Gilberto, el entrenador (1/3): El youtuber - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

1 feb 2020

demo-image

Gilberto, el entrenador (1/3): El youtuber

PicsArt_01-25-05.53.59

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   ā€”ĀæListo para empezar? —preguntó Bastian al muchacho que lo esperaba. 
_20200125_170949

   Gilberto estaba de pie en medio del Ć”rea de alberca. Sonrió y afirmó, era un youtuber famoso por no presentar terminaciones nerviosas en sus cojones o eso aparentaba porque ningĆŗn golpe en los testĆ­culos le dolĆ­a.

   ā€”Estoy ansioso por conocer a ese montón de perdedores —sonrió.

   ā€”Correcto —sonrió Bastian.

   El deportista estaba sin camisa y descalzo, con pantalones, era jodidamente sexy. Y la causa de su falta de dolor era interĆ©s tambiĆ©n para Bastian Chacón aunque creĆ­a que la razón se debĆ­a a la escasez de sus dotes viriles. TenĆ­a pecho musculoso y abdominales perfectos. Pero pocas veces marcaba paquete. Iba a ser contratado como entrenador de resistencia testicular.
Screenshot_20191218-150551

   Erick, estaba de pie junto a los otros muchachos en el Ć”rea de la piscina. El atractivo hombre de cabellos alborotados y largos no llevaba nada mĆ”s que un pequeƱo traje de baƱo. Sus bolas carnosas y su polla gorda estaban claramente delineadas en la endeble tela.

   Su amigo Dereck Chacón acarició su paquete y miró sonriendo a Gilberto montones de veces admiro sus vĆ­deos y puso en prĆ”ctica sus tutoriales de resistencia de huevos, rindiĆ©ndose en el intento.

   MoisĆ©s y Walter, tambiĆ©n estaban ahĆ­. Walter agarró juguetonamente el paquete de su hermano y lo apretó. —Ten cuidado, hermanito, o tu traje de baƱo explotarĆ”...

   ā€”Basta —siseó MoisĆ©s apartartando la mano de Walter de su bulto.

   Walter sonrió.
zoomnosboys-20191222-0001_1


   Gastón, el hermano menor entre Horacio y Dereck, se aclaró la garganta viendo el canal de youtube del invitado en su celular. —El gran Gilberto 'Fuerza' un gusto conocerte.

   Todos miraron su entrepierna.

   TenĆ­a un paquete bastante grande, una polla gorda como serpiente y dos testĆ­culos de gran tamaƱo como buen Chacón.

   Jean era el que tenĆ­a la verga mĆ”s grande de todo el grupo. El semental rubio, caminó hurgando su traje de baƱo, tratando de meter sus inmensos huevos y su grueso falo en Ć©l.

   Todos se echaron a reĆ­r.

   Una de sus gónadas colgaba de un costado y la punta de su polla se asomaba por la cintura.
dudmanben-20191110-0003

   ā€”No es gracioso —respondió Jean, sonriendo—. Soy demasiado grande para esto.

   Bastian sonrió. —DeberĆ­as haber comprado unos mĆ”s grandes...

   ā€”En mi alcoba tengo varios, si quieres irĆ© a cambiarme —con cuidado, logró acomodar su paquete—. Parece que ya estĆ” bien —sonrió con orgullo.

   ā€”ĀæPodrĆ­a alguien borrar esa estĆŗpida sonrisa de su rostro, por favor? —dijo Gilberto con voz aburrida.
_20200125_170237

   ā€”Claro, entrenador —afirmó Walter y pateó el paquete de Jean con un golpe contundente. Su pie se estrelló contra las gónadas metiĆ©ndolas en su entrepierna. La fuerza del impacto hizo que la cabeza de su pene saliera de su baƱador.

   Los ojos de Jean se hincharon y gimió.

   El resto de los muchachos se rieron entre dientes.

   ā€”ĀæPodemos comenzar? —preguntó Gilberto.

   ā€”Joder —gimió Jean roncamente, doblado de postura.

   ā€”ĀæQuĆ©? —preguntó Gilberto bruscamente.

   Walter dio un paso hacia Jean.

   ā€”Quiero decir, empecemos, entrenador —susurró Jean.
_20200125_171007

   ā€”Gracias —dijo Gilberto—. Quiero que me nombren a los mĆ”s dĆ©biles de las pelotas entre ustedes.

   Los muchachos miraron a Gilberto, y luego intercambiaron vistas entre ellos.


   ā€”Jean —dijo Walter rĆ”pidamente sin tan sólo pensarlo.

   Su hermano MoisĆ©s lo miró y levantó las cejas no creĆ­a que fuese asĆ­.

   ā€”Y MoisĆ©s —agregó Walter, sonriendo.

   ā€”SĆ­ —dijo Gastón—. Jean y MoisĆ©s.

   Erick y Dereck asintieron.

   ā€”Y Erick —agregó Dereck.

   El de cabellos alborotados le lanzó una mirada furiosa. —No soy...

   ā€”Ā”CĆ”llate! —gritó Gilberto—. Jean, MoisĆ©s y Erick. Eso es exactamente lo que estaba pensando.

   ā€”Pero entrenador —comentó  MoisĆ©s. —YO...

   ā€”Ā”Silencio!

   MoisĆ©s se mordió el labio inferior.

   ā€”Walter, Dereck y Gastón —dijo Gilberto bruscamente—. Me ayudarĆ”n a fortalecer a estos perdedores.

   Los tres jóvenes sonrieron y asintieron.

   Jean pudo ponerse de pie nuevamente. Sus manos estaban amasando su paquete. Sin embargo, no se molestó en volver a guardar su miembro, porque sabĆ­a que, de todos modos, volverĆ­a a salir de su baƱador.

   Erick tenĆ­a expresión desesperada en su rostro. —Pero...

   ā€”SerĆ”s el primero—dijo Gilberto seƱalandolo.

   Erick tragó saliva.

   ā€”Abre las piernas.

   Los chicos corrieron hacia Erick. Jean y MoisĆ©s fueron los primeros en sostener sus piernas y separarlas.

   Erick se opuso. —Pero...

   Gilberto se paró frente a Ć©l. Miró su prominente entrepierna y llevó  su pierna hacia atrĆ”s.

   Luego, con toda la fuerza que pudo reunir, estrelló su pie descalzo en el paquete de Erick, dejĆ”ndolo sin aliento.

   Ć‰l gimió cuando sus Ʊemas se aplastaron contra su pelvis.

   ā€”No puedes ser un buen experimento de Bastian si no puedes soportar un poco de dolor —dijo Gilberto—. Dejenlo.

   MoisĆ©s y Jean obedecieron y Erick inmediatamente agarró su paquete y se dobló.

   Gilberto seƱaló a MoisĆ©s.

   Inmediatamente, Walter, Jean y Dereck lo agarraron.

   Gastón estaba parado a un lado, luciendo escĆ©ptico.

   Gilberto cerró el puƱo y miró a MoisĆ©s a los ojos.
FB_IMG_15670817488847764

   MoisĆ©s se mordió el labio inferior.

   ā€”Rompe sus pelotitas, entrenador —sonrió su hermano, aferrĆ”ndose a la cintura de MoisĆ©s—. Es un perdedor.

   Manteniendo sus ojos en MoisĆ©s, Gilberto lanzó un rĆ”pido y sorprendente uppercut en las bolas de Walter, siguiendo con otro y otro en rĆ”pida sucesión.

   Walter lo miró, completamente sorprendido, por una fracción de segundo antes de que el dolor lo dominara se atragantó y se derrumbó en el suelo.

   ā€”Oooohhh —Gastón hizo una mueca en solidaridad con su amigo.

   ā€”Gracias, entrenador —sonrió MoisĆ©s.

   Gilberto lo interrumpió al tratarlo con el mismo procedimiento, golpeando sus bolas tres veces con golpes duros que aterrizaron justo en el blanco, clavando los tiernos testĆ­culos en su cuerpo.

   MoisĆ©s dejó escapar un gemido miserable.

   Dereck y Jean se aferraron a Ć©l, pero no pudieron retenerlo.

   ā€”Gastón —siseó Gilberto. —Ayudalos.

   Gastón vaciló.

   ā€”Ā”Gastón!

   El hermano menor de Horacio Chacón ayudó a Jean y Dereck para sostener a MoisĆ©s que estaba luchando y retorciĆ©ndose de dolor.

   Gilberto dio un paso atrĆ”s y asintió. Luego pateó las bolas de MoisĆ©s, causando que el joven dejara de gritar y gimiera.

   ā€”Gracias —dijo Gilberto.

   Dereck, Jean y Gastón lo soltaron.

   Gilberto los miró.

   Jean sonrió tĆ­midamente. —Esa fue buena, entrenador.

   Gilberto levantó las cejas. —¿Eso crees, Jean?

   Jean asintió y sonrió. Su pene comenzaba a endurecerse, engrosando mĆ”s y mĆ”s.

   ā€”Te mostrarĆ© una buena —murmuró Gilberto y lanzó una patada a las gónadas de Jean. Sus dedos desnudos rebotaron con las albóndigas de gran tamaƱo de Jean, haciendo que los ojos de Chacón se abrieran nuevamente.

   Soltó un largo y miserable gemido y cayó de rodillas.

   ā€”ĀæEsa es buena, Jean? —preguntó Gilberto.

   Jean se quejó.

   ā€”ĀæHuh? ĀæEsa es buena?

   ā€”SĆ­, entrenador —susurró Jean doblĆ”ndose con la frente apoyada en el suelo.

   Gilberto miró a los dos chicos que quedaban de pie.

   Dereck y Gastón se movieron incómodos.

   RĆ”pidamente, las manos de Gilberto se dispararon y agarraron los dos paquetes frente a Ć©l, atrapando los dos juegos de testĆ­culos.
_20200125_170215

   Dereck y Gastón jadearon al unĆ­sono.

   Gilberto apretó con fuerza, amasando las cuatro toronjas en sus manos y apretando los dientes, tratando de infligir el mayor dolor posible.

   Los dos hermanos testiculones hicieron una mueca de dolor, con los ojos bien abiertos y la boca cerrada.

   ā€”Esto estĆ” lejos de terminar —dijo Gilberto lentamente, apretando las cuatro gónadas en sus grandes manos. —CrĆ©anme, esto estĆ” lejos de terminar...

   Con un rĆ”pido tirón y un giro, hizo que los dos muchachos se pusieran de puntillas.

   Gastón y Dereck gritaron.
_20200125_170258

   Gilberto torció cruelmente los paquetes de Gastón y Dereck, haciĆ©ndolos gritar a toda velocidad.

   Soltando su agarre, vio a los dos hermanos tropezar y caer al suelo.

   Gilberto sacudió la cabeza.

   Miró alrededor del Ć”rea de piscina. El sitio estaba llenó de los gemidos de los seis hombres en un coro desarmónico.

   ā€”ĀæQuiĆ©n quiere ser entrenador asistente? —preguntó Gilberto.

   La mayorĆ­a de los ellos estaban ocupados acariciando sus testĆ­culos como para prestar atención al youtuber.

   El entrenador se acercó a MoisĆ©s y le dio unas palmaditas en el hombro. —¿EstĆ”s enojado con tu hermano? —le preguntó.
Screenshot_20191215-075250_1

   El chico moreno hizo una mueca de dolor mientras se frotaba las bolas. Asintió rĆ”pidamente.

   ā€”Genial —dijo Gilberto en voz baja—. Eres mi asistente, ahora. Haz lo que te digo y tus cojones se salvarĆ”n.

   MoisĆ©s se encogió de hombros. —Bueno.

   Gilberto se acercó a un morral en el suelo y lo abrió. Extrayendo algunas cuerdas. —Vamos a atarlos.

   Unos minutos mĆ”s tarde, Walter, Dereck, Erick, Gastón y Jean estaban atados de muƱecas y tobillos. Los brazos sostenidos por encima de sus cabezas en unos tubos.
FB_IMG_15799882090860391

   Gilberto asintió. —Chicos —dijo y caminó de un lado a otro frente a la lĆ­nea de cuerpos semidesnudos y musculosos—. TĆŗ...

   ā€”Esto va demasiado lejos —gruñó Gastón. —Esto no es un entrenamiento de bo...

   ā€”MoisĆ©s —dijo Gilberto bruscamente seƱalando a Gastón.

   MoisĆ©s asintió y caminó hacia el mĆ”s joven del equipo.

   Gastón lo miró con miedo. Su cuerpo, y especialmente su jugosa canasta de huevos, estaban completamente expuestos, sus grandes ciruelas descansaban de manera vulnerable en la endeble tela del baƱador.

   MoisĆ©s agarró los pezones de Gastón con sus pulgares e Ć­ndices, y los giró en direcciones opuestas.

   Gastón gritó.

   ā€”Chicos —gritó Gilberto—. SĆ© que esto podrĆ­a ser doloroso para algunos de ustedes...

   MoisĆ©s torció los pezones de Gastón en otra dirección, haciĆ©ndole gritar de dolor.

   ā€”... pero como entrenador es mi deber decirles la verdad y nada mĆ”s que la verdad...

   MoisĆ©s levantó la rodilla y la metió en la entrepierna de Gastón, atrapando sus dos huevos de manera mortal estrellĆ”ndolos contra su cuerpo. Gastón jadeó.

   ā€”... sobre sus fortalezas y, lo mĆ”s importante de todo, sobre sus... —Gilberto se detuvo y seƱaló a Gastón.

   MoisĆ©s siguió su ejemplo y pateó las gónadas de Gastón con fuerza. Las punta de su pie chocó con los preciosos testĆ­culos del hermoso Chacón, aplastĆ”ndolos contra su pelvis y haciendo que dejara escapar un grito espeluznante. El sonido del impacto resonó en el Ć”rea.

   Gilberto esperó hasta que el grito de Gastón se convirtiera en un gemido miserable. Luego continuó su oración, — debilidades.

   Gastón se retorcĆ­a amarrado, gimiendo de dolor.

   Los otros cuatro muchachos lo miraron, sintiendo pena ajena.

   Sus penes estaban en varios estados de excitación.

   La enorme polla de Jean casi se habĆ­a liberado por completo de la delgada tela de su traje de baƱo negro. Estaba apuntando hacia el cielo, dura como una roca, su cabeza gorda brillaba con presemen.

   La gran polla de Erick estaba medio dura, apuntando hacia un lado, y una de sus grandes pelotas habĆ­a salido por la abertura de la pierna de su baƱador.
IMG_20190910_131114

   El orgulloso miembro de Walter estaba luchando con la pretina de su slip, forzando la tela hasta el lĆ­mite y creando una gran carpa. ParecĆ­a que la endeble tela estaba a punto de estallar en cualquier momento.

   La gran polla de Dereck se asomaba a travĆ©s de la abertura de la pierna, apuntando al suelo, semidura. Sus enormes huevos estaban comprimidos fuertemente por el baƱador.

   La verga de Gastón parecĆ­a que un tornado la habĆ­a atravesado. Las patadas de MoisĆ©s habĆ­an hecho que la tela se enrollara en algunos lugares, y su traje de baƱo hacĆ­a nada para ocultar su dotado equipo. Su polla larga y sus testĆ­culos de gran tamaƱo colgaban a plena vista, mientras el pobre muchacho se retorcĆ­a y gemĆ­a de dolor.

   ā€”Todo se reduce a la confianza —dijo Gilberto y se acercó a Jean. Le agarró la dura polla y la dejó golpear contra su estómago.

   Jean gimió.

   Con un fuerte golpe de revĆ©s a sus grandes pelotas, Gilberto pasó de Jean y se paró frente a Erick.

   Jean gimió de dolor.

   ā€”ConfĆ­anza —repitió Gilberto y clavó la bola expuesta de Erick con un puƱetazo preciso.

   Erick gritó.

   ā€”Confianza —dijo Gilberto, de pie frente a Walter. Apretando su puƱo, lo lanzó hacia abajo como un martillo, golpeando la tiesa verga.

   Walter gritó.
IMG_20191026_223232

   Gilberto asintió y caminó hacia Dereck. Ɖl suspiró. —ConfĆ­anza —envió su pie hacia la entrepierna de Dereck, atrapando sus bolas y la cabeza de su pene, logrando que gimiera.

   Los muchachos se retorcĆ­an y luchaban contra las cuerdas, sus abdominales, sus pectorales y los mĆŗsculos de sus piernas y brazos estaban flexionados y su piel mojada de sudor.

   Gilberto se acercó a MoisĆ©s, que estaba parado a un lado, mirando a los otros retorcerse de agonĆ­a. Le pasó el brazo por los hombros y sonrió. —¿ConfĆ­an en MoisĆ©s? —le preguntó a los otros muchachos.

   ā€”Que se joda —escupió Walter, haciendo muecas de dolor.

   ā€”Ā”SĆ­! —gruñó Jean—. Ā”Que se pudra!

   ā€”Bueno —dijo Gilberto lentamente. —Supongo que no, Āæeh? —hizo una pausa. —Y ustedes tienen razón. Los traicionó haciendo equipo conmigo —miró a MoisĆ©s, que le devolvió la mirada—. No deberĆ­a haber hecho eso. Es malo para el equipo...

   MoisĆ©s tragó saliva. —Pero tĆŗ.

   Gilberto levantó las cejas y apretó los hombros de MoisĆ©s. —¿Si?

   ā€”Me dijiste que te ayudara...

   ā€”No —Gilberto sacudió la cabeza lentamente—. Te preguntĆ© si querĆ­as ayudarme. Y dijiste que sĆ­ en lugar de estar junto a tus compaƱeros...

   MoisĆ©s se aclaró la garganta. —Pero...

   ā€”No, no existe el pero. Fue un hecho —rĆ”pidamente agarró las manos de MoisĆ©s y alcanzó las cuerdas que yacĆ­an en el suelo.

MoisĆ©s luchó contra el atleta musculoso. —”Bastardo! —le gritó.

   Gilberto clavó su rodilla en las entraƱas de MoisĆ©s, quitĆ”ndole el aliento.

Screenshot_20191215-075234_1

   MoisĆ©s tosió y cayó al suelo.

   Gilberto solo tardó unos segundos en atarlo de manos.

   MoisĆ©s gimió de dolor.

   Gilberto buscó entre sus muslos por detrĆ”s y agarró sus delicadas gónadas.

   MoisĆ©s jadeó.

   Gilberto retorció sus testĆ­culos y ató sus manos al tubo por encina de su cabeza.

   Luego soltó las bolas de MoisĆ©s y ató sus tobillos.

   Al final Gilberto dio un paso atrĆ”s y admiró su trabajo.

   ā€”EstĆ” bien —dijo frotĆ”ndose las manos—. Supongo que es hora de un poco de catarsis...

   Se acercó a los muchachos y bajó sus baƱadores uno por uno, dejĆ”ndolos colgar alrededor de sus tobillos, dejando que sus duras erecciones y sus pesadas bolas colgaran libremente entre sus muslos.

   TomĆ”ndose su tiempo, Gilberto caminaba de un lado a otro frente a la lĆ­nea de hombres desnudos, mirĆ”ndolos retorcerse de dolor.

   DeteniĆ©ndose frente a MoisĆ©s, observó el dotado equipo de Ć©ste. Su miembro estaba tan duro como la de los otros, y sus bolas colgaban de manera vulnerable debajo de su erección. Una delgada lĆ­nea de presemen rezumaba de la punta, bajando hacia el suelo.

   Gilberto chasqueó los nudillos y colocó las manos sobre los hombros de MoisĆ©s. Luego clavó la rodilla en las frĆ”giles bolas de MoisĆ©s, aplastĆ”ndolas contra su pelvis.

   MoisĆ©s gritó de dolor.

   Una vez mĆ”s, levantó la rodilla, chocĆ”ndola con los testĆ­culos de MoisĆ©s y haciendo que su polla se agitara contra su estómago.

   ā€”Rompe sus gÅ«maros —dijo Walter, mirando a su hermano hacer una mueca de dolor.

   ā€”Ā”SĆ­! —Intervino Gastón.

   ā€”Ā”Rompe sus bolas y haz que se corra! —gritó Dereck.

   ā€”Ā”Haz que se corra! —dijo Jean.

   ā€”Ā”MuĆ©strale quien manda! —murmuró Erick.

   MoisĆ©s gritó de dolor en lo que Gilberto hundió su rodilla en sus preciosas gónadas una y otra vez. En el quinto levantamiento de rodilla, la polla de MoisĆ©s se contrajo violentamente.

   ā€”Ā”Ay! —Walter gritó, sonriendo mientras la polla de su hermano estallaba con gruesos chorros de esperma caliente.

   Gilberto rĆ”pidamente dio un paso atrĆ”s y se volvió hacia Jean, mientras MoisĆ©s gritaba de dolor. Su pene disparó chorro tras chorro de lefa blanca y cremosa en el suelo.

   Gilberto lo ignoró y comenzó a trabajar en las huevas de Jean. Golpeando sus testĆ­culos con poderosos uppercuts.
Screenshot_20191215-194234_1

   Jean chilló cuando sus jugosas toronjas fueron golpeadas implacablemente por Gilberto.

   Los gritos de dolor de MoisĆ©s parecieron excitar a Jean, y no necesitó mĆ”s de diez golpes fuertes para que se corriera. Sus testĆ­culos se movĆ­an violentamente con cada golpe, llenando el Ć”rea de la piscina con el sonido de nudillos chocando con las delicadas bolas.

   Tan pronto como el pene de Jean soltó su fuente de esperma, Gilberto se volvió hacia Erick, que era el siguiente en la fila.

   ā€”No —gimió Erick cuando Gilberto levantó su pierna hacia atrĆ”s y envió el pie contra sus jugosas pelotas.

   ā€”Lo siento —dijo Gilberto mientras accionaba otra patada.

   Mientras las Ćŗltimas oleadas de su poderoso orgasmo atravesaban el cuerpo de Jean, Erick gritaba a todo pulmón. 

   El pie de Gilberto se estrelló contra los pobres huevos de Erick, clavĆ”ndolos en su ingle y aplastĆ”ndolos cruelmente.

   La enorme polla de Erick apuntaba al cielo mientras el pie de Gilberto causaba estragos en sus frĆ”giles gónadas.

   Finalmente, despuĆ©s de mĆ”s de veinte duras patadas, las bolas de Erick se rindieron y su polla disparó una fuerte dosis de leche contra su barbilla.

   Walter, Dereck y Gastón habĆ­an visto la suerte de sus compaƱeros, sabiendo lo que les esperaba.

   El siguiente fue Walter, y Gilberto no perdió el tiempo. Agarró sus testĆ­culos llenos y los apretó con fuerza.

   Walter gimió.

   ā€”No voy a soltar nada —siseó.
_20200125_170226

   ā€”No tienes que hacerlo —respondió Gilberto con naturalidad, estirando las bolas de Walter haciĆ©ndolo gritar a toda fuerza—. Igual voy a exprimir el jugo de tus albóndigas —sosteniendo cada testĆ­culo en una de sus manos, los torció en direcciones opuestas, haciendo que los ojos de Walter se abultaran y las venas de su cuello resaltaran.

   Su cuerpo brillaba de sudor mientras intentaba contener el jugo que estaba hirviendo dentro de sus grandes pelotas.

   Gilberto apretó los dientes y clavó las uƱas en las bolas de Walter.

   ā€”Ā”Nooooo!

   Su polla se crispó violentamente.

   ā€”Ā”Vamos! —gruñó Gilberto, moliendo las papas de Walter entre sus dedos.

   ā€”Ā”No!

   Con un grito de derrota y humillación, Walter bajó la mirada a su polla mientras salĆ­an galones de semen.

   ā€”Buen chico —dijo Gilberto y golpeó las bolas de Walter.

   Walter dejó escapar un aullido agonizante, y Gilberto se volvió hacia Dereck.

   El macho se mordió los labios. —Joder —susurró—. Gilberto, por favor...

   Gilberto sacudió la cabeza. —Es el entrenamiento, Dereck.

   Los ojos de Dereck se llenaron de lĆ”grimas. —Entrenador, por favor...

   ā€”Nada que puedas hacer —dijo Gilberto, lanzando un poderoso golpe a la polla de Dereck.

   Dirigiendo su atención a las fuertes bolas de Dereck, Gilberto las agarró y las sostuvo con la palma de la mano. Golpeó el puƱo contra ellas.

   La polla de Dereck estaba dura como roca brillando con sudor y presemen.

   Gilberto golpeó sus cocos una y otra vez.

   ā€”Vaya —murmuró—, me empiezan a doler los nudillos.

   Dereck gritó.

   ā€”ContarĆ© hasta tres o los romperĆ© —dijo Gilberto—. Ā”Uno! —golpeó las gónadas con fuerza.

   Los ojos de Dereck se hincharon y tosió.

   ā€”Ā”Dos!

   Su polla se crispó incontrolablemente.

   ā€”Ā”Tres!

   Con un aullido desgarrador, los ojos de Dereck se volvieron hacia su cabeza y un impresionante caƱonazo de lefa salió volando de su polla.

   Gilberto asintió satisfecho y se volvió hacia el Ćŗltimo hombre, Gastón.

   El muchacho temblaba de miedo.

   Gilberto miró a un lado.

   Los demĆ”s estaban gimiendo, sus pollas colgaban sobre sus bolas vacĆ­as, con charcos de semen delante de ellos.

   Gilberto se rió entre dientes. —A ver —dijo—. ĀæQuiĆ©n es el mejor eyaculador de todos?

   Gastón miró al suelo. —No lo sĆ©. ĀæSerĆ” Walter?

   Gilberto miró los puntos hĆŗmedos en el suelo que estaban a un par de centĆ­metros delante del cuerpo del morenazo.

   ā€”ĀæCrees que puedes superar eso?

   Gastón tragó saliva.

   ā€”ĀæCrees que puedes disparar mĆ”s lejos que Walter?

   ā€”Yo... Eso es... no sĆ© —rartamudeó Gastón—. Bueno, solo si no me lastimas las pelotas.

   Gilberto chasqueó la lengua. —Esa no es una opción, Gastón.

   ā€”Pe... Entrenador, no sĆ© si...

   ā€”Escucha, Gastón —dijo Gilberto, sonriendo con saƱa—. Mejor dispara esa leche lo mĆ”s lejos que puedas. Y si no disparas mĆ”s allĆ” de Walter, estĆ”s fuera del proyecto. Y desheredado como Chacón.

   Gastón tragó saliva. —Pero yo no...

   ā€”CĆ”llate y concĆ©ntrate en la lĆ­nea de meta —dijo Gilberto y agarró la gruesa y gorda polla de Gastón, apuntando directamente al frente.

   Las jugosas bolas de Gastón colgaban en su saco, y Gilberto levantó la rodilla y la golpeó en la ingle de Gastón.

   ā€”Ā”Oh! —Gastón tosió mientras sus bolas se aplanaban entre su entrepierna y la ruda rodilla de Gilberto.

   Gilberto acarició lentamente su miembro mientras levantaba la rodilla contra las indefensas huevas de Gastón una vez mĆ”s.

   Gaston gritó.

   ā€”Vamos —dijo Gilberto.

   Su rodilla chocó contra los testĆ­culos de Gastón con fuerza agonizante, golpeando los dos órganos en su pelvis.

   Gastón gritó en agonĆ­a.

   Acelerando, Gilberto comenzó a clavar su rodilla en los testĆ­culos de Gastón una y otra vez, acariciando su polla al mismo tiempo.

   Gastón jadeaba y gritaba, tosĆ­a y gemĆ­a, y finalmente, con un grito enfermo y gorgoteante, su polla estalló con fuertes y gruesos chorros de lefa que cayeron al suelo.

   El primero aterrizó un par de centĆ­metros detrĆ”s del charco de Walter, pero el segundo llevó a Gastón a la meta.

   Gilberto soltó la polla espasmódica de Gastón y golpeó con fuerza sus bolas contraĆ­das, mientras semen continuaba saliendo a chorros de la punta de su pene.

   ā€”QuĆ© desastre —dijo, mirando las masas de semen blanco y pegajoso que cubrĆ­a el suelo.

   Se paró frente a los chicos, con cuidado de no pisar los charcos de nĆ©ctar masculino.

   ā€”Chicos —gritó, haciendo que los seis muchachos levantaran la cabeza y lo miraran. Se veĆ­an miserables y exhaustos—. Ā”Espero que hayan disfrutado su entrenamiento! Esto es todo por ahora.

   Se acercó a Gastón y desató sus brazos.

   Gastón se derrumbó en el suelo.

   ā€”Gastón, ayuda a tus compaƱeros, Āæquieres? —dijo Gilberto dando la media vuelta para irse.

   ā€”SĆ­, entrenador —susurró Gastón.

   ā€”Ā”Y asegĆŗrate de limpiar ese desastre en el piso!

   Gastón asintió con la cabeza.

   Gilberto se alejó para ir a conversar con Farid y Bastian.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages

undefined