Guerreros de la arena (3/5): Daniel vs Harrison - Las Bolas de Pablo

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18 feb 2020

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Guerreros de la arena (3/5): Daniel vs Harrison

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   Daniel estaba preparado para enfrentarse a aquel sexy oponente mĆ”s joven que Ć©l y todo un semental en una pelea profesional frente a una multitud acostumbrada a ver luchas eróticas... El luchador iba por el pasillo sudando, subió las cuerdas y se quitó la ropa, tenĆ­a una truza, muƱequeras y pelearĆ­a descalzo. Se quedó con aire relajado en la esquina del ring.

   Harrison apareció pavoneandose hasta el ring, era la primera vez que se enfrentarĆ­a a alguien mucho mayor que Ć©l y profesional. QuerĆ­a dar una buena primera impresión. Se acomodó el pantalón ajustado. Hizo algunas flexiones para que la sangre fluyera en sus pectorales y brazos. Subió al ring y flexionó su biceps para la multitud. Sonrió a los fanĆ”ticos se le aplaudĆ­an, desvió la mirada hacia abajo, y rió. Comentó:

   ā€”Ā”No tenĆ­a conocimiento que iba a pelear con alguien del ancianato —soltó una risa pesada y miró de forma malvada a su oponente. 

   Daniel lo miró fijamente, con la mandĆ­bula apretada. La campana sonó y se dirigió al centro. Yendo a por Ć©l con los brazos en alto como si quisiera abrazarlo, luego se arrodilló sobre una rodilla y agarró su pierna izquierda con ambos brazos, lo levantó para derribarlo hacia atrĆ”s con una sola pierna.

   Harrison cayó sobre la lona con un estallido atronador y los fanĆ”ticos aplaudieron aminorando el quejido de Harrison. 

   El luchador gringo sacudió la cabeza hasta recibir un codazo de Daniel en sus abdominales. Sus pies se levantaron con fuerza mientras su torso rebotaba en el lienzo escapando un gruƱido y rodando hacia un lado agarrando sus abdominales con una mano mientras la otra alcanza el brazo de su oponente.

   Daniel arremetió con un rodillazo a Harrison.

   Harrison aulló de dolor y de repente se arqueó hacia atrĆ”s sobre su costado por efecto del rodillazo. Su cara se retorcĆ­a de dolor.

   Los fanĆ”ticos de Daniel comenzaron a animarlo.

   Harrison que estaba tumbado de espalda, exponĆ­a su pecho y cuello lo que hizo fĆ”cil que Daniel alzara la pierna y martillara un golpe atronador al cuello de Harrison.

   El gringo quedó atontado en el suelo, viendo estrellas y las luces de los reflectores iluminando el ring. De pronto empezó a sentir como su pantalón salĆ­a de su cintura.

   Daniel atacó empujando el pie sobre los abdominales de Harrison haciĆ©ndolo escupir. Acto seguido el experimentado luchador continuó con un golpe de codo al abdomen que hizo doblar a Harrison. 

   El gringo pudo arrastrarse hacia las cuerdas.

   Daniel no iba a desperdiciar su oportunidad y se abalanzó sobre la espalda de Harrison colocandose a horcajadas sobre sus piernas, agarró uno de sus tobillos y lo jaló con fuerza debajo de su brazo.
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   Harrison sintió una llave letal de cagrejo. Y Daniel soltó un rugido de enfado cuando Harrison se empujaba con el antebrazo para dirigirse a las cuerdas, desesperado por poner sus manos y pedir un descanso. Logró romper el candado e intentó huĆ­r.

   Daniel estiró la mano entre las piernas de Harrison golpeando sus testĆ­culos dentro de su ajustado pantalón gringo.

   Harrison aulló y gritó cuando lo golpearon en los huevos y se sacudió enseguida en la lona mientras el dolor atravesaba su cuerpo. Gimió mientras la multitud aplaudĆ­a a Daniel por tan astuta maniobra.
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   Daniel sonrió mirando al joven luchador alternar entre acariciar sus bolas y protegerlas.

   Harrison gemĆ­a del dolor de bolas pero su pene palpitaba  entre el dolor y placer.

   Daniel se acercó a eÄŗ adueƱƔndose de su pantalón para desvetirlo otra vez, Ć©ste liberó su desnudez. Su mano navegó intrusa por dentro acariciando su falo haciendo algunas cosquillas. Harrison sintió que le agarraban su gruesa virilidad y pateó la lona en seƱal de protesta. Su pene palpitante escapó un poco de presemen en la mano de su rival.

   Daniel sintió por completo los espasmos de la polla en su mano. Continuó acariciando haciendo cosquillas en la cabeza pegajosa... tratando de sacarle el jugo blanco.

   Harrison se retorció deseando acercarse a las cuerdas del ring para detener esta tĆ”ctica sucia.

   Daniel lo arrojó al suelo de un golpe y rebotó un par de veces sobre Ć©l tratando de mantenerlo abajo mientras procedĆ­a a masturbarlo y acariciarle.

   Harrison gruñó y luego gimió. La cabeza de su enorme polla estaba hĆŗmeda y pegajosa. Daniel sentĆ­a sus latidos y espasmos. Acceleró la acción de su muƱeca buscando la crema.

   Harrison se retorcĆ­a y pataleaba. Y finalmente su dedo agarró la cuerda inferior y el Ć”rbitro golpeó a Daniel en el hombro para romper el agarre.

   Daniel se apartó y Harrison guardó tan pronto pudo su erecto falo dentro de su pantalón. Miró a Daniel con los ojos entrecerrados. Su rival levantó los brazos esperando que aquel joven gringo regresase a la pelea.

   Harrison se levantó y martilló su antebrazo en la parte posterior del cuello de Daniel.

   ā€”Aaaaghhhh —Daniel se tambaleó y se agarró de la cuerda del medio para evitar caer.

   Harrison sonrió viendo el efecto de su golpe. Entonces lo sostuvo de su truza y lo jaló hacia atrĆ”s con fuerza llevando su antebrazo a la parte baja de su espalda.

   ā€”Aaaaggghhhh —Daniel levantó la cabeza agarrando su espalda con ambas manos ...

   Harrison retrocedió aplicando una DDT inverso. Para dejar caer a Daniel muy aturdido en la lona.

   El luchador gringo lo hizo girar y se sentó sobre su pecho a horcajadas y luego se bajó la truza para liberar su verga.
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   ā€”Quieres jugar con esto, Āæeh? ĀæQuĆ© tal si te atiborro la cara? —sen inclinó hacia adelante y empujó su polla dentro de la boca de Daniel, hacia el fondo de su garganta!

   Daniel saboreó aquel falo, querĆ­a liberarse, luchar, defenderse, luchó contra el pĆ”nico pero las sensaciones de arcadas lo ahogaron con esa enorme polla.

   Harrison empujó dentro cada vez mĆ”s profundo inclinĆ”ndose hacia adelante para que su pubis recortado rozara contra su nariz mientras empujaba los 28 centĆ­metros a profundidad... sintiendo su pene presionar con fuerza contra la parte posterior de la garganta.

   ā€”Ā”oh sĆ­, te gusta, perra!

   Daniel estaba ahogado. Su cara se tornó roja y sudorosa. Levantó sus piernas, tratando de enganchar la cabeza u hombro del rival sin Ć©xito.

   Harrison disfrutaba el momento follando aquella cara. Empujaba hacia adentro y afuera, adentro y afuera, adentro y afuera. Su miembro empezaba a rezumar presemen sobre la lengua de un debilitado Daniel.

   Por ningĆŗn momento Harrison dejó de bombear.

   ā€”Te gusta esto, Āæno, pequeƱa perra? —repetĆ­a y se burlaba.

   ā€”Mmmmgggg —Daniel trató de tragar su baba mientras Harrison le llenaba la boca, clavando su cabeza en la colchoneta con la enorme verga... el exhausto guerrero golpeó la colchoneta decretando su rendición. Daniel dejó que sus piernas cayeran cansadas y se dio cuenta que su pene estaba encarpando la parte delantera de su truza.

   Harrison se burló habĆ­a ganado.

   ā€”Bueno, ya que te gusta tanto, Ā”te darĆ© un verdadero placer perra! —sacó su pene de la boca y arrastró a Daniel hacia la esquina del anillo de pelea, le quitó la truza y abrió sus piernas. AllĆ­ deslizó su lubricado pene lleno de saliva en las nalgas de su rival. Empujando suavemente hacia dentro. Bajó la mano hacia sus caderas y ​​empujó mĆ”s y mĆ”s y mĆ”s profundamente, metiendo los 20 centĆ­metros adentro y luego abofeteando. Follando implacablemente al experimentado que intentó ordeƱarlo durante la pelea.

   Harrison se burló mientras agarraba aquella cadera y apretaba con mĆ”s fuerza. Martillaba y empujaba sus 20 centĆ­metros dentro de Daniel con poderosos empujones. SentĆ­a la golpear la prostata contra su falo. Gimió cuando sus huevos se apretaban un poco.

   Daniel tambiĆ©n gemĆ­a, su estĆ­nfer cedĆ­a a las proporciones de carne de Harrison. Su propio pene medio rĆ­gido comenzaba a gotear lĆ­quido.

   Harrison jaló su cadera hacia atrĆ”s para poder empujar mĆ”s profundamente dentro de Daniel. Sus ojos se volvieron hacia su cabeza por la sensación de clĆ­max. Supo que sus testĆ­culos se apretaban y sus mĆŗsculos se flexionaban. Luego finalmente dejó escapar un profundo gruƱido gutural mientras disparaba chorros de lefa dentro de Daniel.

   Harrison gruƱƭa y mientras la lava blanca abandonaba su cuerpo. Finalmente y ya exhauso se separó de Ć©l y lo dejó abandonado en la esquina del ring. Guardó su palpitante y mojado pene dentro de su pantalón y regresó al vestuario para celebrar la victoria con su verdadera pareja.
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   Daniel solitario se quedó, sintiendo los espasmos del pene en lo profundo de su agujero. Lentamente se puso la truza y salió por el camino de la vergüenza de regreso al vestuario.

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