Una apuesta con Pablo - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

13 jun 2022

Una apuesta con Pablo

 


Erick el caucĆ”sico y atractivo mejor amigo de Pablo ChacĆ³n sonriĆ³ tĆ­midamente y bajĆ³ la mirada hacia su entrepierna. El gordo bulto que se formaba en su pantalĆ³n deportivo estaba a pocos minutos de ser reventado por su rubio amigo. Erick levantĆ³ la mirada hacia Pablo y se encogiĆ³ de hombros.

 

—EstĆ” bien —dijo—. Es lo que me merezco por perder una puesta conmigo.

 

—¿Perder? —Pablo se echĆ³ a reĆ­r—. A leguas se sabĆ­a que el partido entre esos dos grandes: Inglaterra y Italia iba a resultar en empate, tĆŗ opinabas que iban a ganar los italianos. Lo escogiste por la pura intenciĆ³n de que te reventara las bolas.

 

Erick negĆ³ con la cabeza y contuvo la risa para reprimir lo que era una verdad.

 

—Eso es falso, Pablo —mintiĆ³—. PensĆ© que alguno de los dos harĆ­a un gol y porque…

 

Pablo lo interrumpiĆ³ clavando su pie derecho en la entrepierna y pisando muy fuerte su par de testĆ­culos.

 

Erick se quedĆ³ boquiabierto, luego gimiĆ³ e hizo una mueca.

 

—Ya comenzaste a erectarte —sonriĆ³ Pablo.

 

—No, no —negĆ³ Erick como pudo. Estaba doblado acunando sus bolas, mientras que una gran carpa de circo le estaba levantando el pantalĆ³n mĆ”s arriba de sus maltrechas bolas.

 

—Aparta esas manos, cariƱo —Pablo se echĆ³ a reĆ­r—. Una apuesta es una apuesta.

 

Erick gimiĆ³.

 

—Sabes que en el fondo, te gusta —afirmĆ³ Pablo con una sonrisa. EchĆ³ su pierna hacia atrĆ”s para despuĆ©s chocar la punta del pie contra la entrepierna de Erick, aplastando sus testĆ­culos contra su pelvis y haciendo que gritara a todo pulmĆ³n.

 

Pablo no perdiĆ³ mĆ”s tiempo y lanzĆ³ otra fuerte patada en las bolas de Erick.

 

Su amigo tosiĆ³ y se doblĆ³.

 

Pablo se parĆ³ detrĆ”s de Erick y pateĆ³ las gĆ³nadas con fuerza desde atrĆ”s. El empeine de su zapato conectĆ³ con el frĆ”gil bulto en la ingle de Erick, lo que hizo que el joven gritara de dolor.

 

Erick gimiĆ³ de dolor sopesando entre los dedos las lastimadas gĆ³nadas.

 

Pablo sonriĆ³ y se dio la vuelta, mirando a su amigo. LevantĆ³ la pierna, golpeando al joven justo en la ingle con su espinilla.

 

La boca de Erick se abriĆ³ y soltĆ³ una tos ronca.

 

Pablo sonriĆ³ y agarrĆ³ a Erick por los hombros.

 

La mirada que le devolviĆ³ su amigo era de temor.

 

Pablo se riĆ³ entre dientes y le dio un rodillazo a Erick, aferrĆ”ndose a su hombro y embistiendo los testĆ­culos del perdedor de la apuesta contra su cuerpo.

 

Erick gimiĆ³. Sus ojos perdieron el foco y se derrumbĆ³ en el suelo retorciĆ©ndose.

 

Pablo se quedĆ³ mirando a su amigo, cuyas manos estaban agarrando su entrepierna y su rostro tocando el suelo.

 

—¿Tan rĆ”pido te cansas? Pareces a mi tĆ­o BastiĆ”n con las bolas de cristal ja, ja, ja.

 

Erick le dirigiĆ³ una mirada triste y gruĆ±Ć³.

 

Pablo sonriĆ³ y levantĆ³ a Erick, sosteniendo sus manos.

 

—No hemos terminado, Erick —indicĆ³ Pablo.

 

Su amigo iba a decir algo, pero el rubio echĆ³ la pierna hacia atrĆ”s y la dejĆ³ estrellar en su entrepierna. El empeine conectĆ³ con el bulto y le aplastĆ³ los testĆ­culos.

 

Erick dejĆ³ escapar un chillido agudo y se quedĆ³ paralizado.

 

Pablo dio un par de pasos hacia atrĆ”s. Luego, con una carrera, le dio una poderosa patada a las gĆ³nadas de su amigo.

 

Erick gritĆ³ a todo pulmĆ³n cuando el dolor lo impactĆ³. Sus delicadas esferas carnosas fueron aplastadas contra su pelvis. CayĆ³ al suelo, con los ojos cerrados y la boca abierta.

 

Pablo lo observĆ³, canturreando una canciĆ³n:


Pa' un VIP, un VIP, ey
Saluden a TitĆ­
Vamo' a tirarno' un selfie
Say "Cheese", ey

 

Erick tragĆ³ saliva y mirĆ³ hacia arriba. Con voz ronca, susurrĆ³: —Me duelen las pelotas.

 

Pablo se burlĆ³.

 

Erick lentamente se levantĆ³ del suelo. Agarrando sus bolas.

 

—Abre las piernas.

 

Erick suspirĆ³ y le lanzĆ³ a Pablo una nueva mirada suplicante.

 

El rubio no se conmoviĆ³.

 

Erick hizo una mueca y abriĆ³ las piernas. Puso sus manos en la cadera y mirĆ³ a su amigo con expresiĆ³n de dolor.

 

Pablo sonriĆ³ y dio un paso atrĆ”s. Luego pateĆ³ las bolas de Erick con fuerza. El empeine de su zapato se estrellĆ³ contra las bolas del hombre y las estrellĆ³ contra su pelvis.

 

Los ojos de Erick se agrandaron. AbriĆ³ la boca y levantĆ³ las cejas. Lentamente, sus rodillas se encontraron y cayĆ³ al suelo. Sus manos alcanzaron su ingle mientras dejaba escapar un gemido agonizante. Se derrumbĆ³ de costado sosteniendo su ingle.

 

Pablo se echĆ³ a reĆ­r.

 

—Creo que nunca mĆ”s volverĆ”s a hacer una apuesta conmigo.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages