Entrevistas de Farid a los viejos Chacón (1/2) - Las Bolas de Pablo

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21 abr 2020

Entrevistas de Farid a los viejos Chacón (1/2)

CONTIENE:
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Después de una exhaustiva investigación Farid estaba preparado para la entrevista con los miembros Chacón para la materialización de su proyecto. En esa primera fase iba a entrevistar a los hombres más viejos que podían ser ubicados en el país y los que quisieran asistir en ese proyecto de lucha generacional. 
Marcos

   El primero en asistir fue Marcos Chacón. El hombre de estatura alta entró sonriente y ocupó una silla. Su cuerpo atlético apenas cabía en su ajustado traje de camisa y saco. Tenía 59 años de edad y era el padre de 4 hijos. Farid leyó la información de su amigo en una tableta, había hecho un informe del largo estudio que le proporcionó Bastian acerca de sus hermanos y primos. Las piernas de Marcos Chacón estaban abiertas de par en par por lo que los ojos del hijo de árabes navegaron de la pantalla táctil a los muslos de Chacón y después hacia un enorme montículo protuberante en el pantalón.

   —Disculpa que haya venido con éste atuendo —se excusó Marcos–. Antes de venir para acá había sido invitado para dictar una conferencia sobre los últimos diseños en Arquitectura para el continente en la Universidad Central. 

   Farid negó con la cabeza indicando que no tenía que dar explicaciones porque así se veía bien. 

   Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Marcos. Farid tragó saliva desechando todo pensamiento sobre las suaves y delicadas papas de su acompañante. 

   —Marcos Chacón —leyó Farid la tablet—. 59 años, arquitecto, padre de nuestro querido Pablo, Israel, Simón y la adorable Jenny. Casado con la profesora Yenny y…… —torció la boca—, mujeriego, sí. Has tenido tus candentes aventurillas con algunas mujeres por allí, si, has tenido éxito, en la mayoría tu esposa no las has descubierto. Pero otras sí.

   —¿Todo eso lo colocó Bastian ahí? Lo voy a matar. 

   —Oh, no. Bastian sólo colocó información genética yo también hice labor de investigación con tus hermanos, sobrinos, primos, en fin. No se registra por aquí ningún hijo fuera del matrimonio, estem…eh… ¿Israel?

   —Israel es el mayor de mis hijos —indicó Marcos mirándolo fijamente a los ojos, acentuando sus palabras con potente autoridad—, naturalmente no es hijo de mis esposa Yenny, pero es mi hijo al fin. 

   —Sí —Bastian movió la cabeza—. Pero no hay indicio de algún otro hijo no reconocido. ¿Es eso cierto? ¿U ocultas algun muchacho en algún rincón del mundo? 

   —Absolutamente no —respondió con la verdad Marcos—. Son ellos mis hijos. Siempre le apuesto a la familia sería ridículo que tuviera hijos ocultos. 

   —Sí, está bien —Farid sonrió—. Y el más interesante de los datos... El hombre con los testículos más grandes de su generación, constatado entre hermanos y primos se certifica que tienes las bolas más grandes de todos. 

   Marcos se echó a reír y afirmó con la cabeza. 

   —Cuando era joven mis grandes bolas eran incómodas y vergonzosas —confesó—. Algunas veces me sentaba sobre ellas y era doloroso o cuando iba en bicicleta las pisaba y me dolía mucho. También se marcaban mucho en el pantalón —dirigió su mirada hacia abajo donde la tela de su ropa se aferraba al dibujo de su escroto y sonrió—. Algunas novias en un principio llegaron a pensar que se trataba se hidrocele o alguna otra enfermedad, pero con el tiempo llegué a sentirme orgulloso de mis cojones. 

   Ambos hombres se echaron a reír. Farid puso al tanto a Marcos de la idea principal de su proyecto. Un sistema de pelea entre miembros de su familia, los más jóvenes contra los viejos. A Marcos le gustó bastante la idea. 

   —Necesito probar tu resistencia testicular, Marcos. 

   —Ooooh, lo que me temía. Ay, es tan doloroso. 

   Se levantó del asiento y extendió las piernas para Farid. 


   —¿Al tener las bolas más grandes tu cantidad de semen es descomunal? 

   —No me quejo de mis garrafas torrenciales de leche —dijo Marcos—. Pero está científicamente comprobado que otro de mis hermanos eyacula mares de semen. 

   Farid afirmó con la cabeza y se rio. 

   Marcos Chacón abrió la mosca del pantalón y extrajo sus genitales. Los grandes testículos eran capaces de soportar una increíble cantidad de presión antes de distorsionarse, un acto que había experimentado innumerables veces. Encima de sus gigantescos testículos había una enorme polla con increíbles venas en toda su longitud. Era más larga que gruesa. Ciertamente al eyacular liberaba gruesas cargas de semen debido al gran depósito de leche alojado en sus bolas pero no era el más eyaculador de su generación. 

   Farid se arrodilló frente a Marcos y clavó el pulgar en la membrana de cada testículo. Sus pulgares se aferraron profundamente en el carnoso escroto haciendo que cada huevo adquiriera un tono rojizo por la repentina presión. 

   Farid giró el pulgar para que su uña se hundiera en cada esfera.

   Un leve gemido indicó que Marcos estaba sintiendo un alto nivel de dolor. Intentó cerrar brevemente las piernas y privar a Farid de su propósito. 

   —Oooooh —gimió Marcos sonando aturdido. Bajó la mirada hacia su pene duro como roca, se inclinó lentamente ante el intenso dolor en sus testículos. Se sentía como si un cuchillo estuviera apuñalando sus bolas cada vez que Farid presionaba su uña recién cortada contra ellas. 

   Farid se burló y dijo. 

   —Perfecto. 

   Y dejó en paz las gónadas de Marcos que enseguida respiró aliviado agarrándose sus frágiles huevos. 
Julio

   El siguiente en ser entrevistado fue Julio Chacón. El padre de Jean. El hombre se sentó mirando a su entrevistador. De repente, Farid se dio cuenta de que estaba fascinado con la manera en que las pelotas se le marcaban en el pantalón. 

   Por su parte Julio Chacón, tenía una erección potente entre las piernas. A raíz de las miradas de Farid a su entrepierna. Comenzó a darse la vuelta para esconderla, pero al final se rindió de la mirada divertida de Farid.

Farid se levantó. Miró a Julio notando su erección de inmediato.  Después ambos se rieron y Farid se sentó. 

—Julio Chacón, bienvenido, 57 años, medio hermano de Marcos. Padre de Jean y otros cinco hijos más, ya eres abuelo te desempeñas como gerente de banco y… —Farid se aclaró la garganta y miró de nuevo los tanques de semen de Julio entre sus piernas—, catalogado como el más eyaculador de tu generación entre primos y hermanos. 

   Julio se echó a reír. 

   —Así es. 

   —Ya veo —dijo Farid—, eso explica el número de hijos con distintas mujeres, siguiendo la tradición familiar, ¿eh? 

   Julio se echó a reír. 

   —Pues sí, la fertilidad es algo que nos ha perseguido a los Chacón toda la vida, supongo que viene escrito en nuestro cromosoma —se tocó la ingle con su mano—, y a las mujeres le gusta eso, ¿te das cuenta? Un macho semental con grandes bolas, un rico guevo que las penetre y un riachuelo de semen que las llene. 

   —Ya lo veo —detalló Farid riendo—. Aunque yo prefiero ser un mortal más con bolas de tamaño regular y un buen pene. ¿Te han golpeado en los testículos antes? 

   —Oh, sí y muchas veces, mi amigo. 

   —¿Y cuál ha sido tu peor golpe en la entrepierna? 

   Julio miro al techo recordando. 

   —En una pelea, sí. Estaba saliendo con una chica la cual su ex no aceptaba que ya habían terminado. Entonces tuve que irme a los puños con éste hombre. El patán me dio una patada en las bolas con todas sus fuerzas, casi me saca las huevas por la boca. Sí... perdí la pelea y me desmaye del dolor. Cuando volví en sí tenía las pelotas muy hinchadas y me costaba para caminar. 

   Farid afirmó y buscó información en su tablet, la última novia de Julio era una chiquilla 20 años menor que él y ya tenían una pequeña hija. 

   Farid le explicó su proyecto a Julio y éste encontró divertido la unión de los viejos primos y hermanos para luchar contra sus jóvenes sobrinos. 

   —Debo golpearte los aguacates. 

   Julio arqueo una ceja, tragó saliva y lo aceptó. Se puso de pie y extendió las piernas. 

   —¿Son muy sensibles, ¿eh? —sonrió Farid sádicamente.

   —Sí. Como buen Chacón. 

   —Y grandes —corroboró Farid cuando envolvió los testículos en ambas manos. Tuvo cuidado de aplastar cada pesada bola de manera uniforme, sin darle a Julio la oportunidad de descansar. Entonces las estiró y giró brutalmente, halando hasta el límite en su escroto, aquellas grandes y estúpidas bolas no tenían a dónde escapar. 

   —¡Aaaaaaaay —gritó Julio cuando sintió el golpe de dolor. Sus testículos eran aplastados con mala intención. 

   Farid apretó los dientes y uno de los cojones se distorsionó, pero continuó presionando sus dedos inspeccionando la dureza del órgano. 

   Julio gimió al sentir los dedos hundirse profundamente en sus cocos. Sus bolas comenzaban a hincharse horriblemente. Estaba jadeando ligeramente en concentración para no apartar su cuerpo del brutal apriete de Farid. Su pene, sin embargo, comenzó a crecer. 

   —¿Q... qué tienes en mente? —logró preguntar, antes de que un apretón particularmente duro lo silenciara.

   —Es una prueba de resistencia. Las peleas contra tus sobrinos serán vale todo. Así que las pelotas de los Chacón son un punto fácil de acceso. 

   El puño de Farid cayó sobre las bolas de Julio, golpeándolas contra su pelvis. La hueva izquierda, estaba más hinchada y fue especialmente atacada, aplastándose a una fracción de su circunferencia entre el hueso pélvico y los nudillos de Farid. Debido a su tamaño extra grande, era difícil golpear los dos testículos con un solo golpe. 

   Una oleada de dolor abrumó el cerebro de Julio Chacón, pero su miembro respondió, inflándose por completo en una fracción de segundos. Su impresionante miembro se mantuvo erecto como un militar abultando el pantalón y una perla de presemen se dejó ver manchando la tela. 
Bastian

   Le siguió Bastian Chacón, el que tenía los testículos más frágiles de su generación. Era uno de los hermanos menores de Marcos, con tan solo 46 años. Se mostraba lleno de vitalidad y vigor. 

   —Padre de tres hijos y científico especialista en anatomía y fertilidad —leía Farid—. Acá también dice que fuiste profesor universitario. 

   —Oh, sí. 

   —Y que tuviste muchas relaciones sexuales con una de tus alumnas estrellas, eso no es nada ético, compadre. 

   —¿Cómo sabes eso? ¡Nunca te di esa información! 

   —Tengo mis métodos. 

   —Quiero saberlo en este preciso instante. 

   Farid movió rápidamente los dedos sobre la tablet. 

   —Oh, no, no puedo revelarte nada. 

   —¿Lo tienes ahí guardado? ¡Quiero verlo! 

   Y abandonó el asiento para intentar forcejear con Farid y arrebatarle el equipo de las manos. El pez había mordido el anzuelo. 

   Subió la rodilla contra el par de testículos de Bastian con un golpe letal. Eran del tamaño que la mayoría de los hombres soñarían tener. 

   Ni los pectorales bien desarrollados y abdominales perfectamente contorneados de Bastian Chacón sirvieron para soportar el tenaz ataque a su bendecida anatomía. Lanzó un grito femenino y retrocedió con cara de dolor. El rodillazo deformó sus débiles bolas e hizo que cayera colapsando al piso en medio de quejidos. 

   —Que patético, amigo —se rio Farid—. Por una parte seria terrible verte disputar una pelea, pero por la otra darías mucha ventaja a los jóvenes. Dime algo, ¿tus hijos tienen las bolas así de patéticas como las tuyas? 

   Uno de los testículos de Farid se hinchó rápidamente volviéndose rojo brillante ante el inesperado rodillazo. A la inversa de la agonía que irradiaba de sus entrañas, su polla se puso más dura que nunca. 

   —¿De verdad las bolas de tus hijos son tan patéticas como esas? —repitió Farid. 

   —Ay, ay, ay. Eres un bastardo, ay —se quejaba Bastian acariciando ambos testículos del tamaño de pomelos. Y haciendo muecas graciosas ante el dolor.

   Ya había hecho estudios y los órganos reproductivos de sus hijos eran increíblemente resistentes y preparados para recibir cantidades increíbles de castigo testícular que neutralizarían a la mayoría de los hombres. 

   —Sigamos, amigo, no puedes rendirte como una mujercita de 15 años —Farid dio un paso adelante y buscó entre las piernas de Bastian, que empezó a luchar por protección pero se vio rendido ante Farid que no estaba debilitado. Riéndose, gentilmente giró sus pulgares en los carnosos órganos, sonriendo mientras su amigo arqueaba la espalda placenteramente y gemía por la dolorosa sensación. De esa manera aumentó la presión. 

   —¡Aaaaaaaaaay! —Bastian torció los ojos. 

   Farid sonrió diabólicamente cuando el paquete en el pantalón de Bastian comenzó a temblar.

   —¿Te quedarás en paz en tu asiento o sigo machacandote los huevos? 

   —¿Quien… te… dijo… eso? 

   Burlándose de Bastian, Farid canturreó la estrofa de una canción 

¿Quién te dijo eso?
No les creas que ya no te quiero
¡Ay cuánto, cuánto te mintieron!
¿Quien te dijo eso?

   Apretó con fuerza la yema de sus dedos en las partes blandas de Bastian quitándole un doloroso alarido y varias gotas de saliva que escaparon de su boca. 
Roger

   El siguiente entrevistado fue Roger Chacón, uno de los hermanos mayores. Era de estatura alta y cabellos grises. Farid parpadeó varias veces porque de todos los hermanos era el más parecido a Marcos, pero sus testículos no se marcaban tanto al sentarse. 

   —Roger Chacón, uno de los mayores del clan de pelotudos. Especialista en los trabajos económicos de la hacienda de los Chacón, Hacienda Altagracia. Estás encargado de la parte agrícola y ganadera, el sólo hecho de nombrarlo hace que a mi nariz llegue el olor a dinero —se rio—. Padre de tres hijo, dos varones y una hembra, ella es tu favorita, ¿por qué? 

   —Graciela es un encanto —declaró Roger con ojos llenos de orgullo—. Es mi niña concentida, ¿como no adorarla? Tiene un carácter extraordinariamente fuerte, ¿no sé de dónde lo heredó? Pero es mi hermosa niña. 

   Farid consultó la pantalla de su equipo. 

   —Por su edad no creo que sea una niña. Es una mujer hecha y derecha. 

   —Es mi primera hija, nunca crecerá así ella tenga 100 años. 

   —Me encanta el cariño de los padres Chacón —dijo Farid en un tono que no se supo si era burla u orgullo. 

   Acto seguido le explicó a Roger los pasos de su proyecto y el señor afirmó sentirse divertido de dar una lección a sus hijos en medio de divertidas peleas. 

   Farid carraspeo la garganta y le explicó que haría todo lo posible en que no tendría que irse a los puños con alguno de sus hijos sino con los sobrinos. 

   —Mejor aún —declaró Roger—, son unos holgazanes que se viven del hato, yo toda mi vida dedicada a sus asuntos financieros y ellos vienen acá a vivir de él y aprovechar como si esto fuera vacaciones. 

   Farid lo observó y parpadeó varias veces. 

   —¿Por qué no uso su parte del hato para abrir su propia finca como hizo el padre de Román? 

   Roger Chacón no supo como dar respuesta y se encogió de hombros. 

   —Tengo entendido que sus hermanos estén donde estén dan un aporte monetario para el mantenimiento del lugar —comentó Farid. Decidió poner fin a la conversación y pasar a la parte práctica de la entrevista. 

   —Adelante —invitó Roger—. Has todo lo que quieras con mis bolas. Soy el más resistente de mi generación de hermanos, es un privilegio que no se pierde con la edad. 

   Roger se puso de pie levantando su pantalón y dejando que el gran saco de bolas apareciera en su delicioso contorno. El bulto en su pantalón inevitablemente se sacudía con cada movimiento de invitación. 

   Farid echó la pierna hacia atrás y después la empujó entre las piernas abiertas de Roger. Sus bolas crujieron con el impacto y los pies del señor se elevaron un poco del piso. Soltó un rugido pero quedó de pie encorvado y con una mano en sus cojones y otra en la rodilla. Sonrió a Farid. 

   El hijo de árabes afirmó con la cabeza era una patada lo suficientemente fuerte para derribarlo. Le gustaba la resistencia de Roger, después de pensar en sus genitales una palabra le causó gracia:

Leche en polvo. 
Joe

   El siguiente visitante fue Joe Chacón, no era hermano de Marcos sino uno de sus primos. Penosamente a su edad vivía en constante bancarrota producto de su desfachatada vida entre mujeres, multiples hijos y pagando abortos. Todavía tenía hijos en edad escolar para  fracaso de él algunos en el jardín de infancia. La vieja confiable no fallaba, mirar los testículos de los recién nacidos y comprobar que eran suyos porque en su historial hubo mujer que se atrevió a ponerle un hijo que no era sangre de su sangre. Para colmo de Joe todavía no quería retirarse ni aceptar que su vida como gigolo ya había caducado con la edad. Aún iba al gimnasio donde conquistaba a sus demás chicas. 

   —Joe Chacón, bien. Según la información eres el Gaspar de otra familia. 

   —No entiendo a qué te refieres. 

   —Tienes tantos hijos como un racimo de bananas —al escucharlo Joe rompió a reír—, la desventaja es que más de la mitad de esos hijos no te conocen —Joe se calló y adoptó pose seria—. Profesión u oficio tienes un local de reparación de vehículos… vaya, Joe, el dinero que percibes lo gastas en manutención de los hijos. 

   —¿Qué puedo hacer? Es el precio que tengo que pagar por gustarme las mujeres. Muchas se embarazan pues debes conocer que es difícil que ninguna mujer de un Chacón no se embarace, solo unos sementales. 

   —Sí, entiendo. Yo opino que usar un condón es más económico que alimentar a un crío. 

   Joe lo miró a los ojos y declaró:

   —Me gusta echar la leche fuera. 

   Farid levantó una ceja sintiéndose perturbado como nunca antes. Se acomodó en su asiento y explicó su proyecto, al terminar de escucharlo Joe afirmó querer participar para demostrar a los más jóvenes que tenía tanta o más fuerza que ellos. 

   Joe se levantó y separó las piernas para la prueba. El contorno de su pene medio erecto era claramente visible en el pantalón, por lo que Farid supo exactamente dónde apuntar para golpear las partes vulnerables. 

   Con un fuerte golpe, su pie se estrelló contra la entrepierna de Joe con precisión quirúrgica. Los ojos de Joe se hincharon, su rostro se arrugó cuando las oleadas de agonía se apoderaron de él, antes de conducirlo al piso donde se batió agarrándose las pelotas. 

   —¡Ooooooooooo!

   Joe chilló como una niña y se revolvió en el suelo, agarrándose las gónadas. 

   Farid se echó a reír complacido. Bajó la mirada a la entrepierna. Y una carpa notable en el pantalón del señor sugirió que el golpe había sido más agradable de lo que parecía a pesar de la expresión de dolor en su rostro. 
Wilcar

   El ya conocido Wilcar Chacón fue el siguiente en presentarse. Sus brazos fuertes resaltaban en la camisa y se agitaba tranquilo. Su jeans acentuaba sus grandes muslos y rodillas. 

   —Bueno, aquí tenemos a uno de los hermanos favoritos —saludó Farid—. Carlos Wilcar Chacón, admites que no te gusta tu primer nombre. 

   —Así es, muy común —confirmó sonriente. 

   —Padre de Horacio, Dereck y Gaston —Wilcar afirmó con la cabeza orgulloso—, tampoco dejemos por fuera a René Chacón —el entrevistado se quedó tieso y pálido. 

   —¿Qué dices? ¿Cómo sabes eso? 

   A Farid le brillaron los ojos. 

   —Soy como Dios, lo sé todo. 

   Wilcar estaba tembloroso. 

   —Pero si nadie lo sabe. 

   —Parece que Bastian sí. 

   —¡Ése traidor! Juró nunca revelarlo. 

   —Pues lo apuntó en el árbol familiar, seguramente olvidó borrarlo cuando me lo entregó, ¿quieres contarme quién es René? 

   —René vive acá en Apure y no en Caracas como mis otros hijos. 

   —Bien, ¿y por qué tus otros hijos no le conocen? 

   —¿Estás loco? Si fuera parte de mi matrimonio lo ubicaría entre Gaston y Dereck. 

   Farid se burlo. 

   —Gaston es tu hijo menor. 

   —Sí. Conocí a su madre en uno de mis tantos viajes a esta región. En muchas ocasiones vengo solo y eso dio pie a que mantuviera una relación extra matrimonial. 

   —Eres un pica flor, desvergonzado. 

   —Oye, amigo. No soy como el sujeto que acaba de salir. René ha visto en mi a un padre cariñoso, siempre ha contado con mi respaldo, además tiene mi apellido. 

   —Pero no conoce a sus otros hermanos. 

   Wilcar clavó la mirada al techo. 

   Cuando Farid le explicó la idea de su proyecto respondió estar dispuesto a participar si eso significaba callar su secreto más íntimo. 

   —Sería interesante que René forme parte de los más jóvenes. Que conozca a los otros Chacón.

   —Mantenlo lejos de esto. 

   Farid se burlo. 

   Wilcar resopló, se apartó de la mesa y se puso de pie. Sus jeans hicieron poco para disfrazar su impresionante virilidad, con dos grandes bultos claramente visibles donde estaban sus enormes huevos atrapados. 

   Farid embistió los testículos de una patada. Estampándolos contra la pelvis y haciendo mover la campana de la boca a Wilcar. 

   El catalogado como el único de su generación que procreaba hijos varones saltó varias veces en el aire antes de caer desesperado en el suelo revolcándose del dolor en sus testículos 
Leonardo

   Le continuó Leonardo Chacón, con 52 años se presentó pulcro y sonriente. Tenía un cuerpo duro, y en su juventud declaró haber sido gordo y no atlético y fuerte como sus hermanos o primos. 

   —Me crié con otra familia, es quizás la razón —explicó. 

   También era increíblemente guapo con cabello negro, en su historial habían dos matrimonios con un par de hijos en cada uno. 

   Estuvo dispuesto a participar en el proyecto de Farid y se preparó para el golpe. 

   —Soy profesor de Educación Física —declaró—. Por lo que puedo ser muy fuerte y resistente. 

   —¿Cómo para un ataque a las bolas? 

   Leonardo frunció la boca evitando una risa. 

   —Me han golpeado muchas veces… pero yo también lo he hecho. En especial a mis primos. 

   Farid se rio. 

   —¿Algún favorito? 

   —Bastian… tiene bolas de vidrio. 

   Ambos se echaron a reír. 

   Cuando Farid molió sus testículos de un sólido puñetazo a Leonardo los ojos se le llenaron de lágrimas. Se agarró sus grandes pelotas hereditarias y abrió la boca sin emitir ruido alguno. Se dobló pero no cayó al suelo derrotado. 

   Farid se quedó satisfecho. 

   —Y tú eres Alan Chacón —saludó al último entrevistado del día. 
Alan

   Alan era el resultado de una hermosa mezcla genética de un padre latino y una madre árabe. Había llegado expectante y encantador pese a tener facciones duras. Se desplazó a la entrevista con un par de botas militares. 

   —42 años, bastante joven… eres primo de Marcos. 

   —Así es —afirmó Alan con voz tan gruesa como la del resto de sus familiares producto de la fabricación de testosterona de sus grandes bolas. 

   —Militar del ejército...

   —Coronel, mejor dicho. 

   —Y Teniente de la Legión Extranjera... 

   —Sí, y no soy el único Chácon que ha pertenecido a ésta orden. Ya tuvimos a uno en la primera Guerra Mundial.

   Farid tuvo miedo cuando lo miro, en contraste Alan Chacón mantenía una sonrisa encantadora. 

   —Y no sabes de los golpes en las pelotas que he tenido que soportar —declaró el hombre para romper el hielo—, en prácticas, en misiones, atrapando criminales, con mis compañeros. Oh, mis pobres bolas. Se han hecho duras, más de lo que son. ¿Quieres probar? 

   —Directo al grano. 

   —Sí, debes estar aburrido ya. Y Pablo me explicó la idea de tu proyecto, lo cual acepto participar. Se luchar.

   Enseguida se levantó del asiento extendiendo las piernas invitando a Farid. 

   —Vamos, hazlo. O te golpeare a ti. 

   Farid negó enérgicamente y se alzó. 

   Con un sonido fuerte y visceral, la espinilla bien entrenada de Farid golpeó las grandes papas de Alan con precisión quirúrgica. Distorsionando los órganos con dureza. Los enormes cojones se aplastaron brutalmente a la mitad de su circunferencia. 

   —¡MMMMMmmph!

   Alan saltó repetidas veces. Sus piernas temblaron pero no se dejó caer. Prefirió ir a su asiento y doblarse allí con ambas manos acunando su palpitante entrepierna.

   Farid hizo algunas anotaciones en su tablet, de aquellos primeros ocho entrevistados iba a seleccionar cuatro. 

¿Que Chacón elegir? (Admite selección multiple)

Marcos
Julio
Bastian
Roger
Joe
Wilcar
Leonardo
Alan
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