Los jĆ³venes guerreros ademĆ”s del entrenamiento tambiĆ©n necesitan saber sobre magia. «PrevenciĆ³n es prevenciĆ³n», decĆa QuirĆ³n. Esa tarde estaba dando una lecciĆ³n a sus discĆpulos sobre los peligros de los amuletos de amor. SeƱalaba un dibujo en un papiro que sostenĆa entre manos.
—Esta es una especialidad de Afrodita. Quienquiera que lo use puede obligarse a convertirse en su esclavo sexual. Y despuĆ©s, el esclavo ni siquiera sabrĆ” quĆ© le ocurriĆ³. Tengan especial cuidado con eso. De todos modos, eso es suficiente por hoy. Hora de terminar las lecciones.
El centauro enrollĆ³ el papiro y lo puso con muchos otros mientras HĆ©rcules, Jason e Iolaus se dirigĆan a la puerta.
Iolao |
—SĆ© lo que has aprendido hoy, en especial sobre esto —se riĆ³ sosteniendo un amuleto idĆ©ntico al del dibujo de QuirĆ³n.
—¿Vaya, Afrodita? ¿Vas a usar eso conmigo? —preguntĆ³ Iolaus, sin saber si estar asustado o alegre.
—No, tonto —se riĆ³ la diosa—. Esto solo funciona en un hombre... cuando lo sostiene contra otro hombre. DiviĆ©rtete —arrojĆ³ el amuleto hacia Iolaus y desapareciĆ³ en un destello de luz, dejando a Iolaus agarrando el amuleto justo cuando entraron HĆ©rcules y Jason.
HĆ©rcules |
—Estoy eh… —Iolaus dudĆ³, deslizando el amuleto en su tĆŗnica—. EstĆ” bien, por mĆ, irĆ©.
…
DespuĆ©s de la cena, los tres amigos se dirigieron a las colinas. Una vez lejos de la academia, vagaron por las tierras boscosas tratando de encontrar un lugar apartado. Un pequeƱo claro se abriĆ³ ante ellos. Jason bostezĆ³ y dijo:
Jason |
—EstĆ” bien —comentĆ³ HĆ©rcules—, por el momento solo quiero subir aquella colina.
—Te espero aquĆ.
—IrĆ© con HĆ©rcules —afirmĆ³ Iolaus corriendo tras Ć©l.
Dejando a Jason tendido en el claro, HĆ©rcules e Iolaus se dirigieron a la colina. Cuando llegaron, Iolaus decidiĆ³ arriesgarse.
—Oye, HĆ©rcules, mira lo que acabo de encontrar —murmurĆ³. Cuando HĆ©rcules se volviĆ³ hacia Ć©l, el objeto lanzĆ³ un rayo de luz a los ojos de HĆ©rcules.
InstantƔneamente HƩrcules se detuvo, mirando fijamente al frente.
—Te ves bien —murmurĆ³ Iolaus mientras rodeaba a su nuevo esclavo. Cuando llegĆ³ frente a su cautivo, dejĆ³ caer su mano sobre la virilidad de HĆ©rcules. Era firme y dura. MasajeĆ³ y acariciĆ³ el bulto—. Oye HĆ©rcules, dĆ©jame apretar tus testĆculos —susurrĆ³.
La expresiĆ³n floja de HĆ©rcules no cambiĆ³ mientras se abrĆa la tĆŗnica y los pantalones. Todo el tiempo, Iolaus no apartĆ³ su mano de de la carne dura como el hierro frente a Ć©l. La virilidad joven de HĆ©rcules se moviĆ³ con fuerza cuando Iolaus acariciĆ³ los pezones del robusto hĆ©roe. Incapaz de contenerse, Iolaus cayĆ³ de rodillas y tomĆ³ el par de esferas que colgaban entre sus piernas. Las envolviĆ³ en su mano y comenzĆ³ a apretar con suprema fuerza. Aplastando y tirando, pronto sintiĆ³ una explosiĆ³n de semen que rebotĆ³ en su cara. El joven abriĆ³ la boca y tragĆ³ la semilla del semidiĆ³s y se puso de pie limpiĆ”ndose con su tĆŗnica. HĆ©rcules miraba desenfocado a la distancia, su expresiĆ³n era de puro dolor.
—SerĆ” mejor que te abroches antes de que llegue Jason —le susurrĆ³.
HĆ©rcules empezĆ³ a atarse la tĆŗnica y los pantalones, mientras Iolaus daba vueltas detrĆ”s de Ć©l frotando su mano sobre su duro miembro, su excitaciĆ³n iba en aumento y antes de que pudiera contenerse, estallĆ³ en un enorme chorro de semen. Y mientras lo hacĆa, cayĆ³ hacia atrĆ”s inconsciente al suelo mientras HĆ©rcules tropezaba y caĆa.
Unos minutos mĆ”s tarde Iolaus se despertĆ³. RĆ”pidamente se ajustĆ³ la ropa y luego se dio cuenta de que el amuleto habĆa desaparecido. HĆ©rcules estaba sacudiendo la cabeza mientras se levantaba. —Uf, me sentĆ realmente mareado, me pregunto quĆ© lo causĆ³ —Iolaus se percatĆ³ de que HĆ©rcules no tenĆa idea de lo que acababa de suceder. —El clima estĆ” hermoso —dijo cambiando de tema.
—Claro que sĆ — dijo HĆ©rcules—. Escucha, voy a regresar con Jason, creo que necesito descansar.
—Claro —respondiĆ³ Iolaus—. Me quedarĆ© aquĆ —en realidad iba a dedicarse a encontrar el amuleto, sin saber que ahora descansaba en la tĆŗnica de HĆ©rcules.
…
HĆ©rcules regresĆ³ al claro para ver a Jason que reciĆ©n despertaba. Ya habĆa encontrado el amuleto y le estaba dando vueltas en las manos mientras Jason bostezaba y se sentaba. Un destello brillĆ³ en el amuleto directo a la cara de Jason. HĆ©rcules mirĆ³ con asombro cuando la mandĆbula de Jason colgaba flojamente y sus ojos se nublaban.
—Wow, esto es poderoso — murmurĆ³ mirando el amuleto en sus manos—. Hola, Jason, ¿estĆ”s bien amigo? —preguntĆ³ arrodillĆ”ndose junto al apuesto joven prĆncipe de Corinto.
—Claro, HĆ©rcules —dijo Jason. Se volviĆ³ y mirĆ³ el rostro de HĆ©rcules a solo unos centĆmetros del suyo, luego se inclinĆ³ y lo besĆ³ en los labios. HĆ©rcules estaba demasiado sorprendido para reaccionar, aĆŗn asĆ siguiĆ³ besĆ”ndolo.
—¿Puedes pararte? —preguntĆ³ Jason, se incorporĆ³ lentamente y luego se balanceĆ³ mientras se abrĆa la tĆŗnica para revelar sus pectorales fuertes y su estĆ³mago resistente con mĆŗsculos. ExtendiĆ³ la mano y tirĆ³ de la mano de HĆ©rcules hacia adelante frotĆ”ndola a travĆ©s de las duras losas de mĆŗsculos. HĆ©rcules estaba demasiado fascinado para alejarse. Jason se volviĆ³ mientras se bajaba los pantalones, metiendo su trasero en la entrepierna de HĆ©rcules.
HĆ©rcules moviĆ³ sus manos para recorrer los costados de Jason y acariciar sus pectorales mientras sus caderas empezaban a empujar su abultada polla en el trasero de Jason. De repente, Jason se levantĆ³ de un tirĆ³n cuando un chorro blanco saliĆ³ disparado de su pene. HĆ©rcules podĆa sentir venir su propio orgasmo mientras sacaba su pene. En segundos, ambos jĆ³venes yacĆan desplomados en el suelo.
HĆ©rcules fue el primero en despertar. RĆ”pidamente se limpiĆ³ la polla y se ajustĆ³ el pantalĆ³n, luego cerrĆ³ la tĆŗnica y el pantalĆ³n de Jason en apariencia de normalidad.
Jason se despertĆ³.
—Oh, hola HĆ©rcules. ¿Buen paseo? —interrogĆ³ adormilado. Con una sensaciĆ³n de alivio, HĆ©rcules supo que Jason habĆa perdido todo recuerdo del encuentro.
—SĆ —murmurĆ³ mientras se acostaba con cansancio para dormir el mejor orgasmo que podĆa recordar.
Jason mirĆ³ la forma dormida de HĆ©rcules. —Todo debe verse bien desde esa colina. Creo que lo comprobarĆ© yo mismo —se dijo a sĆ mismo.
…
Jason llegĆ³ a la colina para encontrar a Iolaus todavĆa mirando a su alrededor.
—¿Perdiste algo? —preguntĆ³.
—Eeeeeh… en realidad no —respondiĆ³ Iolaus sin dejar de escanear el suelo.
—¿Es esto? —preguntĆ³ Jason, mostrĆ”ndole el objeto mĆ”gico a Iolaus.
Iolaus se mantuvo firme, con los brazos colgando sin fuerzas a los costados.
—Hmm, apuesto a que desearĆas haber encontrado esto primero —murmurĆ³ Jason mientras daba un paso adelante deslizando su mano dentro de la tĆŗnica de Iolaus, pellizcando el pezĆ³n pequeƱo y duro que se encontrĆ³. Iolaus gruĆ±Ć³ de placer.
—¡MuĆ©rdeme las bolas! —ordenĆ³ JasĆ³n.
Iolaus se arrodillĆ³ y mordiĆ³ el par de cojones de Jason. El hĆ©roe gruƱo de dolor al mismo tiempo que su polla adquirĆa una gran dureza
Ambos muchachos estallaron en placer casi simultƔneamente y cayeron al suelo, aturdidos y confundidos.
El cĆrculo estaba completo. Desde la distancia, Afrodita se riĆ³ y chasqueĆ³ los dedos. El amuleto apareciĆ³ en su mano y se alejĆ³, trabajo hecho.
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