Los nuevos integrantes (1/3): Huevos fritos - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

7 abr 2020

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Los nuevos integrantes (1/3): Huevos fritos

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CONTIENE
BALLBUSTING HOMBRE/MAQUINA
BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   ā€”SĆ­, asĆ­ que dejĆ© de estar dando vueltas y quise poner algunos cambios en la recta final del proyecto —decĆ­a Bastian al celular. Estaba en contacto con su hijo GermĆ”n. En Ć©se momento la puerta de la oficina fue abierta ingresando el guapo Farid. 

   ā€”Unai acaba de llegar —anunció. 

   ā€”Oh, que bien hazlo pasar —le dijo. Farid salió dejando la puerta abierta—. Hijo, tendrĆ© que dejarte. Ya estĆ” aquĆ­, Unai, mi amigo de la universidad que te comentĆ©. SĆ­, el cientĆ­fico loco al que le tenĆ­as miedo, el otro muchachos ya debe estar por llegar —hubo una risita y el final de la llamada telefónica. 

   Justo en Ć©se momento, la puerta se abrió y Unai apareció. TenĆ­a 55 aƱos de edad, y no era un desquiciado hombre de la ciencia sino guapo para su edad. Con cabello castaƱo y mirada vivaracha con ojos verdes. HabĆ­a presenciado por redes sociales el proyecto de su antiguo compaƱero de clases y quiso ponerse a la orden con algunas ideas. 
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   ā€”Bienvenido de nuevo, Unai —Bastian sonrió levantĆ”ndose del asiento para estrechar su mano y entregar un abrazo. 

   ā€”Me alegro de verte —respondió Unai—. Te traje un regalo. 

   Bastian sonrió y se cubrió la entrepierna con las manos. —PruĆ©balo con Farid —acertó rĆ”pidamente.

   Farid gimió y abrió el cinturón de sus jeans. —¿QuĆ© es esta vez? —suspiró y se bajó los pantalones y los boxer, mostrando sus grandes genitales a la vista.

   Unai sacó una pequeƱa caja de madera con un agujero y la sostuvo para que la vieran. —Mi invento se llama 'El Matabolas' estĆ” reciĆ©n patentado. 

   Farid se puso incómodo.

   ā€”Suena interesante —alegó Bastian muy convencido. 

   ā€”Es muy simple —explicó Unai con una gota de orgullo, mientras se arrodillaba frente a Farid y agarraba su escroto—. Pones tu bolsa escrotal en esta abertura. Dentro de la caja hay un mecanismo que funciona como una mĆ”quina para estirar —metió los huevos de Farid dentro de la caja, haciendo que el Ć”rabe se estremeciera y se retorciera. La primera bola pasó sin problemas—. Hmm, tal vez deberĆ­a hacer la apertura un poco mĆ”s ancha, considerando que los testĆ­culos de los Chacón parecen limones —dijo Unai lentamente mientras presionaba su pulgar contra la otra gónada de Farid hasta que se metió en la caja—. ĀæNo es asĆ­, Bastian?

   Bastian afirmó. 

   ā€”EstĆ” bien —dijo Unai, sonriendo—. Hecho.
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   Farid bajó la mirada hacia su entrepierna. La caja de madera colgaba debajo de su flĆ”cido pene, no parecĆ­a muy feliz.

   Unai sonrió y mostró un control remoto. TenĆ­a dos botones, uno rosado y el otro rojo.

   ā€”ĀæPara quĆ© son? —quiso saber Bastian. 

   ā€”Bueno, tĆŗ eliges el color que quieres que sean sus testĆ­culos —Unai le guiñó un ojo.

   Farid tragó saliva.

   ā€”El rosa es para el agarre. Aprieta las bolas mientras lo presionas —explicó Unai y demostró el efecto presionando el botón rosa.

   Los ojos de Farid se hincharon y su boca se abrió de par en par cuando dejó escapar un grito agudo. —Mierda —gimió.

   Unai soltó el botón rosa y Farid se dobló, agarrando la caja de madera entre sus muslos.

   ā€”Bueno —comentó Bastian—. Buen trabajo. Pero al ser enfrentamiento entre equipos y al ver que esa caja es cerrada, no verĆ”n la acción y pensarĆ”n que los engaƱas y te has vendido al grupo ganador. 

   Unai sonrió y asintió. —PensĆ© en eso —dijo y apartó suavemente las manos de Farid. 

   Farid jadeaba con fuerza ​​observando cómo Unai retiraba la parte delantera de la caja, dando una vista completa de sus testĆ­culos y los mecanismos internos.

   Unai presionó el botón rosa nuevamente y los testĆ­culos de Farid se atraparon, aplanĆ”ndolos, haciendo que dejara escapar un gemido agonizante.

   Bastian sonrió de ver como las bolas de Farid se aplastaban. 

   Unai parecĆ­a orgulloso mientras continuaba presionando el botón rosa. —Y el rojo, bueno, pensĆ© que serĆ­a bueno jugar con algo de electricidad para variar.

   Farid lo miró horrorizado, su rostro se retorcĆ­a de dolor.

   ā€”Hay que presionar ambos botones al mismo tiempo. EnvĆ­a ondas de choque elĆ©ctrico a sus testĆ­culos mientras los comprime —dijo Unai—. ĀæQuieres que te lo demuestre?

   ā€”Claro, por quĆ© no. 

   ā€”De ninguna manera —Farid intentó protestar, pero fue interrumpido por un silbido elĆ©ctrico que resonó en la habitación. Sus bolas aplastadas temblaron, a ser fritas por el artilugio de Unai. Quien le chamuscó los pelos de sus bolas. Los ojos de Farid se agitaron y su nariz se torció cuando Unai tostó sus testĆ­culos por un par de segundos mĆ”s.

   Cuando Unai soltó los botones, el silbido se detuvo y el agarre se aminoró mientras los dos grandes testĆ­culos recuperaron su forma original.

   DespuĆ©s de una fracción de segundos de silencio, Farid dejó escapar un grito penetrante que hizo que Unai y Bastian se estremecieran. 

   La cara de Farid estaba cubierta de sudor, tenĆ­a la boca abierta y los ojos cruzados mientras se hundĆ­a lentamente en el suelo, chillando de dolor.

   ā€”Impresionante —declaró Bastian.

   ā€”Gracias —dijo Unai—. Y puedes hacer todo tipo de cosas divertidas, como hacer reto de preguntas. El concursante da la respuesta incorrecta y bzzzz —presionó ambos botones, haciendo que Farid se retorciera en el suelo y aullara de dolor mientras sus testĆ­culos eran aplastados y chamuscados al mismo tiempo.

   Unai miró a Bastian y sonrió. Soltó los botones y los aullidos de Farid se convirtieron en patĆ©ticos gemidos.

   Bastian asintió con la cabeza. 

   Unai continuó con sus ideaa:

   ā€”O hacer que un chico haga cincuenta sentadillas. Si no puede hacerlo, bzzzz.

   Una vez mĆ”s, presionó ambos botones al mismo tiempo, haciendo que el cuerpo de Farid convulsionara. 

   ā€”SĆ­, entiendo —dijo Bastian rĆ”pidamente.

   Unai soltó los botones y asintió. 

   ā€”O podrĆ­as hacer que dos muchachos compitan entre sĆ­. Y el perdedor, bzzzz.

   Presionó los botones una vez mĆ”s.
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   Y los huevos de Farid se asaron otra vez. Sus lastĆ­meros gritos se volvieron roncos al tiempo que sudaba profusamente.

   ā€”Es suficiente, Unai —ordenó Bastian, preocupado por las pelotas de Farid. 

   Unai soltó los botones y declaró:

   ā€”TodavĆ­a estoy trabajando en el voltaje correcto. ĀæLo quieres suave o intenso?

   Farid estaba totalmente fuera de sĆ­. Gimiendo, sus piernas estaban pateando inutilmente el aire. 

   ā€”Que sea una descarga suave —respondió Bastian. 

   Unai asintió con la cabeza. —EstĆ” bien, entonces tendrĆ© que ajustarlo ... —se arrodilló junto a Farid, que jadeaba y tosĆ­a, y tiró de la caja.

   Farid gimió de dolor.

   Unai suspiró. —Maldición. Ahora sus testĆ­culos son incluso mĆ”s grandes que antes. Realmente tendrĆ© que ampliar esa apertura —suspiró y metió los pulgares en las gónadas hinchadas de Farid hasta que cruzaron el agujero despuĆ©s de varios intentos dolorosos que hicieron a Farid gritar a todo pulmón. 

   Finalmente, sus testĆ­culos estaban libres. Unai agarró los dos cojones con su mano. —¿Ves? EstĆ”n rojo…

   ā€”Buen trabajo…

   ā€”Gracias —sonrió Unai en lo que Farid se acurrucaba gimiendo. 

   Unos minutos despuĆ©s, estĆ”ban sentados en la sala de estar. Farid se habĆ­a puesto una bolsa de hielo en la entrepierna. Miraba a Unai con odio. 

   ā€”Casualmente hoy tambiĆ©n venĆ­a un nuevo chico —dijo Bastian—. Hace unos dĆ­as un amigo de mi hijo GermĆ”n se comunicó conmigo diciendo que querĆ­a ayudarme y estaba dispuesto a todo por conseguirlo, llegarĆ” en cualquier momento. 

   Farid lo miró. 

   ā€”ĀæUn nuevo chico? ĀæUn nuevo hombre comĆŗn? ĀæCuando se incorporarĆ”? Considerando que maƱana y el viernes no habrĆ” actividad aquĆ­.

   ā€”Ya te dirĆ©. El muchacho se ve un tipo agradable. Pero no quiero incluirlo con los comunes, sino que nos ayude en la parte tĆ©cnica. 

   En Ć©se momento, la puerta se abrió y entró Alejandro.
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   TenĆ­a 26 aƱos, un apuesto joven de cabello castaƱos y ojos marrones. VestĆ­a chaqueta de cuero negra y jeans.

   ā€”Hola —dijo alegremente. Vio la bolsa de hielo en la entrepierna de Farid y sonrió—. ĀæEmpezaron sin mĆ­?

   ā€”Farid, Unai, Ć©l es Alejandro —los presentó Bastian. 

   ā€”Encantado de conocerte —dijo Unai cortĆ©smente y estrechó la mano de Alejandro.

   Farid se burló. —Llegó una nueva gata al proyecto.

   Bastian levantó una ceja. 

   ā€”ĀæPero quĆ© estĆ”s diciendo, idiota?

   Farid se echó a reĆ­r.

   ā€”Soy heterosexual —dijo Alejandro. Se desabrochó el jeans y quitó sus demĆ”s prendas del vestuario, y Farid y Unai lo observaron mientras agarraba sus genitales con la mano.

   Farid se acomodó en su asiento y reajustó la bolsa de hielo en su entrepierna.

   Unai miró a Bastian y con un brillo en los ojos y dijo:

   ā€”El Matabolas, Āæpuedo?

   Bastian se encogió de hombros.

   Unai se aclaró la garganta y le sonrió a Alejandro. Agarró la caja de madera y dijo: —Este es un invento mĆ­o. Me gustarĆ­a ver como reacciona en ti. 

   Alejandro sonrió. —Claro, adelante.

   Unai no pudo ocultar su emoción. Hizo un gesto a Alejandro para que se acercara, luego insertó sus testĆ­culos en la abertura. —Maldición —murmuró—. Son mĆ”s grandes que los de Farid...

   Alejandro intentó permanecer tranquilo, pero era obvio que sentĆ­a dolor cuando Unai intentó empujar y apretar sus testĆ­culos en el agujero. 

   Finalmente, Unai suspiró y levantó la mano. Golpeó con la palma las bolsas de Alejandro, haciendo que la boca del muchacho se abriera de dolor. Soltó una tos sin aliento.

   Unai sonrió. Miró las huevas dentro de la caja y asintió. Agarró el control remoto.

   Farid y Bastian se inclinaron hacia delante y vieron a Unai presionar el botón rosa.

   ā€”Ā”Oh, CARAJO! —gritó Alejandro, cuando la maquina atrapó sus testĆ­culos y los estiró—. Ā”Mierda, carajo, puta madre!

   Unai soltó el botón y las bolas de Alejandro volvieron a su forma original.

   ā€”Ay —jadeó Alejandro—. Eso fue intenso...

   Unai presionó el botón rosa nuevamente, haciendo que los ojos de Alejandro se cruzaran y provocara un gemido gutural.

   Unai seƱaló las bolas atrapadas y se volvió hacia Bastian. 

   ā€”PodrĆ­as hacer todo tipo de cosas —dijo—, como pincharlos con una aguja o tal vez torturarlos con los dedos. 

   ā€”No sĆ© —dijo Bastian. 

   ā€”AsĆ­ —dijo Unai y juguetonamente sacudió las pelotas de Alejandro.

   Alejandro dejó escapar un grito, haciendo que Unai se riera.

   ā€”ĀæVes?

   Bastian afirmó. 

   ā€”ĀæPodrĆ­as soltarlos? —susurró Alejandro con voz sin tono.

   ā€”Seguro —Unai soltó el botón.

   ā€”ĀæQuĆ©? —Farid dijo incrĆ©dulo—. No has presionado el rojo. 

   Unai se encogió de hombros. —Ya lo he probado en ti. No tengo que.…

   ā€”ĀæHas frito mis huevos pero no vas a freĆ­r los de Ć©ste tontozuelo? —dijo Farid, luciendo ofendido.

   Alejandro se aclaró la garganta, haciendo una mueca de dolor. —Erm, ĀæquĆ© quieres decir con freĆ­r?

   Unai se encogió de hombros otra vez. 

   ā€”Chicos —dijo Alejandro lentamente—. ĀæQuĆ© quieren decir con freĆ­r? 

   Unai puso los ojos en blanco y le entregó a Farid el control remoto. —¿Quieres hacer los honores?

   La boca de Farid se ensachó con una maligna sonrisa. —Oh sĆ­.

   Alejandro se dobló con las manos sobre las rodillas. Miró a Bastian. —En serio, ĀæquĆ© quieren decir con freĆ­r?

   Bastian abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpido por el silbido de la electricidad cuando Farid presionó ambos botones.

   Alejandro gritó con mucha fuerza, su cuerpo se convulsionó, y sus mĆŗsculos se tensaron. 

   ā€”Eso —dijo Bastian muy tranquilo mientras veĆ­a las bolas de Alejandro asarse ante el invento de Unai.

   Las pelotas vibraron y su cuerpo tembló mientras gritaba y chillaba como cerdo. 

   ā€”Farid, eso es suficiente. 

   Farid ignoró a Bastian. 

   ā€”Ā”Es suficiente!

   Farid le lanzó una mirada decidida y gritó: —”Mis bolas fueron tostadas durante dos minutos!

   ā€”Ā”Farid! —gritó Bastian, mirando a Alejandro cuando sus ojos volvieron a su cabeza y sus gritos aumentaron en tono y volumen.
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   Se acercó al hijo de Ć”rabes y rĆ”pidamente sacó la bolsa de hielo de su regazo. No habĆ­a cerrado sus jeans y sus gónadas hinchadas se abultaban dentro de su ropa interior. Bastian alzó el puƱo y lo dejĆ© caer sobre las campanas de Farid.

   Farid reaccionó como si un martillo golpeara sus testĆ­culos.

   Inmediatamente soltó el control remoto y agarró su entrepierna. Su rostro se contorsionó de dolor. Se cayó de la silla y se acurrucó en el suelo, gritando obscenidades en Ć”rabe.

   Al mismo tiempo, Alejandro se derrumbó y se unió a Farid en el suelo, su cuerpo se retorció y giró, gimiendo de dolor.
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   Unos minutos despuĆ©s, estaban sentados en la sala de estar. Cada uno con bolsas de hielo en su entrepierna. Farid miraba con odio. Alejandro miraba a Farid con sentimientos similares.

   Bastian los observó y suspiró. 

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