EN BUSCA DE VIVIANA. Parte 1 - Las Bolas de Pablo

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5 oct 2021

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EN BUSCA DE VIVIANA. Parte 1

 

EN BUSCA DE VIVIANA. Parte 1

AYUDA PATERNA.

 

CONTIENE BALLBUSTING F/M.

 

Tiene relación con los relatos: EL AHORA DE ALEXANDRA / EL ATAQUE DE LA VAMPIRA Parte 4 La clínica para adictos Parte 1 / A LA CAZA DE LA VAMPIRA Parte 2 y Parte 3

 

 

Viernes 5:00 Am.

 

El Fuerte de Sevilla era el sitio de retención para Viviana Ocampo, —la hija del coronel de la policĆ­a Humberto Ocampo—, desde que la Vampira la raptó de la clĆ­nica para adictos.


 

La joven habitaba en un cuarto, custodiada sólo por un guardia y sin cadenas. El motivo para no intentar escapar —aparte de ser un laberinto el tercer subnivel del Fuerte—, era la dosis de heroĆ­na que a diario le suministraban.

 

Pero la noche anterior pudo ver en TV el arresto de su padre, entonces entendió que su rapto no era por dinero sino para chantajear al coronel de la policĆ­a…Y ahora su progenitor estaba en problemas, la joven se culpaba, de alguna manera se sentĆ­a responsable, si no estuviera hundida en las drogas nunca hubiera sucedido aquello.

 

Esa noche no pudo dormir, se siente usada ahora que sabe la verdad, quiere escapar! Por primera vez su ansia por droga no la domina, le preocupa su padre, todos los insultos que le dijo cuĆ”ndo la internó en la clĆ­nica…Pero ahora sabe que la ama tanto que cometió traición a los suyos, a la policĆ­a que ha sido su vida.

 

A las 5 Am la joven finge sufrir de abstinencia, llama desesperada a su Ćŗnico custodio, le ruega de rodillas una dosis de narcóticos. Este le dice que no tiene la dosis, en la maƱana le traerĆ”n la sustancia, como cada dĆ­a, debe soportar la ā€œnecesidadā€.

 

—Por Dios!, la necesito ya!!!

 

Viviana se abrazó al sujeto, besÔndole el cuello y pidiéndole sin fin la dosis, el hombre se alegra un poco al tener a la chica de 16 años dispuesta a lo que sea.

 

Es cuando la mano de Viviana se cierra en el paquete del sujeto. Con furia la chica le aprieta las bolas de mediano tamaƱo de su captor.

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—AAArrrggg!!! —Ruge en macho antes el ataque genital.

 

—Maldito canalla! La joven le retuerce el escroto para aturdirlo lo mĆ”s posible. El varón esta rojo y con las venas del cuello infladas.

 

Por fin suelta el saco de pelotas del custodio y Viviana emprende la huida.

 

—Maldita zorra!!!

 

Mientras el sujeto se queda doblado cubriendo su dolida entrepierna, Viviana a toda prisa recorre el tercer subnivel…

 

…Es un laberinto, puede encontrar secciones iluminadas y otras oscuras, en cierta zona sufre de una tenue llovizna, la joven deduce que estĆ”n cerca de la bahĆ­a y el tercer subnivel quedarĆ­a tal vez bajo el nivel del mar…o el agua se filtra y de ahĆ­ el rocĆ­o.

 

Por fin ve mƔs luz y otras habitaciones, encuentra un telƩfono!

 

Llama a casa pero nadie contesta, se esconde debajo de un escritorio, puede escuchar al custodio muy cerca, quien lanza insultos en voz baja por su dolor testicular.

 

El jefe CHO-FER o esa mujer que llegó hace poco (La Vampira), no se deben enterar del incidente o podría peligrar su vida. Por fortuna para el hombre hay pocas cÔmaras en esa zona del subnivel 3, sin mencionar que parece que afuera del Fuerte algo sucede (Las 3 policías ya estÔn afuera e intentando ingresar)

 

Las llamadas a casa no son respondidas, tal vez no estĆ”n en casa sino pendientes de su padre detenido…que hacer entonces?

 

De pronto en la cabeza de Viviana aparece la imagen de NicolÔs, a él también le insultó cuando la denunció con su padre, deseaba lo mejor para ella y en vez de agradecerle le terminó.

 

La chica marca el número de NicolÔs y la llamada entra.

 

 

Jueves 6:30 Pm.

 

Tras narrar su historia (EL ANTES DE ALEXANDRA  ), Alexandra decidió quedarse en casa de NicolĆ”s, el problema era la madre y tĆ­a del chico quienes no debĆ­an enterarse de la presencia de la adolescente.

 

Mientras Alexandra acariciaba a Mr Coddle con su mano derecha, escuchaba atenta a NicolƔs.

 

—…Y te quedarĆ”s en mi habitación cuando mamĆ” y mi tĆ­a salgan a trabajar.

 

Alexandra estaba de acuerdo.

 

Ya casi a las 7 Pm, la madre llegó a casa junto a la tía de NicolÔs, ambas coincidieron en su llegada. Apenas ingresó, la mamÔ llamó a su hijo.

 

La mujer le contó que en las noticias de las 6 Pm apareció el coronel Ocampo —padre de Viviana—. El alto oficial fue arrestado por ayudar a la mafia, segĆŗn informaron en las noticias, su hija fue secuestrada y Ć©l fue chantajeado de esa forma. El coronel estĆ” siendo investigado y nada se sabe de su hija.

 

Los hechos dejaron a NicolĆ”s atónito, decidió buscar en internet la noticia, y en su cuarto observó la nota periodĆ­stica. Alexandra notó lo perturbado de su amigo al regresar de charlar con su madre…Entendió que debĆ­a prestar atención a la noticia que su amigo veĆ­a.

 

La joven escuchaba de NicolƔs:

 

—Pero ella estaba en una clĆ­nica para adictos, como se la llevaron?—NicolĆ”s ignoraba muchas cosas y las noticias no decĆ­an mucho, la mayorĆ­a se podĆ­a considerar especulación.

 

Al finalizar el video la joven quiso saber que sucedĆ­a.

 

—Lo conoces?—Preguntó ante un preocupado NicolĆ”s—Me parece algo conocido, alguna vez le vi.— Alexandra reconoció al coronel Ocampo como un visitante de su casa, dónde todo el tiempo su padre el general Volsfgalsfz se reunĆ­a con otros oficiales.

 

—Es el padre de Viviana, mi novia…bueno, exnovia, y ahora ella estĆ” en poder de quien sabe que criminal...

 

Alexandra recordó cuando ayer NicolÔs le contó fugazmente que ya no tenía novia, sin duda la ruptura fue reciente.

 

 ā€”Debo ayudarla…—NicolĆ”s estaba cabizbajo.

 

Alexandra pareció entenderlo, se preocupaba por ella, pero al tiempo que podía hacer él?, eran asuntos de la policía y si estaba en poder de la mafia era algo que claramente superaba su posibilidades.

 

—EspĆ©rame, voy a salir.

 

—A dónde vas NicolĆ”s?—Preguntó preocupada la chica.

 

—Debo ir a la casa de Viviana…

 

El chico no sabƭa quƩ hacer, irƭa a la casa de Viviana, pero que pretendƭa encontrar allƭ?, con el coronel arrestado y la hija secuestrada, su familia ni siquiera recibirƭa al exnovio de la joven, ademƔs tal vez ni siquiera estarƭan en casa con todos sus problemas.

 

—Espera…—Alexandra le detuvo del brazo—No tiene sentido ir a su casa, no obtendrĆ”s nada de eso.

 

—Y quĆ© hago?!—NicolĆ”s se veĆ­a muy perturbado—Si detuvieron a su padre, ella ya no serĆ­a de utilidad para los secuestradores, podrĆ­an matarla, si es que ya no estĆ” muerta—Sacudió la cabeza quizĆ”s queriendo sacarse esa idea.

 

Alexandra soltó su brazo, y el joven tomó su chaqueta para salir.

 

—No pienses eso, tal vez aun la quieran para pedir un rescate…

 

—Ojala asĆ­ sea, pero eso no cambia nada, debo hacer algo…

 

NicolÔs quedó en silencio un rato, Alexandra le veía, en su rostro se notaba una profunda preocupación por su exnovia.

 

—Espera!...Yo….yo te puedo ayudar!

 

Hubo un silencio, y la joven explicó:

 

—Si quieres hacer algo, debes entender la situación, debes saber todo lo relacionado con el caso del coronel y quien tiene a tu exnovia…Solo entonces podrĆ”s hacer algo o por lo menos intentarlo.

 

—Y cómo podremos saber todo eso?

 

—Yo puedo encontrar esa información…Mi padre el general, me la puede conseguir.

 

 ā€”Tu padre?, pero estas alejada de Ć©l…y porque te darĆ­a la información?

 

—Le ofrecerĆ© volver a casa a cambio de Ć©sta.

 

NicolÔs se alarmó:

 

—Pero no puedes hacer eso Alexandra, aun no decides tu futuro!

 

—Quiero ayudarte, —La chica se sonrojó—AdemĆ”s, el volver a casa no es mĆ”s importante que ayudar a esa chica raptada, como podrĆ­a desviar la mirada sabiendo que puedo hacer algo.

 

NicolÔs pareció entender.

 

—Gracias…

 

—AdemĆ”s—Alexandra sonrió levemente—Lo haces ver como si volver a casa fuera un castigo, tampoco irĆ­a a una mazmorra o algo asĆ­, jajaja.

 

Ambos rieron un poco.

 

—Necesito dinero para hablar por telĆ©fono.

 

NicolĆ”s le ofreció su telĆ©fono móvil, pero Alexandra mostró su costoso telĆ©fono de la manzanita…No podĆ­a usarlo pues cabĆ­a la posibilidad de rastrearlo, igual con el de NicolĆ”s, debĆ­a hablar por un telĆ©fono pĆŗblico.

 

Con algo de dinero de NicolÔs, Alexandra vistió su ropa y bajó por la ventana para correr en una dirección. La chica se alejaba unas 10 cuadras y buscó un lugar de teléfonos públicos.

 

El plan se puso en marcha… Alexandra marcaba el nĆŗmero de su padre desde un telĆ©fono desconocido.

 

Y comenzó una peculiar conversación telefónica, dónde el general Volsfgalsfz de inmediato preguntó por el bienestar de su hija y le exigió regresase a casa. La joven ignoró sus peticiones y le explicó que necesitaba un favor para alguien.

 

—Favor?, y para alguien?—El padre querĆ­a saber con quiĆ©n se relacionó su preciada hija.

 

—Estoy ayudando a un amigo, PapĆ”.

 

—Amigo?!—El tono del padre se volvió severo— Por Dios! no me digas que caĆ­ste en las garras de un malviviente.

 

—PapĆ”!

 

—Si te ha tocado un cabello, te juro que…

 

—Oh Schei, PapĆ”!—Alexandra estaba enojada pero al tiempo sonrojada…MĆ”s aun cuando cerca de ella habĆ­a otras personas, no habĆ­a mucha privacidad por estar hablando desde un sitio pĆŗblico.

 

—Controla ese lenguaje, jovencita!

 

—Perdón, PapÔ…

 

—Vuelve a casa hija, una seƱorita como tĆŗ no debe andar en la calle, y ni siquiera cerca de facinerosos.

 

—Él es un buen chico…pero que digo?, no te tengo que explicar nada!

 

—Claro que sĆ­! eres una menor de edad y ese degenerado se aprovecha de ti…

 

Alexandra miraba al cielo fastidiada por la actitud de su padre.

 

—… Sabes lo Ćŗnico que buscan los hombres de una niƱa como tĆŗ.

 

—Él es menor tambiĆ©n, PapÔ—La joven no debió mencionar eso pues su padre pareció enloquecer.

 

—Oh! Peor aĆŗn!,  los adolescentes se dejan llevar por sus hormonas, y comenten imprudencias, dime tĆŗ y Ć©l han…intimado?

 

—PapĆ”!!!!—La chica ahora estaba mĆ”s roja que un tomate.

 

El tono del padre pasó del enfado al drama.

 

—Mi nena…Mi nena ha perdido su….dime la verdad Alexandra, has dejado de ser seƱorita?

 

—Schei!, eh, perdón!…PapĆ”, claro que no, yo nunca…Oh! Pero tĆŗ no deberĆ­a preguntar esas cosas!...Voy a colgar!—Amenazó la joven.

 

Ante lo que parecía un ultimÔtum para dejar de tratar ese tema, el padre se calmó.

 

—Me disculpo, sĆ© que es tu madre quien debe hablar de esas cosas, pero ella no estĆ” ahora, seƱorita… Pero óyeme bien hija, le tendrĆ”s que rendir cuentas cuando vuelvas.

 

Alexandra planteó dejar ese tema y centrarse en el motivo de la llamada.

Expuso el caso de Viviana, la hija raptada del coronel Ocampo, necesitaba toda la información que le pudiese dar su padre sobre el caso del rapto y que mafioso era el responsable...A cambio ella volvería a casa.

 

El general no salía de su asombro ante la petición de su hija, pretendía que le diera información confidencial, pero lo que mÔs le preocupaba es que de seguro se estaría metiendo en asuntos peligrosos, no podía ceder a una petición así, pero por otro lado, ella ofrecía regresar al hogar, y toda la familia anhelaba eso.

 

El general no daba una respuesta. Era mejor que la joven dejara ese caso en manos de las autoridades, pero su hija siempre fue muy terca.

 

—PapĆ”, decide! No creo que estĆ©s haciendo tiempo…

 

La joven se referĆ­a a que si el general estaba intentando localizar la llamada nunca llegarĆ­an a tiempo, ella se irĆ­a antes.

 

Ante el silencio del alto oficial, la adolescente agregó.

 

—PapĆ”, tu sabe que estarĆ© bien, tengo ā€œestoā€ en mi muƱeca izquierda—La joven observó con seriedad su muƱeca y mano vendada—Yo puedo hacerlo, puedo ayudar a esa chica! Y puede no tener mucho tiempo…

 

—Con respecto a eso…lo, lo has usado?

 

—Lo usĆ© para escapar de la academia, eso ya lo sabias, pero desde entonces, NO.

 

—De acuerdo, hija…Y quĆ© hay de tu parte?

 

—En una semana me presentarĆ© en la casa… Es una promesa, logre resultados o no con la información, juro por mi abuelo que regresarĆ©.

 

El general sabía que aquel juramento valía, y su hija siempre fue una persona que cumplía sus promesas, en eso le enseñó bien.

 

Alexandra sonrió, si su padre le enviaba la información, ya sería un avance en ayudar a Viviana.

 

—PapĆ” no soy tonta, asĆ­ que no me enviarĆ”s la información por mail o en una USB que puede ser rastreable, serĆ” en fĆ­sico, asĆ­ que envĆ­a a Elsa en su vehĆ­culo a traerme los documentos, si veo a alguien sospechoso cerca no apareceré….Ah! y llamarĆ© unos minutos antes a Elsa, y si no me envĆ­a un video de ella en el lugar que escogerĆ© y mostrando algo de los documentos, sabrĆ© que no cumpliste tu parte y no llegarĆ© al encuentro.

 

—SeƱorita desconfiada, eres una insolente!, saliste igual que tus hermanos mayores, pero cuando vuelvas a casa habrĆ” que recordarte modales, porque no voy a permitir, bla, bla, bla…—El general comenzó una serie de regaƱos, ignorados por la hija.

 

—Una hora antes del encuentro te enviarĆ© un mensaje con la ubicación, y date prisa porque serĆ” esta misma noche.

 

La joven se despidió y colgó.

 

Al regresar a casa de NicolÔs, la adolescente contó lo sucedido.

 

—Alguna idea de donde sea el encuentro? Debe ser un sitio pĆŗblico y con mucha gente, no confĆ­o en el general, podrĆ­a enviar a alguien para seguirme…En el estadio de beisbol podrĆ­a ser?

 

—No, los jueves no hay partidos, hasta el sĆ”bado habrĆ” juego.

 

De pronto NicolÔs mostró una tenue sonrisa.

 

—Tengo una idea!

 

El joven le comenta que el lugar perfecto es su escuela, estos días se desarrollan eventos deportivos, donde participan varias escuelas, e incluso universidades, el Ôrea deportiva específicamente el coliseo permanecía abierto hasta el final de las actividades, casi siempre cerca de la medianoche, toda la zona estÔ llena de deportistas y abierta al público.

 

—VestirĆ”s el uniforme deportivo de la escuela y nadie te distinguirĆ”!

 

Alexandra estuvo de acuerdo, con la condición que NicolÔs no fuera con ella, ni por accidente quería involucrarlo en sus asuntos con su padre.

 

El chico aceptó y acordó quedarse afuera de la escuela, esperÔndola para volver juntos a casa.

 

NicolĆ”s salió como un rayo y fue a casa de su amiga Mariela. (La misma de los relatos UNA VISITA A LA FARMACIA  y LA FIESTA UNIVERSITARIA )

Por casualidad se la encontró, pues la chica estaba a punto de salir, NicolĆ”s percibió en ella una mezcla de alegrĆ­a y tristeza…mĆ”s alegrĆ­a.

 

Fugazmente, Mariela le comentó que había asistido anoche a una fiesta y había hecho sexo oral al chico mÔs admirado de la universidad (Héctor Chalón).

 

NicolƔs en realidad no querƭa saber de eso.

 

Por otra parte, le comentó que su amigo Ernesto había sido agredido la noche anterior, (LA NOCHE DE PESADILLA DE ERNESTO ) y ella se quedaría hoy a cuidarlo, para mañana temprano tenían planeado ir a la policía a poner la denuncia por la agresión.

 

NicolĆ”s envió saludos a Ernesto (a quien conocĆ­a solo de vista) y le deseó pronta recuperación…El joven planteó a su amiga el motivo de su visita.

 

Como Mariela había asistido a la misma escuela que NicolÔs aún tenía sus uniformes, y no dudo en prestarle la prenda deportiva a su amigo.

 

—Sólo no la uses tĆŗ mismo, serĆ­a raro ver foros tuyas con uniforme de chica.

 

—Que bromista!...Ya te dije es para un asunto importante, te prometo que te contarĆ© todo en unos dĆ­as cuando tengamos mĆ”s tiempo.

 

Tras irse Mariela, NicolĆ”s pidió prestada una motocicleta a uno de los hermanos de la chica, no era raro que a veces se la prestaran…Con Ć©sta tendrĆ­a un medio de transporte veloz para llevar y traer a Alexandra a su destino.

 

Rato despuĆ©s…

 

—Creo que te aprovechas con Ć©sta idea tuya…—Expresó Alexandra al salir del baƱo, vistiendo la ropa deportiva de Mariela.

 

NicolĆ”s observaba lo bien que se veĆ­a la joven con esas ceƱida prenda…el uniforme contaba de un suĆ©ter manga corta, algo holgado, un muy pequeƱo calzón y medias altas que llegaban a los muslos.

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—…En mi antiguo colegio usĆ”bamos falda/pantalón, sospecho un motivo de fondo para este plan.

 

—CuĆ”l?—NicolĆ”s desviaba la mirada ante la recriminación de la chica.

 

—Ay, no seas hipócrita!, querĆ­as verme usando esta vergonzoso uniforme, muestra demasiado! — NicolĆ”s trataba de ver con disimulo a la chica, se veĆ­a muy hermosa en ese uniforme.

 

Alexandra trataba de bajar el suéter mÔs y mÔs, para que cubriese el pequeño calzón.

 

—Si mi padre me viese usando esto…se infartarĆ­a!

 

—Estoy seguro que en la playa has usado bikini…y eso cubre menos.

 

—SĆ­, pero es en la playa, no en plena ciudad!

 

A las 10 Pm, NicolÔs fue a la cocina y tomó un rollo de papel aluminio, cargó su mochila y se disponía a salir.

 

—MamĆ”, saldrĆ© un rato, vuelvo a media noche, adiós!

 

Pero la madre dio un brinco de la silla que ocupaba y casi le detuvo.

 

—Un momento! a donde vas?

 

—Voy a verme con unos amigos.

 

La madre desconfiaba.

 

—Otra vez prestĆ”ndole la moto a esos chicos, —La madre escuchó la moto cuando su hijo llegó, se asomó por la ventana y le vio guardarla en el garaje del vecino—A dónde vas en realidad muchacho endemoniado.

 

—MamĆ”, ya te dije, sólo voy por ahĆ­ con unos amigos, pero no voy a beber, tu sabes que yo no soy un borracho…y siempre llevo el casco puesto, ademĆ”s te lo repito, volverĆ© a media noche o un poquito mĆ”s, cĆ”lmate vieja.

 

—MĆ”s te vale no hacerme trasnochar como ayer, ademĆ”s, no me has contado lo que te pasó.

 

—MamĆ”, te prometo que maƱana temprano te cuento todo…adiós—NicolĆ”s salió como alma que lleva el diablo.

 

A continuación el joven fue en busca de un telĆ©fono pĆŗblico para enviar el mensaje del lugar y hora de la reunión…serĆ­a a las 11 Pm en el coliseo de una escuela.

 

Al regresar se acerca al jardƭn y hace bastante ruido con la moto, la seƱal esperada por Alexandra para salir por la ventana del tercer piso.

 

La joven se asomó y NicolĆ”s descendió de la moto, haciĆ©ndole una seƱal de que no habĆ­a nadie cerca. Le alegró al chico ver que Alexandra no llevaba encima del uniforme su ropa comĆŗn (chaqueta y jeans)…Pero la adolescente no bajaba, en lugar de eso le hacĆ­a unas seƱales, como alejĆ”ndole.

 

NicolĆ”s no entendĆ­a que querĆ­a decirle y no era conveniente levantar la voz. Alexandra se retiró de la ventana y unos segundos despuĆ©s un papel envuelto caĆ­a a los pies de NicolĆ”s. Ɖste decĆ­a: VOLTEATE!!!

 

El joven entendió, y acató la orden de la chica que no quería ser vista bajando un muro con aquella prenda de deportes que tanta vergüenza le causaba. Alexandra descendió y ya en el suelo, no aceptó palabra alguna del NicolÔs. La chica estaba roja de la pena y la molestia.

 

El dĆŗo se coloca los cascos y la moto arranca, Alexandra rodea la cintura de NicolĆ”s para sostenerse bien, Ć©l joven al principio se siente afortunado al ser sostenido por la chica, pero despuĆ©s sacude su cabeza…no es momento de eso.

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REPRESENTACIƓN DEL DƚO EN MOTO.

 

NicolĆ”s es hĆ”bil conduciendo la motocicleta, va con gran velocidad y las frenadas son algo bruscas en los semĆ”foros. Con cada detención, Alexandra apoya su cabeza contra la espalda del chico, es un movimiento normal y el joven no se inmuta, estĆ” concentrado en la conducción…

 

…Pero no es lo mismo con la adolescente…La constante cercanĆ­a con NicolĆ”s genera algo diferente en la muchacha…

 

…En otro semĆ”foro, la adolescente recuesta ligeramente su cabeza contra la espalda de NicolĆ”s, lo hace a propósito y permanece un rato ahĆ­, sus mejillas se colorean al tiempo que se abraza con mĆ”s firmeza a la cintura del conductor…casi quisiera que nunca cambiara la luz roja.

 

Antes de llegar a la escuela se detuvieron, Alexandra sacó su costoso teléfono y le instaló el chip, ahora podía llamar a Elsa en espera del video donde le confirmaría que cargaba con los expedientes

 

—No serĆ­a mejor usar un telĆ©fono pĆŗblico, aĆŗn se encuentran lugares abiertos para llamar, y por aquĆ­ cerca.

 

—No NicolĆ”s, no puedo recibir en un telĆ©fono pĆŗblico video o imĆ”genes de  unos expedientes confidenciales, podrĆ­a meter a mi padre en problemas, debo usar mi propio telĆ©fono—NicolĆ”s entendió— Para eso es el papel aluminio,  una vez reciba el mensaje de Elsa, apagarĆ© el telĆ©fono, sacarĆ© el chip y cubrirĆ© el telĆ©fono con Ć©l, eso bloquearĆ” cualquier rastreo o por lo menos lo dificultarĆ”.

 

La joven tomaba muchas prevenciones para con su padre el general.

 

Y asĆ­, Elsa respondĆ­a con el video encargado, comprobando que se encontraba en el coliseo y llevaba consigo los expedientes del caso Ocampo.

 

Alexandra ingresó a la escuela sin problemas y sin ser notada, a Elsa le fue difícil reconocerla hasta que estaba a un metro de vista.

 

Tras un saludo corto…

 

—EstĆ” muy cambiada seƱorita Alexandra, se cortó el cabello…

 

—Ha habidos algunos cambios en mi vida, pero dejemos la charla, dame los expedientes.

 

Con los documentos en la mano, Alexandra se dispuso a marchar, pero Elsa le informó.

 

—Dos cosas, seƱorita… La primera, Su padre envió a unos hombres para detenerla, Ć©l no me dijo, pero yo soy curiosa y los vi hablar con Ć©l y despuĆ©s subir a un auto negro…Son 3 sujetos!, en mi viaje aquĆ­ reconocĆ­ su auto siguiĆ©ndome…Yo soy fiel a usted seƱorita, usted me ayudó.

 

—Y te lo agradezco Elsa, pero la verdad ya me lo esperaba…Es un terco!

 

—Su padre se preocupa por usted seƱorita Alexandra, no sĆ© de quĆ© se trata pero usted se estĆ” metiendo con personas peligrosas y Ć©l no lo puede permitir.

 

—Yo sĆ© lo que hago Elsa, confĆ­a en mĆ­.

 

—Como usted diga seƱorita…Y la segunda cosa, su padre me obligó a esto, asĆ­ que debo preguntar…lo siento.

 

—Y quĆ© es?

 

—Su padre quieres saber si ha perdido la virginidad….Lo siento seƱorita!—Elsa se mostró apenada.

 

Alexandra colorada parecía a punto de estallar, pero se tragó el coraje y expresó:

 

—Dile que le mando a decir, que no se meta en su vida privada!

 

Elsa se disculpó una vez mÔs.

 

Alexandra se dispuso a marchar, comenzó a alejarse, siempre pendiente de las personas a su alrededor, cuando ya tomaba rumbo a la salida, un hombre se le acercó.

 

—DiscĆŗlpeme seƱorita, sabe dónde quedan los sanitarios?

 

—Por supuesto quedan…

 

De pronto la adolescente proyectó su calzado contra la entrepierna masculina…una potente patada se incrustó en los genitales del varón.

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—UUugghh!! —Expresó el sujeto quien arrugó el rostro y se dobló a la mitad.

 

La joven se quedó frente a él.

 

—Crees que no te reconocĆ­?

 

Y el plan del varón de tomarla descuidada se le invirtió porque Alexandra reconoció su rostro como uno de los escoltas de su padre. La joven empujó al dolido macho, guardó los expedientes dentro del suéter y comenzó una carrera para salir del sitio.

 

Pronto dos hombres emprendieron también la persecución, y así en una zona mÔs despoblada se notaba claramente que eran los enviados de su padre.

 

Alexandra maniobró dejando uno atrĆ”s, pero el otro—que habĆ­a desaparecido de la vista de la chica —apareció ante ella.

 

El sujeto, mucho mÔs veterano llevaba un bastón extensible, un arma usada por la policía para golpear y reducir a los sospechosos.

 

Sin duda el general les dio permiso de golpear a su hija si era necesario, y con su colega en el suelo tomƔndose los testƭculos, claramente era necesario usar la fuerza con la descarriada jovencita.

 

La adolescente parecía dispuesta a enfrentarlo, cuando el varón le lanzó un golpe con el bastón, la chica se deslizó entre sus piernas, aferrÔndose al muslo derecho del hombre.

 

—AAAiiiii!!!! —Gritó el veterano cuando la chica le dio tremenda mordida en la cara interna del muslo.

 

El dolor bloqueó al sujeto, quien dejó caer el bastón.  Alexandra soltó la carne y miró un poco mĆ”s arriba, expresó:

 

—Expuesto!…—De inmediato le dio un puƱo ascendente en los testĆ­culos, los cuales tronaron.

 

La joven escapó mientras el veterano quedaba con la boca en forma de ā€œOā€ y finalmente se desplomó sobre sus rodillas.

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Alexandra se acercaba a un muro, el cual pretendía saltar y completar su evasión.

 

El tercer hombre ya casi la alcanza, pero la joven usa una enorme roca aledaƱa a la pared para impulsarse y da un salto alto, logrando volar el muro y asĆ­ salir del colegio…

 

…Pero el perseguidor no se rinde, usa la misma roca para proyectarse y dar su brinco. Siendo mĆ”s pesado no supera el muro, pero si logra sostenerse del borde, lo va a lograr!...

 

...Pero cae en la trampa de la Ɣgil adolescente quien le esperaba, y apenas le ve asomarse, Alexandra da un nuevo brinco desde afuera y le propina un veloz puƱo en la nariz; Tomado totalmente sin guardia, el sujeto de va de espaldas cayendo dentro del colegio.

 

El golpazo le deja el cuerpo adolorido y sin poder incorporarse. Desde afuera Alexandra alcanza a escuchar sus quejas y groserĆ­as, La joven expresa:

 

—VivirÔ…

 

Le grita a NicolƔs, quien al verla agitada y en huida, prende la moto y ambos escapan sin perseguidores a la vista.

 

En el camino la joven sacia la curiosidad de su amigo, contando la emboscada puesta y cómo evadió el cerco.

 

NicolÔs mantenía buena velocidad, pronto estarían en casa, pero casi a mitad de camino, Alexandra le pidió detenerse.

 

—Debemos revisar los documentos.

 

—Revisarlos?, claro, pero lo haremos en casa

 

—No NicolĆ”s, debe ser aquĆ­, mi padre pudo colocar algĆŗn rastreador en ellos.

 

Y así el dúo comenzó a buscar; No tardó NicolÔs en detectar un extraño dispositivo adherido a una carpeta.

 

 En efecto era un dispositivo de rastreo.

 

—Lo sabĆ­a…Conozco a mi padre.

 

La joven se deshizo rƔpidamente del rastreador.

 

Es cuando en una carpeta abierta Alexandra nota una foto, queda boquiabierta, NicolƔs no sabe que le sucede.

 

—Que ocurre Alexandra?

 

—Es ella! —La fotografĆ­a era de nadie menos que de la asesina conocida como La Vampira.

 

—Ella?, quien?

 

—La mujer que trató de raptarme en la academia…La de rasgos orientales.

 

NicolÔs observó la foto, conociendo por primera vez el aspecto de aquella peligrosa mujer.

 

—NicolĆ”s, esa maldita sin duda es la responsable del rapto de Viviana!

 

 

CONTINUARÁ…

 

 

***

 

ANEXO.

 

Cerca de las 11 Pm, La madre de NicolÔs pasaba por el cuarto de su hijo, alcanza a escuchar rasguños en la puerta, es Mr Coddle quién se quedó adentro cuando el joven salió a toda prisa. La mujer abre la puerta y el gato sale.

 

La madre curiosa ingresa al cuarto, enciende la luz y encuentra la cama desarreglada, piensa en tenderla cuando observa hacĆ­a el baƱo abierto, allĆ­ puede ver una chaqueta azul colgada, nunca habĆ­a visto esa prenda. Al tenerla de cerca la madre sabe que no pertenece a su hijo, la toma y huele…un olor ligero y suave inunda su nariz…de inmediato deduce:

 

—Una chica… Esto pertenece a una chica!

 

La madre se sintió decepcionada con su hijo.

 

—Ay jovencito!, metiste a una chica aquĆ­ a escondidas* muchacho descarriado!, vas a tener que dar muchas explicaciones!!

 

*A Viviana se le permitía ingresar a la habitación del adolescente, siempre que no fuera de noche, ademÔs se trataba de su novia, y bien conocida por la madre.

 

***

 

 

 

 

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