El alquimista - Las Bolas de Pablo

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18 feb 2020

El alquimista

Este relato es colabooraciĆ³n de Fabian, un lector del blog desde sus inicios. Muchas gracias a Ć©l por su aporte y recomendaciones para este blog
El musculoso Megafalor tenĆ­a como misiĆ³n robar la fĆ³rmula de la elasticidad al maestro Rod, el eminente alquimista que nunca envejecĆ­a. Su fĆ³rmula conseguĆ­a que cualquier parte del cuerpo se estirara indefinidamente y volviera a su estado normal. Para Megafalor, esa sustancia le darĆ­a mĆ”s poder del que ya poseĆ­a.
Pero hurtar algo de la casa del maestro Rod era difƭcil, pues el lugar estaba protegido por hechizos letales y criaturas mƔgicas que darƭan la vida por defender a su creador. Sin embargo, Megafalor tenƭa un as bajo la manga en caso de que su superfuerza fallara.
Sigilosamente, Megafalor trepĆ³ al techo de la antigua casa por las ramas de un fuerte roble. Luego, quitĆ³ varias tejas hasta que abriĆ³ un hueco por donde pudiera pasar. Ya en el interior de la deteriorada mansiĆ³n, se felicitĆ³ por su genial idea de ingresar por el punto mĆ”s vulnerable del inmueble, el techo. A nadie se le ocurrirĆ­a proteger una zona tan inaccesible, justo lo que habĆ­a dejado de hacer el maestro Rod.
En su camino hasta el sĆ³tano, donde Rod tenĆ­a su laboratorio, Megafalor tuvo que eliminar silenciosamente a varios duendes que trataron de detener su avance. Incluso, un duende clavĆ³ los dientes en los testĆ­culos de Megafalor, quien tuvo que ahogar un grito de dolor y romperle la quijada a la feroz criatura.
Sin embargo, el resto del trayecto fue demasiado tranquilo, algo que extraĆ±Ć³ al sensual ladrĆ³n. Cuando llegĆ³ al sĆ³tano, vio sobre una larga mesa un frasco que contenĆ­a una sustancia rosada. Era la fĆ³rmula, y estaba a su completo alcance. Pero cuando se acercĆ³ para hurtarla, una fuerza invisible cerrĆ³ su puƱo y lo estrellĆ³ contra su propia cara.
En efecto, Megafalor habĆ­a hundido sus pesadas botas en los grandes testĆ­culos de Rod, el Ćŗnico punto dĆ©bil del longevo alquimista. ¿Y cĆ³mo habĆ­a sabido Megafalor de la debilidad de Rod? Muy fĆ”cil: habĆ­a seducido a Mikel, un antiguo amante del maestro, quien se rindiĆ³ a los escantos masculinos de Megafalor y habĆ­a revelado los Ć­ntimos secretos de Rod, uno de los cuales era su punto mĆ”s vulnerable: sus enormes testĆ­culos, que crecĆ­an cuando sentĆ­a satisfacciĆ³n, excitaciĆ³n o alegrĆ­a. Y como Rod habĆ­a experimentado un gran erotismo al golpear a Megafalor, sus testĆ­culos habĆ­an crecido mĆ”s.
Era el poder de invisibilidad de Rod, quien habĆ­a logrado adquirir habilidades sobrehumanas gracias a sus fĆ³rmulas alquĆ­micas.
Sin dejarse ver, Rod asestĆ³ con el borde de sus manos un doble golpe en las sienes de Megafalor, quien perdiĆ³ el equilibrio y cayĆ³ al piso dĆ”ndose un fuerte golpe en la espalda.
ViĆ©ndolo derrotado, Rod se visibilizĆ³ en medio de grandes carcajadas, pues le causaba gracia ver al musculoso Megafalor a su merced. Pero mientras se reĆ­a de Ć©l, sintiĆ³ un fortĆ­simo dolor en su entrepierna que se extendiĆ³ hasta su estĆ³mago y lo hizo doblarse.
Megafalor no permitiĆ³ que Rod se recuperara, asĆ­ que le tomĆ³ las gĆ³nadas y se las apretĆ³ con todas sus fuerzas, lo que hizo que la cara del alquimista se tornara roja y se quedara sin aliento.
Pero Megafalor sabĆ­a la otra debilidad de Rod, asĆ­ concentrĆ³ su fuerza mental en su poderoso falo y lo hizo endurecer tanto que rompiĆ³ su traje y saliĆ³ como una poderosa lanza. Rod enloqueciĆ³ de placer al ver ese trozo de carne y se acercĆ³ para lamerlo, pero Megafalor aprovechĆ³ el delirio de Rod para usar uno de sus grandes poderes: la fuerza kilotĆ³nica de su verga para golpear. Entonces, con un gran dominio mental de su verga, Megafalor la moviĆ³ hacia abajo y luego la elevĆ³ hasta que el viril trozo de carne golpeĆ³ fulminantemente las gĆ³nadas de Rod. El alquimista sintiĆ³ el dolor mĆ”s grande de su vida y quedĆ³ fulminado. Megafalor habĆ­a triunfado y podrĆ­a cumplir con su misiĆ³n.
Cuando Rod se hincĆ³ sin fuerzas, Megafalor tomĆ³ la fĆ³rmula mĆ”gica de la elasticidad y se dispuso a marcharse, pero varios libros pesados comenzaron a volar en torno a Ć©l y a golpearlo con fuerza en sus zonas vulnerables, como su cabeza, su estĆ³mago y, sobre todo, sus testĆ­culos. Megafalor soltĆ³ el frasco de la fĆ³rmula cuando un par de libros se alternaron para aplastar sus ya adoloridos testĆ­culos. TratĆ³ de frenarlos, pero otros libros acudĆ­an a relevar a sus compaƱeros en la tortuosa tarea de acabar con la virilidad de Megafalor.
De pronto, dos libros se abrieron por la mitad y atraparon las manos de Megafalor, extendieron sus brazos y lo dejaron a merced del maestro Rod, quien atĆ³ por la espalda las manos de Megafalor con una cuerda de platino irrompible.
La fĆ³rmula serĆ­a suya algĆŗn dĆ­a y sabĆ­a exactamente cĆ³mo hacerse con ella, pensĆ³ Alberch, el peor enemigo que Rod podĆ­a tener.

Pero Megafalor no contaba con los ayudantes de Rod, asĆ­ que cuando volteĆ³ para tomar el frasco de la fĆ³rmula, encontrĆ³ a un pequeƱo duende que rĆ”pidamente vertiĆ³ una gran dotaciĆ³n de la sustancia en el falo de Megafalor. De inmediato, la poderosa verga comenzĆ³ a estirarse tanto, que adquiriĆ³ el largo de cinco metros. Sin saber cĆ³mo controlar su miembro alargado, Megafalor sintiĆ³ el dolor de mil dientes. Fue peor cuando descubriĆ³ que diez duendes se dedicaban a morder con el prolongado y grueso falo.
De una manera grotesca e irrisoria, Megafalor comenzĆ³ a gritar para alejar a los duendes, mientras recogĆ­a su carne y la trataba de introducir con dolor en su traje de pelea. Y fue motivo de risa para Rod y sus duendes ver cĆ³mo el musculoso semental se tropezaba con su propio miembro. En medio de lamentos y maldiciones, Megafalor abandonĆ³ la casa del alquimista, quien celebrĆ³ su triunfo, aunque requiriĆ³ varios dĆ­as para aplacar el dolor de sus voluminosos testĆ­culos.
En casa de su empleador, y con una abultada entrepierna ridĆ­cula, Megafalor rendĆ­a cuentas de su fracaso. Como castigo, el hombre que lo habĆ­a contratado hizo que un sensual fauno excitara a Megafalor para provocarle una erecciĆ³n dolorosa, larguĆ­sima y grotesca.

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