CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
SEXO HETEROSEXUAL
El pomo se la puerta se moviĆ³ lentamente, seguido la puerta fue empujada con un movimiento casi imperceptible hasta que poco a poco la cabeza de Alejandro se asomĆ³ por ella, el muchacho sonriĆ³ con orgullo al cumplir su exitosa misiĆ³n.
Era de noche y el seƱor Marcos ChacĆ³n estaba acostado en la cama con los ojos cerrados, seguramente ya estaba dormido habĆa sido un dĆa muy familiar acompaƱado de sus hijos y nietos. El honorable seƱor ChacĆ³n dormĆa con el torso desnudo y de piernas abiertas pero cubrĆa sus amplias dotaciones genitales con una colcha.
«¿DĆ³nde estarĆ” la vieja Yenny?» se preguntĆ³ Alejandro ingresando a la habitaciĆ³n y cerrando la puerta bajo seguro «bueno, no importa, le rompo las pelotas, lo grabo y me voy. No aguantara mucho tiempo».
Con sigilo el travieso muchacho caminĆ³ por la alcoba, lo hacĆa moviĆ©ndose como las caricaturas levantando un pie encima del otro.
Se detuvo ante el cĆ³modo seƱor Marcos y apretĆ³ el puƱo.
Apenas alzaba el brazo cuando la puerta del baƱo de la habitaciĆ³n fue abierta y apareciĆ³ la rubia seƱora Yenny, esposa de Marcos y madre de tres de sus cuatro hijos.
Alejandro giro la cabeza y abriĆ³ boca y ojos; y la madre de la chica tambiĆ©n llamada Jenny separĆ³ los labios pero adoptando expresiĆ³n de sorpresa e instantĆ”neo de ira.
—¡NO TE ATREVAS A HACERLE DAĆO A LOS TESTĆCULOS DE MI MARIDO! MARCOS DESPIERTA. ¡NO TE ATREVAS A TOCARLO!
—SeƱora, seƱora, es un juego, calma.
Alejandro se notaba nervioso e intentaba calmar a la mujer mostrando las palmas de la mano abierta. Entretanto Marcos despertĆ³ y se sentĆ³ en la cama, y por supuesto que se enfureciĆ³.
—¿QuĆ© demonios, grandĆsimo bastardo? ¿QuĆ© pretendes?
—Yo venĆa a cerrar el juego pero…
—ChacĆ³n, Ć©l venĆa a lastimarte, por suerte lo vi antes.
—Pero esto es un juego que yo estoy ganando y…
—CĆ”llate, hijo de puta.
Alejandro fue interrumpido cuando Marcos golpeĆ³ sus nudillos entre sus muslos, haciendo retroceder al joven y haciendo que sus ojos se abultaran de sorpresa y dolor.
Marcos no le prestĆ³ atenciĆ³n cuando parpadeĆ³, dejĆ³ escapar un gemido miserable y se desplomĆ³ en el suelo, agarrando su entrepierna.
—AsĆ se hace, mi vida —lo felicitĆ³ su esposa ignorando al chico que se retorcĆa gimiendo sin aliento.
Marcos sonriĆ³ y saliĆ³ de la cama usaba nada mĆ”s que un diminuto y sexy calzoncillo azul que lo hacĆa lucir alto, fuerte y poderoso.
—De mi no te vas a burlar, mocoso de mierda —rugiĆ³ feroz el poderoso seƱor Marcos. AgarrĆ³ a Alejandro del cuello de la camisa, levantĆ”ndolo del suelo.
—Marquitos —intentĆ³ hablar Alejandro—, tĆŗ sabes que esto es un juego.
—SĆ, hijo de puta —asegurĆ³ Marcos furioso y mostrando sus dientes—. Y esta noche gano yo.
Marcos impactĆ³ su rodilla contra la entrepierna de Alejandro.
La rĆ³tula del arquitecto chocĆ³ con las fuertes y juveniles bolas de Alejandro con un ruido sordo, haciendo que su cuerpo se sacudiera y sus ojos se cerraran.
La seƱora Yenny se echĆ³ a reĆr.
—AsĆ es, ChacĆ³n. EnseƱalo a respetar.
Marcos respondiĆ³ con un rodillazo mĆ”s, provocando otro grito agonizante de los labios de Alejandro.
Ćl jadeaba y gemĆa. Haciendo muecas de dolor.
—¿QuĆ© es lo que tĆŗ dices? ¡Oh, que nunca pierdes!
La seƱora Yenny hizo un comentario de satisfacciĆ³n cuando su esposo empujĆ³ otro rodillazo brutal a los testĆculos de Alejandro, haciendo que chillara de agonĆa.
Marcos volviĆ³ a golpear las pelotas de Alejandro, haciendo que aullara de dolor.
—¿PodrĆamos detenernos, seƱor Marcos? —lloriqueĆ³ Alejandro.
Marcos ChacĆ³n le lanzĆ³ una mirada asesina que lo aterrorizĆ³ y enseguida agarrĆ³ las bolas de Alejandro y apretĆ³ con fuerza, haciendo que el joven cerrara los ojos y chillara.
—¿A caso tuviste piedad con Pablo, SimĆ³n o Israel? GrandĆsimo hijo de puta.
Se aferrĆ³ a los testĆculos de Alejandro como si los quisiera arrancar.
Alejandro gimiĆ³.
—DeberĆas arrancĆ”rselos —sugiriĆ³ la seƱora Yenny—, para que aprenda de juegos.
«CĆ”llese vieja puta» hubiera dicho Alejandro pero la sola menciĆ³n provocarĆa que Marcos le arranque no sĆ³lo las pelotas sino el pene tambiĆ©n.
Marcos amasĆ³ las bolas de Alejandro en sus manos, aplastĆ”ndolas, haciendo que gritara de dolor.
SoltĆ³ las bolas sĆ³lo para golpearlas con su puƱo. Sus nudillos se conectaron con las ciruelas de Alejandro, embistiĆ©ndolas contra su cuerpo.
—Yenny, cariƱo, busca tu celular y empieza a grabar.
La rubia mujer asintiĆ³ con la cabeza y cogiĆ³ el mĆ³vil grabando a su marido.
—Bastian —saludĆ³ Marcos y con ello reafirmĆ³ su agarre en las huevas de Alejandro logrando en acto magistral que el joven torciera los ojos y abriera la boca—. Heme aquĆ y mira lo que hago —afincĆ³ los dedos en las gĆ³nadas—, hoy he ganado yo y logrĆ© capturar a este tonto. Lo cazĆ© y quiero que no se te vuelva a ocurrir un juego estĆŗpido como este o sino… —exprimiĆ³ lo mĆ”s que pudo el par de bolas sacando un grito desesperado del joven—, y tus miserables 200 dĆ³lares guardalos en tu raja.
Yenny finalizĆ³ el video, y Marcos soltĆ³ los testĆculos del joven quien se los agarrĆ³ con ambas manos. Acto seguido Marcos dolorosamente lo tomĆ³ de una oreja y lo halĆ³.
—En cuĆ”nto a ti, niƱo de mierda —hizo caminar a Alejandro hacia la salida halado del Ć³rgano auditivo—, no te quiero jodiendo cerca de aquĆ maƱana y tampoco en lo que resta de semana.
EmpujĆ³ al chico al suelo del pasillo que conducĆa a la habitaciĆ³n.
—LĆ”rgate, tonto. Y da gracias a la vida que no soy tu padre porque de serlo te tendrĆa por el carril, un hombre recto.
Alejandro tenĆa mucho dolor de huevos pero atacĆ³ con palabras:
—Yo doy gracias a la vida que no te tengo como padre, viejo loco.
Marcos ChacĆ³n volviĆ³ a enfocar su mirada asesina helando la sangre del joven.
—¿AsĆ que soy un viejo loco, eh?
Se moviĆ³ hacia Alejandro, quien emitiĆ³ un grito de susto y se levantĆ³ del suelo echando a correr por una escapatoria segura.
—Tonto —se rio Marcos e ingresĆ³ a su habitaciĆ³n.
—Que joven mĆ”s idiota —dijo Yenny abrazando a su marido—, ¿estĆ”s bien, ChacĆ³n, mi amor? —frotĆ³ el pecho de su marido que tanto le gustaba.
—Si, mi vida. Si no fuera por ti, estarĆa sin bolas a esta hora.
BesĆ³ con amor a su esposa, ella por su parte acariciĆ³ el cuerpo de su marido logrando levantar mĆ”s que el Ć”nimo del varĆ³n.
—¡Madre mĆa, ChacĆ³n! —se rio Yenny palpando los genitales de su esposo, la salchicha de Marcos era larga y flaca y estaba ya erecta entre las manos de su mujer que le acariciaba la cabeza—. Mi amor, a tus casi 60 aƱos me sorprende que no uses pastilla azul para depertarte la verga.
Marcos se echĆ³ a reĆr y explicĆ³ con su gruesa voz.
—Da las gracias a mis genes.
—Oh.
Yenny se dejĆ³ besar por la pasiĆ³n de su marido. Ćl le echĆ³ los brazos al cuello. Lentamente se tumbaron en la cama, la mano de cada uno acariciaba el cuerpo del otro. Marcos le quitĆ³ la bata a su esposa y ambos continuaron con sus besos en ropa interior. Las tetas de Yenny se aplastaban contra los pectorales de Marcos y su polla se frotaba en la entrepierna de la rubia. Los labios de Marcos abandonaron a los de su esposa y pasaron al cuello, dĆ³nde sin piedad le hizo un chupetĆ³n. DespuĆ©s besĆ³ la parte descubierta de sus pechos mientras abrĆa el cierre del sujetador, lo retiro y fue directo a por uno de los pezones. Yenny soltĆ³ un gemido al sentir su lengua danzar alrededor con habilidad y al rato paso al otro. Cuando los dejo duros, siguiĆ³ descendiendo, cogiĆ³ sus piernas, las separĆ³, las elevĆ³ echĆ”ndolas hacia la cabeza para elevar su trasero y dejar expuesto el coƱo. Con ansia Marcos lamiĆ³ los labios vaginales y el clĆtoris, Yenny se agarrĆ³ a la almohada para aguantar la oleada de placer. De pronto le introdujo dos dedos en la vagina, la seƱora Yenny sintiĆ³ varios escalofrĆos de placer que la hizo gemir con ganas.
—SĆ, sigue asĆ, ChacĆ³n, me voy a correr.
—Hazlo, mi vida, hazlo –respondiĆ³ aumentando el ritmo.
La seƱora Yenny siguiĆ³ expresando su placer hasta que llegĆ³ al orgasmo y le regĆ³ la cara con sus fluidos. Al verle quitarse el lĆquido de la zona de los ojos, le dio un ataque de risa. Marcos la mirĆ³ y tambiĆ©n se empezĆ³ a reĆr, se echĆ³ sobre ella y la besĆ³ entre risas. Con mucha suavidad empezĆ³ a penetrarla dĆ”ndole la sensaciĆ³n de estar llena.
Yenny gimiĆ³ cuando la metiĆ³ entera.
Con una sonrisa el hombre empezĆ³ a moverse lentamente, hizo un par de repeticiones para comprobar que la vagina se habĆa adaptado y empezĆ³ a coger velocidad. Los gemidos de la seƱora rubia le dieron confianza para ir mĆ”s rĆ”pido y tambiĆ©n embestir mĆ”s fuerte. Yenny se sujetĆ³ a Ć©l echando las manos a su espalda y presionando sus cuerpos.
Cambiaron de posiciĆ³n y Marcos se quedĆ³ boca abajo le agarrĆ³ las tetas a su mujer y las masajeo con la fuerza justa para no hacer daƱo, pero si para estimularla lo mĆ”ximo posible.
El seƱor ChacĆ³n jadeĆ³ excitado entrĆ³ a un punto de no retorno.
—Ah, ah, ah, ah.
De repente la levantĆ³ en volandas y volviĆ³ a moverse, Yenny se agarrĆ³ a su cuello para no caerse. El pene llegaba profundo, provocando mĆ”s placer, y Yenny empezĆ³ a quedarse en blanco, Marcos cogiĆ³ uno de los pezones, con la boca, y succiono con fuerza.
Marcos la elevaba con fuerza para ella caer sobre su miembro y ser follada duro. Los cuerpos estaban sudorosos, Yenny tenĆa otro orgasmo y la polla de Marcos experimentaba las primeras palpitaciones.
Yenny resistiĆ³ cuanto pudo, apretando sus manos en la espalda, arqueĆ³ la espalda al sentir salir el semen en su interior y Marcos se dejĆ³ caer en la cama rendido con su esposa encima.
Los dos jadeaban agotados. Yenny puso su oĆdo en el pecho y con los latidos del marido se quedĆ³ dormida.
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