­a relaciones…Era el arquetipo perfecto para que la bella estadounidense intentara un acercamiento.

 

Maggie contenía la risa cada vez que le declaraba su amor a Fulgencio, quien con las continuas relaciones sexuales con la rubia, cayó enamorado con rapidez.

 

La asesina decidió no quitarle la vida a Fulgencio, por lo menos habĆ­a sido Ćŗtil, y el destino que le esperaba —Como colaborador en la fuga de una prisionera—no serĆ­a lindo para Ć©l.

 

Westwood dejó el país y retornó de manera ilegal a los Estados Unidos, allí empezaría una nueva etapa en su carrera como asesina, su sueño de volverse una famosa asesina seguía intacto.

 

 

FIN.

 

 

***

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