Gilberto, el entrenador (3/3): Un escarmiento - Las Bolas de Pablo

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2 abr 2020

Gilberto, el entrenador (3/3): Un escarmiento

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   —Es extraƱo —afirmó Bastian. Estaba encerrado en su despacho sentado tras el escritorio con Gilberto—, en todas las propuestas que les he llevado a los muchachos todas les ha gustado excepto Ć©sta. Hubo quejas unĆ”nimes desde el primer momento.


   —¿Realmente? —interrogó Gilberto. Un apuesto youtuber famoso por sus consejos de resistencia testicular. Quien habĆ­a humillado hasta mĆ”s no poder a los hombres del Proyecto Bastian.



   —SĆ­, todos se mostraron no conformes. AsĆ­ que vamos a cancelarlo.



   —Lo que me hace suponer que estoy despedido.



   Bastian torció la boca y despuĆ©s confirmó con la cabeza dando una sonrisa amigable. En ese momento alguien tocó a la puerta.



   —Adelante.



   La cabeza de David se asomó en el umbral. El guapo morenazo miró a los dos hombres y se dirigió a Bastian ignorando a Gilberto.



   —¿EstĆ” el Ć”rabe loco de Farid por aquĆ­?



   —No. Hoy dijo que estarĆ­a con su familia.



   —Mmmm. EstĆ” bien.



   David cerró la puerta. Y Bastian enfocó la mirada.



   —Ɖste muchacho que es sinónimo de cordialidad y compaƱerismo estĆ” muy molesto contigo por lo que le ordenaste hacer a Pablo en la ocasión anterior.



   Gilberto se encogió de hombros.



   —No lo entiendo —alegó—. Me dijiste que fuera duro con ellos y asĆ­ lo hice. AdoptĆ© postura militar. Yo creo que todos son unos maricas. Me da igual, que se jodan. Gracias por mi cheque. Me largo de aquĆ­, amigo.



   —Hey, hey. No quiero que te enfurezcas conmigo.



   Gilberto negó con la cabeza.



   —No lo estoy —extrajo su celular del bolsillo del pantalón—. Me tomarĆ© una fotografĆ­a contigo para postearla en mi Instagram, mi amigo.



   El youtuber cruzó el escritorio y posó para una selfie junto a su amigo Bastian. DespuĆ©s de que ambos mostraran sus blancas sonrisas. Bastian Chacón se levantó del asiento.



   —Te acompaƱarĆ© a la salida.



   —No hace falta. Conozco muy bien el camino.



   Con ello, Gilberto cerró el puƱo y lo envió de lleno entre las piernas de Chacón.



   Bastian enseguida gritó y se dobló sosteniendo sus gónadas. No pudo mantenerse de pie y se sentó quejĆ”ndose del dolor y poniendo la cabeza sobre el escritorio.



   Gilberto  se carcejeó de la risa.



   —PatĆ©tico.



   Salió del despacho cerrando la puerta. Cuando cruzaba el pasillo en dirección  a la salida alguien gritó su nombre, al caminar frente a una puerta y girar la cabeza se encontró con Pablo echado en el piso y con cara de sufrir. 

   Gilberto rĆ”pidamente ingresó a la habitación preguntando quĆ© le habĆ­a pasado.



   —Me caĆ­ —respondió Pablo—. Me cai y no me puedo levantar. Me duele la espalda. 



   —Dejame ayudarte. IntentarĆ”s alzarte lentamente. No, no, llamemos una ambulancia.



   Gilberto se colocó entre las piernas de Pablo y extendió una mano en su bolsillo para sacar el celular.



   Alguien siguilosamente se acercaba tras Gilberto precisando la separación del compĆ”s de sus piernas cuando Ć©ste marcaba un nĆŗmero telefónico mientras Pablo interpretaba su obra.



   —¡AAAAAAAAAY! —a Gilberto  se le llenaron los ojos de lĆ”grimas cuando fue embestido en el aire por una patada en los huevos desde atrĆ”s de parte de David. El youtuber quedó paralizado con los ojos cristalizados y la boca abierta. Pablo, al incorporarse, le dio un golpe en el estómago que lo hizo caer al suelo acurrucĆ”ndose del dolor.



   David fue a cerrar la puerta.



   —Y sabemos que no puedes irte sin que ajustemos cuenta —dijo Pablo.



   —Pero quĆ© dices —gimoteó Gilberto con el rostro fruncido del dolor. Incapaz de reanudar fuerzas.
 
   David se humedeció los labios mientras reajustaba la erección en su pantalón deportivo.



   Pablo se inclinó sobre Gilberto y apartĆ”ndole las manos lo tomó de los huevos, enseguida se echó a reĆ­r.



   —Amor, ya sĆ© porque Ć©ste se graba videos supuestamente soportando grandes golpes a su vitilidad. ¿Y cómo no? Sus pelotas son pequeƱas como las de un reciĆ©n nacido. Debes tocarlas.



   Gilberto soltó un chillido cerrando los ojos y echando la cabeza para atrĆ”s. Pablo le retorció los diminutos testĆ­culos.



   David se rió. TenĆ­a la verga parada dentro del pantalón mientras miraba la escena.



   —¿Te quieres ir, estĆŗpido youtuber? —le preguntó Pablo soltando sus canicas.



   El desdichado Gilberto afirmó con la cabeza.



   —EstĆ” bien lĆ”rgate, que no queremos volver a ver tu estĆŗpida cara.



   Gilberto apretó los dientes, torció los ojos con un Ćŗltimo apretón que echó Pablo sobre su virilidad. Por Ćŗltimo, lo soltó de los testĆ­culos.



   —Ya vemos que no eres nada fuerte.



   Gilberto no los miró tenĆ­a el rostro cabizbajo.



   —Una recomendación —David lo detuvo antes de que se fuera.



     Gilberto se quedó quieto para oĆ­rlo pero solo recibió el impactó de la rodilla de David contra sus pequeƱƭsimo huevos. Lanzó un grito y se desplomó de nuevo en el suelo, acurrucĆ”ndose en posición fetal.



   Pablo no tuvo pudor en reĆ­rse y alzarse acariciando su polla bajo el pantalón. Se volvió a David y lo besó. Usó sus manos para recorrer el cuerpo de su esposo. Hasta llegar a sus nalgas fuertes. Las estrujó unos segundos sin dejar de besarlo. Todo aquello alternado con los dedos rozando sus pezones.



   —Hazlo —le pidió David.



   Pablo se bajó el pantalón y la ropa interior y su pene afloró totalmente, grande, duro, soberbio, grueso. Lleno de energĆ­a y vitalidad.



   —Pero quiero ver como aquel idiota te la come.



   Pablo afirmó con la cabeza y fue en busca de Gilberto quien en vano quiso huir siendo alcanzado fĆ”cilmente por Pablo quien lo tomó de la nuca.



   David tenĆ­a los ojos brillantes y amenazó ante cualquier traidor movimiento:



   —Cuidado con un golpe desprevenido. Si lo haces te irĆ” peor, youtuber.



   Gilberto fue forzado a lamer el miembro de Pablo. Chupó como un profesional, asĆ­ que tenĆ­a experiencia mamando falos y Pablo lo disfrutó. Contra la barbilla del humillado youtuber chocaban las bolas de Pablo, gordas y llenas de nĆ©ctar viril.



   —¡Ohhh... ahhh, siii, dame tu lengua, trĆ”galo, asĆ­, asĆ­...



   —Resultaste mĆ”s perra que cualquiera, youtuber. ¿No que muy macho? —dijo David con una sonrisa.



   —¡Ahhh, sigue, sigue, chupa, estĆŗpido youtuber. Eres un mamón.



   Gilberto continuó chupando el garrote cada vez mĆ”s duro.



   Un largo gruƱido salió de Pablo en lo que su pene escupió solo un poco de su leche contenida en las bolas. Siguió empujando sobre Gilberto, su barra carnosa se hinchaba un poco cada vez.



   Explotó, llenando con su leche espesa la boca de Gilberto, a borbotones salĆ­a de su cuerpo como catarata.



   Pablo se separó del youtuber sintiĆ©ndose exhausto y David lo ayudó a sentar. Gotas de semen escapaban de su falo que se desinflaba.



   Gilberto quedó escupiendo la leche apoyĆ”ndose en una mano y con la otra sostenĆ­a sus testĆ­culos.



   David acercó sus labios a los de Pablo y le dio un largo y hĆŗmedo beso. Gemidos estallaron en el aire.



   Pablo se colocó de rodillas y tragó el mĆ”stil erecto de su esposo, salado, potente. David se aferró de sus cabellos y acarició su cabeza.



   —¡Ohh, ahh, sigue, sigue te darĆ© leche, ahhh, asĆ­, mi bebĆ©, asĆ­ ya viene, es toda para ti, tomaras la leche de tu macho, sĆ­, sĆ­, ahĆ­ va, es toda para ti, ah, ah.



   Convulsionado, David empezó a largar su semen en la boca de Pablo. Tragó y tragó lo mĆ”s que pudo. Sus piernas temblaron, Pablo limpió su boca. Luego se puso de pie. David lo abrazó y probo sus labios. Estuvieron basĆ”ndose largos momentos olvidĆ”ndose de Gilberto.

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