LA CONDENA.
ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE: SEXO HETEROSEXUAL, BALLBUSTING F/M Y CUNTBUSTING F/F.
La saga SALVEMOS A VERĆNICA!, terminó con mucha gente en el hospital, una bomba desactivada y la captura de la demente criminal; La ciudad estĆ” a salvo!, ¿Pero quĆ© consecuencias judiciales vendrĆ”n para Verónica Arango?
3 MESES DESPUĆS.
El dĆa 21, Miguel llegaba a un hospital psiquiĆ”trico, muy concurrido aquella jornada por familiares de los pacientes al ser dĆa de visita; El joven detalló las instalaciones, le permitĆan visitar a su amada Verónica cada 20 dĆas, para Ć©l era una tortura no verla por tanto tiempo.
El juicio contra la cientĆfica duró poco, un rĆ”pido tratamiento con medicamentos antipsicóticos y un constante sueƱo (ayudado con fĆ”rmacos) hizo que pronto la personalidad demente perdiera su libertad de emerger, sólo en secciones de psicoterapia o bajo mucho estrĆ©s, se revelaba aquella patológica personalidad.
Con la joven en proceso de recuperación y su conciencia restablecida, decidió declararse culpable de todos los cargos por consejo de su abogado… Estos incluĆan robo, lesiones personales a servidor pĆŗblico y fabricación de explosivos, entre muchos otros, finalmente la sentencia fue de 3 aƱos de prisión, algo muy benigno dado la cantidad de cargos, pero esto se debió al testimonio de psiquiatras y mĆ©dicos, entre Ć©stos Sigfredo Krapp, quien asesoró antes a Miguel acerca del trastorno de su novia.
TambiĆ©n por orden de psiquiatras la sentenciada serĆa trasladada a un pabellón de mĆ”xima seguridad dentro de un hospital mental.
Solo tras cumplir un aƱo internada, y con la opinión de los tratantes, podrĆa salir y cumplir en casa los otros dos aƱos de condena, eso sĆ, alejarse hasta nueva orden de un juez de cualquier laboratorio de quĆmica.
Miguel observó el Ć”rea comĆŗn, dónde los pacientes podĆan caminar con sus visitantes y charlar, eso sĆ, altas rejas les mantenĆan encerrados.
Miguel se extrañó cuando tardaban en traer a Verónica, siempre habĆa medidas de seguridad, pero hoy demoraban mĆ”s que ocasiones previas.
Finalmente vio emerger a su novia, un guardia armado de bastón le permitió avanzar para reunirse con Miguel… El joven quedó impactado al verla a la cara…tenĆa una enorme hinchazón en su mejilla izquierda.
“Hola, mi querido Miguel”. La cientĆfica buscó un beso labial, pero ante la impresión de su novio, solo pudo dĆ”rselo en la mejilla… pero era esperable la reacción de su pareja.
“Que te hicieron!?”. Miguel trató de tocarle el Ć”rea, pero defensivamente Verónica lo evitó… la mirada del novio hacĆa el lejano guardia fue de enojo puro.
“Estoy bien, Miguel, Lo que me sucedió ayer me lo merecĆa… caminemos y te contarĆ© todo”.
La pareja comenzó a deambular por el extenso terreno enrejado.
“Ayer tuve otra recaĆda, Miguel”.
En su mente Miguel no se mostró sorprendido, anoche habĆa recibido una llamada de su exnovia Rebecas Artigas, la “bruja” le contó que las cartas indicaban un resurgir momentĆ”neo de la oscuridad alrededor de Verónica, asĆ que debĆa tener cuidado si la viese, aunque le expresó que dĆa a dĆa la luz era la dominante en su actual novia…Entonces lo dicho pro Rebeca fue cierto.
“Que sucedió?”.
“La otra personalidad emergió ayer tarde durante una sección de psicoterapia, les advertĆ del riesgo, pero el Psiquiatra precisó arriesgarse”.
“Esto pasó…”.
Eran las 3 Pm, cuando Verónica fue conducida a la amplia habitación destinada a las psicoterapias, escoltada por un guardia de nombre Santiago, y otra llamada Macaria, una malgeniada y rubia guardia, que comĆŗnmente tenĆa fricciones con las internas.
La cientĆfica habĆa advertido que era riesgoso intentar llegar a su alter ego por medio de hipnosis o terapia regresiva, ya en el pasado los contactos con esta personalidad habĆan resultado en incidentes, si bien no mĆ”s allĆ” de la agresión verbal, dado que por la agudeza de los sĆntomas, la paciente estaba siempre esposada…Pero hoy solo dos guardias con garrotes custodian a la paciente, Verónica insiste en restringir su movilidad, y la guardia Macaria exige colocarle una camisa de fuerza, aun a pesar de la queja del Psiquiatra Adolfo OrdoƱez…
…OrdoƱez es un optimista y reciĆ©n graduado especialista, quien estĆ” seguro de que su tratamiento va bien y ya la paciente no es un peligro.
En cierto momento de la sesión, Verónica se queda dormida, y es cuando la demente personalidad alterna aparece.
“Malditos imbĆ©ciles!!”. La joven, se ve restringida por la camisa de fuerza.
“Veo que usan mĆ©todos anticuado, que no estĆ”n fuera de uso las camisas de fuerza?… o es que tanto miedo les provoco, Jajaja”.
Verónica se incorpora mirando de reojo a la guardia Macaria quien alista su bastón, la demente vuelve a sentarse dirigiéndose al psiquiatra preguntando que quiere.
“AsĆ me gusta, hablando se entiende la gente, tengo preguntas que hacerte”.
El joven psiquiatra se acercó a la sentada paciente, esperando que comenzase a hablar, en ese momento Verónica levantó su pierna derecha con fuerza, impactando la ingle del especialista.
“AAAAHHHH!!!”. Gritó el profesional, y de inmediato se fue al suelo. El contundente golpe en sus testĆculos le dejó paralizado por completo.
“Aprende que la camisa de fuerza no evita que uses tus piernas, estĆŗpido!”.
De inmediato la restringida mujer se levantó, y saltando propinó una patada voladora a la guarda llamada Macaria, la mujer impactada en el rostro rodó por el suelo, mientras su colega lanzaba un golpe de bastón contra la cabeza de Verónica, le fue muy fĆ”cil a la demente esquivar el golpe y enterrarle la rodilla en los testĆculos.
“UUGGHHH!”. Exclamó el fauleado varón… sus testĆculos crujieron levemente; Verónica le remató, levantando la pierna y dejando caer su talón en la nuca del guarda.
Macaria le llegó por detrĆ”s a la paciente, aplicĆ”ndole un abrazo de oso, pero no tardó en soltarla, cuando recibĆa una patada de mula a su zona Ćntima.
“AAayyyy!”. La guarda se inclinó y se tomó la vulva, un segundo despuĆ©s recibĆa una patada de karate en el oĆdo izquierdo que la dejó sin sentido.
Verónica se inclinó y quitó la costosa pluma de escribir del psiquiatra, con la punta metĆ”lica logró cortar un poco la camisa de fuerza, debilitada la atadura, sólo hizo un contorneo a su cuerpo para sacĆ”rsela de encima…
…Antes de salir de la habitación, tomó impulso y pateó los testĆculos del guardia, quien estaba en cuatro patas e intentaba levantarse… El nuevo trauma a las pelotas, casi se las introduce en el cuerpo, quedarĆa de cara contra el suelo, soltando abundante babaza.
La demente tomó las llaves del guardia Santiago, y salió del lugar…Una amplia sonrisa iba en cara de Verónica. Cuando estaba a punto de abrir una tercera puerta, las llaves en su mano cayeron al piso, la demente sintió un intenso malestar en su cabeza… Enseguida se inclinó y retomó las llaves, cabizbaja regresó a la habitación de psicoterapia.
Se acercó al psiquiatra quien al verla se asustó, pero el rostro de la chica no expresaba enojo o maldad.
“No se asuste doctor OrdoƱez, soy la personalidad original, perdóneme por golpearle… DĆ©jeme ayudarle”. El especialista dio un suspiro de alivio, le extendió la mano y la chica le ayudó a incorporar…
…En ese instante ingresaban dos guardias armados de bastones, las cĆ”maras habĆan captado a la demente correr libremente por los pasillos y venĆan a detenerla, tras ellos esperaban que viniesen mĆ”s refuerzos.
El ver a la chica tocando al Psiquiatra y percatarse de los guardias en el suelo, les hizo actuar, y la atacaron con sus bastones.
“Esperen, yo no soy… UUUFFFF!!”. De nada le sirvió a Verónica levantar las manos y tratar de razonar, pues un bastonazo en el estómago la callaba, la chica se dobló del dolor, y fue rematada con un contundente golpe de bastón en la mejilla que la derribó; Para su fortuna, el psiquiatra -aun con una mano en los huevos-, se interpuso protegiĆ©ndola de mĆ”s golpes y deteniendo todo ataque.
Tras la narración Miguel reaccionó:
“Aun asĆ no debieron golpearte, otra vez padeces por esa maldita”.
“Ellos hicieron lo correcto, no podĆan estar seguros si se trataba de mĆ o de ella, y mi otro yo es muy peligroso como para dudar en actuar”.
“Pero la reprimiste tu sola, eso es bueno”.
“Coincido, calculo que en algunas semanas esa demente no serĆ” mĆ”s que un mal recuerdo”.
La pareja continuó con su caminata, de repente Verónica se detuvo y le dio un beso en la frente a Miguel, el novio extrañado, pregunto el motivo.
“Hace unos dĆas el Detective Armando DĆaz me visitó, tenĆa asuntos de mi caso que certificar, mĆ”s bien era papeleo, pero tambiĆ©n querĆa saber cómo iba mi recuperación; Gracias a su visita pude preguntarle por detalles durante mi estancia sedada, asĆ me enterĆ© que te opusiste a que fuera entregada a Gustavo PiƱeres, aduciendo que podĆa intentar algo contra mĆ… algo de Ćndole sexual, aunque DĆaz se aseguró de que no me sucediera nada malo”.
“Y le estoy agradecido por eso, pero por mi parte no podĆa permitir que fueras lastimada, ni siquiera puesta en riesgo mi amor, ese individuo PiƱeres tenĆa algo contra ti, buscaba hacerte algo, de eso estoy seguro!”.
“Que tierno, y una vez mĆ”s te estoy agradecida, ese riesgo de parte de PiƱeres era real, estoy segura, incluso al escritor ZATN se le ocurrió hacer un relato donde plasmase un perverso desquite por parte de a quienes les causĆ© daƱo, principalmente PiƱeres, con quien ya lo intentó en el relato anterior… AdemĆ”s pensó en incluir el decano PĆ©rez Ayola…que perverso escritor!, celebro que no llevó a cabo su idea del relato, pero se dĆ© buena fuente que aĆŗn persiste esa idea en su mente… malvado!”.
Miguel quedó sin palabras, no entendĆa del todo a que se referĆa su novia; Entonces expresó:
“Todos prometimos salvarte Vero, y lo hicimos, jamĆ”s permitirĆamos que te pasase nada, sea quien sea el que te desee algĆŗn mal”.
“La verdad nunca les he agradecido a ustedes todo lo que hicieron por ayudarme, se preocuparon mucho por mĆ, y yo les paguĆ© golpeĆ”ndoles”.
“No eras tĆŗ culpa, Vero”.
“Aun asĆ me siento responsable y es mi deber disculparme, cuando salga tendrĆ© que disculparme mucho con Yuki, Vanessa, Taro e IvĆ”n”.
“Les puedo decir que vengan a visitarte”.
“No, no quiero que me vean aquĆ detenida, cuando pueda salir lo harĆ©”.
Tras unos minutos mĆ”s de charla, Verónica recordó otro tema que querĆa tratar con Miguel.
“…Golpes bajos!”.
“Que?... Que hay con ellos?”.
“Te golpee los testĆculos aquella vez en el laboratorio de quĆmica, aquella vez me vi obligada, para que mi otro yo no te disparara… Ahora es mi deseo hacerte una nueva promesa… No te darĆ© golpes bajos por un aƱo entero!… Pero solo contigo, el resto de varones que se atengan a las consecuencias gonadales si me agreden”.
“Pues gracias, la verdad no puedo rechazar esa promesa… me conviene”.
“Pero referente a esto, quiero enseƱarte algo”.
Verónica se movió como un rayo y apuntó su mano hacia la entrepierna de Miguel, en un segundo la mano adoptó tres posiciones, puƱo, palma abierta(o dedos en lanza llamado NUKITE) y en garra, dejando claro las posibles formas de maltratar los testĆculos. Los dedos de la cientĆfica quedaron a un par de milĆmetros del saco escrotal de su novio, que formaba un buen bulto en su blue jeans.
Miguel quedó petrificado, una gota de sudor bajó de su frente:
“QuĆ© opinas?”.
“Opino… Opino que por favor no me des en las pelotas!”.
“No lo harĆ©, te lo acabo de prometer… Te pregunto por mis tĆ©cnicas de agresión testicular”.
“Impresionante, pero y esa habilidad?”.
“He comenzado a tener mĆ”s conciencia de los recuerdos de la demente, todo lo que hizo y todo lo que aprendió… incluyendo su habilidad en artes marciales, VerĆ”s Miguel, poco a poco he tenido acceso a su experiencia, y es curioso, pero creo poder dominar Ć©stas artes con prĆ”ctica. Incluso podrĆa llegar a superar sus habilidades, por supuesto el tiempo lo dirĆ””.
“Espero que solo sea conciencia de sus recuerdos, mĆ”s que no te influencie la personalidad de esa demente, eso serĆa preocupante Verónica”.
“No pasarĆ” eso, ya habĆa anticipado ese temor por parte de los demĆ”s, y te aseguro que nunca serĆ© cómo ella, aunque has notado como hablo ahora?, ni expresión oral es mĆ”s neutra”.
“Eso sĆ, ya no hablas con tantos tĆ©rminos cientĆficos”.
“No lo veo mal, me he rendido en ese aspecto, no considero que mi previa forma de hablar fuese incorrecta, pero el comunicarme mĆ”s como la primitiva masa popular, ayudarĆ” a integrarme mejor en sociedad… Mi querido Miguel, incluso mi repulsión por el fĆŗtbol ha menguado un poco”.
“En serio!?”. Se animó Miguel.
“Pero solo un poco, primates o no, los practicantes merecen mĆ”s tolerancia de mi parte”.
“Gracias…”. Expresó con sarcasmo el novio.
Una vez mÔs la pareja detiene su caminar, y Verónica besa a Miguel, es ahà cuando le toca el paquete, el azorado novio reacciona:
“Vero no toques ahĆ, me van a expulsar del hospital…”. Ante la reacción de Miguel, la chica sonrió.
“Pues te tengo una sorpresa, Por la injusticia cometida conmigo ayer, logrĆ© convencer al Psiquiatra OrdoƱez de permitirme algo…”.
“Y quĆ© es?, Y porque sonrĆes asĆ Vero?”.
“Me permitirĆ” visitas conyugales a partir del cuarto mes, aunque no somos un matrimonio, el que seas mi novio si se acerca al tĆ©rmino conyugal. AsĆ que en diez dĆas ya podrĆ”s visitarme y tendremos la intimidad que anhelo, Te lo confieso asĆ abiertamente!… AdemĆ”s es un dĆa seguro en mi ciclo, serĆ” una jornada perfecta”.
Miguel estaba colorado, pero alegre, Ʃl tambiƩn anhelaba retomar su vida sexual con su novia, y era una grata sorpresa el poder hacerlo pronto.
“Todo eso es maravilloso, ademĆ”s no debo esperar los 20 dĆas”.
“AsĆ es, En la próxima visita podrĆ© pasar tiempo a solas con este caballero…”. El pene de Miguel se levantó, ante el nuevo estĆmulo manual de su novia…Verónica sonreĆa al observar la entrepierna de su novio mĆ”s tensada que carpa de circo… la cientĆfica humedeció sus labios.
“Bueno ya me hacen seƱales el guardia, creo que debo partir, alguna otra cosa que quieras hablar Verónica?”.
“Por supuesto, ademĆ”s es algo que desde hace tiempo querĆa expresar; No te parece extraƱo el hecho de que durante todo mi periplo con la demente, ninguno de mis progenitores apareciese en escena… No puedo imaginar unos padre mĆ”s irresponsable con su hija, aunque me parece mĆ”s un descuido del escrito ZATN, sin duda fue simple pereza mental el no incluirlos en la historia.”.
“Si tĆŗ lo dices… Bueno, adiós”.
DĆA 1ro DEL MES SIGUIENTE.
ExtraƱamente en la entrada le pidieron una requisa, quien se lo exigĆa era la guarda Macaria, quiĆ©n balanceaba su bastón de forma casi amenazadora, Miguel accedió a la requisa, siendo trasladado a una habitación.
“DesnĆŗdate!”. Fue la primera orden de la guardia.
“Pero porque?”.
“Hazlo, Ćŗltimamente ha habido reportes de visitantes que traen sustancias prohibidas, obedece!”.
Miguel tuvo que cooperar, se desprendió de pantalón y camisa, quedando en medias y pantaloncillos.
“Desnudarse que quitarse todo, a ver que no escondas nada en el interior”.
La guarda vio el paquete de Miguel, era de buen tamaño y por un segundo sintió envidia de la prisionera Verónica.
Los interiores de Miguel quedaron en sus tobillos.
“Ahora separa las piernas, y manos tras la cabeza”. Ordenó Macaria.
La guarda sonrió al ver cumplir sus órdenes, Miguel dejaba ver su polla en reposo, resaltando el gordo glande circuncidado, y mĆ”s abajo, colgaban indefensos aquellos buenos testĆculos.
Todo esto se debĆa a un reprimido deseo de desquite de Macaria, se vengarĆa con el novio por la agresión de la demente… la envió a la clĆnica por un dĆa, sumado a 3 dĆas de incapacidad… No podĆa vengarse directamente de Verónica Arango, pues cualquier golpe evidenciable serĆa investigado, y ademĆ”s si la agredida contaba algo, podrĆa ser sancionada… Normalmente la palabra de un guardia valĆa mĆ”s que la de cualquier prisionero/paciente, pero Ćŗltimamente el joven Psiquiatra OrdoƱez se habĆa interesado mucho con la evolución de la paciente, podĆa creer lo que chica Arango le dijera.
Ahora Miguel Lozano pagarĆa por los golpes que recibió!
Macaria se colocó tras Miguel, y comenzó a tocarle la espalda…fingĆa que le registraba y Miguel se contenĆa de reclamarle el abuso de autoridad del que era objeto. La mujer llegó a las duras nalgas del joven, y agachĆ”ndose observó sus testĆculos, colgaban libremente y sanos.
Lindas pelotas, chico!— Pensó.
“Que traes aquĆ!”. MacarĆa introdujo sus dedos entre las nalgas del joven, generando su reclamo:
“Oiga, pero que hace?, que pretende?”.
“Te resistes, Eh!”. En ese instante, le golpeaba desde atrĆ”s los colgantes testĆculos con el bastón de defensa, como si fuera un taco de billar impactando una bola del mismo juego de mesa.
“AAaahhhhh!!”. Gritó Miguel, quien tras morderse los labios, guió sus manos a cubrir sus dolidas gónadas, pero Macaria se anticipó, y proyectó ahora su bastón hacia arriba, aplastando los cojones del joven contra su cuerpo.
“AARGHH!”. Rugió el muchacho; El sólido objeto se retiraba y las manos de Miguel cubrĆan sus pelotas, el joven se fue al suelo, acostĆ”ndose de medio lado.
“AAayyyy!”.Se quejaba ante el doble castigo gonadal.
“Jajajaja…esto es por lo que me hizo tu noviecita…Ahora escucha bien esto!...”.
Le colocó la punta del batón en la barbilla, levantĆ”ndosela un poco, querĆa que le viera de frente y a los ojos.
“…Si te atreves a contar algo de esto, me asegurarĆ© de hacer de Ć©ste lugar un infierno para tu noviecita, entendido inĆŗtil!?”. Macaria estaba segura que con la intimidación le mantendrĆa callado.
En medio del dolor, Miguel solo asintió con la cabeza.
Finalmente Macaria arrojó las ropas al adolorido joven, ordenÔndole vestirse e ingresar a hacer su visita.
Estaba feliz porque ademĆ”s le dañó la cita conyugal con su novio, daba por hecho que al chico no se le pararĆa la verga, asĆ adolorido como estaba.
Miguel se reunió con Verónica, decidió dejar atrĆ”s el incidente, no querĆa que su pareja se enterase de lo ocurrido, si el estrĆ©s era muy intenso con tal noticia, podrĆa volver a aparecer aquella demente personalidad, y su chica Ćŗltimamente mejoraba en su estado mental.
Con motivo de la visita conyugal, la pareja se reunió en una habitación, era similar a la de algĆŗn motel, y decidieron entregarse de inmediato a las caricias…el dolor testicular no mermó le excitación del joven, respondiendo enseguida con una fuerte erección.
Ya desnudos, Verónica se arrodilló y comenzó a chupar el miembro de Miguel, se engolosinó, mordisqueando su glande, le fascinaba lo gordo y rojo que era, la lengua de la cientĆfica hacĆa ver el cielo a su amado
Por un instante se dedicó a besarle las pelotas, dio besos a su escroto.
Miguel hizo un comentario: “La Ćŗltima vez que te tuve asĆ, me golpeaste las bolas y me privaste”.
“Es cierto, pero fue necesario para salvar tu vida... Te di justo aquĆ…”. Verónica apuntó con un dedo al Ć”rea frontal del escroto de Miguel. “…TĆŗ punto escrotal mĆ”s sensible”.
“No me vayas a golpear ahĆ, te lo ruego mi amor”. Los tenĆa demasiados sensibles tras el ataque de la guarda.
“Eso jamĆ”s mi vida, ademĆ”s te prometĆ antes no volver a hacerlo por un aƱo, y apenas van 10 dĆas”.
“Cierto!”. Miguel recordó la promesa de hace dĆas.
“AAYYY!”. Exclamó cuando Verónica le acarició el escroto por todos lados.
“Pero quĆ© es esto? Tienes un enrojecimiento en la región postero-inferior del escroto… te has golpeado Miguel?”.
El joven ya habĆa preparado una excusa, no podĆa ocultarle en la intimidad el llamativo enrojecimiento en su escroto: “Fue un golpe esta maƱana, me golpee con el barandal de la escalera de mi casa, resbale y terminĆ© con la entrepierna sobre la madera, fue un accidente tonto, pero estoy bien”.
Verónica dudó ante la obvia falsa excusa: “Dime la verdad… la confianza es necesaria en una pareja”.
Incapaz de mentir decentemente, y ante la inquisitiva mirada de Verónica, Miguel debió confesar:
“Ok te contarĆ©, pero no te enojes y promĆ©teme que te mantendrĆ”s calmada…”.
“Como tĆŗ quieras mi amor, pero expón que te ocurrió”. Verónica se mostró inexpresiva, una actitud propia de su labor cientĆfica… mientras escuchaba la narración de Miguel, alcanzó a verse impactada, pero al final retoma la tranquilidad.
“Pero como se atrevió a eso?, fue injusto su actuación, MĆ”s no la culpo del todo, anhela un desquite contra mi otra personalidad, deberĆa hacerle pagar por tu dolor Miguel…”.
“Promete que no buscaras desquite, promĆ©telo!, no te metas en lĆos, eres presa aquĆ, un incidente de venganza podrĆa hacer que aumente tu condena y ademĆ”s…”.
“De acuerdo querido, lo prometo, ademĆ”s piensas que el enfado contra esa mujer pueda hacer surgir a la demente verdad?, pero no te preocupes, no sucederĆ” nada”.
La sonrisa de Miguel hizo que Verónica dejara atrĆ”s el tema, de inmediato retomó el pene de su novio, volvió a chuparlo…el contacto rĆ”pidamente devolvió la erección al joven… Verónica se metĆa la barra de carne hasta la garganta, iba tan profundo que prĆ”cticamente aplastaba el glande con las amĆgdalas.
La chica no hizo caso y continuo comprimiéndole el glande, Miguel dio una última advertencia y sus pelotas ascendieron soltando enseguida un grueso y espeso lote de leche caliente, que golpeó la pared posterior de la garganta femenina, Verónica se sacó el pene y comenzó a toser, expulsando semen por la nariz.
Casi trasboca la joven, pero tragó lo que pudo y aspiró con fuerza el semen en la nariz, llevĆ”ndolo atrĆ”s para ser deglutido… Finalmente comenzó a reĆr… por poco el semen de Miguel termina en sus pulmones.
Ya calmada la tos, se besaron de nuevo y terminaron en la cama.
Justo antes de la penetración vaginal, Miguel decidió aclarar el tema de su virilidad en duda ante el trauma reciente:
“Del que me puedas coger no me queda duda, recuerdas en el laboratorio, como tras ser pateado me hiciste el amor por primera vez, jamĆ”s dudarĆ© de tu capacidad viril”.
Verónica se colocó encima del Miguel, acomodando el erecto pene de su pareja en la entrada de su vagina, fue entonces cuando comenzó a sentarse sobre este, Miguel empujaba hacĆa arriba lentamente aunando mĆ”s la penetración…pronto la vagina de la cientĆfica estuvo dilatada al mĆ”ximo por el gordo glande de su pareja, entonces empezarĆa a brincar sobre Ć©ste como una vaquera…El placer inundaba a ambos, Verónica extraƱaba que la empalasen, sobre todo un dotado miembro, grueso y venoso como el circuncidado falo de Miguel Lozano, Ć©ste la atrajo hacĆa sĆ y devoró su cuello a mordiscos y besos.
Luego fue el turno de los pechos de Verónicas, mordidas a sus pezones la hicieron llegar a un orgasmo salvaje, pero faltaba el de Miguel y en ningĆŗn momento permitió que la chica se retirase, la mantuvo aferrada a su gorda verga, sosteniĆ©ndola de las caderas, entonces empinó las propias, entrando mĆ”s profundo en aquella cueva que solo derramaba fluidos…
…El glande chocaba contra el fondo vaginal, parecĆa que entrarĆa al Ćŗtero de Verónica, la chica estaba boquiabierta y soltó un chillido cuando Miguel apretó los dientes y expulsó su primer chorro de esperma…el lĆquido parecĆa un fluido infernal de tanta temperatura, mĆ”s y mĆ”s empujes de cadera guiaban los chorros siguientes de esperma, por fin Verónica dio un leve salto y se le quitó de encima…Un Ćŗltimo chorro de leche, surcó la habitación estrellĆ”ndose contra la puerta…
…Verónica caĆa sobre la cama, a un lado de su amado, jadeante y sudorosa…Miguel se ladeó y la besó complacido…ambos empaparon las sabanas de sus fluidos Ćntimos y salino sudor.
Luego tendrĆan un segundo acto sexual, el tercero no se pudo, pues les tocaron a la puerta avisĆ”ndoles que el tiempo de visita ya se acercaba a su fin…Era una visita conyugal, no una orgĆa!
Miguel dejarĆa el centro psiquiĆ”trico muy relajado y feliz, pero muy en el fondo tenĆa una leve preocupación… esperaba que los asuntos entre Verónica y la guarda Macaria no terminasen mal.
LA ĆLTIMA PRUEBA DE VERĆNICA.
Llegó la noche tras la visita conyugal, y en la mente de la cientĆfica habĆa un intenso debate. Le producĆa un profundo enojo el que la guardia Macaria hubiese lastimado a su amado Miguel… y como se atrevĆa a lastimarle en los testĆculos… debĆa vengarse de ella… estaba en su derecho… pero le habĆa prometido a su novio no buscar desquite…su promesa a Miguel tiene que respetarse, pero…
…La cabeza comenzó a dolerle, sin duda el gran estrĆ©s en su mente podĆa dar lugar a que emergiera su otro lado, decidió dormir.
Eran las 12 de la noche cuando Verónica abrió los ojos, la joven tenĆa una mirada de determinación y parecĆa tener un objetivo claro…sacó de entre sus ropas un clip y con habilidad maestra no tardó en abrir la cerradura de su asegurada habitación.
La joven caminó con sagacidad, evitando a cualquier guardia que estuviese en recorridos de vigilancia, y usando los puntos ciegos en las cĆ”maras de los pasillos… Su mente analĆtica previamente habĆa determinado su ubicación y como evadirlas.
Finalmente llegó a su desino, la estación de vigilantes del hospital, era el sitio en el que estarĆa Macaria, la cientĆfica con una sonrisa perversa abrió la puerta.
“Pero quĆ©?!”. Fue la reacción de Macaria ante la intrusión, pero de inmediato fue silenciada con un fuerte puƱetazo en su quijada
La guarda quedó atontada, y solo pudo retroceder, trató de buscar su bastón para tener posibilidades, pero Ć©ste se hallaba en una lejana mesa; Alcanzó a ver e identificar a su atacante, quien se le acercaba… En su rostro observaba a una descontrolada paciente que le miraba sonriente y seria.
Enseguida recibĆa una patada en su ingle. El pie de Verónica aplastó su vulva y clĆtoris con fuerza, extendiendo un intenso dolor por toda la pelvis, la contracción forzosa de la vejiga liberó la orina.
“UUUghhh!”. Se quejó tomando su nuevamente golpeada zona intima, la cual se empapaba de su abundante y olorosa orina.
La desesperada guardia sabĆa que era una venganza por lo que mĆ”s temprano le habĆa hecho al compaƱero sentimental de la prisionera. De pronto la silenciosa agresora habló.
“Te vas a arrepentir de meterte en mis asuntos!, Miguel Lozano es mi objetivo!”.
Macaria identificaba la actitud de la demente…Esa personalidad era capaz de cometer cosas terribles, al parecer el visitante conyugal serĆa su vĆctima…despuĆ©s de ella, porque en este momento la guardia temĆa por su vida.
“No me mates, por favor!...UUuuuu!”.
La silenciaban de nuevo con otro puƱo a la mandĆbula, el golpe le ablandó los dientes inferiores.
Macaria besó el suelo, entonces Verónica se agachó tras ella y la tomó del cuello ajustÔndole un firme de candado de lucha libre.
“MĆ”s vale que te calles, sólo por Ć©sta ocasión salvarĆ”s tu miserable vida… Si informas a alguien de esto, te aseguro que ya no serĆ© caritativa!”. La joven aplicó mĆ”s fuerza, reforzando el candado… Macaria ante la falta de oxĆgeno y el corte de sangre a la cabeza, comenzó a ver luces y sombras…en su temor solo dijo en voz baja:
“Si… no, no diree nadaaa…”. El miedo en sus ojos era absoluto.
La agresora aplicó un poco mĆ”s de fuerza, y los ojos de Macaria quedaron en blanco, la maniobra dormilona habĆa dado su fruto. Finalmente la liberó, derrumbĆ”ndose el cuerpo inconsciente en el suelo, junto al pequeƱo charco de orina.
Observando a la desmayada guardia, Verónica tomó el garrote y lo acercó al rostro de la inconsciente Macaria, pareció por un instante pensar mejor su acción…Finalmente el bastón se levantó con fuerza y…
…Y descansó ya con menor velocidad en su palma opuesta, la joven Arango sonrió y expresó:
“La prueba fue un Ć©xito total”.
Y es que desde el principio quien despertó y vino a golpear a Macaria, no habĆa sido la demente, sino la propia Verónica, la original cientĆfica.
Decidió usar el gran estrĆ©s que le provocó la noticia del maltrato a su novio, para verificar si de una vez por todas se habĆa deshecho de su personalidad demente…y todo habĆa ido bien…ya no emergerĆa mĆ”s ese lado perverso, y ademĆ”s dominaba cada vez mĆ”s las habilidades marciales de su otro yo.
Decidió que en unos dĆas le contarĆa al psiquiatra su logro con el alterego, y de paso la agresión contra la guarda, se atendrĆa a cualquier sanción, sin importar si Macaria callaba el ataque… Lo cual era lo mĆ”s probable, por eso mismo le hizo creer que se trataba de la demente, asĆ el miedo le harĆa ocultar lo sucedido.
Luego debĆa disculparse con Miguel por romper su promesa; Pero habĆa tomado la afrenta de Macaria no como una venganza, sino como un estudio de su estabilidad mental… de esa manera estaba segura que su novio la perdonarĆa… DespuĆ©s de todo no se dejó llevar por la ciega venganza.
Mirando el cielo estrellado a través de la ventana, respiró profundo y expresó para sà misma:
“Miguel, el dĆa de la bomba en el hospital, me dijiste que harĆas lo que fuera por salvarme y lo hiciste mi amor. Pero siempre quedó pendiente la existencia de esa demente, siempre un riesgo para ti y todos a quienes llamo amigos… Pero por fin me he deshecho de ella, les prometo que en adelante me asegurarĆ© de mantenerlos a salvo, a todos ustedes… Gracias a todos”.
FIN.
Gracias.
La próxima entrega se llamarĆ” EPILOGO, y en Ć©sta se plasmarĆ” un final para todos los personajes que aparecieron en las historias de LA SAGA VERĆNICA… TambiĆ©n serĆ” el Ćŗltimo relato que escribirĆ© para el Blog <LAS BOLAS DE PABLO>.
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