El amuleto de Afrodita - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

16 jun 2022

El amuleto de Afrodita



 Los jĆ³venes guerreros ademĆ”s del entrenamiento tambiĆ©n necesitan saber sobre magia. «PrevenciĆ³n es prevenciĆ³n», decĆ­a QuirĆ³n. Esa tarde estaba dando una lecciĆ³n a sus discĆ­pulos sobre los peligros de los amuletos de amor. SeƱalaba un dibujo en un papiro que sostenĆ­a entre manos.

 

Esta es una especialidad de Afrodita. Quienquiera que lo use puede obligarse a convertirse en su esclavo sexual. Y despuĆ©s, el esclavo ni siquiera sabrĆ” quĆ© le ocurriĆ³. Tengan especial cuidado con eso. De todos modos, eso es suficiente por hoy. Hora de terminar las lecciones.

 

El centauro enrollĆ³ el papiro y lo puso con muchos otros mientras HĆ©rcules, Jason e Iolaus se dirigĆ­an a la puerta.

 

Iolao
—Vaya, me alegro de que haya terminado. ¡Prefiero sobre todo el entrenamiento fĆ­sico! —se riĆ³ Iolao. Se despidiĆ³ de sus amigos y se dirigiĆ³ al dormitorio. Cuando llegĆ³ se sorprendiĆ³ al ver a una mujer increĆ­blemente hermosa esperĆ”ndolo. 

 

SĆ© lo que has aprendido hoy, en especial sobre esto —se riĆ³ sosteniendo un amuleto idĆ©ntico al del dibujo de QuirĆ³n.

 

—¿Vaya, Afrodita? ¿Vas a usar eso conmigo? —preguntĆ³ Iolaus, sin saber si estar asustado o alegre.

 

—No, tonto —se riĆ³ la diosa—. Esto solo funciona en un hombre... cuando lo sostiene contra otro hombre. DiviĆ©rtete —arrojĆ³ el amuleto hacia Iolaus y desapareciĆ³ en un destello de luz, dejando a Iolaus agarrando el amuleto justo cuando entraron HĆ©rcules y Jason.

 

HĆ©rcules
—Amigo, subamos a las colinas despuĆ©s de la cena, veamos quĆ© podemos encontrar —dijo HĆ©rcules. 

 

—Estoy eh… —Iolaus dudĆ³, deslizando el amuleto en su tĆŗnica—. EstĆ” bien, por mĆ­, irĆ©.

 

 

DespuĆ©s de la cena, los tres amigos se dirigieron a las colinas. Una vez lejos de la academia, vagaron por las tierras boscosas tratando de encontrar un lugar apartado. Un pequeƱo claro se abriĆ³ ante ellos. Jason bostezĆ³ y dijo:

 

Jason
—Me vendrĆ­a bien un descanso.

 

—EstĆ” bien —comentĆ³ HĆ©rcules—, por el momento solo quiero subir aquella colina. 

 

—Te espero aquĆ­.

 

—IrĆ© con HĆ©rcules —afirmĆ³ Iolaus corriendo tras Ć©l.

 

Dejando a Jason tendido en el claro, HĆ©rcules e Iolaus se dirigieron a la colina. Cuando llegaron, Iolaus decidiĆ³ arriesgarse. 

 

—Oye, HĆ©rcules, mira lo que acabo de encontrar —murmurĆ³. Cuando HĆ©rcules se volviĆ³ hacia Ć©l, el objeto lanzĆ³ un rayo de luz a los ojos de HĆ©rcules. 

 

InstantƔneamente HƩrcules se detuvo, mirando fijamente al frente.

 

—Te ves bien —murmurĆ³ Iolaus mientras rodeaba a su nuevo esclavo. Cuando llegĆ³ frente a su cautivo, dejĆ³ caer su mano sobre la virilidad de HĆ©rcules. Era firme y dura. MasajeĆ³ y acariciĆ³ el bulto—. Oye HĆ©rcules, dĆ©jame apretar tus testĆ­culos —susurrĆ³.

 

La expresiĆ³n floja de HĆ©rcules no cambiĆ³ mientras se abrĆ­a la tĆŗnica y los pantalones. Todo el tiempo, Iolaus no apartĆ³ su mano de de la carne dura como el hierro frente a Ć©l. La virilidad joven de HĆ©rcules se moviĆ³ con fuerza cuando Iolaus acariciĆ³ los pezones del robusto hĆ©roe. Incapaz de contenerse, Iolaus cayĆ³ de rodillas y tomĆ³ el par de esferas que colgaban entre sus piernas. Las envolviĆ³ en su mano y comenzĆ³ a apretar con suprema fuerza. Aplastando y tirando, pronto sintiĆ³ una explosiĆ³n de semen que rebotĆ³ en su cara. El joven abriĆ³ la boca y tragĆ³ la semilla del semidiĆ³s y se puso de pie limpiĆ”ndose con su tĆŗnica. HĆ©rcules miraba desenfocado a la distancia, su expresiĆ³n era de puro dolor.


 —SerĆ” mejor que te abroches antes de que llegue Jason —le susurrĆ³. 

 

HĆ©rcules empezĆ³ a atarse la tĆŗnica y los pantalones, mientras Iolaus daba vueltas detrĆ”s de Ć©l frotando su mano sobre su duro miembro, su excitaciĆ³n iba en aumento y antes de que pudiera contenerse, estallĆ³ en un enorme chorro de semen. Y mientras lo hacĆ­a, cayĆ³ hacia atrĆ”s inconsciente al suelo mientras HĆ©rcules tropezaba y caĆ­a.

 

Unos minutos mĆ”s tarde Iolaus se despertĆ³. RĆ”pidamente se ajustĆ³ la ropa y luego se dio cuenta de que el amuleto habĆ­a desaparecido. HĆ©rcules estaba sacudiendo la cabeza mientras se levantaba. —Uf, me sentĆ­ realmente mareado, me pregunto quĆ© lo causĆ³ —Iolaus se percatĆ³ de que HĆ©rcules no tenĆ­a idea de lo que acababa de suceder. —El clima estĆ” hermoso —dijo cambiando de tema.

 

—Claro que sĆ­ — dijo HĆ©rcules—. Escucha, voy a regresar con Jason, creo que necesito descansar.

 

—Claro —respondiĆ³ Iolaus—. Me quedarĆ© aquĆ­ —en realidad iba a dedicarse a encontrar el amuleto, sin saber que ahora descansaba en la tĆŗnica de HĆ©rcules.

 

 

HĆ©rcules regresĆ³ al claro para ver a Jason que reciĆ©n despertaba. Ya habĆ­a encontrado el amuleto y le estaba dando vueltas en las manos mientras Jason bostezaba y se sentaba. Un destello brillĆ³ en el amuleto directo a la cara de Jason. HĆ©rcules mirĆ³ con asombro cuando la mandĆ­bula de Jason colgaba flojamente y sus ojos se nublaban.

 

—Wow, esto es poderoso — murmurĆ³ mirando el amuleto en sus manos—. Hola, Jason, ¿estĆ”s bien amigo? —preguntĆ³ arrodillĆ”ndose junto al apuesto joven prĆ­ncipe de Corinto.

 

—Claro, HĆ©rcules —dijo Jason. Se volviĆ³ y mirĆ³ el rostro de HĆ©rcules a solo unos centĆ­metros del suyo, luego se inclinĆ³ y lo besĆ³ en los labios. HĆ©rcules estaba demasiado sorprendido para reaccionar, aĆŗn asĆ­ siguiĆ³ besĆ”ndolo.

 

—¿Puedes pararte? —preguntĆ³ Jason, se incorporĆ³ lentamente y luego se balanceĆ³ mientras se abrĆ­a la tĆŗnica para revelar sus pectorales fuertes y su estĆ³mago resistente con mĆŗsculos. ExtendiĆ³ la mano y tirĆ³ de la mano de HĆ©rcules hacia adelante frotĆ”ndola a travĆ©s de las duras losas de mĆŗsculos. HĆ©rcules estaba demasiado fascinado para alejarse. Jason se volviĆ³ mientras se bajaba los pantalones, metiendo su trasero en la entrepierna de HĆ©rcules. 

 

HĆ©rcules moviĆ³ sus manos para recorrer los costados de Jason y acariciar sus pectorales mientras sus caderas empezaban a empujar su abultada polla en el trasero de Jason. De repente, Jason se levantĆ³ de un tirĆ³n cuando un chorro blanco saliĆ³ disparado de su pene. HĆ©rcules podĆ­a sentir venir su propio orgasmo mientras sacaba su pene. En segundos, ambos jĆ³venes yacĆ­an desplomados en el suelo.

 

HĆ©rcules fue el primero en despertar. RĆ”pidamente se limpiĆ³ la polla y se ajustĆ³ el pantalĆ³n, luego cerrĆ³ la tĆŗnica y el pantalĆ³n de Jason en apariencia de normalidad.

 

Jason se despertĆ³.

 

—Oh, hola HĆ©rcules. ¿Buen paseo? —interrogĆ³ adormilado. Con una sensaciĆ³n de alivio, HĆ©rcules supo que Jason habĆ­a perdido todo recuerdo del encuentro.

 

—SĆ­ —murmurĆ³ mientras se acostaba con cansancio para dormir el mejor orgasmo que podĆ­a recordar.

 

Jason mirĆ³ la forma dormida de HĆ©rcules. —Todo debe verse bien desde esa colina. Creo que lo comprobarĆ© yo mismo —se dijo a sĆ­ mismo.

 

 

Jason llegĆ³ a la colina para encontrar a Iolaus todavĆ­a mirando a su alrededor. 

 

—¿Perdiste algo? —preguntĆ³.

 

—Eeeeeh… en realidad no —respondiĆ³ Iolaus sin dejar de escanear el suelo.

 

—¿Es esto? —preguntĆ³ Jason, mostrĆ”ndole el objeto mĆ”gico a Iolaus.

 

Iolaus se mantuvo firme, con los brazos colgando sin fuerzas a los costados. 

 

—Hmm, apuesto a que desearĆ­as haber encontrado esto primero —murmurĆ³ Jason mientras daba un paso adelante deslizando su mano dentro de la tĆŗnica de Iolaus, pellizcando el pezĆ³n pequeƱo y duro que se encontrĆ³. Iolaus gruĆ±Ć³ de placer.

 

—¡MuĆ©rdeme las bolas! —ordenĆ³ JasĆ³n.

 

Iolaus se arrodillĆ³ y mordiĆ³ el par de cojones de Jason. El hĆ©roe gruƱo de dolor al mismo tiempo que su polla adquirĆ­a una gran dureza 

 

Ambos muchachos estallaron en placer casi simultƔneamente y cayeron al suelo, aturdidos y confundidos.

 

El cĆ­rculo estaba completo. Desde la distancia, Afrodita se riĆ³ y chasqueĆ³ los dedos. El amuleto apareciĆ³ en su mano y se alejĆ³, trabajo hecho.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages