Cazador-cazado (1/6): El juego - Las Bolas de Pablo

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1 may 2020

Cazador-cazado (1/6): El juego

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —Mi adorado hermano y sobrinos —saludó Bastian a Marcos y sus hijos en el living de la hacienda Altagracia—. Estoy feliz de tenerlos aquĆ­ por una semana, a ustedes y toda su familia es un honor para mĆ­.

   Bastian iba acompaƱado de Alejandro un muchacho que se habĆ­a incorporado al proyecto con la utilidad de fastidiar los testĆ­culos de cualquier hombre.

   —Se que ustedes vienen por una semana de descanso —decĆ­a Bastian—. Pero a esa semana siempre hay que agregarle un toque de emoción.

   —¿Y ahora quĆ© se te ocurrió? —se cruzó de brazos Marcos Chacón.

   —Tengo 800 dólares que puedo distribuir y regalar a ustedes. No es mucho de dinero pero serĆ” una fuente de diversión. Se me ocurrió una idea divertida con Alejandro.

   —¿QuĆ© es? —sonrió Pablo.

   —Alejandro es famoso por ser un rompe huevos. Ɖl asegura que en toda esta semana podrĆ” tomarlos por sorpresa y fastidiarle los testĆ­culos... ¿Eh, bien?

   —¿Y que pasa si no nos golpea las pelotas? —quiso saber Simón.

   —AhĆ­ estĆ” la diversión del juego —confirmó Bastian—. Alejandro los tomarĆ” por sorpresa pero si falla en su objetivo ustedes le golpearĆ”n las huevas a Ć©l.

   —Yo nunca fallo —indicó Alejandro.

   —Ya veremos —detalló Israel.

   —Hay una excepción Alejandro no podrĆ” golpearlos cuando estĆ©n juntos, sino a cada uno por separado.

   —Excelente —dijo Pablo.

   —Unos testĆ­culos por dĆ­a. Al final de la semana veremos como se repartió el dinero si todo se lo lleva Alejandro o si se queda entre ustedes.

   —Bien —afirmó Marcos.

   —Al final de cada sesión rompe huevos. Cada quien tiene que enviarme un video al whatsapp demostrando quien fue el cazador y quien el cazado y automĆ”ticamente entrego el dinero.

   —Me gusta —dijo Simón—. Desde ya puedes darme mis 200 dólares.

   —Yo nunca pierdo —dijo Alejandro—. Yo siempre gano.

   Apretó el puƱo y lo incrustó en la entrepierna de Bastian que con un alarido se fue al piso sujetĆ”ndose las bolas y acurrucĆ”ndose adolorido y quejĆ”ndose.

   Todos en la sala se echaron a reĆ­r. 

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