Los hombres de Micaela (5/5): la suerte del villano - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

23 jun 2022

demo-image

Los hombres de Micaela (5/5): la suerte del villano

Micaela


Una jovencita que no debĆ­a tener mĆ”s de 23 aƱos estaba arrodillada entre las piernas de Ɓlvaro Rouco, se trataba de Ingrid, una de las empleadas de la tienda deportiva al que su jefe la hizo su amante a fuerza de chantaje para que conservara su empleo. Estaban en la oficina del apuesto esposo de Micaela Valdivieso. El hombre la tomó de las mejillas con las dos manos y comenzó a dirigirla con velocidad y agresividad hacia su palpitante miembro donde ella empezó una ahogada felación. DespuĆ©s de varios movimientos la soltó e Ingrid se apartó de la blanca polla lentamente, su boca escurrĆ­a saliva.

 

f17ae9a05edc708c55d6f2b11123f27e.30
—Regresa a lo que estabas putita, come mĆ”s. Mira que no me tienes contento. No entiendo como nunca puedes aprenderte los precios, siempre andas con la cabeza en otro lugar —ferviente la muchacha obedeció, se inclinó un poco y comenzó a chupar la polla de su jefe.

 

Una y otra vez su garganta era blanco de la cabeza del pene, un liquido salado comenzó a embargar su boca. En cada acto se comĆ­a la polla de un solo golpe y se deslizaba poco a poco procurando que sus labios no se separasen de cada delicioso centĆ­metro del pene, una vez que sus labios llegaban a su cabeza la lamĆ­a toda y Ɓlvaro tomando su grueso pene le daba ligeros golpes sobre el rostro y lengua, para despuĆ©s iniciar de nuevo a chuparle la polla.

 

Entre gemidos de placer, Ɓlvaro le dijo:

 

—Quiero que te comas mi semen, Ingrid. Mi leche es para ti.

 

Con lo que ella entre gemidos afirmó con la cabeza, sabía que no era buena para las ventas, pero con satisfacer sexualmente al viejo en su despacho se sentía tranquila. Aún así desconocía que a final de mes iba a ser finalmente despedida. Se metió por completo el miembro en su boca.

 

e4563555f46ac4a800cf6bd5ef11f476.15
Pasaron algunos instantes, cuando Álvaro la detuvo con su mano, la sujetó de la frente, Ingrid abrió muy grande la boca y sacó la lengua lo mÔs que pudo, de la punta del grueso pene comenzó a salir el tan ansiado premio que salpicó su cara, empapando su lengua y el interior de su boca. Cuando el orgasmo del señor Álvaro Rouco cesó, exprimió de abajo hacia arriba su miembro para que alguna gota no se quedara almacenada y todo cayó en la boca de Ingrid, ella abrió los ojos y como autómata lamió la cabeza del pene, se tragó toda la leche que había caído en su boca y se levantó. Con ayuda de sus dedos recogió las gotas que habían caído en su rostro para dirigirlas a su boca donde las saboreó y luego tragó, Álvaro le devolvía una sonrisa de auténtica picardía.

 

El jefe se acomodó el pantalón.

 

alvar0
—Ahora a trabajar —le ordenó.

 

Ingrid suspiró, afirmó obediente con la cabeza y se acercó a un espejo para terminar de limpiarse. Salió de la oficina sin hacer el mayor ruido. Álvaro retomó sus ocupaciones revisando la computadora y leyendo el número financiero de sus tiendas deportivas. Cerca de 20 minutos escuchó el ruido de pasos y un murmullo a la entrada de la puerta.

 

—”No puede pasar, seƱor! —era una voz femenina—. LlamarĆ© a seguridad para que lo saquen. Me meterĆ” en problemas.

 

mrjohnbadr-21062022-0003~2
La puerta se abrió de golpe y en el umbral estaba HasÔn Abou Kheir y detrÔs una empleada del establecimiento.

 

—Quise detenerlo, seƱor Ɓlvaro, pero nunca me escuchó.

 

Álvaro se levantó de su asiento, caminó frente a su escritorio.

 

—No te preocupes, Graciela. No me incomoda esta visita inoportuna.

 

La mujer afirmó y se dio la vuelta para salir. HasÔn penetro en la oficina, cerrando la puerta bajo seguro.

 

—¿QuĆ© demonios quieres, turco de mierda?

 

mrjohnbadr-21062022-0002~2
—¿Fuiste tĆŗ? ĀæVerdad, hijo de puta?

 

—No sĆ© de quĆ© hablas, afeminado.

 

—”TĆŗ has quemado mi local de Las Flores, cabrón!

 

Alvaro Rouco se echó a reír. Sí, él ordenó que quemaran la mueblería del Ôrabe, jamÔs lo admitiría e iba a parecer un accidente.

 

—No sĆ© de quĆ© hablas, turco loco. LĆ”rgate de mi tienda. La ensucias con tu podrido olor a kamikaze Al Qaeda.

 

—Eres una mierda, Ɓlvaro Rouco, un sharmuta. ĀæPor quĆ© lo haces? ĀæPor Micaela? Esa mujer volverĆ” a ser mĆ­a.

 

Álvaro volvió a reírse.

 

—Es conmigo con quiĆ©n despierta todos los dĆ­as.

 

—”Porque eres una mierda! —HasĆ”n parecĆ­a a punto de llorar—. La voy a recuperar.

 

Ɓlvaro no contuvo la risa.

 

—Ella es mĆ­a.

 

—Una cornuda es a tu lado.

 

—Ella se merece a su lado a un hombre —Alvaro se agarró los genitales con una mano meciendo con fuerza—. Un hombre a su lado es lo que merece, no un cobarde como tĆŗ.

 

Ambos hombres estaban parados uno al frente del otro, mirƔndose las entrepiernas.

 

Cogiendo a Ɓlvaro por sorpresa, Hasan interpuso una patada en la ingle de Ɓlvaro, aplanando por completo sus testĆ­culos.

 

Los ojos de Álvaro se desorbitaron y parpadeó.

 

HasÔn echó hacia atrÔs su pie. Volvió a levantar la pierna y dejó que la punta de su zapato chocara contra las carnosas bolas de Álvaro.

 

n__fleming-21062022-0001

GCHA07~2
Ɓlvaro chilló y agarró sus agonizantes gónadas. Se dobló y juntó las rodillas, sosteniendo sus albóndigas y gimiendo de dolor cayó sobre sus rodillas.

 

HasÔn levantó las cejas y miró a Álvaro, que estaba arrodillado frente a él.

 

—Me voy a encargar de que nunca mĆ”s vuelvas a follar con Micaela —juró—. Ella fue mi novia por aƱos.

 

Ɓlvaro gimió de dolor. —La primera vez la perdiste por cobarde —gimió—, y la segunda vez, Ā”tambiĆ©n!

 

HasÔn soltó un gruñido de enojo, tomó a Álvaro del cuello y lo hizo levantar, deslizó una mano entre los muslos de Álvaro, agarrando sus grandes bolas y apretando con fuerza.

 

Álvaro gritó de dolor.

 

HasÔn tiró de los testículos de Álvaro.

 

Ɓlvaro gimió y trató de apartar la mano de HasĆ”n de sus gónadas, pero HasĆ”n apretó con fuerza y amasó las frĆ”giles ciruelas entre sus dedos.

 

1654343354311~2
Al darse cuenta de que tenía que cambiar su tÔctica rÔpidamente, la mano de Álvaro buscó los testículos de HasÔn. Con un gruñido de dolor, tomó los dos cojones y apretó la mano alrededor de ellos.

 

HasĆ”n jadeó y puso los ojos como platos, tuvo que soltar al instante las bolas de Ɓlvaro.

 

Ɓlvaro no se rindió, obtuvo de golpe la ventaja, simplemente levantó su muslo derecho para apartar sus genitales del alcance de HasĆ”n, como tenĆ­a las bolas vacĆ­as despuĆ©s de la espectacular mamada de Ingrid, su dolor era profundo.

 

Los ojos de HasĆ”n se abrieron cuando Ɓlvaro tiró brutalmente de sus bolas. Soltó un grito espeluznante. Sus ojos se llenaron de lĆ”grimas y gritó a todo pulmón. Sus testĆ­culos fueron liberados y se derrumbó en el suelo.

 

Álvaro se quedó mirÔndolo, masajeando sus doloridos huevos, haciendo una mueca de dolor.

 

AsĆ­ estuvieron los dos oponentes durante un largo rato, gimiendo de dolor y acariciando sus maltrechos testĆ­culos.

 

SLLI10~2
Sin embargo, Álvaro se recuperó bastante rÔpido. Hizo una mueca y lanzó una mirada de enfado a HasÔn, que seguía rodando por el suelo. Se enderezó orgulloso como un emperador y agarró los tobillos de HasÔn, separando ligeramente sus piernas.

 

—”No! —gimió el Ć”rabe.

 

Ɓlvaro lo ignoró y colocó su pie derecho entre los muslos de HasĆ”n, aplastando las gónadas del moro contra su cuerpo con la zuela del zapato.

 

HasƔn hizo una mueca y sus ojos se desorbitaron.

 

Álvaro tiró de los tobillos de HasÔn, estirando su pierna y aplastando por mÔs las bolas, triturÔndolas.

 

HasÔn dejó escapar un chillido agudo y trató de apartar el pie de Álvaro.

 

Álvaro se rió entre dientes y movió su zapato, haciendo que los ojos de HasÔn se abrieran de par en par y se llenaran de lÔgrimas.

 

HasÔn estaba sudando mucho, su cuerpo musculoso brillaba y su cabello corto estaba empapado. Su polla estaba erecta abultando el pantalón y goteando líquido preseminal en su trusa, mientras sus testículos estaban encajados entre su cuerpo y la suela del zapato de Álvaro.

 

HasÔn gritó a todo pulmón. Su pene se movió incontrolablemente.

 

Ɓlvaro sonrió, observando de cerca la reacción del cuerpo de HasĆ”n y particularmente la marca de su larga y gorda polla en el pantalón.

 

Los ojos de HasÔn perdieron el foco y su boca se abrió ligeramente. Gotas de sudor corrían por su frente. Su pene guardado en el pantalón continuaba retorciéndose.

 

Álvaro afincó su zapato.

 

HasÔn dejó escapar un gemido largo y miserable, y su polla comenzó a arrojar gotas pesadas de crema espesa y blanca que empapó su pantalón.

 

Ɓlvaro sonrió. Echó la pierna hacia atrĆ”s y pisoteó con fuerza los huevos de HasĆ”n.

 

El Ôrabe chilló.

 

Álvaro soltó los tobillos de HasÔn, permitiendo que el pobre hombre se acurrucara y agarrara su agonizante virilidad. Gemía y rodaba de un lado al otro, jadeando pesadamente.

 

Álvaro se dirigió al escritorio y cogió el teléfono.

 

—Graciela, por favor —dijo a travĆ©s del auricular—. EnvĆ­a a la gente de seguridad a mi oficina, hay un agente molesto aquĆ­ que quiero que se marche.

 

mrjohnbadr-21062022-0001~2
La humillación del pobre HasÔn iba a llegar en cuestión de minutos cuando dos forzudos de seguridad lo sacaran de la tienda, con el rostro dolorido, frotÔndose los testículos y una mancha muy larga y humedad de semen en el pantalón.
PQQR03~2

Alvaro se recostarĆ­a en su sillón y descansarĆ­a. Sus objetivos se habĆ­an cumplido, logró regresar a casa con su esposa y que ella misma se formara la idea de que HasĆ”n era un cobarde y que solo a su lado podĆ­a resignarse a tener una vejez acompaƱada. HasĆ”n nunca mĆ”s iba a regresar a su lado, el Ć”rabe quedarĆ­a en el pasado completamente en el olvido y Ć©l mismo se iba a encargar de que fuese parte del pasado. Se sintió cómodo de haberle quemado uno de sus locales la noche anterior y sĆ­ seguĆ­a molestando iba a chamuscarle todas las mueblerĆ­as de ser necesario.

 

Esa noche regresó a casa, cenó con su familia y en la privacidad de la habitación hizo el amor a su mujer.

 

Mica
Su gruesa polla apuntaba firme ante el hermoso cuerpo de su bella Micaela. Los fuertes hombros del terrible y exitoso villano recorrieron la piel de la mujer y se fueron a los pezones que apuntaban hacia arriba, llevó los labios a esos pezones y los absorbió como un manjar.

 

Micaela le agarró la polla, masajeó también sus testículos duros, puso un dedo en la punta del glande.

 

Ɓlvaro sintió mucha excitación, mientras una mano le masajeaba la polla erecta y palpitante, la otra masajeaba su espalda, empezó a gemir con deseos de gritar.

 

Levantó la cabeza y observó a Micaela, la boca de ambos se aprisionó en un beso intenso.

 

Micaela con sus dedos finos cogió la dura polla y la acercó a su coño, hizo unos movimientos con la punta de arriba abajo para estimularse, hasta que se detuvo en un punto determinado, Álvaro empujó.

 

Entró con mucha suavidad quedando su miembro viril envuelto por unas paredes húmedas y calientes, Álvaro empezó a moverse mientras Micaela lo acariciaba y besaba. Los testículos chocaban contra la pelvis de la mujer que estaba tumbada moviendo la cadera de arriba abajo.

 

Los gemidos aumentaron y gruñidos de placer se apoderaron de la habitación, las embestidas iban en aumento con fuerza y pasión, hasta que en un momento, un liquido envolvió su pene, era caliente y a borbotones.

 

Una corriente invadió el cuerpo de Ɓlvaro, sus gemidos aumentaron y un fuego interno lo invadió, Micaela se levantó y sacó la polla de su interior y empezó a masajearla con fuerza, metiĆ©ndosela en la boca, un latigazo interno de placer sacudió el cuerpo de Ćlvaro y su leche brotó sobre las manos de la Micaela.

 

n__fleming-21062022-0002
Un exhausto Ɓlvaro se recostó sobre la cama, sonriendo condujo a Micaela encima de Ć©l y la comenzó a besar, ella con las manos llena de semen, acarició y empapó el pecho de su por siempre marido.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages

undefined