EL RITUAL DE LAS UVAS. - Las Bolas de Pablo

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28 jun 2022

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EL RITUAL DE LAS UVAS.

 

EL RITUAL DE LAS UVAS.

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M Y F/M.

 

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El negocio vinícola en chile es una de las mÔs prosperas y respetadas industrias, los vinos chilenos se han ubicado a nivel mundial por su calidad y sofisticación.


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La región vinĆ­cola del Valle de Aconcagua es calurosa y seca, y a pesar de eso da vinos de alta calidad como los cabernet sauvignon, syrah y merlot.

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La familia OchagavĆ­a es una de las que lidera el negocio vinĆ­cola en el valle del Aconcagua. La tradición familiar viene desde el siglo XIX. Su antepasado GermĆ”n OchagavĆ­a, fue un diplomĆ”tico que por su labor visitaba Europa, de allĆ­ trajo a expertos en vino y fundó grandes viƱedos en la región del Aconcagua, algunos lo consideran el padre de las ViƱas chilenas modernas.

 

Hoy se celebra una boda en la enorme hacienda de los Ochagavƭa. Se desposan Alina Ochagavƭa de 24 aƱos y RubƩn Navarro de 25.

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—Puede besar a la novia—Expresó el sacerdote y los nuevos esposos se besaron bajo el aplauso de los asistentes…La boda era un hecho y RubĆ©n vio su sueƱo un paso mĆ”s cerca de hacerse realidad…

 

…RubĆ©n Navarro era administrador de empresas y desperdiciaba su talento y ambición en una empresa de transporte municipal, sentĆ­a que sus sueƱos de Ć©xito no vendrĆ­an nunca, simplemente para avanzar en este mundo se necesitaba un aliado con prestigio polĆ­tico y económico…

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…Y la persona que le ayudarĆ­a con ese prestigio se llamaba Alina OchagavĆ­a! la hija menor de Augusto OchagavĆ­a, la cabeza del clan y dueƱo principal del negocio de uvas y vinos de la poderosa e influyente familia OchagavĆ­a.

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La conoció en una fiesta de ex universitarios, ella tenĆ­a una carrera profesional en ciencias polĆ­ticas, la cual casi no ejercĆ­a por los lujos que tenĆ­a garantizados siendo hija de una adinerada e influyente familia…

 

…Apenas supo de quien era hija se interesó en ella, Alina era una mujer de talla grande y RubĆ©n nunca habĆ­a estado con una mujer de esas dimensiones, pero el interĆ©s económico le impulsaba a enamorarla, si lograba conquistarla entrarĆ­a en el selecto y rentable negocio de los vinos, su futuro estarĆ­a asegurado y podrĆ­a llegar mĆ”s alto, pues con los OchagavĆ­a a su lado muchas puertas se le abrirĆ­an.

 

Era un matrimonio por intereses económicos, aunque no amaba a Alina si la llegó a apreciar, su enorme y voluptuoso cuerpo le fascinaban a RubĆ©n, el varón se maravillaba de verla en ropa interior ajustada…Con toda esa carne femenina era delicioso intimar con ella, y estaba seguro que con el tiempo, los hijos y con el Ć©xito a su alrededor, la apreciarĆ­a mucho mĆ”s.

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DespuĆ©s de la prolongada fiesta nupcial, los reciĆ©n casados fueron a la habitación matrimonial, era un amplio cuarto dónde pasarĆ­an la noche; En realidad ellos no vivirĆ­an en la hacienda, sólo era para pasar la noche pues por tradición las bodas de la familia se celebraban en un ambiente rural y tradicional, eso sĆ­, lleno de lujos…

 

…Pero serĆ­a en el apartamento de Alina en la ciudad, dónde residirĆ­an, RubĆ©n tambiĆ©n vivĆ­a en su propio apartamento, pero antes de la boda se decidió que serĆ­a la vivienda de Alina dónde vivirĆ­an por ahora, de todas formas serĆ­a algo temporal pues el seƱor Augusto prometió una casa amplia en la ciudad como regalo de bodas, y allĆ­ es dónde tendrĆ­an sus nietos, asĆ­ habĆ­a sido con la boda de sus 2 hijos e hija mayor, todos viviendo en la ciudad y en amplias casas, ocupadas ahora con una abundante prole..

 

Alina se desvistió quedando en ropa interior, la prenda de color uva se ceñía perfectamente al voluptuoso cuerpo de la esposa, ella sonreía e incluso posaba para su marido.

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RubĆ©n tambiĆ©n se sacó la ropa, permaneciendo en interiores, harĆ­an el amor esa noche, pero no habĆ­a nada parecido a una noche de bodas tradicional, pues desde hace mĆ”s de 6 meses mantenĆ­a relaciones sexuales con Alina, y Ć©sta perdió su virginidad a los 20 aƱos mientras estudiaba en la universidad…De todas maneras era interesante fingir que era su primera noche junto a su esposa.

 

Rubén observó modelar a su esposa, quien mostraba la retaguardia en aquella prenda íntima, se mordió los labios pensando en penetrarla por detrÔs.

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De pronto la enorme dama se la acercó, estaba feliz al ver la erección en los interiores de su nuevo esposo, admiraba que Rubén siempre estuviera presto para la acción en la cama.

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—EstĆ”s listo para el ritual de las uvas, mi querido RubĆ©n? Yo ya tengo la prenda apropiada—Expresó Alina haciendo referencia al color de su prenda Ć­ntima, sólo una coincidencia por el negocio vinĆ­cola de la familia.

 

—Ahora?, no lo vamos a hacer?—RubĆ©n ya estaba listo para penetrar a su esposa, pero ahora surgĆ­a ese tema del ritual.

 

—El ritual es prioridad, ademĆ”s mi padre me insistió en que fuera en la noche de bodas.—Alina se quedó mirĆ”ndolo a los ojos mientras el hombre daba una respuesta, pero en la mente de RubĆ©n se recreaba lo conversado con su suegro Augusto:

 

 

Hace unas semanas, Augusto habló con su futuro yerno, el patriarca de la familia estaba muy serio en su amplia oficina, en aquella enorme hacienda de los Ochagavía. El tema a tratar era el inminente matrimonio de Rubén con su hija menor.

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—Soy hombre de pocas palabras, si lastimas a mi querida Alina te harĆ© golpear y meter preso, asĆ­ que estĆ”s advertido.

 

Rubén se acercó a él y trató de calmarle, quería convencerle de que amaba a su hija y nunca le haría daño, pero la expresión de Augusto se mantenía seria.

 

—AAAHHH!!!—Gritó RubĆ©n cuando Augusto le hundió con violencia la rodilla en la entrepierna.

 

Los testƭculos de RubƩn quedaron aplastados contra su cuerpo dada la fuerza y sorpresa del ataque bajo.

 

El joven se agarró el paquete con desesperación, con las piernas temblando sin cesar…

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…No tardó el futuro yerno en desplomarse al suelo, adoptando la posición fetal al tiempo que apretaba los dientes evitando soltar otro quejido. Augusto caminaba alrededor del caĆ­do hombre, sin dejar de hablar:

 

—Eso y mĆ”s es lo que te espera si lastimas a mi hija…

 

—Yo…—RubĆ©n tragaba saliva tratando de poder emitir habla—Yo, yo nunca la golpearĆ­a, soy un hombre de bien!—RubĆ©n al fin pudo hablar, sentĆ­a los huevos en la garganta.—Oh Dios!

 

El novio se retorcía en el suelo, Augusto se sentó en un cómodo sillón de su oficina, viendo a su futuro yerno vencido de un solo pero contundente golpe en los testículos.

 

—No sólo me refiero a golpes, la muy tonta se ha enamorado de ti, y sólo por eso acepto este matrimonio…Eres un hombre trabajador RubĆ©n, y eso me agrada, pero si rompes el corazón de mi hijita lo pagarĆ”s caro.

 

No cesaban los intentos del adolorido RubĆ©n de soportar el dolor, no dejaba de sobar sus bolas y —Con las pocas palabras que podĆ­a articular—convencer a su suegro de su sinceridad para con Alina, pero el padre no podĆ­a ser engaƱado, bien sabĆ­a que RubĆ©n no la amaba y el interĆ©s económico era el motivo del enlace, al menos de su parte.

 

El patriarca al menos se acercó a él y le entregó un vaso de vidrio con agua mineral y unos cubos de hielo.

 

Rubén tomó un sorbo se sentó en el suelo y colocó el frio vaso en su entrepierna.

 

—Pero como dije antes—Augusto retomó sus palabras— Me agrada y bastante que seas un hombre trabajador, y si cumples con mi hija te ayudarĆ© a llegar alto…

 

Ahora lo expresado por Augusto agradaba a RubƩn, el dolor era intenso pero ya podƭa moverse.

 

—…Pero primero debes superar el ritual de las uvas, y sólo si lo superas tendrĆ”s mi apoyo en todo.

 

—Ritual? Y que es eso?, de que trata?—RubĆ©n al fin pudo ponerse en pie y se desplomó en la silla mĆ”s cercana que encontró.

 

Augusto no respondió, sólo se quedó viéndole y finalmente continuó su exposición:

 

—…El ritual lo hizo mi padre conmigo y lo superĆ©, y yo mismo lo hice con mis hijos y para su fortuna ambos lo superaron…

 

Augusto se acercó de nuevo y recogió el vaso de hielo reemplazÔndolo con un vaso de whisky en las rocas, que Rubén tomó de un solo envión y una vez mÔs usó el hielo para darse alivio.

 

—…Pero como no eres un hombre de la familia, debe ser tu esposa, y solo ella, quien lo realice contigo—RubĆ©n escuchaba atento—Ella me contarĆ” si pasaste el ritual o fracasaste.

 

—Entonces el ritual es despuĆ©s de la boda, no antes—Expresó RubĆ©n quien entendĆ­a de su futuro suegro que debĆ­a realizarse siendo ya el marido de Alina.

 

—En efecto, y ella se encargarĆ” de todo…Te informo que si fallas el ritual, eso no afectarĆ” el compromiso ya consumado, como te dije ella te quiere y eso no cambiarĆ”, pero lo que si cambiarĆ” es que de fracasar no recibirĆ”s mi apoyo pleno en la familia, serĆ”s sólo el marido de Alina y ahĆ­ quedarĆ”s, perderĆ”s la oportunidad de ascender e incluso llegar a la par de mi hijos naturales…—

 

Rubén se pudo levantar de la silla, atento a lo que decía Augusto, aún mantenía una mano en sus pelotas.

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—….Lo que significa que si cumples el ritual a satisfacción serĆ”s casi un hijo mĆ­o, pues mis propios retoƱos superaron el ritual de las uvas, y tĆŗ puedes estar a su lado siendo una de las cabezas del clan OchagavĆ­a.

 

RubƩn ansiaba superar ese ritual, era el boleto al Ʃxito mƔximo como empresario, pero que se trataba?

 

—Como es el ritual, que debo hacer?—RubĆ©n necesitaba detalles.

 

—Ya te lo dije—contestó Augusto—SerĆ” mi hija quien se encargue del ritual, y ella en su momento te dirĆ” todo sobre Ć©l, y su significado…No seas como Sergio, —RubĆ©n supo muy bien de quien hablaba—El marido de Teresa mi hija mayor, quien fracasó en el ritual y ahora es sólo un mantenido de la familia…Aunque es Ćŗtil para darme nietos, por lo menos sirve para algo ese vago.

 

Augusto se retiró dejando a Rubén pensativo, aun se sobaba los huevos, pero en su cabeza estaba el susodicho ritual de las uvas, no fallaría sin importar lo de lo que se tratase, no sería como ese Sergio, que ante todos era un farandulero y evitado por los demÔs miembros de la familia de Alina, sólo su esposa le apreciaba.

 

 

Regresando al cuarto matrimonial…

 

—EstĆ” listo para iniciar el ritual?—Volvió a preguntar Alina, sacando a RubĆ©n de su letargo, el marido se apresuró a contestar.

 

—Claro…Sólo que tu padre no me adelantó de que se trataba.

 

—Yo te lo informarĆ© muy bien…Primero quĆ­tate el interior.

 

Rubén cumplió la orden, el marido esperaba con ansias las explicaciones de Alina, aunque la indicación de desnudarse le indicó que el ritual podría tener relación con el sexo, aunque eso no encajaba con lo dicho por Augusto, se supone que él hizo el ritual a sus hijos.

 

—De que trata exactamente?—RubĆ©n levantó la mirada, pero es cuando Alina retrocedió su grueso muslo para proyectarlo con fuerza contra los entrepierna de su marido.

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La maciza rodilla de la mujer de talla grande aplastó el bulto gonadal y la erección de Rubén.

 

—AAAhhh!!!—Expresó RubĆ©n tras el golpazo de Alina, el hombre se derrumbó de rodillas, cubriendo sus huevos. Su verga erecta tambiĆ©n sufrió el impacto, causĆ”ndole dolor, pero nada comparado con sus delicadas bolas que sufrĆ­an.

 

La enorme mujer sonreía al verle hincado ante ella, ubicó sus manos en las anchas caderas y le dio un minuto para que el varón digiriera el dolor.

 

—Demonios, porque hiciste eso, Alina?—RubĆ©n la miró con expresión de total desconocimiento.

 

RubĆ©n forzaba los labios para no soltar quejidos lastimeros, mostraba el rostro rojo, buscando soportar el dolor…El macho maldijo su suerte, recordó el golpe que Augusto le habĆ­a dado con contundencia, aquel fue mĆ”s fuerte, viniendo de un hombre, pero el rodillazo de Alina no se quedaba atrĆ”s…Ella,  una mujer con tales dimensiones sĆ­ que pegaba duro, y le daba en sus Ć”reas sensibles…Primero fue el padre, ahora era la hija quien le golpeaba las bolas, que rayos le sucedĆ­a a esa familia!?...Y con Alina el asunto era especial, ella era su esposa, como se le ocurrĆ­a golpearlo allĆ­?, de su esposa hacia sus bolas debĆ­a esperar nada mĆ”s que caricias, y mĆ”s en la noche de bodas.

 

La mujer expresó:

 

—LevĆ”ntate querido esposo, el ritual de las uvas apenas inicia.

 

—Ritual?, de quĆ© diablos hablas?, porque me pegaste en las bolas?—RubĆ©n no entendĆ­a nada, pero fuese lo que fuese, al parecer el ritual no era lo que Ć©l creĆ­a.

 

Alina se inclinó hacia el arrodillado RubĆ©n y le tomó de los brazos, levantĆ”ndoselos, RubĆ©n no entendĆ­a que querĆ­a hacer, trató de evitar el movimiento, —que retiraba sus manos de sus pelotas—, pero debilitado por el dolor, Alina tenĆ­a ahora mĆ”s fuerza que Ć©l…El varón trataba de juntar los muslos para no dejar sin protección sus dolidas bolas…

 

…La mujer le empujó haciĆ©ndole caer sentado, ahora la entrepierna de RubĆ©n estaba mĆ”s que expuesta.

 

—Numero dos!—Expresó Alina al tiempo que hundĆ­a su empeine en el saco escrotal de su esposo.

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El choque de piel y carnes produjo que las huevas del esposo se deformaran cuando chocaron contra su propio cuerpo.

 

—CARAJO!! Aaaaahhh!!!!—RubĆ©n comenzó a dar de brincos por todo el suelo como una lombriz cercenada.

 

—Sopórtalo querido RubĆ©n, tengo que pegarte en las huevas, si resistes eso habrĆ”s superado el ritual de las uvas…

 

—Ough, Ohh!!!—RubĆ©n estaba como un caracol, escurrĆ­an lĆ”grimas de sus ojos, el macho no sabĆ­a cómo asimilar aquel sufrimiento, sentĆ­a sus testĆ­culos en llamas.

 

—Querido mĆ­o, si quieres que mi padre te tenga en consideración para los negocios de la familia, debes pasar el ritual.

 

—Esto es el ritual?—Expresó quejumbroso RubĆ©n y por fin parecĆ­a soportar el sufrimiento, ahora recostado contra un soporte de la cama matrimonial se sobaba sin parar.

 

—SĆ­, mi querido esposo, Ć©sta región del Aconcagua es seca y calurosa, sólo los fuertes sobreviven y triunfan aquĆ­, asĆ­ fue como mis antepasados, que iniciaron la industria del vino aquĆ­, lo lograron… Nadie creyó que podĆ­an tener Ć©xito, pero con trabajo duro y perseverancia lograron llevar a la cima a la familia OchagavĆ­a…

 

RubƩn se incorporaba mientras escuchaba a su esposa.

 

—…El sacrificio debe consagrarse y valorarse, y segĆŗn mi abuelo y mi padre el ritual de las uvas es necesario para mantener esa fuerza en la familia…Y segĆŗn ellos golpear los huevos de los hombres demostrarĆ” su fuerza.

 

—No entiendo nada…¿Porque los huevos?—RubĆ©n seguĆ­a sobĆ”ndose, Alina no prestó atención a su esposo, continuó su exposición:

 

—Personalmente no estoy de acuerdo con el ritual, no estĆ” bien que una esposa golpee los testĆ­culos de su esposo, lo puede lamentar despuĆ©s, en la cama o en la capacidad del esposo en embarazarla, ruego a dios que eso no te pase a ti mi amado RubĆ©n, porque te amo y eso no cambiarĆ” pases o no este ritual…

 

—Entonces porque lo realizas?, te hubieras negado!

 

—No podĆ­a, una hija debe obedecer a su padre, ademĆ”s sĆ­ estoy de acuerdo en el objetivo del ritual: El demostrar la rudeza y fortaleza de los miembros de la familia es necesaria, yo misma de niƱa padecĆ­ el ritual, no tengo bolas asĆ­ que mi madre me ordenó trabajar en el viƱedo recogiendo uvas con mis propias manos…DebĆ­ trabajar sin descanso hasta que mi madre comprobó que mis manos sangraban, sólo entonces superĆ© la prueba…

 

Alina se observaba las manos.

 

—…En ese entonces sentĆ­a que era un abuso para conmigo, pero con el tiempo me di cuenta que me volvió mĆ”s fuerte de carĆ”cter…Y nuestra familia debe ser fuerte!

 

—Y porque no me pusieron a trabajar en el viƱedo hasta que sangrase por las manos?, eso serĆ­a mejor que esto, oh dios mĆ­o!—Al dar un paso, el dolor de pelotas casi le hizo caerse.

 

—Perdón RubĆ©n, pero no es asĆ­ para los varones, mi abuelo inventó el ritual y para los varones asĆ­ debe ser.

 

—Pero porque patearle los huevos al esposo…—RubĆ©n recordó que Sergio, el esposo de la hermana de Alina, falló el ritual, no soportó el ser pateado, Ć©l no estaba lejos de eso, y no recriminaba ahora a Sergio…Porque cómo le dolĆ­an las bolas!

 

—Pues no hay forma de demostrar la bravura, resistencia y fuerza de cuerpo y mente de un masculino que pegarle en dónde es mĆ”s delicado, mi padre me contó que si se es un hombre, no hay algo que lo deje mĆ”s vulnerable que sentir un dolor allĆ” abajo—Alina seƱaló la entrepierna cubierta de RubĆ©n—Y si a pesar de ese gran sufrimiento logra soportarlo y salir adelantĆ©, pues eso le volverĆ” mĆ”s fuerte, bueno, eso me dijo Ć©l.

 

—Tu padre estĆ” loco, sabias?

 

—Rubencito, no hables asĆ­ de mi papĆ” y de tu suegro, son las tradiciones y deben respetarse, ahora quita las manos de tus bolas, mi amor, el ritual solo terminarĆ” cuando soportes todo… y son 5 golpes bien fuertes. 

 

—Cinco golpes? Es una locura!—RubĆ©n se mostró pĆ”lido al escuchar eso.

 

—Por favor  RubĆ©n, te amo, soporta el ritual, te lo ruego, quiero lo mejor para ti.

 

—Lo mejor para mĆ­ y el dĆ­a que somos marido y mujer me dejas sin cojones, AAyy!!—El dolor seguĆ­a siendo intenso.

 

—No querĆ­a ser yo quiĆ©n te golpeara los testĆ­culos, pero mi padre consideró que tĆŗ no eres de la familia, y sólo a travĆ©s de mi es que entras en a formar parte de nosotros, por eso debe ser la esposa quien lastime los huevos del marido.

 

Rubén entendía la mortificación en su mujer, pensó las cosas detenidamente a pesar del dolor, si este era el susodicho ritual, lo superaría! no fracasaría como Sergio, nunca renunció a nada en su vida, debía ser exitoso en todo, resistiría lo que sea!

 

RubĆ©n tomó aire, retiró las manos de sus cojones y separó un poco las piernas, Alina se mostró orgullosa de la colaboración de su esposo, la mujer se movió hasta ubicarse detrĆ”s de Ć©l y se dispuso a continuar…RubĆ©n no protestó, sólo esperaba el dolor.

 

El pie de Alina ascendió entre los muslos separados de Rubén el empeine sacudió y aporreó el escroto del marido con violencia!

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—AAAAAAAHHHH!!!!—Soltó un alarido su esposo, y de inmediato cayó al piso cogiĆ©ndose las bolas, Alina no medĆ­a sus golpes, era fiel al ritual y debĆ­a patearlo con todas sus fuerzas.

 

La mujer sonreĆ­a disimuladamente, se sentĆ­a alegre pateando a su esposo allĆ­ abajo, no era algo que pudiera a hacer a gusto y estaba segura que nunca volverĆ­a a suceder, era morboso el asunto y querĆ­a aprovechar esta Ćŗnica oportunidad de golpear los testĆ­culos de un hombre.

 

Rubén sentía arcadas y lÔgrimas asomaron por sus ojos, el varón respiraba profundo y exhalaba con fuerza como un toro bravo, su acto de fortaleza le daba un tenue alivio.

 

La enorme mujer esperó un tiempo prudente para que su esposo se recuperara, Rubén sabía que el ritual aún no terminaba y haciéndose el valiente se trató de incorporar.

 

—Tranquilo querido, yo te ayudo—Alina ofreció su hombro y RubĆ©n se pudo levantar.

 

La esposa le dio un beso en la mejilla, sonriƩndole y agradecida por la fortaleza de su hombre.

 

Las piernas de Rubén temblaban, apenas si podían mantenerlo erguido, Alina comenzó a acariciarle, tocÔndole la espalda, las nalgas, los muslos, ella se sentía excitada y el tocar el cuerpo de su esposo aumentó su calentura.

 

Rubén solo se preocupaba por mantenerse en pie, apoyaba las manos en sus rodillas, sólo así evitaba caerse de vuelta al piso.

 

Alina se quitó la ropa interior, se sentía ardiente. Consideró que era hora del cuarto golpe, una vez mÔs por detrÔs tocó la espalda de Rubén, midiendo una distancia prudente para asegurarse de que su próxima patada sería aún mÔs fuerte y mÔs certera que la anterior.

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La mujer casi dio una corta carrera para tomar impulso y soltó toda la fuerza de su gruesa extremidad inferior derecha. Los huevos de Rubén quedaron casi planos entre el empeine femenino y su zona perianal.

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—IIIiiiii…..IIIIIIAAAAAA!!!!!—Chilló RubĆ©n ante el brutal castigo gonadal, la mujer retiró lentamente el pie, dejando que las huevas de su esposo regresaran a su sitio normal, el descenso del saco de bolas causó mĆ”s daƱo a RubĆ©n, quien exclamó:

 

—OOuughh!!—El hombre torció los ojos, juntó los muslos, mientras sus rodillas se doblaban y se iba de medio lado al piso, se ubicó como un ovillo protector.

 

La mujer una vez mƔs le dio un tiempo, ella jadeaba acalorada, se sentƭa muy bien, su cuerpo le regalaba sensaciones de placer.

 

Pasaron unos cinco minutos y Alina ya le iba a pedir el quinto golpe.

 

—Maldición!, mis bolas…Ay—RubĆ©n lloraba del dolor, pero se notaba su intento por soportar el sufrimiento— Y porque rayos le dicen el ritual de las uvas?, que tiene que ver?—El expresar su duda al menos le darĆ­a algo mĆ”s de tiempo, (y le distraerĆ­a la mente del dolor al escuchar a su esposa), pues aĆŗn faltaba ese quinto golpe.

 

—Es el lenguaje de la familia, contigo nunca lo he usado…Todos a los huevos de los hombres les decimos las UVAS, cómo por ejemplo: ā€œMira que se golpeó las uvas ese empleadoā€, o ā€œVaya que tiene las uvas bien puestas tu maridoā€, esas frases las usamos entre nosotros incluso desde niƱas, es la jerga de los OchagavĆ­a.

 

Alina se tocaba las tetas al aire, se mostró mÔs excitada recordando la primera vez que vio a su esposo desnudo, el término Uvas, le trajo esa memoria.

 

—…Vaya RubĆ©n, no sabes cómo me encantaron tus bolas desde que te conocĆ­ en la cama, eres un hombre con Uvas grandes…Por ser criada desde niƱa en una hacienda vinĆ­cola he visto toda clase de uvas en diversos cultivos, pero una vez escuchĆ© de unas uvas producidas en Vietnam que eran mĆ”s grandes que un huevo de gallina…

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…Y cuando vi tus pelotas me dije, Ć©ste tiene esas uvas de Vietnam, uvas enormes colgando entre sus piernas…Y quiero tener un marido con uvas asĆ­!

 

Alina se masajeaba las masas mamarias, jadeaba excitada, pero se detuvo pues era hora de continuar el ritual.

 

—Ahora ruego que soportes el golpe final para que me hagas sentir ademĆ”s de enamorada, orgullosa de ti, mi esposo.

 

La mujer hacƭa seƱas a RubƩn para que se incorporara.

 

—Arriba mi vida…Falta el Ćŗltimo y quinto golpe, estĆ”s cerca de superar el ritual, levĆ”ntate!

 

Pero Rubén todo lo que quería era descansar, la esposa insistió y él lo intentó, se sentó en el suelo y trató pero no pudo.

 

—No puedo pararme, es en serio.

 

Alina le observó allí sentado y estuvo de acuerdo, su marido no podía ponerse en pie, la fuerza de las piernas ya se le había esfumado, pero no por eso se detendría el ritual, ella estaba decidida a terminarlo y como su marido no se rendía, le castigaría de otra manera...La mujer ahora era innovadora.

 

La enorme y desnuda mujer se sentó sobre su esposo, dÔndole la espalda y en frente a la zona genital, con brusquedad Alina tomó el escroto hinchado de su esposo y lo retorció con violencia.

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—AAAAAAAHHHH!!!!!!—RubĆ©n soltó un grito animal cuando sus gónadas eran apretadas y al tiempo torcido su escroto.

 

—Resiste queridooooo!!!—Expresaba Alina, apretando los dientes y haciendo la mayor fuerza posible en Ć©ste Ćŗltimo ataque testicular.

 

La mujer tiró del escroto de su marido, tratando de levantarle el cuerpo.

 

—SUƉLTAME LAS HUEVAS, MALVADA!!!!!—RubĆ©n sacudĆ­a su cabeza, desesperado por el intenso sufrimiento.

 

Por fin la esposa liberó su escroto y tomó aire ante el esfuerzo del castigarlo.

 

Libre de las bolas, Rubén se retorció en el piso, girando de un lado a otro, recogió las piernas y quedó en posición fetal, apretaba los dientes y las lÔgrimas recorrían su rostro.

 

—Mis huevas!!!, AY!!—El varón se quedó quieto tensionando todo su cuerpo, parecĆ­a querer soportar lo insoportable para un hombre.

 

Alina se inclinó ante él y le besó la frente.

 

—Calma querido, te llevarĆ© a la cama.

 

La enorme mujer ayudó a levantarle y le dejó bajo las sÔbanas, el esposo no dejaba de quejarse, sin soltar un instante sus parte viriles. Alina se sintió mal al verlo temblorosos y muerto del dolor, pero todo lo hecho era necesario.

 

—Descansa, RubĆ©n, superaste el ritual de las uvas, y mi padre lo sabrĆ”.

 

En ese momento a Rubén no le importó nada su sueño de éxito empresarial, sólo quería sobar y sanar sus testículos, su hombría era todo lo que importaba.

 

 

Al final Alina se colocó la ropa interior y salió del cuarto en bata de noche, su padre le esperaba en el pasillo.

 

—El ritual se completó padre, RubĆ©n duerme ahora, agotado y adolorido por supuesto.

 

—Tienes prueba de que se hizo correctamente, o tendrĆ© que entrar a verle las uvas.

 

La hija ya sabía cómo demostrar lo sucedido, levantó un poco su pierna derecha, enseñando a Augusto su pie.

 

El patriarca observó el grueso pie de su hija, se notaba la zonas mÔs que rojiza, todo por los múltiples golpes dados al escroto de Rubén.

 

El padre no dudó en creer y felicitar a su hija. El hombre recordó que cuando golpeó los huevos de RubĆ©n hace semanas supo que era poseedor de UVAS GRANDES, —lo que de seguro era uno de los motivos del enamoramiento de su hija querida—, pero dudaba si ademĆ”s tendrĆ­a su futuro yerno la resistencia gonadal en esas uvas para superar el ritual.

 

—Tu esposo serĆ” bienvenido en nuestra familia Alina, espero en verdad que te haga feliz, hija.

 

—Lo amo y despuĆ©s de lo demostrado esta noche, lo amo mĆ”s, es un hombre de verdad y serĆ” el padre de mis hijos.

 

Augusto la volvió a felicitar, notó una expresión de intriga en su hija y le preguntó que le preocupaba.

 

—Papi, porquĆ© son cinco golpes?, porque ese nĆŗmero?, he castigado severamente a RubĆ©n y ni siquiera sĆ© porque le di ese nĆŗmero de golpes.

 

—Eso lo inventó tu abuelo, cinco veces estuvo en bancarrota y las cinco veces salió adelante y cada vez mĆ”s fuerte, por eso el nĆŗmero, cinco veces un varón OchagavĆ­a debe superar la adversidad y salir adelante.

 

Alina asintió entendiendo el significado. Augusto se despidió y retiró a dormir.

 

Alina regresarĆ­a a la habitación, se ubicó entre las piernas de su esposo y despertĆ”ndole le retiró las manos de los testĆ­culos, el marido aun adolorido entendió que querĆ­a y abrió las piernas, la mujer comenzarĆ­a  a acariciarle, sobarle y hasta besarle los adoloridos huevos, trayĆ©ndole alivio el resto de la noche.

 

—TambiĆ©n soy muy buena palpando las uvas del viƱedo, asĆ­ sĆ© las que son de buena calidad y las que salen malas, y verĆ”s cómo disfruto tratando bien las uvas de calidad…Porque esta noche RubĆ©n, he constatado la gran calidad de las uvas que tiene mi marido entre las piernas, en adelante tus preciadas uvas serĆ”n bien tratadas, cómo lo merecen…De tu esposa sólo recibirĆ”s cosas lindas para tus huevos.

 

Rubén se relajó por completo, recibiendo todos los buenos tratos de Alina hacia sus testículos, el hombre comenzó a enamorarse en verdad de su consentidora esposa.

 

Rubén cumplió su sueño de sobresalir en el Ômbito empresarial, junto a su querida esposa y a una abundante descendencia; Con el tiempo llegó a administrar con éxito el imperio familiar de los Ochagavía.

 

 

FIN.

 

 

***

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