TERROR ODONTOLOGICO. - Las Bolas de Pablo

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21 jun 2022

TERROR ODONTOLOGICO.

 

TERROR ODONTOLOGICO.

 (Relato Corto).

 

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M.

 

 

Arnoldo Felipe de 25 aƱos, tenĆ­a un fuerte dolor de muelas y por problemas financieros habĆ­a perdido su seguro mĆ©dico, mientras encontraba un trabajo debĆ­a asistir a un odontĆ³logo particular, pero los costos eran enormes si no estĆ”s asegurado, asĆ­ que sus opciones eran limitadas.



Arnoldo estaba a punto de vender su televisor para pagar el procedimiento de extracciĆ³n molar, pero recibiĆ³ el consejo de un vecino…

 

…Visitar al odontĆ³logo Reinz, quiĆ©n era un conocido desde hace tiempo y tenĆ­a su consultorio en un Ć”rea industrial, un sitio bastante alejado del comercio cotidiano.

 

El odontĆ³logo Kamen Reinz, era un profesional de origen suizo con 30 aƱos de experiencia. Arnoldo se sorprendiĆ³ por lo muy econĆ³mico de los precios y por fin con Reinz encontrarĆ­a la soluciĆ³n a su problema dental.

 

Arnoldo llegĆ³ muy temprano al consultorio y se asustĆ³ nada mĆ”s entrar, nadie atendĆ­a, Reinz no tenĆ­a asistente, Ć©l era el Ćŗnico que se encontraba en el solitario lugar…Y con respecto al lugar…

 

…La sala de espera estaba adornado como una cavidad bucal, dientes gigantes a la izquierda y derecha, todo con el color rosa de la boca.


De pronto apareciĆ³ Reinz y Arnoldo casi da un grito de susto, el hombre de unos 50 aƱos daba terror, tenĆ­a un ojo extraƱo, Arnoldo sintiĆ³ escalofrĆ­os al verle.


—No se sienta incomodo por mi ojo, —Le tranquilizĆ³ el profesional—Es una operaciĆ³n a la que me tuve que someter para no perder la vista por ese lado.

 

—Una operaciĆ³n?

 

—AsĆ­ es, es una cirugĆ­a llamada Osteo-odonto-queratoprĆ³tesis, pero usted no tiene por quĆ© saber de ella. *1

 

Arnoldo le ofreciĆ³ una disculpa, pero Reinz no le dio importancia, le hizo pasar al Ć”rea de atenciĆ³n. Era terrorĆ­fico ver directamente al ojo al odontĆ³logo, y las cosas no mejoraron al pasar a la otra Ć”rea…Una peculiar taza con dientes impresos le hizo poner los pelos de punta a Arnoldo, casi parecĆ­a algo vivo.


Otra pieza, un molde para dentadura, sacĆ³ otro susto a Arnoldo, era algo grotesco y se hallaba sucio, todo el ambiente del sitio era terrorĆ­fico y frio.


Aquel sitio llevaba el potencial terror odontolĆ³gico —Natural en muchos—al lĆ­mite. Arnoldo esperaba no durar en el lugar mĆ”s tiempo del necesario.

 

Reinz notĆ³ las distracciones del joven y fue al asunto de su visita, Arnoldo le planteĆ³ su escaso dinero y el dolor de muelas que le aquejaba desde hace dĆ­as. El odontĆ³logo revisĆ³ su cavidad oral con esmero y pronto descubriĆ³ el problema…Era necesaria la extracciĆ³n de una de sus muelas del juicio.

 

El dinero era el asunto, pero Reinz le planteĆ³ un buen negocio para Arnoldo… Necesitaba un empleado por unos 15 dĆ­as, pues su auxiliar estaba enferma y requerĆ­a con urgencia un reemplazo.

 

Arnoldo vio con agrado el asunto, no sĆ³lo podrĆ­a pagar la extracciĆ³n, sino que si laboraba unos dĆ­as tendrĆ­a algo de dinero. Todo era perfecto para el joven, quien incluso se extraĆ±Ć³ de la amabilidad y confianza del viejo, pero Ć©ste le contestĆ³ que venĆ­a recomendado y realmente necesitaba un ayudante.

 

La sacada de muela fue rĆ”pida y sin dolor, Reinz era un maestro y sin duda su amplia experiencia lo harĆ­a un odontĆ³logo exitoso, pero para Arnoldo otra cosa era ese lado de miedo que rodeaba la imagen del seƱor…

 

…Empezando por ese ojo, que no podrĆ­a sacarse de la cabeza, y ese ambiente de pelĆ­cula de horror en todo el lugar.

 

Pronto Arnoldo estaba trabajando, se dedicaba a asear los instrumentos odontolĆ³gicos y a limpiar todo lo que viera, ademĆ”s si llegase algĆŗn cliente era su deber recibirlo y atenderle…

 

…La clientela de Reinz era amplia y el profesional los fue atendiendo con rapidez y eficiencia.

 

Llegaron las 6 pm y Reinz le informĆ³ que sus citas ya estaban cubiertas, hoy saldrĆ­a temprano, el dueƱo cerrĆ³ el local y le dijo a Arnoldo que terminara de guardar los instrumentos de trabajo.

 

Pero mientras lo hacĆ­a, el joven vio algo que le hizo abrir los ojos sobre Kamen Reinz…

 

…Arnoldo observĆ³ el reflejo de Reinz en la brillosa superficie de la mesa metĆ”lica que limpiaba, el sujeto traĆ­a un bastĆ³n en alto, sin duda para descargarle un impacto…

 

…El joven reaccionĆ³ a tiempo! se dio la vuelta y conectĆ³ un puƱetazo a Reinz en plena cara, el hombre maduro cayĆ³ de espaldas al piso en medio de un ruido intenso al tumbar un montĆ³n de instrumentos metĆ”licos.

 

—Que pretende?, maldito, lo sabĆ­a!, es usted un loco y me querĆ­a hacer algo!

 

Arnoldo estaba enfurecido, tomĆ³ a Reinz del cuello de la camisa y se disponĆ­a a rematarle, le darĆ­a en la cara hasta abrĆ­rsela.

 

Un segundo impacto en su rostro dejĆ³ a Kamen sin reacciĆ³n, no tenĆ­a la fuerza para quitarse a Arnoldo de encima, pero el odontĆ³logo contaba con un as bajo la manga, o mĆ”s bien en la bata…

 

…Del bolsillo de su bata, el profesional sacĆ³ una pinza de extracciĆ³n (fĆ³rceps para terceros molares), el instrumento era un arma terrible en las manos de un experto, y Reinz lo era!


Kamen condujo la pinza contra la entrepierna de Arnoldo y la cerrĆ³.

 

—AAAAAAAHHHHH!!!!!!—GritĆ³ el joven cuando la pinza se cerraba con fuerza alrededor de su testĆ­culo izquierdo. *2

 

SintiĆ³ una corriente elĆ©ctrica que le recorriĆ³ el cuerpo, mientras su hueva era deprimida por la pieza metĆ”lica. El choque elĆ©ctrico llegĆ³ a su cerebro y Ć©ste se apagĆ³ como defensa, los ojos de Arnoldo se fueron hacĆ­a atrĆ”s y perdiĆ³ el sentido, derrumbĆ”ndose sobre el cuerpo de Reinz.

 

El odontĆ³logo abriĆ³ la pinza satisfecho de haber neutralizado al joven. Se lo quitĆ³ de encima y le detallĆ³, ahora Arnoldo estaba bajo su poder.

 

—Ya te tengo, ahora me divertirĆ© un poco…HacĆ­a tanto que esperaba esto.

 

Kamen Reinz era un solitario hombre, con gustos ocultos en sadomasoquismo, gustos que sĆ³lo podĆ­a satisfacer en privado y sin que su reputaciĆ³n profesional se viese afectada; Su perversiĆ³n prĆ”cticamente se disparĆ³ cuando vio al entrar en su consultorio al joven Arnoldo, sus cabellos rizados y barba no afeitada le volvieron loco…En cuestiĆ³n de segundos dio por sentado que debĆ­a usarlo para darse placer.

 

Reinz moviĆ³ al desmayado Arnoldo y le desvistiĆ³ en el suelo, se maravillĆ³ al ver los genitales desnudos del joven, le incorporĆ³ un poco y se degustĆ³ ante el escroto del chico, un saco que colgaba bastante.


—Eres huevudo, eso me gusta—Kamen le acariciĆ³ los testĆ­culos, sopesĆ”ndolos y tirando ligeramente del saco de bolas, era delicioso palpar su delicada piel escrotal.—Pesan, tienes bastante semen guardado, un hombre joven como tu debe ser muy solicitado por las damas…Tengo envidia de ellas.

 

Por fin ubicĆ³ a Arnoldo en la silla odontolĆ³gica y le atĆ³ con correas que ya tenĆ­a preparadas, no era la primera vez que reducĆ­a a un atractivo varĆ³n para  realizar con Ć©ste alguna perversa sesiĆ³n de sado.

 

Minutos despuĆ©s, Arnoldo despierta atado a la silla, se halla desnudo y su hueva izquierda lo estĆ” matando, recuerda lo sucedido…Ante Ć©l estĆ” Reinz.

 

—SuĆ©ltame, loco desgraciado—Arnoldo lucha contra las mĆŗltiples correas que le detienen, es inĆŗtil poder liberarse.

 

Reinz le confiesa que le parece atractivo y su segunda pasiĆ³n es el sadomasoquismo, principalmente el Ballbusting.

 

—Y eso que es?...AAAHHH!!!—Se queja Arnoldo cuando el odontĆ³logo le hunde un puƱo en las bolas, ilustrĆ”ndole de a que se refiere.

 

El joven se retuerce en la silla que le reprime, el rostro de Reinz es de puro goce, disfruta ver el dolor en los demƔs, y mejor si es joven y guapo.

 

—Lo que me gusta es golpearle los huevos a los hombres y verlos retorcerse como animales, asĆ­ como lo has hecho tĆŗ.—El veterano se reĆ­a.

 

Pero Reinz tiene algo mƔs sofisticado para Arnoldo, en una mesita con ruedas, descubre una tela dejando ver un artefacto mecƔnico.

 

Es una modificada pieza odontolĆ³gica destinada para crear moldes de quijada y temas concernientes a la mordida de los pacientes, pero a la cual Kamen habĆ­a realizado mejoras.


El artefacto era toda una pieza mecĆ”nica, las quijadas de la maquina se cerraban con precisiĆ³n milimĆ©trica, y Reinz podĆ­a controlar el cierre de Ć©sta, usando una palanca por detrĆ”s.

 

—Que va a hacer con eso?!—Arnoldo estaba muerto de miedo, no sĆ³lo ante la terrorĆ­fica estructura con abundante metal, sino ante la cercanĆ­a de aquella dentadura a sus desnudas y expuestas huevas.

 

—Tus bolas son muy lindas…—Reinz se inclinĆ³ observando el saco testicular de Arnoldo, ahora sobre un apoyo al estar sentado…


—…Veamos que resistencia tienen.—El sujeto acercĆ³ el artefacto ubicĆ”ndolo justo a centĆ­metros de las bolas de Arnoldo, Ć©ste trataba de moverse pero sus muslos y piernas estaban bien amarrados a la sĆ³lida silla, y era imposible cerrar las extremidades.

 

—DĆ©jame ir, estas demente!—La dentadura del artefacto ya estaba sobre las huevas del joven.

 

—Comencemos…—El odontĆ³logo manipulĆ³ una pequeƱa palanca en la parte posterior del artefacto y la quijada mecĆ”nica se cerrĆ³.

 

—AAAAAHHHHHHH!!!!!!!!!!!!—GritĆ³ a todo pulmĆ³n Arnoldo cuando sus testĆ­culos eran comprimidos por la mandĆ­bula, una mordida perfecta a sus partes delicadas.


Reinz carcajeaba excitado, su ojo operado se abrƭa lo mƔs posible, de observarlo Arnoldo se hubiera quedado azul del susto.


El odontĆ³logo aflojĆ³ la presiĆ³n en la palanca y la quijada artificial se abriĆ³.

 

—Gaaahh!!—ExhalĆ³ Arnoldo al sentir por fin alivio.

 

El agitado joven respiraba desesperado, el dolor estaba en todos los rincones de su cuerpo….Quiso suplicarle a Reinz, pero el dolor se intensificĆ³ de nuevo.

 

—YYYAAAAA!!!!!!!!!!—SoltĆ³ un alarido Arnoldo porque la dentadura mecĆ”nica una vez mĆ”s le mordĆ­a las huevas.

 

Reinz mantuvo la palanca activada aprisionando mƔs y mƔs el contenido escrotal que se deformaba.

 

—AAAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!!!!—Continuaba gritando Arnoldo, hasta que por fin el odontĆ³logo retrajo la palanca y la mordida cesaba.

 

—Por favor, se lo suplico, deje mis huevos, DEJELOOSSS!!!!—Fue un grito de rebeldĆ­a del impotente joven, eso en vez de enojar a Reinz le excitĆ³ mĆ”s.

 

No tardĆ³ Arnoldo en bajar la cabeza, el dolor era mayor del soportable y habĆ­a perdido el conocimiento.

 

Reinz retirĆ³ la mĆ”quina y tomando unos cubitos de hielo en su mano palpĆ³ el escroto del joven, querĆ­a darle alivio y que no tardase en recobrar el sentido.

 

—EstĆ”n muy calientes, podrĆ­a hervir agua de solo entrar en contacto con ellos…—El hombre masajeaba el hielo buscando llevar frio a todo el escroto—…hasta el hielo comienza a derretirse por el intenso calor…Papi, tus bolas estĆ”n sufriendo de verdad, estĆ”n en alerta roja, jajajaja.


El alivio en temperatura hizo reaccionar al joven, recobrĆ³ el sentido, sĆ³lo para desear estar desmayado, pues Reinz volviĆ³ a usar la mĆ”quina y otra mordida brutal abrumĆ³ a Arnoldo.

 

—MMMmmmmm......—El joven no pudo contener el dolor y su boca se abriĆ³ de nuevo—AAAAHHH!!!!

 

El odontĆ³logo mantenĆ­a una erecciĆ³n brutal en su pantalĆ³n, pero se aguantaba las ganas de masturbarse en pos de continuar con el castigo.

 

En el escroto de Arnoldo se podƭan ver las arterias a su mƔximo grosor y color, pareciesen a punto de estallar, las bolas se acercaban al lƭmite del colapso.

 

Pendiente todo el tiempo de la deformidad en las gĆ³nadas del joven, Reinz afloja la palanca y Arnoldo exhala con fuerza, su piel se pone pĆ”lida.

 

—AAAAAAGGGGHHH!!!!—Fue el grito final de Arnoldo, su rostro estaba congestionado y se liberĆ³ la presiĆ³n…Se volviĆ³ a desmayar.

 

Reinz considerĆ³ que ya era hora de darse placer, retirĆ³ el artefacto y comenzĆ³ a manipular su falo justo en frente del inconsciente joven, el verlo sin sentido le hacĆ­a la boca agua y su pene no dejaba de soltar presemen…

 

…El sujeto masajeĆ³ con rapidez su pene y cuando Ć©ste ya le avisaba de la inminente explosiĆ³n, el hombre dio una corta carrera al baƱo cercano dĆ³nde chorros de leche inundaron el lavabo.

 

Ya calmado y aseado, retornĆ³ a realizar “limpieza”, no sĆ³lo arreglar el desorden del sitio, sino a encargarse de Arnoldo…

…Ya sabĆ­a quĆ© hacer para guardar su sĆ”dico secreto.

 

Con la aplicaciĆ³n de un ungĆ¼ento narcĆ³tico en la nariz del joven y seguidamente el colocarle una amplia dosis de gas anestĆ©sico, se asegurarĆ­a de borrar la memoria reciente de Arnoldo.

 

VistiĆ³ al desmayado joven y le trasladĆ³ a la sala de espera.

 

Una hora despuĆ©s…

 

—QuĆ© ocurriĆ³?—ExpresĆ³ Arnoldo al despertar, estaba en una silla acomodado delicadamente, su cabeza le daba vueltas y sintiĆ³ un fuerte dolor testicular.

 

El odontĆ³logo esperaba a que reaccionara, su plan era un Ć©xito, no recordaba lo sucedido, ahora se prestĆ³ a responder las inquietudes del joven.

 

—Te resbalaste en mi consultorio, te encontrĆ© sin sentido en el piso, te he prestado los primeros auxilios, todo estarĆ” bien.

 

—Me duelen los huevos…Duelen!—Arnoldo se los sobaba abiertamente—AAauuu!, duelen mucho.

 

La justificaciĆ³n a aquello ya estaba pensada por Reinz.

 

—Te debiste golpear en los testĆ­culos al resbalar, desafortunadamente en mi consultorio hay muchas esquinas y objetos con los que tropezarse, hallĆ© algunos tirados en el suelo, seguro al resbalar terminaste dĆ”ndote contra uno de ellos justo en tus bolas, tal vez por eso mismo perdiste el sentido…Un impacto allĆ” abajo es suficiente para noquear a cualquiera.

 

Arnoldo afirmaba, aceptando la explicaciĆ³n, aquello debiĆ³ ser lo que pasĆ³, explicaba todo… Alguna vez que se golpeĆ³ las huevas en el pasado, en peleas o por accidentes, siempre se vio cerca de perder el sentido.

 

Tras varios intentos por reincorporarse, por fin el joven se dispuso a marchar. El ambiente en aquel sitio era insoportable y dejĆ³ claro que era mejor no continuar trabajando allĆ­.

 

Reinz fingiĆ³ lamentar su pronta partida y decidiĆ³ entregarle una buena suma de dinero, segĆŗn Ć©l para compensar los dolores por el accidente…Para el terrorĆ­fico odontĆ³logo, el chico cumpliĆ³ su objetivo en darle placer y lo querĆ­a recompensar, asĆ­ no recordase nada.

 

Arnoldo pasarĆ­a todo el dĆ­a dolorido de los huevos, pero con el dinero dado por el “generoso odontĆ³logo” podrĆ­a mejorar su situaciĆ³n econĆ³mica, al menos mientras encontraba un nuevo empleo.

 

Por su parte Reinz ya anhelaba un nuevo empleado con quien disfrutar de su aficiĆ³n sadomasoquista.

 

 

FIN.

 

 

***

 

 

*1. LA OSTEO-ODONTO-QUERATOPRƓTESIS (OOKP) es un tipo de cirugĆ­a oftalmolĆ³gica, desarrollada por el Dr. Benedetto Strampelli, del Ospedale di San Giovanni in Laterano de Roma, en la dĆ©cada de 1960.

Consiste en la colocaciĆ³n en el ojo de una cĆ³rnea artificial o queratoprĆ³tesis, elaborada con el fragmento de un corte transversal de un diente que contiene dentina, cemento dentario, ligamento periodontal y hueso alveolar del propio organismo, que es colocado en un cilindro transparente de polimetilmetacrilato. Mediante esta tĆ©cnica se puede recuperar la visiĆ³n de un ojo cuando existe una opacidad de la cĆ³rnea que impide la visiĆ³n y no es posible realizar un trasplante de cĆ³rnea por alguna circunstancia.

 

 

*2. NOTA DEL AUTOR: Les confieso que al ocurrĆ­rseme el ataque a los testĆ­culos con la pinza de extracciĆ³n molar, se me erizaron los vellos del cuerpo sĆ³lo de imaginar cĆ³mo serĆ­a sentir algo asĆ­…Ahora mismo que escribo esto, es desagradable el imaginarlo de nuevo.

Personalmente tengo pavor a los odontĆ³logos, y cuando me han retirado muelas ha sido una tortura (Aclaro que no por eso fue que hice Ć©ste relato).

 

 

 

UN REGALO ADICIONAL: Les dejo esta escena del combate entre JeremĆ­as Springfield y George Washington, dĆ³nde se puede ver el uso de la odontologĆ­a, (En este caso una dentadura postiza) como mĆ©todo de autodefensa…Pobres de los testĆ­culos de JeremĆ­as!

 



 

 

***

 

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