Deshuevado por Israel (2/3): el tratamiento de las bolas - Las Bolas de Pablo

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14 jun 2020

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Deshuevado por Israel (2/3): el tratamiento de las bolas

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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   Erick estuvo cerca de 15 minutos esperando su turno en el consultorio odontológico de Israel Chacón, al tiempo su asistente, una seƱora morena y con algunos kilos sin ser obesa lo llamó por su nombre y apellido para hacerlo pasar por un largo pasillo hasta ocupar una pequeƱa habitación iluminada con luces led y paredes blancas, daba vista a la avenida y se escuchaban los vehĆ­culos.

   Erick se recostó en la camilla esperando la llegada del hermano mayor de Pablo quien estaba en otra habitación tratando a otro paciente.

   Tres minutos despuĆ©s apareció el guapo dentista que lo saludó. Era alto, rubio y se veĆ­a espectacular con su bata, una camisa y pantalones ajustados. Erick lo amaba en secreto era una pena para Ć©l que aquel tipo resultase heterosexual y con elevadas cantidades de amor hacia las mujeres, un mujeriego en potencia.

   Israel ocupó un asiento tomando entre sus manos la ficha del paciente. Ocasión que aprovechó Erick para dar vistazo a la entrepierna del mayor de los hijos de Marcos Chacón.
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   Se le hizo agua la boca al detallar la forma en la que Israel llenaba la entrepierna de sus pantalones, era soberbio, mucho, fascinante. El pantalón dibujaba la posición de sus grandes testĆ­culos que debĆ­an estar repletos de leche.

   Erick lo miró fijamente guardando detalle visual para los anales de sus recuerdos.

   Israel hizo mover las ruedas de su silla por la potencia de sus fuertes muslos.

   ā€”A ver, Erick, comencemos con tu limpieza y blanqueamiento.

   ĀæPor quĆ© le gustaba tanto Israel? Se preguntó Erick cuando el guapo rubio cubrĆ­a sus carnosos labios con el tapabocas.

   La molesta maquinilla de limpieza dental comenzó a sonar rebelando los suplicios del dolor en las encĆ­as de Erick. Esa horrible sensación como si estuviesen dando pellizcos a la carne suave sobre sus dientes.

   ĀæQuĆ© era lo mĆ”s guapo de Israel? ĀæSus ojos verdes? Erick los detalló por un momento pero era vergonzante mirar al dentista cuando Ć©ste se enfocaba tambiĆ©n en tu cara. AsĆ­ que Erick sólo apartó la mirada en otra dirección recordando la deliciosa manera en la que los testĆ­culos de aquel hombre reposaban cuando se sentaba.

   ĀæA cuĆ”ntas mujeres Israel habrĆ­a hecho feliz en la cama? Seguramente eran miles. Si tan sólo pudiera tenerlo para Ć©l, acariciar su pecho, nuca, sus testĆ­culos y pene. Medir su fuerza como hombre y su destreza sexual. 

   Aquellos calientes pensamientos hicieron que el propio pene de Erick empezara a endurecerse. Intentó pensar en otras cosas.

   Y su dentista continuó en la faena de limpieza y blanqueamiento dental. Cuando terminó, Erick no pudo aguantar por mĆ”s tiempo.

   ā€”Israel para mi serĆ­a un gran honor que tĆŗ me dieras una patada en las bolas.

   Israel parpadeó un par de veces y cuando se quitó el tapabocas estaba sonriendo. Se apartó de la silla con las bolas marcadas en su pantalón. Se quitó los guantes y respondió.

   ā€”ĀæY eso por quĆ©? 

   ā€”Pues… Israel, tú… serĆ­a un gran honor que tĆŗ me hicieras ballbusting. 

   Israel levantó una ceja. 

   ā€”ĀæPor quĆ©? 

   A Erick le hubiera encantado gritar porque le gustaba mucho y lo calentaba. Tragó saliva y respondió:

   ā€”Porque me gustas mucho y serĆ­a un honor que castigaras mis pelotas. 

   Israel se rio entre dientes. 

   ā€”Amigo, soy heterosexual. 

   ā€”Lo sĆ© y sólo quiero que me patees las bolas, al menos que tú… 

   ā€”Pasemos a la oficina.

   Israel se irgió y Erick le siguió, ĀæirĆ­an a la oficina a cometer su pedido? ĀæO simplemente Israel iba a despacharlo? DespuĆ©s de todo antes de abandonar el consultorio del dentista debĆ­an atravesar su despacho. Israel hizo rodar la puerta corrediza y le dijo:

   ā€”Sólo espero que no grites mucho. 

   ā€”Soy muy resistente. 

   ā€”No tan alto, porque los pacientes creerĆ”n que te estoy haciendo algĆŗn tratamiento doloroso y no los quiero alarmar o asustar. 

   ā€”El tratamiento de las bolas —se rio Erick.

   Israel complementó con una sonrisa de sus deliciosos labios.

   ā€”Separa las piernas.

   Erick afirmó con la cabeza y separó el compĆ”s de sus muslos. Israel enfocó la mirada en su objetivo y el chico de los cabellos largos y alborotados sintió su polla reaccionar rumbo a una erección.
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   Israel levantó la pierna hacia atrĆ”s y estampó la punta de su zapato entre las gónadas de Erick.

   El joven saltó en el aire sintiendo sus testĆ­culos aplastarse en su pelvis.

   ā€”OOOOH —dijo por lo bajo pudiendo frenar un doloroso grito—, dame… el siguiente… joder.

   Su polla empezó a crecer y cubrió su vergonzosa erección de la mirada del dentista que ya se preparaba para la siguiente patada.

   Dos dolorosas patadas resistieron las grandes bolas de Erick, quien dio un grito que hizo alzar las cejas de Israel.

   En la cuarta patada que clavó los productores órganos de semen de Erick en su pelvis, el muchacho se dobló tanto que cayó de cuclillas al suelo apretando los dientes logrando controlar su impulso para gritar.

   ā€”Pu… puedo se… seguir.

   ā€”Levantate.

   ā€”Me duele… ay.

    Israel respiró y permitió unos segundos de alivio en Erick despuĆ©s caminó detrĆ”s de Ć©l y le dio una patada en las gónadas desde atrĆ”s.

   ā€”Ā”AAAAAAAAY!

   Erick se fue adelante hacia el piso donde se acurrucó meciendo sus bolas con las manos dentro del pantalón.

   ā€”Bien, hemos terminado.

   ā€”Una mĆ”s, Israel. Unos segundos.

   ā€”Te ayudarĆ©.

   Israel se inclinó sobre Erick para ayudarlo a levantar, en esos simples segundos Erick se sintió amado por Israel, creyendo que estaba preocupado por Ć©l, el dentista lo sostuvo entre sus brazos para ayudarlo a sentar en una silla, que fuerte se sentĆ­an sus bĆ­ceps dentro de su ropa. OlĆ­a muy rico con su perfume en el cuello. Erick se sentó y rĆ”pidamente trasladó su mano a la abultada entrepierna del hijo mayor de Marcos Chacón. Se sentĆ­a exquisito su pene pero la mano de Erick fue por las pelotas.

   ā€”Muy grandes, Israel, pesadas, deben estar repletas. Son hermosas.

   Israel se llenó de miedo.

   ā€”Erick, no estoy jugando al ballbusting.

   ā€”Si aprieto la mano te harĆ­a chillar —reconoció Erick con un brillo en los ojos, eran tan grandes sus bolas que podĆ­a jugar con ellas a unas pelotas antiestrĆ©s.

   ā€”No hagas una locura —dijo Israel apartando con sus suaves manos el amenazante agarre del joven—. Eso sĆ­ que me duele.

   Se miraron un rato en silencio, si sólo Erick pudiese saltar a su cara y comer sus labios a besos.

   ā€”IrĆ© a atender un paciente mientras te recuperas.

   ā€”No, Israel, la Ćŗltima patada y me voy.

   Erick no tardó en levantarse y abrir sus piernas dejando total acceso al dentista de sus testĆ­culos.

   ā€”Hazlo —invitó.
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   Israel hizo polvo sus bolas con una fuerte patada.

   ā€”Ā”OOOOOOOoooooh!

   Erick abrió mucho los ojos y cayó de rodillas al piso agarrĆ”ndose ambas bolas, despuĆ©s se fue de costado sosteniendo sus agonizantes testĆ­culos.

   Israel lo miró y echó una tierna risa con sus ojos brillando.

   Erick estaba en el suelo agarrĆ”ndose las gónadas y murmurando algunas palabras ininteligibles pero cargadas de dolor.

    Israel se rio y dio media vuelta para salir del despacho y retomar su faena. 

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