Sus ataduras fueron liberadas, el peso muerto del agotado hĆ©roe se dejó caer al suelo con un ruido sordo y desagradable. Le tuvo que haber dolido, pero su cerebro mareado y drogado no pudo registrar ese sentimiento. Una mano le agarró la muƱeca y tiró de Ć©l para sentarlo, su cabeza cayó pesadamente sobre su pecho. Lo cargaron con el culo arriba del hombro del alienĆgena y lo llevaron hacia una de las losas. Hubo un ruido sordo cuando lo dejaron caer y se encontró inclinado sobre el borde, con el torso plano sobre la piedra, las piernas colgando, los dedos apenas tocando el suelo, su gran culo y las bolas en exhibición ante un millón de ojos agradecidos. La mano del Emperador descansaba posesivamente sobre una firme nalga.
ā”””Mi gente!!! āel tono del Emperador era ceremonial, y un silencio se apoderó lentamente de la multitudā. ””Mi pueblo, y esclavos de Marcel V!! Este delicioso especĆmen de mĆŗsculos duros que ves ante ti, es el Coronel Poderoso. El superhĆ©roe mĆ”s fuerte de la galaxia. Si alguien se atreve a cuestionar el poder de la raza Marcelianos, que sea testigo de esto.
Ambas manos lo abrieron de par en par para tener una vista completa de su lugar mƔs privado.
āIncluso este ser ultra poderoso con su fuerza y āābelleza, debe doblegarse y rendir su tierno trasero a la lujuria marceliana. ””Que su semilla, nos dĆ© muchos descendientes fuertes!! ””Todos bendigan a Marcel V!!
La multitud respondió cantando el nombre de Krulok, mientras el emperador volvĆa su atención hacia su presa. El Coronel Poderoso sintió que todo el peso de ese miembro gigantesco descansaba a lo largo de su espalda, y se estremeció cuando la lengua bĆfida se lanzó entre los pelos levantados en la parte posterior de su cuello. Los colmillos mordieron la suave carne de su lóbulo de la oreja y Krulok susurró:
āConozco tu secreto, Coronel Poderoso, puedo olerlo. Cada superhĆ©roe tiene una debilidad, un 'talón de Aquiles' que los priva de su fuerza sĆŗper humana, y los hace dĆ©biles como bebĆ©s. No eres poderoso en absoluto, siempre y cuando encuentre ese lugar, tu propia kriptonita, descansando en lo profundo de tu agujero. Ā”Una vez que te penetre, serĆ”s mĆo! āel indefenso hĆ©roe emitió un suave gemido cuando las delicadas y largas manos se agacharon para agarrar sus testĆculos y torturarlos.
Cuando le soltó las pelotas, sin prisa, los tentĆ”culos se movieron como una araƱa por su columna vertebral, la lengua contaba cada vĆ©rtebra desde donde la espalda increĆblemente ancha se estrechaba con gracia hasta la cintura delgada, y se ensanchaba nuevamente hasta el culo del superhĆ©roe perturbado y arqueado ante Ć©l. La lengua se detuvo justo donde la columna vertebral se abrĆa en la hendidura entre las grandes bolas, hizo una presión suave en la parte superior del trasero como un recordatorio de lo que estaba por venir, y luego se lamió y amasó la gónada izquierda y despuĆ©s la derecha hasta que ambas se cubrieron con su saliva, presionó con fuerza en el perineo, y luego pasó la lengua entre las nalgas.
Los tentÔculos separaron las paredes de las nalgas hasta que el agujero rosa y arrugado quedó completamente expuesto.
āAhhhh, delicioso āmurmuró el emperador babeante mientras su lengua bĆfida tocaba cortĆ©smente contra el portal tembloroso antes de lanzarse profundamente como un chorro de agua helada. El semental conquistado levantó la cabeza en estado de shock y luego la dejó caer pesadamente sobre la losa. La inteligente lengua Marceliana siseó, vibró, lamió y chocó contra las suaves paredes de esa pequeƱa cueva. Mientras algunos tentĆ”culos tiraban de los labios de su agujero, otros continuaron manipulando bruscamente sus bolas. SegĆŗn lo prometido, la lengua de Krulok se encontró y zumbó en su punto dĆ©bil y secreto; y el sĆŗper semental quedó hipnotizado, paralizado por la interminable variación de sensaciones en lo profundo de su violado culo. Lo que Krulok dijo era cierto. El hĆ©roe estaba completamente dentro del poder del emperador.
Incapaz de contenerse por mĆ”s tiempo, Krulok se echó hacia atrĆ”s y contempló la perfección que tenĆa delante. Colocó la punta con pĆŗas de su pene en la entrada arrugada y se preguntó cuĆ”nto podrĆa soportar Ć©se sĆŗper humano. Estiró la mano para apalancarse. AĆŗn paralizado por la hipnótica atención de la lengua de serpiente, el Coronel Poderoso sintió que el miedo le impedĆa respirar hasta la boca del estómago. Se preguntó por la medida de ese miembro dentro de Ć©l, pero no pudo hacer nada para evitarlo. Nada mĆ”s que gritar. Krulok empujó con toda la fuerza punitiva de sus piernas acridĆdicas desgarrando el trasero del humano. La punta del pene alienĆnega era afilada, de un acero que nunca lo dejaba flĆ”cido, y preparado para introducirlo. No importa cuĆ”n apretados estuviesen los mĆŗsculos defensores, la punta del miembro estaba preparada para taladrar. La dolorosa sensación subió por la columna vertebral del hĆ©roe. Reaccionó con un delicado estremecimiento que fue aplastado por el gigantezco aliens que tan groseramente siguió penetrandolo. Una vez que la punta del miembro fue forzada a pasar el esfĆnter, se ensanchó en forma mĆ”s gruesa que un antebrazo humano.
Normalmente Krulok preferĆa tomarse su tiempo, presentando lentamente a sus vĆctimas cada nueva impactante sensación. Pero querĆa que esa belleza sintiera el poder punitivo de su miembro. La sĆŗper fuerza del Coronel Poderoso lo habĆa salvado de algĆŗn daƱo interno, pero no pudo evitar erectar su pene por reacción a la invasión a su cuerpo. Sus caderas tocaron dolorosamente la losa, su duro pene quedó atrapado frotando dolorosamente contra la piedra. Krulok nunca habĆa conocido tal dicha de sentir el apretado agujero del superhĆ©roe cerrĆ”ndose alrededor de su furiosa polla como un ceƱido guante de terciopelo. Por una vez confiado en que no podrĆa hacer un daƱo importante, no se contuvo, follando al superhombre. Los largos dedos del emperador rodearon las poderosas muƱecas del superhĆ©roe, tirando primero de la izquierda, luego de los brazos, y sosteniendo las muƱecas en la parte baja de su espalda. La vista de esos brazos forzados y atados bajo su control envió al Marceliano al lĆmite. Una oleada torrencial de semen reprimido estalló en lo profundo del agujero humano. Dio un empujón mĆ”s poderoso al hĆ©roe inmóvil para exprimir las Ćŗltimas gotas. En algĆŗn lugar dentro de la Ćŗltima pizca de conciencia, el Coronel Poderoso sintió que algo extraƱo se apoderaba de Ć©l. Su pene ansiaba liberarse. TambiĆ©n se dio cuenta de otra sensación, un hormigueo de energĆa pulsante emergĆa en Ć©l. Ā”Incluso sintió su traje de poder, muy levemente, creciendo nuevamente bajo sus grebas! ĀæPodrĆa su fuerza volver a tiempo?
Krulok jaló al hombre dĆ©bilmente retorcido hacia arriba sobre la piedra. El Coronel Poderoso luchó por recuperar el control de su cuerpo, comenzó a serpentear lentamente, sus brazos flĆ”cidos colgaban del costado de la losa, pudo doblar una rodilla hacia arriba empujando su cadera hacia adelante en un intento inĆŗtil de sentarse, su pene rĆgido apuntaba directamente al cielo. Los ojos del hĆ©roe se abrieron para mirar directamente al marceliano y sobre Ć©ste se alzaba una inmensa flor de Mhantrax que se desplegaba para tragĆ”rselo.
āNO. ””””””””No esta vez!!!!!!!! ātodavĆa dĆ©bil, recurrió a cada reserva de energĆa dentro de Ć©l. Un calor candente atravesó su brazo y estalló en la piel que cubrĆa su antebrazo. El brillante rayo de energĆa golpeó el centro de la flor que emitió un chirrido penetrante. Del óvulo salĆa humo y pequeƱos rayos de electricidad brotaron del tallo destruyendo al vegetal. Las hojas y los pĆ©talos comenzaron a caer. En medio de los gritos de marcelianos en pĆ”nico, el zumbido de pistolas de rayos estallaron por todas partes. El superhĆ©roe que resurgĆa de las cenizas se lanzó al aire y, levantando los brazos, envió una onda de energĆa a cada dirección, cayendo sobre sus enemigos desarmandolos. DespuĆ©s destruyó los tallos debajo de cada flor, liberando a sus presas. Algunos cayeron volviendo a la vida pero para otros ya era demasiado tarde porque se disolvieron en la sustancia floral.
Los guerreros reciĆ©n liberados comenzaron a luchar con ira justa y precisa contra sus violadores. En el aire el Coronel Poderoso se giró disparando rayos. Finalmente encontró a Puffin. Cuando levantó el brazo para soltarlo, el fornido marino se tensó y soltó cuerdas de semen cremoso que se acumuló en su abdomen. El superhĆ©roe dudó, recordando las palabras de sus captores; liberar a un cautivo tan pronto despuĆ©s de la inseminación podrĆa causar daƱo a la vĆctima. El soldado viril seguĆa eyaculando largas cuerdas de esperma. TenĆa que intentarlo, asĆ que palpó su cara pero Puffin se convulsionó en ataques violentos, sin aliento. Sintió una explosión de luz antes de escuchar el gemido de una pistola de rayos, que rozó su poderosa espalda, lo suficiente como para aturdirlo momentĆ”neamente, derribĆ”ndolo boca abajo, justo el tiempo suficiente para que un grito de Krulok cayera pesadamente sobre su espalda, fue cuando el emperado insertó su monstruosa polla en su culo:
āHas destruido todo Coronel Poderoso. Mi hermoso imperio estĆ” siendo arruinado āacarició la oreja del prisioneroā. Pero todavĆa puedo tenerte, Āæno? SĆ© tu debilidad Āærecuerdas? En lo profundo de tu dulce trasero āpenetró mĆ”s y mĆ”s dentro de Ć©lā. Ven conmigo, mi belleza, debajo de donde nadie puede salvarte. Si no puedo tener mi imperio, puedo tenerte... Ā”para siempre!
El súper semental sintió ardor en su ingle, su propio semen golpeó su rostro y pecho mientras la fuerza de su leche estallaba entre el suelo y su cuerpo. Sintió que lo empujaban a la tierra, y luego, sin previo aviso, y con un agudo chillido, el marceliano fue arrancado de él y alejado. Se dio la vuelta para ver a Krulok amarrado sin remedio en enredaderas, mirando en silencio a algo detrÔs de él. Se tambaleó y giró. Puffin estaba de pie detrÔs de él mirando extrañamente al Marceliano atado. Las heroicas cejas rubias se fruncieron en aturdida confusión cuando un grito interrumpió su proceso deductivo.
ā”””Coronel!!!
Miró brevemente hacia donde habĆa estado Krulok, ahora desaparecido bajo tierra. Una rĆ”pida mirada corrió en dirección del grito. Dos Marcelianoos sostenĆan boca abajo a un Axterux todavĆa dĆ©bil, un tercero se preparaba para invadir su delicioso trasero. El Coronel Poderoso fulminó con sus poderes rĆ”pidamente a los alienĆgenas y ayudó al lĆder rebelde ponerse de pie y uniĆ©ndose a la refriega. En cuestión de segundos, los marcelianos fueron sacrificados o huyeron, el poderoso mantrax se redujo a un montón de mantillo.
Axterux, aunque claramente conmocionado, habĆa regresado en sĆ, inspeccionó el daƱo con su amigo el hĆ©roe. Las bajas fueron sorprendentemente mĆnimas, y los hombres que no estaban demasiado aturdidos por la influencia del manthrax ya estaban reparando el centro de comando.
āVuelve con nosotros.
āNo ādijo Axteruxā. Este es mi mundo, el Ćŗnico que he conocido, y ahora tengo la oportunidad de reconstruirlo como una sociedad libre. Todos estos hombres quedarĆ”n marcados por lo que han vivido, pero son valientes y verdaderos. Ellos salen de esto; como hombres mĆ”s fuertes por su sufrimiento. VerĆ”s, cuando vuelvas a visitarnos, Ā”quĆ© gran mundo hemos construido!
Otros, en su mayorĆa nacidos en la Tierra, decidieron regresar a casa. Stud en particular, estaba emocionado de ver a su Suecia natal una vez mĆ”s. La nave Marceliana fue adaptada. Los hombres dormirĆan en el suelo durante el viaje. El Coronel Poderoso estrechó cĆ”lidamente las manos con el lĆder rebelde.
āEspero ver tu valiente mundo nuevo.
Se dieron palmaditas en los hombros, se despidieron y el súper héroe se fue de aquel planeta.
Con poca dificultad pudieron pilotar la nave fuera de la atmósfera. Una vez que estuvieron a salvo del planeta, el Coronel Poderoso se quedó mirando en silencio su propio reflejo y las estrellas que pasaban a toda velocidad. Las palabras de Krulok nunca lo abandonarĆan: su debilidad secreta, estaba en lo profundo de su dulce culo. ĀæQuĆ© pasarĆa si otros villanos se enteraran de eso? ĀæDebĆa vivir siempre con el peligro de ser violado? Era un hombre fuerte, heterosexual, que iba a la iglesia de Santiago. La sola idea de lo que cualquier enemigo podrĆa hacerle a su indefenso cuerpo desnudo era demasiado horrible para contemplarla. Jaime Torres se fue sacado de sus pensamientos cuando alguien se aclaró la garganta. No habĆa oĆdo entrar a Puffin.
āPerdón por interrumpirlo, seƱor āel infante de marina miró incómodo al suelo. HabĆa recuperado las botas y algunas insignias de su uniforme, pero tuvo que pedir prestado ropa interior para cubrir su desnudez y asĆ su cuerpo musculoso se detallaba de manera agradable.
āEn absoluto, cabo.
āSeƱor... bueno... esa fue una gran aventura, Āæeh?
āSĆ, lo fue.
āBueno, seƱor, es... es que tĆŗ y yo hemos pasado por muchas cosas, Āæsabes? ātragó saliva nervioso. El Coronel Poderoso sonrió gentilmente.
āSeƱor... uh, Jaime... āla voz de Puffin tembló un pocoā. Me ha salvado la vida dos veces y yo, bueno, ni siquiera sĆ© cómo agradecerle.
āNo hay nada que agradecerme, Jonas, me alegro de que estĆ©s bien āextendió una mano. Puffin la tomó y lo haló dĆ”ndole un abrazo. Se golpearon en la espalda, pero el abrazo duró demasiado. Puffin suspiró y el hĆ©roe sintió que una mano se movĆa, ligeramente, por su espalda. Las palabras del Emperador resonaron en su mente, y se retiró. Le dio a Puffin una palmada tierna en el hombro.
āMi deber es proteger a la humanidad. Tenemos trabajo que hacer.
La cara de Puffin se enderezó a un estoicismo masculino. Sonrió y respondió. āSĆ seƱor, gracias, seƱor!
Las puertas de la cabina se abrieron siseando. Stud intervino. āLamento molestarlo seƱor, pero el Jefe Axterux nos estĆ” llamando por el monitor.
Jaime siguió al sueco fuera de la habitación. Dejando solitario a Puffin quien siempre lo desearĆa.
Por primera vez que el Coronel Poderoso veĆa que la cara de Axterux parecĆa abierta y feliz.
āCoronel Poderoso, en nombre de mi gente, querĆa agradecerte por Ćŗltima vez. La reconstrucción avanza bien. Kurlok apareció de nuevo, fue capturado y asesinado.
El súper héroe sonrió:
āMe alegra escuchar eso.
āQuiero que sepas que nunca te olvidarĆ©. Te mirarĆ©, mirarĆ© las estrellas en el cielo nocturno y te recordarĆ©. Siempre tendrĆ”s un hogar aquĆ.
āMuchas gracias.
El monitor parpadeó volviéndose negro, el Coronel Poderoso sintiéndose feliz por el éxito de su misión regresó al puente y dirigió la nave hacia el planeta Tierra.
Fin
No hay comentarios.:
Publicar un comentario