El mejor club (3/9) - Las Bolas de Pablo

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5 jun 2020

El mejor club (3/9)


   —Sabemos quĆ© estĆ”s cubierto de gloria —asegurĆ³ Adalberto el director del club rubĆ­—, pero tienes que estar muy atento a lo que pase. El capitĆ”n de Esmeralda no es ningĆŗn tonto. 

   —Lo sĆ© —confirmĆ³ Assad, el lĆ­der del equipo rubĆ­. TenĆ­a el pelo rapado y larga barba en su rostro, el pecho estaba depilado y vestĆ­a trusa de color verde. Contaba los minutos para su pelea y era uno de los miembros mĆ”s antiguos del club. Apenas contaba con cuatro meses como capitĆ”n de uno de los equipos favoritos por la audiencia—. He entrenado arduamente. 

   —Lo sĆ©. Y hay una champaƱa enfriando para la celebraciĆ³n post evento. 

   Assad sonriĆ³. 

   Por su parte  CĆ©sar el rival del club Esmeralda se miraba en el espejo. Su cabello era estaba corto, su cuerpo entrenado y lleno de mĆŗsculos. Iba a luchar con una trusa de color lila pero estaba encerrado en el baƱo de su club cuestionando y repasando sus movimientos. 

   El club Esmeralda tenĆ­a aƱos sin algĆŗn tipo de reconocimiento o destaque. Muchas veces fueron eliminados, superados por clubes como RubĆ­, Diamante y Zafiro. 

   LanzĆ³ un suspiro y se lavo la cara. De nuevo detallĆ³ su reflejo mirĆ”ndose a los ojos. 

   —¡A ganar, carajo! —se dio Ć”nimos, sonriĆ³ y saliĆ³ del lavabo, afuera estaban sus compaƱeros de equipo para inyectarle Ć”nimos, presiĆ³n, adrenalina y esperanzas. 

   El teatro donde iba a desarrollarse la pelea estaba conglomerado de personas. SimĆ³n estaba arriba del cuadrilĆ”tero dando un resumen y animando la noche. 

   Assad entrĆ³ al escenario en medio de una animada canciĆ³n Ć”rabe, tenĆ­a un kufiyya de color verde en su cabeza y lo acompaƱaba un cĆ­rculo de bellas mujeres que batiendo la cadera al ritmo Ć”arabe lo adoraron.  Cuando subiĆ³ a las cuerdas superiores se agarrĆ³ la polla y meneĆ³ la cadera. CĆ©sar ingresĆ³ sonriendo y dando un apretĆ³n de manos al pĆŗblico que estaba en la orilla por donde caminĆ³, ahora parecĆ­a relajado y confiado. 

   —Por esta esquina pesando Assad, el jeque del clan RubĆ­, ¡AAAAAAASSAAAAAAAD! Y por la otra, retando para irse a casa con tres puntos con un peso de 104 kilos, el capitĆ”n del club Esmeralda, ¡CĆ©sar! 

   A sonido de la campana el evento dio inicio. 

   Assad se mantuvo a la defensiva, atento a cualquier movimiento en falso de su retador,  CĆ©sar estudiaba los ligeros movimientos del Ć”rabe para dar el primer golpe de contacto. Estuvo largas horas de la madrugada viendo sus vĆ­deos en youtube estudiando sus tĆ©cnicas de pelea. 

   Con el movimiento Ć”gil de un alce, Cesar con destreza, rapidez y fuerza, impactĆ³ la cabeza en el abdomen de Assad. 

   —¡Oh! Cof, cof. 

   El Ć”rabe se echĆ³ hacia atrĆ”s sosteniendo su zona media y tosiendo. 

   El luchador del club Esmeralda precisĆ³ que golpeando el pecho de Assad tras impulsarse con las cuerdas iba a dejarlo aturdido en la lona. TomĆ³ impulso de los laterales del cuadrilĆ”tero y echĆ³ a correr. 

   PAFF

   —¡AAAAAAAH! 

   Una fuerte patada en las bolas con la punta de una bota hizo a CĆ©sar abrir los ojos y gritar ante el inminente dolor gonadal. Se agarrĆ³ los testĆ­culos y se retorciĆ³ en el suelo como un vil gusano. 

   Assad fue aclamado por la audiencia, incluso Pablo ChacĆ³n observando la pelea por la pantalla de un computador lo ovacionĆ³. 

   —¡A  CĆ©sar lo que es del  CĆ©sar! —se burlĆ³ Assad. SonriĆ³ a la audiencia doblando y mostrando sus bĆ­ceps. 

   El luchador Esmeralda hacĆ­a muecas de dolor, se habĆ­a quedado de costado sosteniendo sus doloridos testĆ­culos. 

   Assad rodeĆ³ a  CĆ©sar y lo golpeĆ³ con la planta del pie en varias partes del cuerpo. 

   El joven emitiĆ³ varios gruƱidos.

   El Ć”rabe del Club RubĆ­ sujetĆ³ a  CĆ©sar de los cabellos y lo obligĆ³ a levantar, seguido lo empujĆ³ contra el esquinero donde el joven del equipo verde se quedĆ³ muy quieto con un dolor de espalda. 

   Assad corriĆ³ en direcciĆ³n a Ć©l y saltĆ³ en el aire apuntando con los los pies. 

   CĆ©sar actuĆ³ rĆ”pido o serĆ­a aplastado entre la patada de Assad y el poste. Entonces se barriĆ³ en la lona. 

   Assad no pudo hacer nada, iba en el aire y su contrincante escapĆ³ de su mira, siguiĆ³ volando y aterrizĆ³ en el esquinero, sus piernas cedieron y sus bolas se aplastaron entre su pelvis y el poste de acero. 

   —¡¡AAARRRRGHH!! —gritĆ³ Assad al sentir como sus testĆ­culos perdieron la forma. 

   CĆ©sar celebrĆ³, la suerte le estaba sonriendo. Dio varias palmadas consecutivas a la lona y empujĆ³ a Assad fuera de la esquina. Le regalĆ³ una docena de golpes entre la cara y el pecho. Le aplicĆ³ un candado y esperĆ³ impaciente el suave conteo del referĆ­.

   Para sorpresa de todos esa noche el club Esmeralda se adueƱaba de los tres puntos de la contienda. 

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