Dedicado a un lector del blog, a quien tanto le gusta Israel.
CONTIENE: BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
—Mola un montĆ³n tu trabajo aquĆ —opinĆ³ Erick sentado en la oficina de Pablo.
—No lo creas —negĆ³ Pablo utilizando la tarjeta de dĆ©bito de Erick e ingresando sus datos al sistema. Pablo trabajaba en un banco y ayudaba a su amigo con el desbloqueo de la cuenta—. A veces me aburro como una ostra encerrado aquĆ.
—Entiendo, pero tienes todas las comodidades en esta oficina.
—Es aburrido este trabajo. Voy a darte una primicia, hoy es mi Ćŗltimo dĆa laborando aquĆ. MaƱana inicio una nueva faceta.
—¿SĆ, Pablo?
—SĆ. Uno debe trabajar en lo que le gusta, ¿o no? A ti te encanta tu grupo musical, SimĆ³n es feliz con la televisiĆ³n, David le va de maravillas con su gimnasio, asĆ que hoy abandonarĆ© este puesto. Cuando trabajaba con papĆ” en la constructora me divertĆa mĆ”s pero aquĆ es de muerte lenta.
—Oh, madre mĆa. ¿Y quĆ© harĆ”s ahora?
—He conversado mucho con David. Me abrirĆ© paso y voy a dirigir una empresa. Y te apuesto que voy a lo grande, no quiero entrar en muchos detalles pero es un buen proyecto, muy ambicioso y tendrĆ© que tomar riesgos, quizĆ”s me vaya bien, quizĆ”s no pero hay que dar la lucha.
—¿Muy ambicioso, Pablo?
—Bueno, es una asociaciĆ³n entre varias personas pero asumĆ una buena tajada. MaƱana te pasarĆ© buscando para que nos acompaƱes. IrĆ© con David. Debes vestirte como un caballero magnate.
—¿QuĆ© es Pablo? —a Erick se le llenaron los ojos de brillo, en un inicio era fan de Pablo como luchador—. Ya has hablado asĆ que suelta el chisme completo, no puedes dejarme asĆ.
—Bueno —Pablo terminĆ³ su faena con la tarjeta de Erick y se la entregĆ³—. Un grupo de amigos me han llamado para una empresa al borde de la quiebra. Y junto a estos amigos decidimos comprar acciones en CinturĆ³n de honor.
—¡Ostia! ¡Madre mĆa! Pablo, esa empresa es de las grandes. TĆo, me emociona la idea. CinturĆ³n de honor estĆ” a la altura de Guerreros de la arena, El SĆ³tano y el Club Five Two. Si te haces con la directiva estoy seguro que lo harĆ”s estupendo.
Pablo sonriĆ³ sintiĆ©ndose optimista, esperaba que la nueva etapa no terminase en fracaso.
—Hey, Pablo, has visto o hablado con Israel.
—SĆ, hace dos dĆas me hizo una limpieza dental.
—¿Y……… todo bien?
Pablo levantĆ³ una ceja y lo mirĆ³ a los ojos.
—¿SĆ? Ćl estĆ” bien. ¿O ha pasado algo que yo no sepa?
—Oh, no, chaval. Nada interesante —decidiĆ³ cambiar de conversaciĆ³n lo mĆ”s pronto posible—. OĆ en las noticias deportivas la futura boda de tu hermana y Lucas.
—SĆ —afirmĆ³ Pablo—, es la noticia sensaciĆ³n del momento, en unos dĆas nos vamos a reunir toda la familia para la celebraciĆ³n.
—Oh, felicitaciones para los dos.
En pocos minutos Erick se despidiĆ³ de su amigo y cogiĆ³ el metro que lo llevarĆa al ensayo con su grupo musical. Mientras iba en el recorrido subterraneo recordĆ³ los sucesos de Israel dĆas atrĆ”s en la hacienda de los ChacĆ³n, lugar donde se desarrollaba el Proyecto Bastian.
Israel era el hermano mayor de Pablo, alto, rubio, con labios carnosos y cuerpo de dios griego. Su profesiĆ³n era dentista y debido a su atractivo fĆsico ejercĆa sobre sĆ poderosa atracciĆ³n de hombres y mujeres por igual. A Erick Ć©l le encantaba pero estaba hecho que nunca serĆa para Ć©l dada la heterosexualidad de Israel ChacĆ³n y su adicciĆ³n a las mujeres.
Como aquella noche en la Hacienda Altagracia, lugar de los ChacĆ³n.
Israel habĆa llevado una muchacha a la finca, estaba decidido a que iba a pasar una noche de placer junto a ella. De hecho los dos ya se divertĆan en la piscina entre risas, caricias y palabras sucias.
Sabiendo que nunca ese macho serĆa para Ć©l, Erick se conformaba con observarlo, estaba oculto tras los arbustos a la luz de los faroles del Ć”rea de la piscina.
De un segundo al otro el celular de la mujer sonĆ³ con una llamada y ella acudiĆ³ a la orilla y contestĆ³.
Erick no prestĆ³ atenciĆ³n pero escuchĆ³ que la mujer se comunicaba con alguien sobre su hija. ApartĆ³ la mirada de la fĆ©mina y se quedĆ³ contemplando a Israel que se servĆa mĆ”s vino y a su vez con mirada brillante detallaba la figura de su invitada nocturna.
Cuando la llamada terminĆ³ ella comenzĆ³ a recoger su ropa.
—Me tengo que ir, Israel. Mi hija le ha dado fiebre y no puedo dejarla sola esta noche.
—Pero, ¿quĆ© dices, preciosa? —se quejĆ³ Israel saliendo del agua con perlas de gotas que deslizaban por su cuerpo—. No te vayas todavĆa, no me puedes dejar asĆ. Tengo la verga tiesa por ti, mi hermosa —rodeĆ³ a la linda mujer entre sus brazos, pegando su excitante cuerpo al de ella.
—No puedo dejar a mi Ćŗnica hija esta noche. Necesito acompaƱarla. No puedo dejarla con mi madre.
—No, mi amor —negĆ³ Israel—, antes de irte chupamela, y dormirĆ© como un bebĆ©. Vamos, tengo el guevo que me explota de erecto.
—Que no, Israel. Entiende, tengo que marcharme.
—No, no, no. AquĆ mismo, no importa. No hay nadie. Antes de irte lame mi polla, bebĆ©.
—Que no, Israel —negĆ³ la fugaz amante empezando a obstinarse. Y el hombre con las hormonas alborotadas cual adolescente deseando sexo con ella quiso forzarla. erick pensaba que de ser ella jamĆ”s hubiese puesto resistencia—. SuĆ©ltame, me estĆ”n esperando, Israel —y el rubio no la escuchaba. Entonces ella como Ćŗnica reacciĆ³n doblo la rodilla y la impacto en los testĆculos del rubio, el hombre dio un alarido y se agarrĆ³ la entrepierna doblĆ”ndose en shock—. Te lo advertĆ, me tengo que ir —tomĆ³ sus ropa, las llaves de su vehĆculo y abandonĆ³ la piscina.
AdemĆ”s del sonido del agua, el Ć”rea se llenĆ³ de los quejidos de Israel agarrĆ”ndose las pelotas.
Erick sintiĆ³ compasiĆ³n de Ć©l pero tambiĆ©n una inmensa excitaciĆ³n. Verlo allĆ doblado con gestos de dolor modificando su bello rostro... MordiĆ©ndose los labios abandonĆ³ el escondite y se apareciĆ³ en escena fingiendo la culminaciĆ³n de una llamada telefĆ³nica.
—¡Israel! ¿Pero quĆ© haces ahĆ? ¿QuĆ© te pasĆ³? ¿EstĆ”s bien?
—SĆ, si, estoy, b…bien.
Con la cara arrugada del dolor Israel se dejĆ³ ayudar por el grande y fuerte Erick quien lo ayudĆ³ a sentarse y ponerse cĆ³modo en una tumbona y ademĆ”s le sirviĆ³ una copa de vino que el rubio trago en pequeƱos sorbos.
—Ay, me duelen las bolas —comunicĆ³ Israel acostĆ”ndose con una mano agarrando sus grandes aguacates.
Erick sentĆa la polla dura queriendo ser liberada de su encierro. MirĆ³ las hermosas piernas de Israel, su bulto, pecho, como sus labios se separaban y sus ojos se cerraban procesando el dolor.
—¿Te duelen mucho los huevos? —se atreviĆ³ a preguntar—. ¿QuĆ© te pasĆ³, tĆo?
—Me las deformĆ³ con la rodilla una perra que se acaba de ir —respondiĆ³ Israel soportando el mĆ”s cruel de los dolores.
—Oye, Israel, podrĆas… ¿podrĆas hacerme lo mismo?
—¿QuĆ©?
—PĆ©game en los cojones. Necesito saber que se siente ser golpeado por ti. Venga, no te harĆ© poner mucho esfuerzo.
Y Erick se acomodĆ³ con las piernas abiertas sobre la tumbona dejando sus genitales a merced de Israel.
Israel ChacĆ³n estuvo dolorido pero no dudo en levantar el pie e infligir el mismo dolor contra Erick.
El muchacho de cabellos alborotados cayĆ³ al suelo, con los dientes apretados aceptando el intenso dolor de bolas en su cuerpo.
—¿Erick?… ¿Erick, estĆ”s bien?
—S… sĆ, pronto estarĆ© bien.
En la actualidad Erick caminaba hacia el garaje donde ensayaban, despuĆ©s de aquella patadita de Israel no dejaba de pensar en Ć©l, le gustarĆa que el rubio ChacĆ³n le golpeara sus bolas todas las veces que quisiera, ¿pero como lograrlo sin que Israel lo rechazara? ¿Y por quĆ© no? Beber su semen que ha de ser delicioso.
SaludĆ³ a sus amigos y extrajo las baquetas.
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