Coronel Poderoso (2/4): El ataque - Las Bolas de Pablo

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12 feb 2020

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Coronel Poderoso (2/4): El ataque

   Antes de que el superhĆ©roe pudiera preguntar quĆ© era el Manthrax, habĆ­an entrado al gran salón, una larga estructura de madera con techo de paja, decorado solo con vigas talladas y columnas adornadas con bestias mĆ­ticas y ceremoniales. Axterux se dirigió a una silla elevada y muy tallada en el extremo mĆ”s alejado de la estructura, ocupando su lugar. Se tumbó en el trono con el desdĆ©n de alguien nacido con gran poder. Emitió un aura de autoridad tan fuerte que parecĆ­a que ocupaba el doble del espacio de su cuerpo. El hĆ©roe no pudo evitar sentirse impresionado. Axterux era muy joven para ser un monarca pero dirigĆ­a a su pueblo con bastante fuerza y ​​pasión.


   Un marceliano atado fue arrastrado ante Ć©l.


   ā€”Estos son los Ćŗltimos momentos de tu vida, marceliano. No rezes a tus dioses con esa asquerosa boca. ĀæPor quĆ© has traĆ­do a estos hombres a este lugar?


   Grolaz se arrastró, hablando al suelo.


   ā€”Gran seƱor, humildemente vengo ante ti con un mensaje de mi maestro el Emperador —una risa retumbante llenó la habitación.


   ā€”ĀæQuĆ© dice tu insignificante emperador, vil maestro?


   ā€”El Emperador saluda al bello y poderoso Axterux. El mĆ”s grande de sus adversarios, y su oponente mĆ”s digno. Con el mayor respeto, extiende su deseo de paz, y anhela ansiosamente ese gran dĆ­a en el que puedan encontrarse. Se rinde ante tu vengativo pene pero aƱora tu culo indefenso y joven —varios colmillos cayeron sueltos al suelo cuando un Axterux enfurecido le estampó su mejor golpe a la criatura. Grolaz voló por el aire y aterrizó con un fuerte golpe contra una viga de madera. El poderoso jefe agarró una lanza cuando el marceliano se arrastró hacia Ć©l recogiendo sus colmillos perdidos. El Coronel Poderoso notó que uno de ellos parecĆ­a contener una pequeƱa luz roja.

   ā€”Ā”Ahora te mueres! 

   El marceliano levantó su mano delgada para protegerse del golpe mortal. 

   ā€”Ā”Espera! Tengo un mensaje mĆ”s del Emperador. 

   Axterux le habló: 

   ā€”ĀæQuĆ© quiere?

   ā€”El dĆ­a ha llegado.

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   La criaturaa arrojó el diente a la entrepierna de Axterux que emitiendo un quejido se dobló llevĆ”ndose las manos a las gónadas. De repente, la sala se llenó de humo verde acre. Como gĆ©iseres, un pequeƱo ejĆ©rcito de marcelianos se dispararon desde el suelo. La estructura hogareƱa se iluminó con estallidos brillantes como un relĆ”mpago de nubes, cuando los alienĆ­genas invasores disparaban con extraƱas armas. Con un ruido agudo, una espeluznante luz verdosa envolvió su objetivo, baƱando los temblorosos mĆŗsculos desnudos de las vĆ­ctimas en un resplandor muy fuerte tumbĆ”ndolos inertes al suelo. Los hombres cayeron a izquierda y derecha, el Coronel Poderoso solamente observó.


   Hubo una fuerte sacudida y diferentes marcelianos penetraron en la sala atacando. Un joven guerrero llamado Trag luchó con una de esas grotescas criaturas, mientras otro estaba apuntando a cualquiera con un desagradable cilindro de aspecto fĆ”lico. Axterux saltó a la lĆ­nea de fuego para salvar a un hombre joven, pero todo se llenó de un humo pesado que bloqueó la vista. El superhĆ©roe echó a volar, disparando una explosión de poder que arrojó a los invasores muertos al suelo. Volando por encima de la refriega, creó un efecto ciclón para extraer el humo y despejar la vista.


   Con un movimiento, lanzó un poderoso campo de fuerza para proteger a los hombres que lo rodeaban y golpeó las armas de las manos de los atacantes. Luego cayó en picada hacia la batalla. Combinado sus golpes en conjunto  con los esfuerzos de los muchos valientes guerreros, los atacantes cayeron o huyeron en cuestión de segundos.


   Pero algo fue demasiado tarde. El Coronel Poderoso vio a los marcelinos restantes moverse a velocidad sobrenatural arrastrĆ”ndose para atacar a los lĆ­deres mĆ”s poderosos del grupo.
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   Axterux, comenzabar a jeadear. Largos dedos se cerraron alrededor de su escroto. Su carnoso culo se inclinó cuando le apretaron las bolas dejando su retaguardia expuesta. Un premio digno para un emperador.


   Los marcelianos usaron toda su inteligencia para llegar al asentamiento rebelde y esclavizar al valiente jefe y sus hombres. El emperador marceliano habĆ­a enviado su propia nave con un dispositivo de ubicación. Grolaz sonrió al superhĆ©roe y desapareció con su presa, Axterux, bajo el suelo de Marcel V.


   El Coronel Poderoso examinó rĆ”pidamente el daƱo; se habĆ­an llevado secuestrados a menos de una docena de hombres. Uno o dos habĆ­an sido fuertemente golpeados, y estaban demasiado atontados para pararse, de pronto sospechó que algĆŗn marceliano iba a aparecer y lo raptarĆ­a. Entonces se disparó en el aire. Y tenĆ­a razón la incursión habĆ­a resurgido. Uno de ellos levantó un cilindro y lanzó un chorro espeso. El hĆ©roe intentó contrarrestar su trayectoria, pero de alguna manera lo siguió y fue golpeado por una ligera capa del lĆ­quido. Su corazón se aceleró y su visión se volvió borrosa cuando se encontró en sĆ­ iba cayendo al suelo. Regresó a la vida justo a tiempo, el superhĆ©roe logró aterrizar con un ruido sordo. Y la paz habĆ­a resurgido, el marceliano atacante se habĆ­a hundido en el suelo.


   ā€”Ā”Puffin!
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   El militar apareció:


   ā€”Ā”SĆ­, seƱor!


   ā€”ReĆŗna un equipo de los mejores quince hombres y deje que los demĆ”s vigilen el asentamiento.


   Los hombres se reunieron rĆ”pidamente; entre ellos estaba Stud, la mano derecha de Axterux, un hombre hermoso, y un joven de cara ancha llamado Trag. El hĆ©roe sospechó que podrĆ­a ser demasiado joven, pero no habĆ­a tiempo para discutir. Usando sus sĆŗper habilidades de rastreo, pudo seguir el curso de los merodeadores, pasando las formaciones rocosas. MĆ”s allĆ” de la aeronave, habĆ­a un bosque de colores brillantes, hacia allĆ­ se dirigĆ­an.

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Trag

   Stud estaba decidido a salvar al rey y no se permitĆ­a perder su misión.

   Todos se fueron a toda prisa en dirección al bosque.



   El sitio tenĆ­a un fuerte olor dulce, y cuando mĆ”s lo penetraban, el olor se hacĆ­a mĆ”s fuerte y pegajoso. El Coronel Poderoso cruzó al otro lado de un claro cuando escuchó a Puffin gritar. Se volvió impaciente para mirar a los hombres que se habĆ­an detenido en el lado opuesto.


   ā€”Coronel, es Stud —jadeó Puffin—. No quiere ir por este camino, dice que hay peligro.


   ā€”ĀæQuĆ© peligro?

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Stud

   Los ojos de Stud indicaban miedo. Sus pupilas habĆ­an crecido enormemente. Cuando encontró la voz dijo.


   ā€”Ā”Es el Manthrax!


   El superhĆ©roe estaba paralizado por una brillante variedad de colores como nunca antes habĆ­a visto. Frente a sus ojos habĆ­a unua flor de tamaƱo colosal y consistĆ­a en dos gigantes pĆ©talos iridiscentes rodeados por un abanico de espinas de aspecto mortal. HabĆ­an surgido de la nada, y no fue sino hasta que notó que uno parecĆ­a arquear su tallo, las hojas se desplegaron y comenzaron a lanzarse hacia Puffin que se puso en acción. Cuando levantó el brazo para disparar y atacar, se encontró envuelto entre las ramas. La flor lo habĆ­a atrapado como una rana que atrapa una mosca. A travĆ©s de los pĆ©talos translĆŗcidos se podĆ­a ver a Puffin y los todos los demĆ”s hombres quedaron atrapados de la misma manera por otras flores incluyendo al superheroe.
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   El Coronel Poderoso golpeó la membrana con toda su sĆŗper fuerza. Ɖsta brilló, pero no se rompió. Sin embargo, comenzó a rezumar, un fluido viscoso claro y cĆ”lido que se acumulaba a sus pies lloviendo gruesas semillas. El repugnante perfume se habĆ­a vuelto casi insoportable a medida que la sustancia pegajosa se atoraba en sus pies. Cuanto mĆ”s luchaba contra eso, mĆ”s atascado parecĆ­a estar.
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Coronel Poderoso


   PequeƱos agujeros aparecieron en su disfraz y luego se hicieron mĆ”s grandes. El Coronel pudo ver a travĆ©s de la gasa, las espigas y las venas de la cĆ”psula tubular que esa sustancia se habĆ­a comido la ropa de los otros acompaƱantes. El cuerpo desnudo del Coronel Poderoso se empujó frenĆ©ticamente contra las frondosas paredes de las vainas colgantes. Todo lo que quedaba del uniforme de Puffin eran las placas en sus hombros y las botas hasta los muslos que hacĆ­an que su piel desnuda pareciera mĆ”s expuesta que si estuviera completamente sin ropa. El lĆ­quido gelatinoso se habĆ­a elevado por encima de sus muslos. Ɖl se tensó y se retorció cuando rezumaba muy cerca de su polla inexplicablemente erecta, cubrió sus abdominales de acero. Se quedó sin aliento cuando se contrajo alrededor de la vasta curva de sus pectorales, el perfume de sacarina era insoportable. Inevitablemente le cubrĆ­a la cabeza que flotaba mientras la cĆ”psula se llenaba por completo. 
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   El Coronel Poderoso arañó y pateó frenĆ©ticamente, pero no habĆ­a manera de salir y, cuando abrió la boca, todo su cuerpo se contrajo y se sacudió hasta quedar inmóvil mientras la cĆ”lida sustancia pegajosa llenaba sus pulmones.



   ĀæEra este el Ć©xtasis de las profundidades? Los latidos salvajes de su corazón resonaron dentro de la cĆ”psula, profundamente en sus oĆ­dos como olas rompiendo en alguna orilla de playa, cada vez mĆ”s fuerte, a travĆ©s de sus pulmones y estómago, y hasta los dedos de sus pies. Ā”Estaba respirando! El lĆ­quido contenĆ­a suficiente oxĆ­geno para poder respirar. Flotó inmóvil y encarcelado, pero vivo. 

   Un hormigueo inició en la parte posterior de su cuello y muslos. La marea respiratoria parecĆ­a llevar un suave suspiro a su paso, como los gritos de Ć©xtasis de Maritza Sosa durante el acto sexual, y se hizo mĆ”s rĆ”pido contra su tĆ­mpano y en lo profundo de su cerebro. Algo susurró a un lado de la parte posterior de su cuello que lo hizo querer saltar; pequeƱos pelos del interior de los pĆ©talos crecĆ­an hacia Ć©l. Uno se aferraba a su pezón erecto, otro rozaba tan suavemente a lo largo de su perineo y en las bolas, de un lado a otro. El cautivo suspiró cuando uno rozó la punta de su polla hinchada. Tan pequeƱo, tan pequeƱo, que un micro folĆ­culo se abrió paso en la ranura. Demasiado pequeƱo para doler, pero comenzó a hincharse un poco, y se dio cuenta de una succión muy leve, muy profunda en su interior. Varios se habĆ­an acercado y envuelto alrededor de ambos pezones, como lampreas intestinales, que tambiĆ©n comenzaron un suave movimiento de succión que podĆ­a sentir consumiendo algunos fluidos de sus pezones masculinos. Un cabello fuerte se enroscaba alrededor de la base de su polla, y otro alrededor de sus bolas. Algunos recorrieron su lengua y el paladar, mientras que otros dos invadieron el canal de su oĆ­do interno. Otros corrĆ­an arriba y abajo por la grieta entre sus firmes nalgas.



   Coronel Poderoso jadeó cuando un microorganismo se lanzó y se dirigió despacio hacia su próstata, zumbando hacia su lugar mĆ”s secreto y vulnerable. Otro, alojado en lo profundo de su polla se habĆ­a hinchado hasta el punto donde era casi deliciosamente incómodo, y habĆ­a comenzado a chupar con insistencia, como si quisiera beber su alma. Esa cosa podĆ­a leer su mente. SabĆ­a exactamente dónde y cuĆ”ndo tocar, cómo enviar electricidad erótica a su cerebro y convertirlo en una masa temblorosa e indefensa de lujuria.


   La planta parecĆ­a entender y buscar en cada punto de su carne todo lo que le hacĆ­a temblar, hormiguear y arder, haciendo que su cuerpo suspendido e indefenso se relajara. QuerĆ­a su semen... Las ondas zumbantes y estremecedoras habĆ­an alcanzado un ritmo febril. Miró a los hombres atrapados en las otras vainas, temblaban a merced de esos pequeƱos pelos. Miró al joven Trag, el joven estaba con la cabeza hacia atrĆ”s, mientras sus tiernos labios se abrĆ­an. Trag se sacudió violentamente mientras lanzaba gruesas cuerdas de semen hacia la planta hambrienta. El fluido en la cĆ”psula se volvió opaco, por lo que solo pudo ver la silueta del joven guerrero, que ahora flotaba muy quieto. La planta convulsionó salvajemente y de repente brotó una hilera de pequeƱas vainas a lo largo de sus flores.
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   Coronel Poderoso se quedó mirando al desnudo Puffin que se retorcĆ­a y luchaba. Una cuerda le estaba halando los testĆ­culos. 

   Tras una luz cegadora y una corriente de agua. El hĆ©roe cayó boca abajo al suelo. Quedó con la cadera y su furiosa polla descansando sobre una raĆ­z, levantando su trasero.  TenĆ­a un dolor en los cojones, y el pequeƱo cabello incrustado en su uretra bloqueaba el flujo de semen y frustraba su intensa necesidad de eyaculación. De un momento a otro empezó a oir voces, eran los marcelianos.



   ā€”Parece que conseguimos a este justo a tiempo. Ā”Date prisa, terminen con los demĆ”s!


   PodĆ­a sentir ojos hambrientos sobre su trasero desnudo.


   ā€”Ā”Miren Ć©sta elección! ĀæAlguna vez has visto un culo tan firme?


   ā€”Este semental estĆ” destinado al Emperador, y no a otro. Es el indicado. Dicen que es el superhĆ©roe mĆ”s poderoso de la galaxia.


   ā€”No parece tan poderoso en este momento, Āæverdad? El semental pensó que vendrĆ­a aquĆ­ y salvarĆ­a a todos con su sĆŗper fuerza, y ahora mĆ­ralo, solo es otro delicioso pedazo de carne para la polla hambrienta del emperador. Creo que puede escucharnos en este estado. Ā”Es cierto, semental, tu culo redondo y perfecto ahora pertenece al Emperador! Ā”Ja, ja! 


   Coronel Poderoso podĆ­a oĆ­rlos, pero los espasmos que lo atravesaban, provocaba que no pudiera moverse.


   ā€”Mejor atalo de todos modos. Ha recibido suficiente jugo para mantenerlo paralizado durante dĆ­as, pero es mejor estar seguro.


   El Coronel Poderoso  sintió un aliento caliente en la curva firme de su trasero. Sintió una gota de humedad en su piel, que supuso era baba, y se dio cuenta intensamente en su desnudez vulnerable. El calor de la lujuria clavada en sus musculosas ancas hizo que su palpitante polla quisiera presionar contra la raĆ­z expuesta y elevar su gran trasero hacia los voraces ojos, pero estaba paralizado. Solo podĆ­a quedarse quieto, expuesto a la crueldad de sus captores. Sintió que los largos dedos marcelianos se cerraban alrededor de sus muƱecas y lo ataban a la espalda; las uƱas afiladas corrĆ­an suavemente a lo largo de las curvas de sus muslos y pantorrillas internas para atar tambiĆ©n sus tobillos.


   ā€”Ā”Maldición, mira Ć©sta belleza tan atada asĆ­! Ā”Tenemos que follarlo... ahora!


   ā€”No, dije que este pertenece al Emperador. Toma al militar.


   Sostuvieron al fuerte humano y lo arrojaron sobre un carro. A travĆ©s de los ojos entrecerrados, Coronel Poderoso vio la increĆ­ble fuerza de las patas de langosta marcelianas,


   El hĆ©roe se sintió desdichado, su fuerza sobre humana era inĆŗtil ahora, estaba completamente a merced de aquellos monstruos pervertidos.


   ā€”ĀæCómo se supone que debemos regresar con este semental sin violarlo?


   ā€”Si la tentación se vuelve demasiado fuerte, simplemente follamos a uno de los otros tipos que los demĆ”s estĆ”n recogiendo, este estĆ” fuera de los lĆ­mites.


   Su compaƱero gruñó, menos que satisfecho.


   Pasaron junto a Trag, todavĆ­a encerrado en su cĆ”psula.


   ā€”Ā”Maldición, estoy muy caliente necesito follar aunque sea a Ć©ste!


   ā€”No, deja este dulce bocado joven como recompensa a la planta por hacernos una buena captura, se desintegrarĆ” y ella lo tomarĆ” para sus nutrientes. Ahora vamos, tenemos un regalo para el emperador.

   Los marcelianos continuaron con sus pesadas cargas. Las indefensas extremidades del semental se balancean suavemente mientras lo llevan a su destino. Un gemido amortiguado rompió el silencio del bosque vacĆ­o. La solitaria figura que quedaba dentro de la vaina se convulsionó de nuevo, y los pequeƱos hilos crecieron un poco mĆ”s adueƱƔndose de su vida

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