—Sabemos quĆ© estĆ”s cubierto de gloria —asegurĆ³ Adalberto el director del club rubĆ—, pero tienes que estar muy atento a lo que pase. El capitĆ”n de Esmeralda no es ningĆŗn tonto.
—Lo sĆ© —confirmĆ³ Assad, el lĆder del equipo rubĆ. TenĆa el pelo rapado y larga barba en su rostro, el pecho estaba depilado y vestĆa trusa de color verde. Contaba los minutos para su pelea y era uno de los miembros mĆ”s antiguos del club. Apenas contaba con cuatro meses como capitĆ”n de uno de los equipos favoritos por la audiencia—. He entrenado arduamente.
—Lo sĆ©. Y hay una champaƱa enfriando para la celebraciĆ³n post evento.
Assad sonriĆ³.
Por su parte CĆ©sar el rival del club Esmeralda se miraba en el espejo. Su cabello era estaba corto, su cuerpo entrenado y lleno de mĆŗsculos. Iba a luchar con una trusa de color lila pero estaba encerrado en el baƱo de su club cuestionando y repasando sus movimientos.
El club Esmeralda tenĆa aƱos sin algĆŗn tipo de reconocimiento o destaque. Muchas veces fueron eliminados, superados por clubes como RubĆ, Diamante y Zafiro.
LanzĆ³ un suspiro y se lavo la cara. De nuevo detallĆ³ su reflejo mirĆ”ndose a los ojos.
—¡A ganar, carajo! —se dio Ć”nimos, sonriĆ³ y saliĆ³ del lavabo, afuera estaban sus compaƱeros de equipo para inyectarle Ć”nimos, presiĆ³n, adrenalina y esperanzas.
El teatro donde iba a desarrollarse la pelea estaba conglomerado de personas. SimĆ³n estaba arriba del cuadrilĆ”tero dando un resumen y animando la noche.
Assad entrĆ³ al escenario en medio de una animada canciĆ³n Ć”rabe, tenĆa un kufiyya de color verde en su cabeza y lo acompaƱaba un cĆrculo de bellas mujeres que batiendo la cadera al ritmo Ć”arabe lo adoraron. Cuando subiĆ³ a las cuerdas superiores se agarrĆ³ la polla y meneĆ³ la cadera. CĆ©sar ingresĆ³ sonriendo y dando un apretĆ³n de manos al pĆŗblico que estaba en la orilla por donde caminĆ³, ahora parecĆa relajado y confiado.
—Por esta esquina pesando Assad, el jeque del clan RubĆ, ¡AAAAAAASSAAAAAAAD! Y por la otra, retando para irse a casa con tres puntos con un peso de 104 kilos, el capitĆ”n del club Esmeralda, ¡CĆ©sar!
Assad se mantuvo a la defensiva, atento a cualquier movimiento en falso de su retador, CĆ©sar estudiaba los ligeros movimientos del Ć”rabe para dar el primer golpe de contacto. Estuvo largas horas de la madrugada viendo sus vĆdeos en youtube estudiando sus tĆ©cnicas de pelea.
Con el movimiento Ć”gil de un alce, Cesar con destreza, rapidez y fuerza, impactĆ³ la cabeza en el abdomen de Assad.
—¡Oh! Cof, cof.
El Ć”rabe se echĆ³ hacia atrĆ”s sosteniendo su zona media y tosiendo.
El luchador del club Esmeralda precisĆ³ que golpeando el pecho de Assad tras impulsarse con las cuerdas iba a dejarlo aturdido en la lona. TomĆ³ impulso de los laterales del cuadrilĆ”tero y echĆ³ a correr.
PAFF
—¡AAAAAAAH!
Una fuerte patada en las bolas con la punta de una bota hizo a CĆ©sar abrir los ojos y gritar ante el inminente dolor gonadal. Se agarrĆ³ los testĆculos y se retorciĆ³ en el suelo como un vil gusano.
Assad fue aclamado por la audiencia, incluso Pablo ChacĆ³n observando la pelea por la pantalla de un computador lo ovacionĆ³.
—¡A CĆ©sar lo que es del CĆ©sar! —se burlĆ³ Assad. SonriĆ³ a la audiencia doblando y mostrando sus bĆceps.
El luchador Esmeralda hacĆa muecas de dolor, se habĆa quedado de costado sosteniendo sus doloridos testĆculos.
Assad rodeĆ³ a CĆ©sar y lo golpeĆ³ con la planta del pie en varias partes del cuerpo.
El joven emitiĆ³ varios gruƱidos.
El Ć”rabe del Club RubĆ sujetĆ³ a CĆ©sar de los cabellos y lo obligĆ³ a levantar, seguido lo empujĆ³ contra el esquinero donde el joven del equipo verde se quedĆ³ muy quieto con un dolor de espalda.
Assad corriĆ³ en direcciĆ³n a Ć©l y saltĆ³ en el aire apuntando con los los pies.
CĆ©sar actuĆ³ rĆ”pido o serĆa aplastado entre la patada de Assad y el poste. Entonces se barriĆ³ en la lona.
Assad no pudo hacer nada, iba en el aire y su contrincante escapĆ³ de su mira, siguiĆ³ volando y aterrizĆ³ en el esquinero, sus piernas cedieron y sus bolas se aplastaron entre su pelvis y el poste de acero.
—¡¡AAARRRRGHH!! —gritĆ³ Assad al sentir como sus testĆculos perdieron la forma.
CĆ©sar celebrĆ³, la suerte le estaba sonriendo. Dio varias palmadas consecutivas a la lona y empujĆ³ a Assad fuera de la esquina. Le regalĆ³ una docena de golpes entre la cara y el pecho. Le aplicĆ³ un candado y esperĆ³ impaciente el suave conteo del referĆ.
Para sorpresa de todos esa noche el club Esmeralda se adueƱaba de los tres puntos de la contienda.
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