El reino (3/5): Tiempos oscuros - Las Bolas de Pablo

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16 may 2020

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El reino (3/5): Tiempos oscuros

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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   Habia un aire distinto en Trabis, el horrible viento de quien se prepara para la guerra. Vadin Van Aldin observaba por la ventana del edificio en la oficina del rey como la principal avenida de la ciudad tenĆ­a lo que parecĆ­a un infinito desfile de carros de guerra dirigiĆ©ndose al norte del reino hacia los lĆ­mites de la ciudad de Christie. Era una situación que no se habĆ­a visto en mucho tiempo, las personas de Trabis en la calle se sorprendĆ­an de la cantidad de vehĆ­culos que circulaban uno tras de otro hacia la linea de muerte. 

   AĆŗn asĆ­ los ciudadanos habĆ­an sido informados de los acontecimientos por la reina Mashaf, quien era conocida por ser la jefa del parlamento Trabiense, y quien asumió el reino de forma provisional segĆŗn la ley. En el video ella tambiĆ©n expresaba que querĆ­a conversar con el rey de Badia, se necesitaba hacer un diĆ”logo por la liberación de Boris y su hijo para no iniciar una sangrienta guerra. 

   La morena mujer de ojos verdes estaba en la oficina de gobierno acompaƱada de Vadin. Cumpliendo las leyes ella asumirĆ­a el reinado por tres meses hasta dar con el paradero de Boris. Cumplido el tiempo y sin su paradero se iba a convocar a una nueva elección de rey.
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   Mashaf sostenĆ­a una pantalla tĆ”ctil entre sus manos observando una y otra vez el avance informativo que enviaba a los ciudadanos. Fue una rueda de prensa donde ella hablaba y estaba acompaƱada de Vladimire Van Aldin como CapitĆ”n de Seguridad de la nación y el hombre que la sustituia en sus funciones en el parlamento. 

   ā€”Tengo miedo de lo que pueda ocurrir —dijo la mujer apartando la mirada del equipo—. Vladimire me informó que la tĆ©cnica no es iniciar la guerra, no estamos en condiciones de luchar. Nos conviene la liberación de tu padre y de Rufus. Hasta esta hora Asdrubal Cruise no ha hecho ningĆŗn pronunciamiento pero su ejĆ©rcito de Christie se ha puesto en guardia. Creo que inevitablemente iniciarĆ” la guerra y tenemos la de perder. No somos un reino de batallas, podemos perder mĆ”s territorio y hasta la vida de tu padre.

   Vadin apartó la mirada de la ventana y observó a la fĆ©mina.

   ā€”Y al frente de todo esto quedo yo —anunció la mujer—. Yo no querĆ­a asumir el reino y tĆŗ lo sabes.

   ā€”Me equivoquĆ©, estĆ” bien. Pero no hay vuelta atrĆ”s. Seguimos las leyes y te correspondĆ­a a ti asumir funciones.

   Mashaf empezó una serie de comentarios que Vadin no se tomó el tiempo en escuchar. Volvió a centrarse en la calle con el desfile de vehĆ­culos.

   SĆ­, habĆ­a fallado.
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   —¿QuĆ© pretendes? Que nos arrebaten el poder, Mashaf no estĆ” apta para ser reina —le reclamó su hermano Vladimire cuando se encontraron horas despuĆ©s de su fracaso como juramentacion como rey de Trabis—. Yo tenĆ­a que asumir, guardar el puesto de mi padre, pero tenĆ­as que llegar tĆŗ con tus discursos patrióticos y legislativos.

   Vadin seguĆ­a recordando; los planes de Vladimire era asumir el cargo y gobernar Trabis para recuperar a su padre y luchar por Christie. Volviendo a mirar a Mashaf la mujer estaba aterrada, no podĆ­a huir y tenĆ­a que poner la cara para infundir confianza en los ciudadanos.

   Vadin dio un suspiro. Las investigaciones arrojaron que un militar del cordón de seguridad del rey lo traicionó y lo vendió al emperador de Badia lo que apuntaba a la inocencia de Vladimire Van Aldin, que a esa hora de la maƱana exponĆ­a su vida al lĆ­mite de la ciudad de Christie.

   ā€”No iniciaremos una guerra —le habĆ­a dicho Vladimire—. Nos vamos apostar en la frontera luciendo nuestra fuerza militar tenemos que negociar con Asdrubal pero si Ć©l lamentablemente no da respuesta en 36 horas que no tenga dudas de que atacare Christie para recuperarla. Hay que dar la batalla.

   ā€”Ā”Pero matarĆ” a nuestro padre!

   ā€”ĀæY tĆŗ crees que le conviene tenerlo vivo? Matandolo a Ć©l se asegura que no tendrĆ” un rey que quiera recuperar su territorio. Recuerda lo que ocurrió con Franco Tavala, logró escapar de Ć©l y recuperó Arkadia. Asdrubal matarĆ” a Boris y Rufus y despuĆ©s vendrĆ” por nosotros. Si vamos a morir que sea dando la pelea.

   Vadin extrajo una empuƱadura de su pantalón y pulsando el interruptor hizo aparecer la hoja. Clavo su mirada en ella.

   ā€”Vadin, Vadin.

   La voz de Mashaf lo hizo volver a la realidad, ella estaba pĆ”lida.
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   ā€”El emperador Asdrubal va a dar una transmisión en vivo.

   Vadin corrió de la ventana al escritorio de la reina para observar la pantalla.

   Lejos del territorio de Trabis hacia los confines del caluroso reino central de Badia el emperador observaba con mirada cargada de brillo al ex rey de Trabis quien con el torso desnudo y los brazos atados por encima de su cabeza por cadenas le devolvĆ­a la mirada desafiante a la videocĆ”mara que lo enfocaba. 

   El terrible emperador se situó detrĆ”s del rey y estratĆ©gicamente colocó una empuƱadura sin activar en la parte baja del abdomen de Boris. Con un movimiento de cabeza indicó que se iniciara la transmisión. 
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   ā€”Ciudadanos del mundo —comenzó diciendo—, en especial a la reina de Trabis y quien conforma su entorno. Desde hace pocas horas he visto como su ejĆ©rcito de pacotilla se moviliza hacia mi ciudad de Christie…

   ā€”Christie pertenece a Trabis —se atrevió a interrumpirlo Boris. 

   ā€”Ā”CĆ”llate, no te he dado permiso de hablar! —rugió Asdrubal dĆ”ndole al cautivo un golpe en el riñón con su mano libre—, lo mĆ”s insólito de nuestro caso es que ayer por la noche sale a la luz unas declaraciones pĆŗblicas de su CapitĆ”n de seguridad argumentando que moveran su ejĆ©rcito y me exige 36 horas para negociar y entregar a Ć©ste idiota o sino atacarĆ”n… seƱora Mashaf OdĆ­n, Āæustedes creen que estan en condiciones para negociar? —esbozó una malvada sonrisa y activó la espada, cuya hoja emergió y su punta apena hizo un leve contacto con el mentón de Boris—. ĀæSeƱores de Trabis, se sienten completamente seguros de ganar una guerra ante una potencia como Badia? ĀæTodavĆ­a quieren negociar? Mi respuesta es... si quieren mantenerse con vida abandonen Trabis en venticuatro horas. 

   ā€”Ā”ATAQUEN! —gritó Boris enĆ©rgicamente. 
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   Asdrubal lo hizo callar con otro golpe en el costado. Dio una seƱal y la transmisión se terminó. El emperador abandonó su posición y se colocó frente a Boris, guardó su empuƱadura desactivada en el bolsillo del pantalón. 

   ā€”ĀæQuĆ© te crees, Boris Van Aldin? Ya ni rey eres. Sólo un miserable esclavo. 

   ā€”Ya que eres un cobarde para luchar conmigo. Ā”Matame!

   ā€”ĀæLuchar contigo? No pudiste vencer a un simple asesino menos podrĆ”s conmigo. Y sĆ­, yo voy a asesinarte pero antes quiero que veas como cae Trabis y la anexo a mi territorio de Badia, quiero que veas el nuevo mapa polĆ­tico del mundo con mi imperio. Pero no te preocupes, mi amigo. Tu muerte comienza desde ahora —se dirigió a dos guardias—, trasladen al hijo. 

   Enseguida los militares procedieron a desencadenar a Rufus Van Aldin para sacarlo de allĆ­. 
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   ā€”ĀæA dónde lo llevas? —se agitó Boris inĆŗtilmente en sus cadenas—. Dejalo ir, cobarde, Ć©l no tiene nada que ver con esto. 

   ā€”ĀæY dejarlo vivo para que se vengue a futuro? No. 

   ā€”Ā”MORIRƉ CON ORGULLO! 

   Fue lo ultimo que Boris escuchó de su hijo antes de que se lo llevaran arrastrado.

   Boris continuó moviĆ©ndose desesperado en sus cadenas lanzando improperios y maldiciones contra Asdrubal. 

   El emperador simplemente se burló. Apuntó la pierna hacia atrĆ”s y despuĆ©s a toda velocidad la envió contra la entrepierna de Boris, que sólo vestĆ­a un ajustado calzoncillo que no protegĆ­a en nada sus testĆ­culos. 

   Ambos órganos fueron aplastados por la punta de la pesada bota del emperador. 

   ā€”Ā”AAAAAAAAAAAY

   Boris emitió un grito agónico y una mirada perdida cuando el dolor de sus genitales lo dominó por completo, causĆ”ndole nauseas, malestar estomacal y dolor en la cadera. 
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   Rufus Van Aldin, el hijo mayor de Boris y quien iba a ser nombrado como rey de Christie fue conducido a una sala donde lo esperaba RĆ©gulo Cruise. El hijo menor de Asdrubal. Los guardias lo sujetaron a unas cadenas y le dejaron colgando de brazos. 

   RĆ©gulo esperó quedarse a solas con el joven y tras cerrar la puerta con seguro se acercó a Ć©l y le rompió toda la ropa con una espada, franela y pantalón. 

   ā€”ĀæQuĆ© aspiras? —rompió el silencio Rufus, tenĆ­a mirada llena de odio—. ĀæEres tan enfermo como tu padre que quieres verme mojado en sangre? Hazlo. Mi sangre es mĆ”s limpia que la tuya, de eso estoy seguro. 
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   RĆ©gulo nada dijo, simplemente se arrodilló ante Rufus, abrió los labios y metió el pene del ciudadano de Trabis en su boca empezando a masturbarlo con los efectos de sus movimientos y la lengua. El miembro creció y se hinchó hasta el punto que la saliva se escurrĆ­a haciendo largos hilos de baba que caĆ­an al suelo. La boca y lengua de RĆ©gulo no dejaban de recorrer y ensalivar el pene de Rufus. 

   RĆ©gulo sin decir nada, lo masturbaba mĆ”s fuerte y fue ahĆ­ cuando Rufus dio un rugido y eyaculó. RĆ©gulo sintió que el semen caliente le llenaba la boca y mĆ”s siguió chupando, querĆ­a exprimirle hasta la ultima gota de su leche. Era un sabor agridulce. Rufus despuĆ©s de unos segundos gritó: no pares. En aquel mundo las relaciones homosexuales era algo tan normal como comer, pero bajo la circunstancias de Rufus era algo extraƱo pues se consideraban enemigos y mĆ”s siendo Ć©l un esclavo. 

   Un golpe en la puerta y un intento de abrirla hizo que RĆ©gulo se apartara brutalmente. 

   ā€”RĆ©gulo, ĀæquĆ© ocurre? —era la voz del emperador—. ĀæEstĆ”s bien? Abre la maldita puerta. 

   ā€”S… sĆ­, estoy bien. Enseguida abro. 

   Se quedó mirando a Rufus y con una toalla limpió rĆ”pidamente su pene. 

   ā€”No digas nada de esto a mi padre —le pidió—, si guardas silencio juro que te ayudarĆ© a escapar. 

   Rufus parpadeó varias veces y vio como RĆ©gulo abrĆ­a la puerta y decĆ­a a su padre que no se percató que la habĆ­a cerrado. 

   ā€”No he empezado con Ć©l, iba a hacerlo cuando llegaste. 

   ā€”ĀæPor quĆ© no me sueltas y luchamos como hombres, Asdrubal Cruise? —interrogó Rufus desafiante. 
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   ā€”Si tu padre que es un veterano de guerra no pudo conmigo, tĆŗ tampoco, niƱato —Asdrubal tenĆ­a una sonrisa despiadada cuando enterró una patada en los huevos de Rufus. 

   ā€”Aaaaaarrrrgggg —rugió Rufus al sentir sus bolas perder la forma cuando chocaron contra su pelvis.

   El dolor pasaba de los testĆ­culos a todo su cuerpo. Rufus se sintió mareado y con muchas ganas de vomitar. Era un dolor opresor que no le provocaba siquiera hablar. Asdrubal se divertĆ­a, asĆ­ que levantó la pierna deformando por una patada los cojones del que iba a ser rey de Christie.

   Van Aldin gritó con toda la fuerza de sus pulmones, cerrando los ojos y abriendo la boca. Gruesas lĆ”grimas salieron de sus pupilas. 

   ā€”Te matarĆ© —juró Asdrubal acercĆ”ndose a Rufus y tomĆ”ndole de los testĆ­culos—, voy a arrancarte las huevas y se las darĆ© de comer a Boris. 

   Le apretó los testĆ­culos con las manos, estrujĆ”ndolos. 

   ā€”Ā”AAAAAAAAAAAAAAH
   
   Un hilo de semen escapó de su pene. Asdrubal retrocedió limpiĆ”ndose las manos con asco. Estrelló la rodilla en los testĆ­culos de Van Aldin que no pudo resistir el intenso dolor y se desmayó.

   ā€”Ā”Que inĆŗtil es! —se quejó Asdrubal despuĆ©s de azotar la cara del muchacho con fuertes bofetadas—. Se desmayó pero de esta no se salva —se dirigió a su hijo y extrajo de su pantalón una empuƱadura con piedras esmeraldas—, quiero que lo mates con su propia espada. Te lo encargo.

   Entregó la empuƱadura a su hijo y lo dejó en solitario con el inconsciente Rufus Van Aldin. 

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