Los nuevos integrantes (3/5): las bolas de Unai - Las Bolas de Pablo

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8 jun 2020

Los nuevos integrantes (3/5): las bolas de Unai

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Unai estaba a cuatro patas, agachĆ”ndose frente a uno de sus inventos que destruĆ­an la virilidad, luchaba con algunos cables y murmuraba palabrotas. VestĆ­a pantalones cortos dando una vista perfecta de su trasero y el bulto de sus genitales encajado entre sus muslos.


   —¿Quieres ver algo gracioso? —susurrĆ³ Alejandro detrĆ”s de Bastian.



   ChacĆ³n alzĆ³ las cejas y lo mirĆ³.



   Alejandro le guiĆ±Ć³ un ojo y se acercĆ³ a Unai, asegurĆ”ndose de que no lo notara acercarse.



   Bastian sonriĆ³ y subio el pulgar.



   Unai era completamente ajeno al peligro en el que Ć©l y sus vulnerables testĆ­culos estaban.



   Cuando estuvo parado justo detrĆ”s de Unai. Se volviĆ³ hacia Bastian y sonriĆ³, seƱalando la entrepierna del otro cientĆ­fico. Sus bolas presioneras estaban claramente delineadas y extremadamente vulnerables, sostenidas en su lugar por la tela de la vestimenta. La costura de sus pantalones cortos separaba su escroto por la mitad, y se podĆ­a ver las gĆ³nadas abultada a cada lado.



   Alejandro alzĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y pateĆ³ su objetivo. Aplastando los testĆ­culos en el cuerpo y levantando a Unai del suelo. Un ruido sordo, el sonido de los frĆ”giles testĆ­culos aplastados en la pelvis de alguien, resonĆ³ en la habitaciĆ³n.



   Unai dejĆ³ escapar un grito de sorpresa. —¡Mis testĆ­culos!



   —SĆ­ —sonriĆ³ Alejandro—. Esos fueron tus testĆ­culos.



   PermaneciĆ³ a cuatro patas, con las piernas y los brazos ligeramente temblorosos. MirĆ³ hacia abajo entre sus muslos, buscando su abultada entrepierna, con expresiĆ³n desconcertada en el rostro.



   —Mis testĆ­culos —repitiĆ³ con voz apagada.



   Alejandro se burlĆ³.



   —Oh no —susurrĆ³ Unai—. ¡Oh no! ¡Oh, nooooo!



   A medida que el dolor crecĆ­a dentro de su cuerpo, el susurro de Unai se convirtiĆ³ en un aullido doloroso. EchĆ³ la cabeza hacia atrĆ”s y gritĆ³ a todo pulmĆ³n. Luego se desplomĆ³ en el suelo, agarrĆ”ndose la entrepierna, gimiendo de dolor.



   —Me pateaste los testĆ­culos —gritĆ³—, mis pobres testĆ­culos.



   Alejandro se reĆ­a a carcajadas, y Bastian tambiĆ©n.



   Alejandro sonriĆ³ y se arrodillĆ³ junto a Unai.



   —AlĆ©jate de mĆ­ —gritĆ³ Unai, intentando huir de la zona de peligro.



   Pero Alejandro rĆ”pidamente buscĆ³ entre los muslos por detrĆ”s y agarrĆ³ un puƱado de su hombrĆ­a.



   Unai dejĆ³ escapar un chillido cuando sus desventurados testĆ­culos se apretaron en el agarre de Alejandro.



   —Todo se siente bien —determinĆ³ Alejandro mientras movĆ­a su mano, retorciendo dolorosamente las pelotas de Unai, hundiendo las yemas de los dedos en su virilidad.



   —¡DĆ©jame ir!



   —Solo quiero asegurarme de que todo estĆ© bien —dijo Alejandro con un apretĆ³n y giro final.



   La voz de Unai se elevĆ³ una octava antes de que Alejandro lo soltara y permitiera que se acurrucara, agarrando sus doloridas gĆ³nadas. Unai gimiĆ³, mirando a Alejandro con expresiĆ³n de dolor en sus ojos. ParecĆ­a un cachorro que no entendĆ­a por quĆ© su dueƱo lo habĆ­a pateado.



   —Echemos un vistazo a tus testes —dijo Alejandro y agarrĆ³ la pretina de los pantalones cortos de Unai. Los bajĆ³, exponiendo su ropa interior alegremente colorida. Sus boxers parecĆ­an adecuados para un niƱo de 10 aƱos y no para un cuarentĆ³n.



   Con una sonrisa burlona, ​​Alejandro bajĆ³ los boxers de Unai a sus muslos, haciendo que su polla y sus pelotas salieran salvajemente.



   —Wow —Alejandro levantĆ³ las cejas. —Esto es un gran paquete.



   La polla de Unai era bonita y gorda, con un par de jugosas bolas que colgaban en su saco.



   Unai se sonrojĆ³.



   —Ahora, echemos un vistazo —dijo Alejandro, frotĆ”ndose las manos.



   —¡No! —gritĆ³ Unai, tratĆ³ de arrastrarse a cuatro patas, sus amplios genitales se movĆ­an con cada movimiento.



   —Oye, no tan rĆ”pido, perrito —se riĆ³ Alejandro poniendo su pie entre los muslos de Unai, apretando sus cocos contra su cuerpo y logrando que ggritara a viva voz.



   Antes de que tuviera oportunidad de acurrucarse, Alejandro agarrĆ³ las bolas desnudas de Unai y apretĆ³ los dos Ć³rganos entre sus dedos.



   Unai dejĆ³ escapar un gemido gutural que casi sonĆ³ como un ladrido.



   Con sonrisa maliciosa, Alejandro golpeĆ³ las doloridas gĆ³nadas, haciendo que Unai dejara escapar un aullido miserable.



   Finalmente, soltĆ³ los testĆ­culos y le permitiĆ³ al pobre hombre acurrucarse en posiciĆ³n fetal.



   Bastian sacudiĆ³ la cabeza e hizo una mueca de simpatĆ­a cuando Unai gimiĆ³ y jadeĆ³. —Eso fue malo —comentĆ³.



   Alejandro se encogiĆ³ de hombros. —PensĆ© que serĆ­a divertido. —sonriĆ³ y extendiĆ³ las manos—. Tampoco podĆ­a dejar pasar esa oportunidad.



   —Realmente lastimaste mis testĆ­culos —gruĆ±Ć³ Unai, cuidando sus heridos genitales.



   Alejandro se riĆ³. —PodrĆ­a decir que lo siento pero… bueno, no me considero culpable.



   Unai gimiĆ³.



   Alejandro le dio unas palmaditas en la cabeza y dijo: —No te preocupes, estarĆ”s bien... —despuĆ©s puso su mano sobre el hombro de Bastian y sonriĆ³—. ¡Confieso que es muy divertido trabajar con ustedes!

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