El Jornalero (1/5): Una larga charla - Las Bolas de Pablo

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19 may 2020

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El Jornalero (1/5): Una larga charla

La historia original data de los primeros relatos de Ʃste blog, decidƭ desempolvarla y readaptarla al momento actual de los personajes pero su esencia se mantiene. Una de mis historias preferidas que los lectores mƔs antiguos de las bolas de Pablo pueden recordar o los mƔs nuevos fascinarse al conocer.
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CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
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   Pablo estaba de visita en la finca Altamira, la hacienda familiar. Manipulaba su celular comunicĆ”ndose con David Aceituno, cuando a la sala ingresó Rodrigo Chacón, el hermano menor del vaquero RomĆ”n, el joven se sentó a su lado y se quedó en silencio tambiĆ©n empezando a usar su móvil.

   ā€”Ā”hey! ĀæNo me vas a contar acerca del empleado— le reclamó Pablo cuando el recuerdo vino a su mente.
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Rodrigo Chacón

   Rodrigo tambiĆ©n sonrió cuando recordó al nuevo empleado de aquella porción de tierra.

   ā€”No es un sujeto feo, es bastante sensual... caliente. Es una pena que por estos dĆ­as no pueda asistir y tus ojos no lo hayan visto.

   ā€”CuĆ©ntame.

   ā€”Empezó a laborar poco en la hacienda, papĆ” lo contrató y trabaja en el campo... Me gusta su sudor —hablaba Rodrigo—. Se coloca unos pantalones muy apretados, se le marca un inmenso bulto, y ni hablar del trasero, todo redondo... es increĆ­ble... pero... es heterosexual.

   ā€”ĀæCómo empezaron sus aventurillas?
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   ā€”Pues fue hace un par de semanas, Ć©se dĆ­a el campo amaneció soleado, como cuando en las maƱanas el sol calienta la tierra con toda su inclemencia, pero que en las tardes las nubes lo tapan y llueve a relĆ”mpagos. Fue como a las diez de la maƱana que me levantĆ© y me iba a trabajar en al campo y me atrajo ese hombre sin franela, con pantalones ajustados, y sudoroso. Es alto, musculoso y de piel blanca, al trabajar su faz cambia y se ve como un macho rudo. Le preguntĆ© a otro jornalero por el nombre del nuevo empleado y me respondió que era FabiĆ”n y que mi padre lo habĆ­a contratado dos dĆ­as antes.

   ā€”Ve al grano, Rodrigo, no me interesa si ese dĆ­a hubo sol, lluvia o si salió la luna a las 3 de la tarde. ĀæCómo le batiste los huevos?
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Fabian

   ā€”Espera, tengo que ser especĆ­fico.

   ā€”Al diablo, no me interesa el clima. No estudiĆ© climatologĆ­a.

   ā€”Durante las horas de trabajo intentĆ© acercarme a FabiĆ”n, pero parecĆ­a que no le gustaba que lo fastidiaran con la jornada, me presente como hijo del jefe y me trato con sumo respeto, mucho dirĆ­a yo. Al oĆ­r su voz, fuerte, tambiĆ©n note algo... era sumamente educado... su fuerza me atrapó... sus mĆŗsculos, sus piernas, su bulto.

   ā€”Me voy a dormir, Rodrigo —indicó Pablo con poca emoción en su voz—. Si no me dices como le pegaste, te pegare yo a ti.

   Rodrigo dobló la cara, se protegió los testĆ­culos con la mano y siguió relatando
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   ā€”Todo el dĆ­a intente hablarle, me daba respuestas cortas, pero educadas, ya al mediodĆ­a las nubes taparon al sol y el clima cambió, almorcĆ© con los empleados, escuchĆ© que uno de ellos invitaba a otro a beber licores, entonces hice lo mismo y FabiĆ”n se negó a ir. HabĆ­a empezado a llover y muchos de los obreros se fueron, FabiĆ”n se quedó recogiendo no se que pertenencia suya. Antes de irme a casa, lo vi parado en la entrada de la finca esperando a que cesara la lluvia. Le preguntĆ© a dónde iba y me respondió:


   ā€”Al pueblo a terminar uno asuntos.

   ā€”Yo puedo llevarte.

   ā€”Oh, no, seƱor Rodrigo, no se preocupe. Yo esperarĆ©.

   ā€”No, esta lluvia durarĆ” mucho.

   ā€”Fui a buscar el jeep y lleguĆ© a la entrada, alguien abrió el garaje y me fui con FabiĆ”n en el vehĆ­culo, trayecto al pueblo le dije que cuando hablaba no se expresaba como los demĆ”s trabajadores. ĀæY a que no adivinas que me dijo Pablo?

   ā€”Si yo supiera cuando le reventaste las bolas no estarĆ­a aquĆ­ oyendo esa historia tan fastidiosa —respondió Pablo.

   Rodrigo lo miro fijamente mientras Pablo se entretenĆ­a escribiendo un texto a David, entonces su primo le propinó un puƱetazo en el paquete, Pablo se sobresalto y se enrolló en el mueble sobĆ”ndose los testĆ­culos.

   ā€”SeguirĆ© con mi relato:

   ā€”Me dijo que antes su familia era adinerada, de otro estado, de GuĆ”rico. Pero se fueron a la mĆ”s pobreza ruina y quedaron sin nada de billete, y que Ć©l ahora se ganaba la vida trabajando asĆ­, en el campo, pobre muchacho, no sabes cuanta lastima me dio... entonces lo lleve al pueblo y lo deje en una calle desolada, la lluvia habĆ­a parado en el trayecto de la finca a esa calle. Se despidió de mi y puso camino por la calle, me quede en el jeep haciendo cualquier cosa, en realidad lo miraba a Ć©l, tiene un culo de Dios y era un manjar como se movĆ­a en su jeans. Pero se acercó a una muchacha, fea... le dicen Lola, trabaja de servicio en una casa y el la saludó. Ya veras lo que hizo...

   ā€”Hola Lolita, Āæcómo estĆ”s? —preguntó FabiĆ”n acercĆ”ndose a la muchacha y abrazĆ”ndola, pegando su cuerpo al de ella solo porque querĆ­a hacerlo.

   ā€”FabiĆ”n... ya suĆ©ltame.

   ā€”No, Lolita —negó FabiĆ”n—. Hoy quiero hacerte el amor, si es necesario te lo hago en la plaza, estuve todo el dĆ­a pensando en ti... me gustó la manera en que lo hicimos anoche, tenĆ­a aƱos sin hacerlo de esa manera, parecĆ­amos animales. Ahora no puedo parar... vamos al primer hotel que encontremos.

   ā€”SuĆ©ltame, FabiĆ”n, ĀæquĆ© va a pensar la gente? SuĆ©ltame.

   ā€”Vamos al hotel de la otra esquina.

   ā€”No, FabiĆ”n... —negó lolita ofendida con la actitud del hombre—. Ā”SuĆ©ltame! —
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dobló la rodilla y la impacto en los testículos del joven, el muchacho se agarró la entrepierna y la soltó doblÔndose él.

   ā€”ImbĆ©cil —dijo Lolita, y se alejó calle arriba.


   ā€”O sea que finalmente Āæfue lolita quien le pegó? —preguntó Pablo dejando de sobar sus testĆ­culos.

   ā€”No, ahĆ­ es que empieza todo.

   ā€”Ah, es que no has empezado.
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   ā€”Pablo, hubieras visto como lolita le pegó, desde mi Ć”ngulo, todo se vio perfectamente, jamĆ”s olvidarĆ© eso, vi como la rodilla de la mujer chocó en el medio de las piernas de FabiĆ”n y vi como su cuerpo se sobresaltó, y lo mejor de todo. Vi como su culo apretado en los jeans, se contorsionó con el golpe, fue una vista muy caliente para mĆ­. AdemĆ”s ver a FabiĆ”n agarrarse las bolas y doblarse, wow, eso hizo que la pija se me pusiera como roca. Me baje del jeep, me arreglĆ© el bulto para que no viera mi erección y fui a ayudarlo. Le preguntĆ© si estaba bien, y me dijo que sĆ­, lo ayudĆ© a caminar a la camioneta y le dije que subiera al jeep. Le comentĆ© que con ese golpe era mejor que fuĆ©ramos a beber unas cervezas, el aceptó, le asegure que yo invitaba. Fuimos a una tasca del pueblo y pedĆ­ varias cerrvezas para nosotros, querĆ­a emborracharlo, tenĆ­a mi plan, lolita me dejó caliente a mil. Me contó que la habĆ­a conocido, que fornicaban como los animales y mĆ”s cosas que solo hacĆ­a que me calentara mucho mĆ”s... me hubieras visto, la pija me iba a reventar los pantalones de lo dura que me ponĆ­a. Al final eran como las 8 de la noche y FabiĆ”n ya no podĆ­a ni con su alma, estaba muy borracho, toda la tarde estuvimos empinando el codo. Bueno, yo me asegurĆ© que Ć©l lo empinara mas que yo... Salimos del bar y nos regresamos a la hacienda, maneje hasta la parte de atrĆ”s, muy atrĆ”s, donde casi nadie molesta, para los establos viejos. ĀæSabes dónde es? Te he pillado salir de ahĆ­ varias veces con David.



   ā€”ĀæQuĆ© hacemos aquĆ­. jefe? —preguntó FabiĆ”n.
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   ā€”FabiĆ”n, ya es muy tarde, es mejor que duermas aquĆ­. El suelo no molesta mucho, estĆ”s muy borracho.

   ā€”ĀæQue hora es, jefe?

   ā€”Casi media noche, FabiĆ”n —mintió Rodrigo, no eran mĆ”s de las 22 horas. FabiĆ”n abrió los ojos considerablemente, se acostó en el suelo lleno de paja y extendió los brazos detrĆ”s de su cabeza. Separó las piernas, Rodrigo le miro el cuerpo con interĆ©s. Su suave abdomen, sus pectorales subiendo y bajando muy tranquilos con su respiración, su gorda polla marcado un alto relieve en el pantalón, sus muslos aferrados a la tela.

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   ā€”Pablo, me acerquĆ© a Ć©l, esperaba que aprovechĆ”ndome de un borracho, Ć©l no recordarĆ­a nada... estaba durmiĆ©ndose, entonces, preparĆ© el pie... no resistĆ­. Lo subĆ­ y hundĆ­ la punta de mi bota en su bulto, sobre sus bolas, el se despertó de un salto con un grito de sorpresa, como estabamos lejos, nadie en la casa escucharĆ­a, ni con el silencio de la noche. Ɖl despuĆ©s de gritar rodó por el suelo agarrĆ”ndose las pelotas, lo que mĆ”s me gustó fue ver su culo moviĆ©ndose, y Ć©l adolorido, revolcĆ”ndose llenĆ”ndose de paja, quedó boca abajo cubriendo sus bolas, yo mire su culo, y habĆ­a una parte de sus huevos que no estaban del todo cubiertas... Y le lance otra patada a sus bolas, gritó como loco cuando recibió el segundo golpe, considero que la patada fue muy dura, y Ć©l, no la esperaba.


   ā€”Wow, Rodrigo —Pablo estaba entusiasmado sintiendo su pene semi duro.

   ā€”FabiĆ”n se quejaba, pobrecillo, nunca habĆ­a sido tan golpeado, creo, o no en sus huevos.


   ā€”ĀæPor quĆ©?— sollozó FabiĆ”n solicitando una respuesta, todavĆ­a agarraba sus bolas

   El jefe volvió a patear aquellas bolas. FabiĆ”n desorbitó los ojos y rodó por el establo.

   ā€”Primo, me gustaba la manera en la que ese muchacho afrontaba el dolor, su quejido, su jeans ajustado, su culo moviĆ©ndose de un lado al otro, su bulto... Pasaron como cinco minutos, y el pobre borrachĆ­n seguĆ­a tirado en el suelo, destrozado por sus bolas, si supiera que yo tengo estas bolas tan grandes, no dudo que se vengue. Pero FabiĆ”n, tan seductor seguĆ­a ahĆ­, deseando en su borrachera y su dolor se tranquilizasen, pensĆ© en otras cosas... depravadas... Su semen de macho...
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El quedó de nuevo boca abajo, me senté sobre su espalda y le pegué en las costillas, tratando de hacerlo voltear, o simplemente de pegarle, logré hacerlo girar, su cara mostraba el mÔs infinito y cruel de los dolores, pero deseaba mÔs, hice un puño con la mano, y se lo pegue en las bolas desprotegidas, FabiÔn volvió a gritar, pero me gustó mÔs, fue el choque en sus bolas, nunca me había detenido a escuchar, como 2 bolas suenan cuando son golpeadas brutalmente, inigualable sonido.


   FabiĆ”n cayó al suelo, con los ojos cerrados, atontado por los golpes y por la borrachera, no puso resistencia cuando Rodrigo empezó a abrirle la correa y bajar la cremallera del jeans, vestĆ­a con un bóxers color azul y sus muslos eran tan musculoso como cuando su pantalón se le pegaba. Rodrigo acarició con su dedo, los testĆ­culos del borracho, luego la silueta de su pene. Cerro el puƱo y pegó como si fuera un martillo las dos bolas del empleado, FabiĆ”n empezó a gritar tratando de agarrarse los testĆ­culos, hasta que lo hizo. 

   Rodrigo de pie ante FabiĆ”n le miro el pene, su bóxers de color azul claro, ahora tenia una macha que le hacia cambiar de color, se veĆ­a mas oscuro, y la mancha provenĆ­a de su pene, sus ojos miraron con sorpresa. Y le propinó otra patada en los huevos. FabiĆ”n grito casi quedando afónico, y la mancha en el bóxer aumentó su tamaƱo, se estaba haciendo mĆ”s notoria.

   Se inclinó delante de FabiĆ”n y volvió a martillar con su puƱo los cojones del empleado. FabiĆ”n se batĆ­a en el suelo. Rodrigo le quito el bóxers, su pene era tan grande que se impresionó, sintió envidia y lujuria, deseaba meterlo en su boca, poseerlo, ser dueƱo de Ć©l, ser novio de FabiĆ”n. 


   ā€”Y le di otro golpe, de nuevo como mĆ”s duele, con los nudillos, me sorprendĆ­, Pablo, empezó a eyacular con ese ultimo golpe, gritó y gimió, no de dolor, sino de placer por eyacular, el semen salĆ­a disparado de su pene, a su abdomen, contra mi mano, al suelo, a sus muslos... y... y le pegue en las bolas una vez mĆ”s y su leche salió con fuerza como si estuviera trancada y apenas sale disparada, Ć©l dejó caer la cabeza hacia atrĆ”s exhausto y derramando lagrimas... respiraba pausadamente, y yo tambiĆ©n me quedĆ© cansado. Se acurrucó sobĆ”ndose los huevos.

   ā€”Wow, y al dĆ­a siguiente, ĀæquĆ© sucedió?
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   ā€”Me levantĆ© muy temprano, antes de que cantara el gallo. Cuando lleguĆ© al establo, FabiĆ”n dormĆ­a en el suelo, tenia el pene afuera, y lo vestĆ­.


   ā€”Depierta —le dijo. decĆ­a

   FabiĆ”n demoró en despavilarse. —¿Dónde estoy?...... Āæy quĆ© hago aquĆ­?

   ā€”Te quedaste dormido anoche.

   ā€”No... No me acuerdo de nada, pero me duele mucho la cabeza.

   ā€”ĀæNo te acuerda de nada? —sonrió Rodrigo

   ā€”No, jefe.

   ā€”Es que bebiste demasiado ayer. Ven, vayamos a la casa, tomaras cafĆ© y podrĆ”s irte. Pudes faltar a tu jornada laboral del dĆ­a, tienes un permiso remunerado.

   FabiĆ”n se levantó del suelo, le dolĆ­a mucho la cabeza, pero al estar de pie, sus bolas tambiĆ©n le dolieron —”Ay! —se quejó tocĆ”ndolas

   ā€”ĀæQuĆ© pasó?

   ā€”No, nada jefe.


   Pablo parpadeó.

   ā€”ĀæNo recordó nada? 

   ā€”No,  primo.

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