El Reino (5/5): La nueva geografía del mundo - Las Bolas de Pablo

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16 jun 2020

El Reino (5/5): La nueva geografía del mundo


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   Regulo Cruise estaba amarrado y desnudo en una silla de madera. Se encontraba en una oscura habitación iluminada por un pésimo bombillo. Ante él estaba la temible figura de su padre con una expresión de pocos amigos. El emperador Asdrubal apretó el puño y lo clavó contra el rostro de su hijo haciéndole brotar un torrente de sangre. 

   —¡CÓMO TE ATREVES, BASTADO! —le gritó enseguida clavando otro puñetazo—. ¡CÓMO TE ATREVES A LIBERARLOS Y TRAICIONARME! ESTO NUNCA TE LO PERDONARÉ. ERES UNA MIERDA DE PERSONA. ME ARREPIENTO QUE SEAS MI HIJO. 

   La furia de sus puños no mermaron y se clavaron constantemente en el rostro de Regulo. 

   —¡TE ODIO! ¡ME TRAICIONASTE! ¡NUNCA LO ESPERÉ DE TI, BASTADO! 

   Regulo además de la sangre varias lágrimas escapaban de sus ojos. 

   El terrible Asdrubal Cruise colocó ambas manos en el hombro de su hijo y levantó la rodilla para dejarla caer con todo el peso de su cuerpo en las bolas de Regulo que reposaban en el respaldo de la silla. 

   Las bolas carnosas del joven fueron aplastadas, la rótula casi las partieron por la mitad. 

   El ensangrentado rostro del joven se desfiguró de dolor, su mirada se perdió en el techo y su boca se abrió. 

   —¡MERECES QUE TE MATE, SUCIO TRAIDOR! 

   El puñetazo que se estrelló en los testículos del joven provocó un fuerte y agudo crujido. Era como si la cáscara de uno de los testículos del joven badiano estuviera rompiéndose.

   Regulo dejó escapar un profundo gemido gutural.

   —¡Te voy a castrar, hijo de puta. No mereces ser mi hijo ni esparcir tu traidora semilla en mi imperio. 

   Asdrubal con la mirada cargada de odio levantó la pierna. Una vez más, estrelló la planta del pie en la entrepierna de su hijo, aplastó sus huevos y produjo otro sonido de crujido.

   Las pupilas de Regulo se movieron hacia adentro.

   Asdrubal saltó y dejó caer todo el peso de su rodilla en la entrepierna de Regulo.

   Otro fuerte crujido resonó en la habitación.

   Regulo dio un grito ahogado, seguido de un gemido sibilante. Una pequeña gota de presemen con sangre salió de su pene.

   —¡Maldito traidor! Tenía el plan perfecto. Me adueñaría de Trabis y los ejecutaría. 

   —¡PERO TRABIS YA ES TUYA! 

   —¡CÁLLATE! —ladró Asdrubal poniendo su puño en el rostro de su hijo—. Es mía pero ellos están libres.

   —No hay poder que pueda contra ti. 

   —¡QUE TE CALLES! 

   Asdrubal metió la mano en la entrepierna del hijo. La cara de Regulo se volvió pálida y sudorosa cuando su padre con sádica perversión comenzó a aplastar sus testículos. 

   Con una carcajada, Asdrubal aplastó los cojones de su hijo. 

   Regulo hizo una mueca, no soportaba el dolor de sus bolas que seguían perdiendo su forma. 

   Asdrubal metió el pulgar profundamente en el tejido sensible como si estuviera tratando de alcanzar el núcleo de los huevos grandes y maltratados de Regulo.

CRAAAAAAACK

   Uno de los testículos de Regulo se había ido para siempre. 

   Pero su tortura testicular había empezado con los hombres que él mismo liberó. Después de desatar al rey Boris y pedirle que se vistiera como un militar de Badia lo escoltó en compañía de su hijo al estacionamiento subterráneo de ése edificio. 

   —Suban ahí —les dijo abriendo la puerta de un vehículo con las insignias del gobierno—. Aquí podremos salir sin que nadie nos crea sospechosos —Regulo corrió al asiento del volante. 

   Rufus Van Aldin se movió hacia la puerta del copiloto y su padre quedó plantado. 

   —¡Padre! ¿Qué esperas? ¡Sube! 

   Boris Van Aldin estaba sin moverse. 

   —Rey, suba —le había dicho Regulo—. Confíe en mí. Suba. 

   Boris se aproximó a la puerta del vehículo y sacó a Regulo tomándolo del cuello. 

   —¡¿Padre, qué haces?! 

   —No confío en esta sabandija! Tú no vienes con nosotros. 

   —Pero, rey. Les ayude. 

   —Tú te quedas. 

   Soltó del cuello a Regulo y lo inmovilizó en el suelo después de una patada en los huevos, el joven badiano dio un fuerte grito y cayó preso del dolor testicular. 

   Boris subió al vehículo y tomó el volante, lo encendió y puso en movimiento. 

   Cuando descubrieron que padre e hijo se fugaron ya debían estar lejos. Pero cuando las investigaciones dieron respuestas arrojaron que Regulo los ayudó a escapar. 

… 
Geografía del mundo antes de la invasión sobre Trabis

   La geografía del mundo cambió después que la guerra llegó al territorio de Trabis, el ejército de Badia era uno de los más desarrollados y no tenían quien les hiciera frente (existía otro reino poderoso pero se mantenía hermético). El combate tomó el centro de Trabis y redujo a las fuerzas defensora para comenzar a destruir la ciudad. Badia y sus dominios fueron anexados al mando de Badia del Este. El rey Boris y su hijo lograron huir por el desierto montañoso en un vehículo del gobierno del emperador. Estuvieron vestidos como militares hasta que pudieron contactarse con Franko Tavala, el rey de Arkadia, quien les brindó una mano amiga y les otorgó junto a su familia asilo político. 

   El rey Boris logró encontrarse con su hijo Vladimire y Vadin, el primero nombrado había sido secuestrado y torturado por el ejército de Badia, perdió uno de sus testículo antes de ser rescatado por sus tropas, Vadin por su parte sufrió mucho al ver como la ciudad donde creció fue devastada antes de ser dominada por el enemigo. Mashaf había sido asesinada. 

   Boris por su parte también tenía un trauma y depresión, fue despojado de una dinastía familiar, su padre había sido rey de Trabis. No era una nación de guerra sino de académicos. En varias noches el rey tenía una pesadilla recurrente, se encontraba en un pasillo ante una larga escalera, frente a él estaba Asdrubal Cuise quien lo apuñalaba y además le daba un rodillazo en los testiculos antes de arrojarlo escalera abajo. Muchas veces despertaba exaltado sudando. 

   —Estás muy estresado —le dijo una noche su esposa, la ex reina. 

   Una noche antes de irse a dormir, la elegante mujer de cabellera negra quiso entregarle un rato de placer para comprobar si relajando su espíritu y eliminaba su depresión para crear efectos positivos en su hombre. 

   En silencio, inició sus caricias, consciente de que a su esposo le gustaban. Notaba la suavidad de su piel en cada toque. Por ello cuando separó sus rodillas, comprendió que le daba permiso para profundizar la temperatura de sus mano y sin pensárselo dos veces, inició un lento recorrido por el interior de sus piernas:

   —No pares —susurró Boris al sentir como sus dedos se dirigían hacia su sexo. Era una deliciosa sensación. 

   Su esposa subió y le mordió una oreja mientras uno de sus dedos frotaba levemente sus genitales guardados en la ropa interior. 

   —Siiiiii… 

La ex reina agarró al pene y lo empezó a estimular con delicadeza. Boris gimió cerrando los ojos y endureciendo por la excitación su erecto falo. Él también acarició los senos de su mujer. 

   —Oooooooh

   Boris se sintió en las nubes cuando su esposa pasó la palma de su mano en su glande. 

   Después de varios besos, la cogió en brazos y la tumbó encima de la cama. Su esposo se tumbó a su lado sin decir nada y empezó a acariciarle el pelo suavemente.

   La ex reina notó como el miembro erecto de su esposo presionaba contra su pierna. Movió muy lento la mano para colocarla justo en su pene. Boris sonrió y se acercó a su mujer. Con la punta de la lengua le recorrió gentilmente los labios y terminó en un profundo beso. 

   La madre de sus hijos se incorporó sin separarse de los labios de Boris y le acarició el duro abdomen y pecho. Ahora era él el que estaba tumbado y la fémina encima suyo. Fue besándole poco a poco. Primero los labios, después bajo a la barbilla, donde raspaba un poco por la barba que le estaba creciendo, fue bajando por el cuello, los pectorales, las costillas, los abdomínales marcados, la cadera y finalmente, el premio deseado. 

   Con un movimiento le quitó los calzoncillos. Al fin ambos estaban completamente desnudos el uno frente al otro, como había pasado muchas veces, pero los dos notaban que esa vez era distinta. Quizás porque estaban en otro reino, despojados de sus poderes. Sin decir nada, la mujer se recogió el pelo en una coleta y empezó. Se metió primero la punta, ya muy mojada, rodeándolo con la legua, y a continuación, todo lo demás. El ritmo era lento y delicado, ya que sabía como le gusta eso a su marido. Buscaba que él derramara sus fluidos como si su vida dependiera de ello. Boris no se oponía, al contrario, estaba como flotando en una nube intentando aguantar el máximo tiempo posible.

   El olor a sexo que impregnaba la habitación hacia que las ganas de Boris explotase:

   —Mujer, ya no puedo aguantar más.

   Boris soltó un gemido y un estallido en la boca de la esposa hizo que se sobresaltase y tuviera el tiempo justo de sacársela al notar unas fuertes descargas, que bañaron la cama y un poco del cuerpo de la mujer. Ambos cayeron en la cama, uno encima del otro sin aliento. Boris cogió un poco de papel que siempre tenía al lado de la cama para limpiar sus fluidos. 

   Sin decir nada más Boris se levantó como un rayo, volviendo a poner a su esposa boca arriba y se deslizó hasta sus pies. Vio como el coño estaba mojado, incitándolo a que lo volviera a poseer. Lentamente cogió una de las piernas y la fue recorriendo con su lengua, cada centímetro de distancia que lo separaba del pubis. La esposa retorcía el edredón ante su avance. 

   Fue recorriendo con parsimonia sus muslos y, cuando por fin llegó al sexo bordeó con la lengua su preciado clítoris. Ella tenía la respiración entrecortada y fue envuelta en un orgasmo cuando Boris introdujo sus dedos en la vagina. Se acercó a su sexo y situó el glande de su pene en la mojada vagina. Sentía como el calor que desprendía su cuerpo rodeaba cada centímetro de su pene. Tenía muchas ganas de introducirlo y dar paso al plato final, pero decidió prolongar más el placer de ambos situando su pene junto al delicado clítoris de su esposa. 

   No podía resistirse más, y la cabeza dura de su miembro fue entrando lentamente para no dañarla. 

   La mujer rodeó el cuello de su esposo con sus brazos. 

   Ambos deseaban acelerar sus ritmos, pero sabían que de esa forma la diversión acabaría. Boris siguió estimulando con suavidad la entrada. La lentitud de sus penetraciones hizo que la llevaran hasta un estado de locura haciendo que sus dedos se clavaran por la espalda del ex rey sin hacerle daño.

   Sus manos se posaron en los pechos de su esposa y le lamió los duros pezones mientras aumentaba el nivel de sus embestidas. Los gemidos de ambos iban llenando la habitación.

   Boris la agarró firmemente de los hombros e incremento su velocidad. Unos minutos más tarde le dio la vuelta, poniéndola a cuatro patas, y con un solo movimiento de caderas volvió a insertar su pene hasta el fondo. A base de gritos de ambos cada vez mas altos fueron aumentando el ritmo. La esposa se agarraba fuertemente a los bordes de la cama mientras Boris le recorría los pechos y la cadera con sus manos. Estaban cabalgando de forma salvaje, sin ya importarles nada, solo culminar. Boris pasó sus brazos por los hombros de la mujer para agarrarse. Su pecho y abdomen se unió a su espalda por el sudor de ambos y situó su cabeza junto a la de su mujer. Sometidos por la pasión dieron rienda suelta a sus ultimas fuerzas. Para aquel entonces los fluidos que manaban de la dama le habían empapado los muslos y sus rostros rojos ya reflejaban cansancio.

   No pudieron soportar más los estímulos que habían acumulado y con toda la fuerza de sus cuerdas vocales soltaron el mayor gemido en la historia de sus vidas. La mujer notaba como fluía en su interior el semen de su hombre como un chorro que sirviese para apagar su fuego interno. Por su parte Boris notaba como se vaciaba, llenándola por completo, con un placer en todos los sentidos.

   Agotados se desplomaron uno al lado del otro y durante varios minutos descansaron abrazados:

   Boris finalmente se durmió y su esposa agotada también cogió sueño. Lo que parecía una noche tranquila fue un asalto ante de la salida del sol. Cuando Boris se sobresaltó en la cama tras una pesadilla, en ella Asdrubal le daba una patada en las bolas y decía:

   —Ninguna descendencia para el rey. 

   Y lo empujaba escalera abajo. 

   Parecía que iba a ser su condena y Boris lloró volviendo a recordar todo lo que fue perdiendo. 

   Horas más tarde Boris Van Aldin solicitó una reunión privada con Franko Tavala, rey de Arkadia. Los dos se encontraron en un amplio y bonito salón amueblado con un hermoso mobiliario allí estaba una pantalla que mostraba el nuevo mapa del mundo. 
Nuevo mapa del mundo

   —Necesito recuperar Trabis. 

   —Tu solicitud puede ser aceptada. Pero una guerra necesita dinero y tiene su precio. 

   —¡Haré lo que sea! 

   —Cuando recuperé el trono solicite ayuda al reino de Nilo y tuve que ceder mi dominio sobre las costas. Arkadia no tiene playas, todas pertenecen a esa potencia de oriente. 

   —Necesito ayuda, quiero asesinar a Asdrubal y recuperar mi reino. 

   Franko sonrió fríamente, en los últimos años se había esforzado en no sólo seguir potenciando el turismo de su país sino en armar profesionalmente al ejército. 

   —¿Además de solicitar asilo político quieres la ayuda de mis tropas? 

   —Sí. 

   —¿Qué me ofreces? 

   —Necesito volver al reino para pagarte. 

   —Entonces no hay trato. Necesito una propuesta sólida.

   —¿Qué dices? 

   —Si no hay un trato ahora no podrá haber una ayuda desde Arkadia. 

   —Estoy dispuesto a todo para volver a mi reino. 

   Franko se acercó a él y le dijo:

   —Demuestra tu fuerza. 

   Con eso puso la mano en la entrepierna de Boris y se apoderó de sus pelotas. El trabiense dejó escapar un gemido bajo. Sus gemidos se volvieron cada vez más fuertes cuando Franko retorció la mano, y aumentó su presión con fuerza. El ex rey grande y musculoso sonaba como una niña, chillando con la potencia de sus pulmones. 

   Franko se rió entre dientes cuando vio el efecto que su manipulación tuvo en la reacción de Boris, y pareció disfrutar probando su nuevo poder. Alternativamente giró y giró la mano, clavó las uñas en el suave montículo, hizo que las dos enormes esferas chocaran entre sí y las separó, tiró de una hueva y luego de la otra, disfrutando de la reacción de Boris cuya voz subió y bajó en volumen y tono con cada manipulación de sus pobres y maltratadas toronjas.

   Desafortunadamente, Franko no tenía vista dentro del pantalón de Boris. El gordo y carnoso pene del trabiense se retorció y saltó. De repente, un enorme chorro de espeso y cremoso semen surgió de su punta.

   —Recuperar un reino amerita esfuerzo, poder, dinero, lealtad, muertes y cooperación unilateral para el futuro. Nos reuniremos con reyes de distintas partes del mundo, formaremos una coalición, serás el abanderado, te daremos apoyo económico y bélico. Serás de nuevo rey, recuperarás otra vez tu reino. El imperio de Badia es muy extenso en muchos continentes, Saurom, la nación más poderosa del mundo no pretende que una dictadura del terror como Badia siga ganando camino. Saurom será nuestra gran aliada, desde meses atrás estamos formando un plan para acabar con Asdrubal Cruise. 

   Carga tras carga de rica crema blanca surgió de la enorme polla de Boris mientras lo tenían agarrado de las bolas. 

   —Con los restos de Badia, se formaran nuevas naciones y tú en agradecimiento a Arkadia darás parte de ellas a Franko, su rey. Quiero nuevas tierras. Extender mi reino.

   Con un gran apretón soltó los testiculos de Boris. Éste gimió y tardó varios segundos en recuperarse.

   —Trato hecho. Iré al frente de la batalla a por el imperio. 

   —Así será —indicó Franko—, esta alianza nadie la romperá y espero que tú no me traiciones de lo contrario… 

   Lanzó una poderosa patada que torturó los huevos de Boris, golpeándolos en su pelvis.

   Boris pareció casi confundido por un segundo. Sus cejas se levantaron y sus labios comenzaron a temblar. —Auuch —susurró con voz ronca antes de tomar sus gónadas reventadas y colapsar en el suelo. Se acurrucó en forma fetal, sobando sus huevos doloridos y gimiendo de dolor.

   Franko lo miró y contuvo el aliento. 

   —Mientras el momento llega, podrás quedarte en mi casa con tu familia todo el tiempo que consideres necesario, sois bienvenido y un aliado importante para el futuro orden del mundo.

   Tendió una mano amiga que Boris no dudó en aceptar. El rey de Arkadia ayudó a levantar del suelo a Boris quien de pie y encorvado también aceptó un sincero abrazo del joven rey.

   Se miraron a los ojos y afirmaron con la cabeza, una gran alianza que apenas comenzaba. 

No es el final de la saga, sólo es el último capitulo antes de una nueva entrega, muy pronto publicaré una nueva serie bajo el nombre de: "La decadencia del imperio".


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