El Reino (2/5): El hemiciclo - Las Bolas de Pablo

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23 abr 2020

El Reino (2/5): El hemiciclo

CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   El sistema de gobierno en Trabis y en cualquier Reino de aquel mundo se debĆ­a por la fuerza del parlamento o por la tiranĆ­a de un imperio sobre otro al invadir un territorio. Para ser rey se debĆ­a ser nombrado por el parlamento quien tenĆ­a la potestad de mantenerlo o destituirlo. En cualquier naciĆ³n la fuerza polĆ­tica era bipartidista y la cĆ”mara del parlamento lo conformaban el partido del rey y la oposiciĆ³n, a pesar de que cada una iba en vaivĆ©n de fuerzas al asumir alguien el trono. 

   El parlamento de Trabis estaba conformado por 70 diputados, 40 de los cuales eran del partido del rey y 30 su oposiciĆ³n que se mostraba benevolente a la larga gestiĆ³n del rey quien estaba secuestrado junto a su hijo por el territorio de Badia. 

   Un dĆ­a atrĆ”s, Vladimire Van Aldin el segundo hijo de Boris se comunicĆ³ con las naciones del mundo dando a conocer el secuestro de su padre y la invasiĆ³n a la regiĆ³n de Christie. Vladimire se autoproclamĆ³ rey de Trabis pero hasta la fecha no tenĆ­a un documento probatorio del parlamento que lo proclamase de forma oficial. Es por ello que a, primera hora del dĆ­a Vladimire asistiĆ³ a la sede legislativa para su nombramiento como rey de Trabis. 

   SĆ³lo necesitaba la aprobaciĆ³n del voto de la mayorĆ­a. 

   Vladimire Van Aldin estaba ante el gran estrado al centro de la cĆ”mara de parlamentarios, esperando pacientemente por la votaciĆ³n pero nunca se esperĆ³ la gran treta de alguien tan querido para Ć©l, Vadin Van Aldin pidiĆ³ el derecho a la palabra desde su asiento. 

   Vadin tomĆ³ el micrĆ³fono y hablĆ³ mirando directamente a su hermano. El menor de los hijos del rey era diputado del partido de gobierno. 

   —Trabis estĆ” atravesando por un momento crĆ­tico —comenzĆ³ su intervenciĆ³n—. Nuestro honorable rey: Boris Van Aldin y su hijo Rufus fueron secuestrados, conocemos bien quien es su captor y sabemos quĆ© ha hecho para amedrentarnos. Asdrubal Cruise el tirano rey de Badia no solo se ha encargado de sembrar terror en su paĆ­s sino que ha extendido su mal por todo el mundo con deseos de crear un gobierno internacional, apoderĆ”ndose de regiones soberanas, Arkadia, HuĆ­n, y a tan solo horas se apoderĆ³ de nuestra regiĆ³n de Christie,
una considerable porciĆ³n de nuestro reino, y no conforme de eso, secuestrĆ³ al rey de Trabis y al designado en aquel fundado reino aprobado por Ć©ste parlamento. Nuestro deber no es quedarnos aquĆ­ de brazos cruzados. Estamos llamados para recuperar no sĆ³lo nuestro territorio sino al rey y su hijo —hubo una serie de aplausos que avalaron sus palabras, tuvo que hacer algunos ademanes para retomar el discurso—. Hoy ante nuestro parlamento se presenta Vladimire Van Aldin, CapitĆ”n general de la seguridad en el reino de Trabis, argumentando una serie de disparates que por demĆ”s son inconstitucionales, creyendo que por derecho a ser uno de los hijos del rey puede sucederlo en su ausencia. ¡Todos conocemos que tales palabras no estĆ”n en ninguna forma de gobierno del mundo! Si usted, seƱor Vladimire quiere asumir el reino debe seguir los pasos que este congreso por siempre ha establecido. Y ademĆ”s, el palacio de justicia que coforma el reino de Trabis, desea indagar en quĆ© fallĆ³ el cordĆ³n de seguridad que rodeaba al rey y su hijo al momento del secuestro. Recordemos que su funciĆ³n acĆ” es la de protegernos y no velar para cargos monĆ”rquicos. 

   Arriba en el estrado teniendo las manos ocultas a la vista del pĆŗblico, Vladimire Van Aldin apretĆ³ los puƱos con fuerza, sintiĆ©ndose humillado y burlado por su propio hermano menor. 

   Que furia mĆ”s grande sentĆ­a, se suponĆ­a que ya Ć©l habĆ­a hablado a lo interno con Mashaf, la jefa del parlamento. SegĆŗn las leyes al no haber rey, la mĆ”xima autoridad del parlamento asumĆ­a temporalmente el reino hasta un nuevo nombramiento, Mashaf iba a renunciar al cargo para asignar con el voto de la mayorĆ­a del partido del rey a Vladimire en la toma de posesiĆ³n, ahora Vadin Van Aldin estaba citando una serie de artĆ­culos de la ConstituciĆ³n e inyectando la mĆ”s energĆ­a patriĆ³tica y legislativa a todos los diputados para terminar su discurso al argumentar:

   —Solicito que sigamos nuestra ConstituciĆ³n y sea la jefa del parlamento quien tome las riendas de nuestra naciĆ³n hasta que el gran rey Boris Van Aldin vuelva por la puerta grande. 

   Una avalancha de aplausos baƱaron al potenciado Vadin quien desde su asiento mirĆ³ desafiador a su hermano Vladimire, que dominĆ³ su soberbio temperamento y demostrĆ³ que era un hombre acto para conformar un reino a futuro. 

   El resultado de la reuniĆ³n fue un rotundo fracaso para Vladimire, 20 diputados del partido del rey aprobaban su nombramiento, 30 diputados del rey mĆ”s siete de la oposiciĆ³n solicitaron que Mashaf asumiera el mandato temporalmente y, trece parlamentarios de la oposiciĆ³n votaron por abrir un nuevo proceso para la selecciĆ³n de un rey. 

   MĆ”s allĆ” de aquellas fronteras, hacia unas tierras Ć”ridas, violentas y de terror con un parlamento apoyado en su totalidad por el partido del rey, Badia tenĆ­a entre sus prisioneros a Boris Van Aldin y su hijo. 

   Boris iba a ser obligado a luchar contra un asesino, aquello formaba parte de un momento de diversiĆ³n para el rey Asdrubal Cruise. Humillar a sus vĆ­ctimas era su excitaciĆ³n. HabĆ­a jurado a Boris que si ganaba esa pelea darĆ­a la libertad a Rufus pero si perdĆ­a iba a tener para sĆ­ el trasero del rey de Trabis. Confiaba en su asesino y sabĆ­a que no iba a perder contra el honorable rey, por mĆ”s guerrero que resultase. Pues sĆ­, mucho de los libros de historia contemporĆ”nea relataban las participaciones en guerra del valiente Boris. 

   El rey de Trabis estaba en el paredĆ³n, no vestĆ­a mĆ”s que una ajustada truza negra. Era robusto y en forma. TenĆ­a intensos ojos azules en una cara masculina y atractiva. Su cabello y su barba eran tan marrones como la madera de los Ć”rboles mĆ”s fuertes. 

   El lugar de la pelea iba a ser en el anfiteatro del rey Asdrubal. Un enorme edificio ovalado con un anillo de cuadrilatero al centro. Era un espacio que servĆ­a de distracciĆ³n al rey para pelea de presos, militares, esclavos o cualquier funciĆ³n que el rey considerase. 

   Boris se sentĆ­a confiado, tenĆ­a que ganar. Su hidalguĆ­a le habĆ­a valido para ser rey de Trabis. 

   El asesino era un hombre joven pero experimentado en el arte de matar, en su historial delictivo se contaba la vida de muchos candidatos que quisieron dar una vida nueva al reino de Badia. 

   Desde el palco Asdrubal Cruise empezĆ³ a aplaudir. 

   —SerĆ” una batalla de manos —dijo—, limpia, como no acostumbro. Sin espadas. 

   Estaba acompaƱado de uno de sus hijos. El menor de piel blanca y cabellos castaƱos. 

   Cuando el asesino rodeĆ³ con sus brazos el desnudo torso de Boris, el rey de Trabis se distanciĆ³ de Ć©l dando un duro puƱetazo en su rostro. El hombre joven reaccionĆ³ tambiĆ©n con una lluvia de golpes que impactaron en la parte superior del cuerpo de Boris. En lo que tuvo acceso al compĆ”s de las piernas abiertas del rey le lastimĆ³ los testĆ­culos con un rotundo rodillazo. 

   —¡AAAAARGGGG! —el rey Boris reaccionĆ³ abriendo los ojos y boca. CogiĆ³ sus testĆ­culos entre sus manos y se doblĆ³. 

   El asesino continuĆ³ subiendo la rodilla contra la mandĆ­bula de Boris, llevĆ”ndole directamente al suelo. 

   —Hijo de puta —susurrĆ³ en medio de la conmociĆ³n Boris. DesprotegiĆ³ sus gĆ³nadas para intentar regresar a la pelea. No iba a rendirse tan fĆ”cilmente. TenĆ­a que luchar no solo por su bienestar sino tambiĆ©n por la libertad de su hijo mayor. 

   Con un gancho a los riƱones y una patada con la punta del pie Boris demostrĆ³ que era una mĆ”quina furiosa cuando de pelear se trataba. AgarrĆ³ al asesino de los hombros y tomĆ³ represalia metiendo la rodilla en su entrepierna. 

   El asesino reaccionĆ³ con un ruido gutural y cayĆ³ de rodillas al suelo agarrĆ”ndose las dos bolas.

   Boris tomĆ³ impulso de una patada y girĆ³ con violencia el rostro del asesino cuando lo pateĆ³ con su desnudo pie. La cara del asesino escupiĆ³ algunas cosas, sangre y quizĆ”s dientes y cayĆ³ inerte varios centĆ­metros lejos. Boris se le quedĆ³ mirando. El asesino no se movĆ­a, si quiera para sostener sus pobres testĆ­culos. 

   SonriĆ³ y se girĆ³ para enfrentarse a Asdrubal y su hijo. 

   —He cumplido con mi parte del trato, Cruise. Ahora toma tĆŗ la promesa de hombre que has hecho. ¿O quieres que te patee el culo? ¿Por que no mandas para acĆ” a tu hijo? Seguro lo hago tragar mierda.

   Asdrubal se moviĆ³ incĆ³modo en su asiento, tenĆ­a una mirada cargada de odio. DespuĆ©s sonriĆ³ de forma despiadad. 

   —¡AAAAAAAAAH! —fue el grito de conmociĆ³n de Boris cuando le apretaron los testĆ­culos por detrĆ”s. 

   Era el asesino quien le agarraba las bolas como quien exprime limones. 

   —NUNCA BAJES LA GUARDIA —gritĆ³ emocionado Asdrubal—. ES LO QUE TODO BUEN REY DEBE SABER, AH, ¿NO ERES BUEN GOBERNANTE, VERDAD? ¡Ya no eres rey!

   —AAAH —gritaba desesperado Boris sin poner atenciĆ³n a las estĆŗpidas palabras de Asdrubal. SĆ³lo querĆ­a aliviar la tensiĆ³n que sentĆ­a sobre sus pobres testĆ­culos a los que les estaban exprimiendo la vida Ćŗtil. 

   El asesino continuĆ³ apretando con su agarre mortal las bolas de Boris dominando al hombre que se retorcĆ­a para liberarse de la mortal presiĆ³n. 

   —¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! AAAAAAAAY.

   Boris gritaba con la boca muy abierta y los ojos desorbitados. Tanto el asesino, como Asdrubal tenĆ­an sonrisas de satisfacciĆ³n. 
   
   Lanzando un Ćŗltimo grito agĆ³nico con toda sus fuerzas Boris se rindiĆ³. 

   El asesino se frotĆ³ las manos dejando al malherido hombre reposar en el suelo. 

   —Dejalo asĆ­, Bugs —exigiĆ³ Asdrubal. PoniĆ©ndose de pie, un gran relieve habĆ­a en el Ć”rea de su entrepierna—. Ahora sal de aquĆ­ y pide a los guardias que lleven a Ć©ste pobre idiota a la sala especial. 

   El asesino hizo un movimiento de reverencia, seguido se dirigiĆ³ a la salida. 

   —Quiero ver a su hijo —dijo RĆ©gulo, el hijo menor de Asdrubal. 

   Su padre sonriĆ³. 

   —¿Quieres humillarlo? —le preguntĆ³ con orgullo. 

   RecibiĆ³ una respuesta afirmativa. 

   —Pronto, RĆ©gulo, ya tendremos suficiente diversiĆ³n con estos idiotas. El Reino de Trabis nunca tendrĆ” la voluntad de arremeter contra nosotros. 

   Asdrubal se despidiĆ³ de su hijo y se dirigiĆ³ a la sala especial. Un poco iluminado sitio con paredes de piedra y bastante humedad. AllĆ­ habĆ­an sujetado a Boris de una cadena, sus brazos colgaban. Y su cara de apoyaba a una tabla de madera por lo que la parte superior de su cuerpo estaba doblada. Las piernas del rey estaban un poco separadas. Su respiraciĆ³n eran jadeos. 

   Asdrubal sonriĆ³. AbriĆ³ las manos y tuvo acceso a las huevas del hombre de Trabis cortando de manera violenta su forma de respirar. 

   —Has perdido, eso me emociona —dijo Asdrubal—, y tu honorable trasero es mĆ­o. Jajaja. 

   ApretĆ³ los testĆ­culos oyendo gritar al ex majestad. 

   Cuando le soltĆ³ los testĆ­culos, Boris respiraba de forma agitada. Asdrubal le dio una nalgada y despuĆ©s frotĆ³ su erecciĆ³n contra el prisionero. 

   Cuando le bajĆ³ el calzoncillo se le hizo agua la boca cuando presenciĆ³ sus magras y carnosas nalgas. 

   SusurrĆ³ a su cuello. 

   —Bienvenido a la ceremonia, Boris Van Aldin, asĆ­ comienza tu descenso. 

   Asdrubal se bajĆ³ el pantalĆ³n y apuntĆ³ la polla a la entrada del culo de Boris. Le jadeĆ³ en el cuello mientras lo atravesaba con su miembro. Boris emitiĆ³ un gemido doloroso y las mejillas se le volvieron rojas. Asdrubal hizo una cruel risa. 

   Asdrubal continuĆ³ follando al rey de Trabis hasta depositar su caliente y espeso semen en su interior. 

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