Deshuevado por Israel (1/3): - Las Bolas de Pablo

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27 abr 2020

Deshuevado por Israel (1/3):

Dedicado a un lector del blog, a quien tanto le gusta Israel.

CONTIENE: BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   —Mola un montĆ³n tu trabajo aquĆ­ —opinĆ³ Erick sentado en la oficina de Pablo. 

   —No lo creas —negĆ³ Pablo utilizando la tarjeta de dĆ©bito de Erick e ingresando sus datos al sistema. Pablo trabajaba en un banco y ayudaba a su amigo con el desbloqueo de la cuenta—. A veces me aburro como una ostra encerrado aquĆ­. 

   —Entiendo, pero tienes todas las comodidades en esta oficina. 

   —Es aburrido este trabajo. Voy a darte una primicia, hoy es mi Ćŗltimo dĆ­a laborando aquĆ­. MaƱana inicio una nueva faceta. 

   —¿SĆ­, Pablo? 

   —SĆ­. Uno debe trabajar en lo que le gusta, ¿o no? A ti te encanta tu grupo musical, SimĆ³n es feliz con la televisiĆ³n, David le va de maravillas con su gimnasio, asĆ­ que hoy abandonarĆ© este puesto. Cuando trabajaba con papĆ” en la constructora me divertĆ­a mĆ”s pero aquĆ­ es de muerte lenta. 

   —Oh, madre mĆ­a. ¿Y quĆ© harĆ”s ahora? 

   —He conversado mucho con David. Me abrirĆ© paso y voy a dirigir una empresa. Y te apuesto que voy a lo grande, no quiero entrar en muchos detalles pero es un buen proyecto, muy ambicioso y tendrĆ© que tomar riesgos, quizĆ”s me vaya bien, quizĆ”s no pero hay que dar la lucha. 

   —¿Muy ambicioso, Pablo? 

   —Bueno, es una asociaciĆ³n entre varias personas pero asumĆ­ una buena tajada. MaƱana te pasarĆ© buscando para que nos acompaƱes. IrĆ© con David. Debes vestirte como un caballero magnate. 

   —¿QuĆ© es Pablo? —a Erick se le llenaron los ojos de brillo, en un inicio era fan de Pablo como luchador—. Ya has hablado asĆ­ que suelta el chisme completo, no puedes dejarme asĆ­.

   —Bueno —Pablo terminĆ³ su faena con la tarjeta de Erick y se la entregĆ³—. Un grupo de amigos me han llamado para una empresa al borde de la quiebra. Y junto a estos amigos decidimos comprar acciones en CinturĆ³n de honor. 

   —¡Ostia! ¡Madre mĆ­a! Pablo, esa empresa es de las grandes. TĆ­o, me emociona la idea. CinturĆ³n de honor estĆ” a la altura de Guerreros de la arena, El SĆ³tano y el Club Five Two. Si te haces con la directiva estoy seguro que lo harĆ”s estupendo. 

   Pablo sonriĆ³ sintiĆ©ndose optimista, esperaba que la nueva etapa no terminase en fracaso. 

   —Hey, Pablo, has visto o hablado con Israel. 

   —SĆ­, hace dos dĆ­as me hizo una limpieza dental. 

   —¿Y……… todo bien? 

   Pablo levantĆ³ una ceja y lo mirĆ³ a los ojos. 

   —¿SĆ­? Ɖl estĆ” bien. ¿O ha pasado algo que yo no sepa? 

   Erick levantĆ³ las cejas y tragĆ³ saliva. 

   —Oh, no, chaval. Nada interesante —decidiĆ³ cambiar de conversaciĆ³n lo mĆ”s pronto posible—. OĆ­ en las noticias deportivas la futura boda de tu hermana y Lucas. 

   —SĆ­ —afirmĆ³ Pablo—, es la noticia sensaciĆ³n del momento, en unos dĆ­as nos vamos a reunir toda la familia para la celebraciĆ³n. 

   —Oh, felicitaciones para los dos. 

   En pocos minutos Erick se despidiĆ³ de su amigo y cogiĆ³ el metro que lo llevarĆ­a al ensayo con su grupo musical. Mientras iba en el recorrido subterraneo recordĆ³ los sucesos de Israel dĆ­as atrĆ”s en la hacienda de los ChacĆ³n, lugar donde se desarrollaba el Proyecto Bastian. 

   Israel era el hermano mayor de Pablo, alto, rubio, con labios carnosos y cuerpo de dios griego. Su profesiĆ³n era dentista y debido a su atractivo fĆ­sico ejercĆ­a sobre sĆ­ poderosa atracciĆ³n de hombres y mujeres por igual. A Erick Ć©l le encantaba pero estaba hecho que nunca serĆ­a para Ć©l dada la heterosexualidad de Israel ChacĆ³n y su adicciĆ³n a las mujeres. 

   Como aquella noche en la Hacienda Altagracia, lugar de los ChacĆ³n. 

   Israel habĆ­a llevado una muchacha a la finca, estaba decidido a que iba a pasar una noche de placer junto a ella. De hecho los dos ya se divertĆ­an en la piscina entre risas, caricias y palabras sucias. 

   Sabiendo que nunca ese macho serĆ­a para Ć©l, Erick se conformaba con observarlo, estaba oculto tras los arbustos a la luz de los faroles del Ć”rea de la piscina. 

   De un segundo al otro el celular de la mujer sonĆ³ con una llamada y ella acudiĆ³ a la orilla y contestĆ³. 

   Erick no prestĆ³ atenciĆ³n pero escuchĆ³ que la mujer se comunicaba con alguien sobre su hija. ApartĆ³ la mirada de la fĆ©mina y se quedĆ³ contemplando a Israel que se servĆ­a mĆ”s vino y a su vez con mirada brillante detallaba la figura de su invitada nocturna. 

   Cuando la llamada terminĆ³ ella comenzĆ³ a recoger su ropa. 

   —Me tengo que ir, Israel. Mi hija le ha dado fiebre y no puedo dejarla sola esta noche. 

   —Pero, ¿quĆ© dices, preciosa? —se quejĆ³ Israel saliendo del agua con perlas de gotas que deslizaban por su cuerpo—. No te vayas todavĆ­a, no me puedes dejar asĆ­. Tengo la verga tiesa por ti, mi hermosa —rodeĆ³ a la linda mujer entre sus brazos, pegando su excitante cuerpo al de ella. 

   —No puedo dejar a mi Ćŗnica hija esta noche. Necesito acompaƱarla. No puedo dejarla con mi madre. 

   —No, mi amor —negĆ³ Israel—, antes de irte chupamela, y dormirĆ© como un bebĆ©. Vamos, tengo el guevo que me explota de erecto. 

   —Que no, Israel. Entiende, tengo que marcharme.

   —No, no, no. AquĆ­ mismo, no importa. No hay nadie. Antes de irte lame mi polla, bebĆ©. 

   —Que no, Israel —negĆ³ la fugaz amante empezando a obstinarse. Y el hombre con las hormonas alborotadas cual adolescente deseando sexo con ella quiso forzarla. erick pensaba que de ser ella jamĆ”s hubiese puesto resistencia—. SuĆ©ltame, me estĆ”n esperando, Israel —y el rubio no la escuchaba. Entonces ella como Ćŗnica reacciĆ³n doblo la rodilla y la impacto en los testĆ­culos del rubio, el hombre dio un alarido y se agarrĆ³ la entrepierna doblĆ”ndose en shock—. Te lo advertĆ­, me tengo que ir —tomĆ³ sus ropa, las llaves de su vehĆ­culo y abandonĆ³ la piscina. 

   AdemĆ”s del sonido del agua, el Ć”rea se llenĆ³ de los quejidos de Israel agarrĆ”ndose las pelotas. 

   Erick sintiĆ³ compasiĆ³n de Ć©l pero tambiĆ©n una inmensa excitaciĆ³n. Verlo allĆ­ doblado con gestos de dolor modificando su bello rostro... MordiĆ©ndose los labios abandonĆ³ el escondite y se apareciĆ³ en escena fingiendo la culminaciĆ³n de una llamada telefĆ³nica. 

   —¡Israel! ¿Pero quĆ© haces ahĆ­? ¿QuĆ© te pasĆ³? ¿EstĆ”s bien? 

   —SĆ­, si, estoy, b…bien.

   Con la cara arrugada del dolor Israel se dejĆ³ ayudar por el grande y fuerte Erick quien lo ayudĆ³ a sentarse y ponerse cĆ³modo en una tumbona y ademĆ”s le sirviĆ³ una copa de vino que el rubio trago en pequeƱos sorbos. 

   —Ay, me duelen las bolas —comunicĆ³ Israel acostĆ”ndose con una mano agarrando sus grandes aguacates. 

   Erick sentĆ­a la polla dura queriendo ser liberada de su encierro. MirĆ³ las hermosas piernas de Israel, su bulto, pecho, como sus labios se separaban y sus ojos se cerraban procesando el dolor. 

   —¿Te duelen mucho los huevos? —se atreviĆ³ a preguntar—. ¿QuĆ© te pasĆ³, tĆ­o?

   —Me las deformĆ³ con la rodilla una perra que se acaba de ir —respondiĆ³ Israel soportando el mĆ”s cruel de los dolores. 

   —Oye, Israel, podrĆ­as… ¿podrĆ­as hacerme lo mismo? 

   —¿QuĆ©? 

   —PĆ©game en los cojones. Necesito saber que se siente ser golpeado por ti. Venga, no te harĆ© poner mucho esfuerzo. 

   Y Erick se acomodĆ³ con las piernas abiertas sobre la tumbona dejando sus genitales a merced de Israel. 

   Israel ChacĆ³n estuvo dolorido pero no dudo en levantar el pie e infligir el mismo dolor contra Erick. 

   El muchacho de cabellos alborotados cayĆ³ al suelo, con los dientes apretados aceptando el intenso dolor de bolas en su cuerpo. 

   —¿Erick?… ¿Erick, estĆ”s bien? 

   —S… sĆ­, pronto estarĆ© bien. 

   En la actualidad Erick caminaba hacia el garaje donde ensayaban, despuĆ©s de aquella patadita de Israel no dejaba de pensar en Ć©l, le gustarĆ­a que el rubio ChacĆ³n le golpeara sus bolas todas las veces que quisiera, ¿pero como lograrlo sin que Israel lo rechazara? ¿Y por quĆ© no? Beber su semen que ha de ser delicioso.

   SaludĆ³ a sus amigos y extrajo las baquetas. 

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